You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
—Se le aconseja a Vry que tome un hombre sin demora —dijo Laintal Ay—. Y a ti también.<br />
—Por lo menos Dathka es maduro y se conoce a sí mismo.<br />
Laintal Ay frunció el ceño ante la observación. Volviendo la espalda a Oyre le habló a Vry:<br />
—Explícame eso de los veinte eclipses. No he comprendido. ¿Por qué es una máquina el<br />
universo?<br />
Con un gesto de desagrado, ella respondió: —Ya has oído los elementos, pero no prestas<br />
atención. Has de estar preparado para creer que el mundo es más extraño de lo que piensas.<br />
Trataré de explicártelo claramente.<br />
"Imagina que las octavas de aire se extienden a gran altura, tal como están en el suelo.<br />
Imagina que este mundo —los phagors lo llaman Hrl-Ichor— sigue regularmente su propia<br />
octava. En realidad, esa octava gira y gira alrededor de Batalix. Hrl-Ichor da una vuelta a<br />
Batalix cada cuatrocientos ochenta días, nuestro año, como sabes. Batalix no se mueve. Somos<br />
nosotros quienes nos movemos.<br />
—¿Cómo, si Batalix se pone todas las noches?<br />
—Batalix está inmóvil en el cielo. Nosotros giramos.<br />
Laintal Ay rió.<br />
—¿Y en el festival del Doble Ocaso? ¿Qué se mueve entonces?<br />
—Es igual. Nosotros nos movemos. Batalix y Freyr están entonces estacionarios. Si no lo<br />
comprendes, no puedo explicar nada más.<br />
—Todos hemos visto moverse a los centinelas, querida Vry, cada día de nuestras vidas. ¿Y<br />
qué pasaría entonces, si imagino que los dos se han convertido en hielo? Ella vaciló y continuó:<br />
—En verdad, Batalix y Freyr cambian de posición cuando Freyr se hace más brillante.<br />
—Vamos... Primero quieres que crea que no se mueven, y luego que se mueven. Basta, Vry:<br />
creeré en tus eclipses cuando los vea, no antes.<br />
Con una exclamación de impaciencia, Vry alzó los brazos delgados por encima de la cabeza.<br />
—Qué tontos sois. Tanto da que caiga Embruddock, ¿qué diferencia puede haber para<br />
vosotros? No comprendéis ni la cosa más sencilla.<br />
Salió de la habitación, aún más furiosa que Dathka.<br />
—Hay algunas cosas sencillas que ella tampoco comprende —dijo Rol Sakil, meciendo al<br />
niño.<br />
La vieja habitación de Vry mostraba los cambios que habían ocurrido en Oldorando. Ya no<br />
era tan desnuda. Había por todas partes curiosidades recogidas aquí y allá. Algunas las había<br />
heredado de Shay Tal, y por tanto de Loilanun. Había comprado otras en el bazar. Cerca de la<br />
ventana estaba el mapa estelar que ella misma había trazado, con las eclípticas de los dos soles.<br />
En una pared colgaba un mapa antiguo que le había regalado un nuevo admirador. Estaba<br />
pintado sobre pergamino con tintas de colores. Había sido hecho en Ottaassaal y mostraba todo<br />
el mundo, y esto la maravillaba incesantemente. El mundo estaba representado como una forma<br />
redonda, con los continentes rodeados por océanos. Descansaba sobre la roca original —más<br />
grande que el mundo— de donde éste había sido expulsado, o de donde había surgido. Los<br />
continentes tenían nombres: Sibornal; y más abajo, Campannlat; y aún más abajo, Hespagorat.<br />
Se habían indicado algunas islas. La única ciudad señalada era Ottaassaal, en el centro.<br />
Vry se preguntaba a qué distancia habría que situarse para ver así el mundo real. Freyr y<br />
Batalix eran también mundos redondos, como ella comprendía bien. Pero no estaban sostenidos<br />
por ninguna roca original; ¿por qué, pues, necesitaba una el mundo? En un nicho, junto al mapa,<br />
había una estatuilla que le había traído. La sacó y se la puso abstraída en la palma de la mano.<br />
Mostraba el coito de una pareja agachada. El hombre y la mujer habían sido labrados en una<br />
sola piedra. Pasando de mano en mano se habían vuelto anónimos, y el tiempo les había borrado<br />
las facciones. Representaban así un momento supremo, de unión total, y Vry los miraba con<br />
vehemencia.<br />
—Esto es la unión —dijo en voz muy baja.<br />
A pesar de las burlas de sus amigas, anhelaba desesperadamente lo que representaba la<br />
estatuilla. También reconocía, como había hecho Shay Tal antes que ella, que el camino del<br />
conocimiento era un camino solitario.<br />
¿Serían un par de amantes verdaderos cuyos nombres se habían perdido a lo lejos, en el<br />
pasado? Era imposible saberlo.