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aldiss, brian w - heliconia primavera.pdf

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puso de rodillas, con aire de desventura.<br />

—No es así, no es así. Serás... todo, Oyre, todo. No somos nada el uno sin el otro.<br />

—Por unas semanas.<br />

—¿Qué esperas?<br />

—¿Qué espero? —Oyre alzó los ojos y suspiró. Se alisó el pelo mojado y miró los arbustos<br />

jóvenes, el cielo, las aves.— No es porque me tenga en muy alta estima. Puedo hacer tan poco...<br />

Pero quizá, si me mantengo independiente como Shay Tal, lograré algo.<br />

—No hables así. Necesitas alguien que te proteja. Shay Tal, Vry... no son felices. Shay Tal<br />

no ríe jamás, ¿no es verdad? Además es vieja. Yo te cuidaré y te haré feliz. No quiero otra cosa.<br />

Ella se abrochaba la túnica de pieles, mirando los botones y ojales que ella misma había<br />

diseñado (para sorpresa del sastre) de modo que fuera más fácil ponerse y quitarse la prenda.<br />

—Oh, Laintal Ay, yo soy tan complicada. Tengo dificultades conmigo misma. Realmente no<br />

sé lo que quiero. Querría disolverme y fluir como el agua. Quién sabe de dónde llega y quién<br />

sabe adonde va... quizás viene desde el mismo eddre de la tierra... Sin embargo, a mi manera,<br />

aunque terrible, te quiero. Oye, hagamos un pacto.<br />

Dejó de ocuparse de la túnica y se irguió sobre él con los brazos en las caderas.<br />

—Haz algo grande y sorprendente, una cosa, una hazaña, y seré tu mujer para siempre. ¿Has<br />

comprendido? Una gran hazaña, Laintal Ay, una gran hazaña y seré tuya. Haré todo lo que<br />

desees.<br />

Él se incorporó y se apartó un poco, mirándola con atención.<br />

—¿Una gran hazaña? ¿Qué tipo de gran hazaña quieres decir? Por la roca original, Oyre,<br />

eres una muchacha muy extraña.<br />

Ella se sacudió el pelo mojado.<br />

—Si yo te lo dijera, ya no sería grande. ¿Lo comprendes? Además, no sé lo que quiero decir.<br />

Inténtalo tú... Ya te estás poniendo grueso, como una mujer embarazada...<br />

Él no se movió y se quedó mirándola con la cara endurecida. —¿Cómo, si te digo que te<br />

quiero, me devuelves un insulto?<br />

—Me dices la verdad... supongo; y yo te digo la verdad, pero no quería ofenderte. Te lo he<br />

dicho con ternura. Has liberado cosas en mí, cosas que no he dicho nunca a nadie. Deseo... no,<br />

no puedo decir qué... gloria... Haz algo grande, Laintal Ay, te lo ruego, algo importante, antes de<br />

que seamos demasiado viejos.<br />

—¿Como matar phagors?<br />

Ella rió bruscamente con cierta aspereza, entornando los ojos. Por un instante se pareció<br />

mucho a Aoz Roon.<br />

—Si eso es lo único que se te ocurre. Pero a condición de que mates un millón.<br />

Él parecía frustrado.<br />

—¿Te imaginas que vales un millón de phagors?<br />

Oyre fingió golpearse con fuerza en la frente, como si se le hubiera aflojado el cerebro.<br />

—No es por mí, ¿no entiendes? Es por ti. Haz algo grande, pero hazlo por ti. Estamos aquí<br />

presos en esa granja de que habla Shay Tal... Haz que sea, al menos, una granja legendaria. —El<br />

suelo volvió a temblar.<br />

—¡Mira! —dijo él—. La tierra se mueve.<br />

Se enderezaron, ignorándose mutuamente, arrancados de la discusión. Un cielo de bronce se<br />

extendía sobre castillos de nubes, que mostraban ahora corazones morados y bordes amarillos.<br />

El calor aumentó, y se hundieron en un opresivo silencio, mirando, dándose la espalda.<br />

Un reiterado gorgoteo los llevó a mirar la laguna. La superficie estaba alterada por burbujas<br />

que se alzaban, estallaban con un olor a huevos podridos y ensuciaban el agua, clara hasta ese<br />

momento. Las burbujas se elevaban cada vez más oscuras y abundantes desde los abismos de la<br />

tierra. Una densa niebla invadió la hondonada.<br />

De la laguna brotó un chorro oscuro que se elevó en el aire. Unos glóbulos de barro hirviente<br />

mancharon el follaje de alrededor. Los dos humanos huyeron, ella envuelta en una túnica del<br />

color del cielo estival.<br />

Un minuto después de que se fueran, la laguna era una masa de bullente líquido negro.<br />

Antes de que llegaran a Oldorando, el cielo se abrió y cayó una lluvia gris y helada.<br />

Mientras trepaban a la gran torre oyeron voces arriba; más alta que todas la de Aoz Roon.

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