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aldiss, brian w - heliconia primavera.pdf

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tenía que haberlo sabido cuando te di a luz... No quería tener más descendencia... mi pobre<br />

vientre estrujado...<br />

—Escucharé tus quejas...<br />

—Oh, sí, de mala gana, como tu padre a quien no le preocupaba mi sufrimiento, nada sabía,<br />

nada hacía, como todos los hombres, pero quién puede decir que los niños son mejores cuando<br />

se alimentan de ti... Oh, yo tenía que haberlo sabido.... Te digo que despreciaba a ese zoquete de<br />

hombre que siempre pedía, todo lo pedía, una y otra vez, más de lo que. yo podía dar, jamás<br />

satisfecho, las noches de horror, los días, prisionera en esa trampa, eso es lo que era, y luego<br />

apareces tú, otra trampa destinada a privarme de mi juventud, hermosa, sí, yo era hermosa, esa<br />

maldita enfermedad... Te veo, te ríes de mí ahora, poco te importa...<br />

—Me importa, madre, es una agonía verte.<br />

—Sí, pero tú y él, los dos, me estafasteis, me quitasteis todo lo que yo tenía y esperaba tener,<br />

él con su sensualidad, ese inmundo marrano, si los hombres conocieran al menos los odios que<br />

despiertan, y tú con esa sucia debilidad, esa boca que chupa y chupa, esa boca que pide<br />

demasiado, como el miembro de él, que pide mucho más de lo que soporta la paciencia, y tu<br />

suciedad que es preciso limpiar todo el tiempo, estúpida, llorando, siempre queriendo algo, los<br />

días, los años, todos esos años, quitándome la fuerza, ah, la dulce fuerza, y yo tan bonita antes,<br />

desperdiciada, sin placer en la vida, tendría que haberlo sabido, no la vida que me había<br />

prometido mi madre cuando me amamantaba, y ella tampoco fue mejor que el resto, y se murió,<br />

esa maldita perra sin leche que me parió, morirse cuando yo más la necesitaba.<br />

La voz de aquella cosa de nada arañaba la obsidiana, tratando de llegar al alma de Shay Tal.<br />

—Lo siento por ti, madre. Te preguntaré ahora una cosa, para ayudarte a apartar la mente de<br />

tus penas. Te pediré que pases la pregunta a tu madre, y a la madre de tu madre, así hasta el<br />

remoto pasado. Tienes que darme la respuesta, y me sentiré orgullosa de ti. Quiero saber si<br />

Wutra existe realmente. ¿Existe Wutra? ¿Qué o quién es? Tienes que enviar la pregunta hacia<br />

atrás, hasta que algún fessupo lejano devuelva una respuesta. La respuesta ha de ser completa.<br />

Deseo comprender cómo funciona el mundo. La respuesta ha de llegar hasta mí. ¿Entiendes,<br />

madre?<br />

Un chillido le respondió antes que acabara de hablar.<br />

—Por qué había de hacer algo por ti, después de la manera en que has estropeado mi vida,<br />

por qué, por qué y por qué, y qué me importan aquí abajo tus estúpidos problemas, pequeña<br />

tonta, sucia y mezquina, dura toda una eternidad estar aquí, oyes, toda una eternidad, como mi<br />

pena...<br />

El alma interrumpió el monólogo.<br />

—Ya has oído mi petición, madre. Si no lo cumples, no volveré a visitarte en el mundo<br />

inferior. Nadie volverá a hablarte.<br />

El corusco lanzó un rápido mordisco. El alma se mantuvo justamente fuera de alcance,<br />

mirando las polvorientas chispas que brotaban de esa boca que no respiraba.<br />

Sin responder, el corusco empezó a transmitir la pregunta de Shay Tal, y los fessupos<br />

inferiores se encolerizaron.<br />

Todos estaban suspendidos en obsidiana.<br />

El alma tuvo conciencia de los fessupos vecinos, que pendían como chaquetas harapientas<br />

del perchero de un salón, a medianoche. Allí estaba Loilanun, y Loil Bry, y el Pequeño Yuli.<br />

Incluso estaba en alguna parte el Gran Yuli, reducido a una sombra indignada, y también el<br />

corusco del alma del padre, más temible incluso que el de la madre, con una furia que subía<br />

hacia ella como una marea.<br />

Y la voz del corusco del padre era como uñas que arañaran un cristal.<br />

—Y además, muchacha ingrata, ¿por qué no fuiste un varón? Tú sabías, miserable fracaso,<br />

que yo necesitaba un hijo, un buen hijo que continuara el sufrimiento de nuestro linaje, y fui en<br />

cambio el hazmerreír de todos mis amigos, aunque tampoco me importa esa pandilla de<br />

cobardes, que huyeron del peligro, corrieron cuando aullaron los lobos, y yo corrí con ellos sin<br />

saber si seguiría viviendo, mi vida de nuevo, oh sí mi maldita vida y el viento frío que se mueve<br />

en los pulmones y en todas las articulaciones, en el rastro de los ciervos en libertad, las colas<br />

cortas y blancas, oh mi vida de nuevo, sin nada que ver con esa bruja sin sexo ni pechos que<br />

llamas tu madre, aquí metida dentro de esta piedra que no respira, la odio la odio te odio, basura

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