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aldiss, brian w - heliconia primavera.pdf

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telescopio tuvo el poder de cambiar las ideas de Vry. Porque las vagabundas eran discos. En<br />

esto se parecían a los centinelas, aunque no emitían luz.<br />

De ese descubrimiento, Vry y Oyre dedujeron que las vagabundas estaban más cerca del<br />

mundo, y las estrellas más lejos; algunas, muy lejos. Por los tramperos que trabajaban a la luz de<br />

la estrellas, supieron los nombres de las vagabundas: Ipocrene, Aganip y Copaise. Y vieron<br />

luego a la más rápida, que ellas mismas bautizaron Kaidaw. Ahora trataban de probar que eran<br />

mundos como el suyo, y quizás habitados.<br />

Mirando a su amiga, Vry sólo vio el contorno general del hermoso rostro y la poderosa<br />

cabeza, y reconoció que Oyre se parecía mucho a Aoz Roon. Tanto ella como su padre eran<br />

personas enérgicas, y Oyre había nacido fuera de las convenciones acordadas. Vry se preguntó<br />

si Oyre habría estado, por alguna remota casualidad, con un hombre, en la oscuridad de un<br />

brassimipo, o en cualquier otra parte. Luego alejó el travieso pensamiento y volvió los ojos al<br />

cielo.<br />

Permanecieron, más serenas, en el terrado de la torre, hasta que el Silbador de Horas volvió a<br />

sonar. Casi en seguida Kaidaw salió y se encaminó al cenit.<br />

La Estación Observadora Terrestre Avernus —la Kaidaw de Vry— estaba suspendida a<br />

gran altura sobre Heliconia, mientras pasaba por debajo el continente de Campannlat, Los<br />

tripulantes de la estación se dedicaban sobre todo a observar el mundo que tenían más cerca,<br />

pero los instrumentos automáticos vigilaban también constantemente los otros tres planetas del<br />

sistema binario.<br />

En los cuatro planetas se elevaban las temperaturas. El conjunto mejoraba constantemente;<br />

sólo en el suelo, en la carne tierna, había anomalías.<br />

El drama de las atareadas generaciones de Heliconia se desarrollaba en un escenario<br />

apenas estructurado, con unas pocas circunstancias predominantes. El año del planeta<br />

alrededor de Batalix —la Estrella B para los estudiosos del Avernus—, era de 480 días (el año<br />

«pequeño»). Pero Heliconia tenia un Gran Año, del cual nada sabían los actuales habitantes de<br />

Embruddock. El Gran Año era el tiempo que tardaba la Estrella B, con sus planetas, en<br />

describir una órbita en torno de Freyr, la Estrella A.<br />

Ese Gran Año era de 1.825 años «pequeños» de Heliconia. Como un año pequeño<br />

<strong>heliconia</strong>no equivalía a 1.42 años terrestres, el Gran Año equivalía a 2.592 años terrestres, un<br />

período en que muchas generaciones florecían y abandonaban la escena.<br />

El Gran Año significaba un enorme viaje elíptico. Heliconia era un poco mayor que la<br />

Tierra, con una masa igual a 1.28 de la terrestre; en muchos aspectos, era la hermana de la<br />

Tierra. Pero en ese viaje elíptico de miles de años, Heliconia se convertía casi en dos planetas:<br />

uno helado en el apastrón, cuando estaba más lejos de Freyr, y uno excesivamente caliente en<br />

el periastron, cuando estaba más cerca de Freyr.<br />

Cada año pequeño, Heliconia se acercaba más a Freyr. La <strong>primavera</strong> estaba a punto de<br />

anunciarse de modo espectacular.<br />

A mitad de camino entre las altas estrellas y los fessupos que se hundían lentamente hacia la<br />

roca original, dos mujeres se arrodillaban a cada lado de una cama de helechos. La luz de la<br />

habitación era bastante escasa y las mujeres parecían dos plañideras de luto a los lados de la<br />

imagen postrada. Sólo se podía determinar que una era regordeta y ya no joven, y la otra víctima<br />

del proceso desecador de la ancianidad.<br />

Rol Sakil Den movió la cabeza gris y contempló con lúgubre compasión el cuerpo extendido.<br />

—Pobrecilla, años atrás; tan bonita no tiene derecho a torturarse así.<br />

—Tendría que haberse quedado con sus panes, diría yo —respondió la otra mujer, para<br />

mostrarse cordial.<br />

—Mira qué flaca es. Toca las caderas. No me asombra que se haya vuelto tan extraña.<br />

Rol Sakil era flaca como una momia. La artritis le corroía el cuerpo. Había sido la partera de<br />

la comunidad hasta que tuvo demasiados años para ocuparse de esas tareas. Aún atendía a<br />

quienes entraban en pauk. Ahora que Dol se había emancipado, estaba casi al margen de la<br />

academia, siempre lista para criticar, raramente preparada para pensar.<br />

—Es tan estrecha que no podría parir un palito, no digamos un niño. Es preciso atender el

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