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aldiss, brian w - heliconia primavera.pdf

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Siete siglos, y todavía hiela por las noches.<br />

Embruddock era una nave encallada en el desierto circundante. Todavía daba abrigo a la<br />

tripulación, aunque nunca más había de hacerse a la vela.<br />

El tiempo había desmantelado a tal extremo la ciudad antaño orgullosa, que sus habitantes la<br />

consideraban una aldea, e ignoraban que sólo era una ruina en medio de una civilización borrada<br />

por el hielo, la locura y el pasado del tiempo.<br />

A medida que la temperatura aumentaba, los cazadores tenían que alejarse más en busca de<br />

caza. Los esclavos sembraban los campos y soñaban con una imposible libertad. Las mujeres<br />

permanecían en las casas y se volvían neuróticas.<br />

Mientras Shay Tal ayunaba, siempre sola, las energías reprimidas de Vry crecían cada día<br />

más y la muchacha buscaba la compañía de Oyre. Habló con ella del maestro Datnil, y de lo que<br />

él había dicho, y encontró una oyente entusiasta. Ambas estaban de acuerdo: la historia contenía<br />

fascinantes enigmas, aunque Oyre era algo escéptica.<br />

—Datnil Skar es viejo y está un poco ido, dice siempre mi padre —afirmó Oyre, y parodió el<br />

andar del maestro, diciendo con voz aflautada—: Nuestra corporación es tan exclusiva que ni<br />

siquiera permitimos la entrada del Rey Denniss...<br />

Vry rió y Oyre continuó, más seriamente: —El maestro Datnil podría ser ejecutado por<br />

mostrar el libro. Eso prueba que no está en sus cabales.<br />

—Ni siquiera permitió que lo viéramos bien. —Vry se interrumpió y luego estalló—: Si tan<br />

sólo pudiéramos juntar todos los hechos... Shay Tal los junta y los escribe. Tiene que haber<br />

algún modo de ordenarlos... en una estructura. Se ha perdido mucho, el maestro Datnil tiene<br />

razón. La temperatura fue tan helada en un tiempo que echaron al fuego todo lo que era<br />

inflamable; la madera, el papel, los registros. ¿Comprendes que ni siquiera sabemos qué año es?<br />

Las estrellas nos lo podrían decir. El calendario de Loil Bry es absurdo, los calendarios no han<br />

de fundarse en la gente sino en los años. La gente es tan poco de fiar... y yo también soy así. Oh,<br />

te juro que me volveré loca.<br />

Oyre se echó a reír y abrazó a Vry.<br />

—Eres la persona más cuerda que conozco, idiota. —Volvieron a hablar de las estrellas,<br />

sentadas sobre el suelo desnudo. Oyre había ido con Laintal Ay a mirar el fresco pintado en el<br />

antiguo templo.— Los centinelas están claramente representados; Batalix está como siempre<br />

encima de Freyr, pero casi tocándolo, sobre la cabeza de Wutra.<br />

—Cada año los dos soles están más cerca —afirmó Vry sin vacilar—. El mes pasado casi se<br />

tocaron cuando Freyr sobrepasó a Batalix, y nadie prestó atención. El año próximo, chocarán.<br />

¿Y entonces qué? O quizás uno pase detrás del otro.<br />

—¿No será eso lo que el maestro Datnil llama una Ceguera? Si un centinela desapareciese,<br />

habría una media luz, ¿verdad? Quizá haya Siete Cegueras, como ya ha ocurrido. —Oyre<br />

parecía asustada; se movió hacia su amiga.— Sería el fin del mundo. Wutra se mostraría en toda<br />

su furia, por supuesto. Vry rió y se puso de pie.<br />

—El mundo no desapareció entonces ni desaparecerá ahora. Quizá sea un nuevo principio —<br />

dijo, con un rostro radiante—. Por eso las estaciones son más calientes. Después de que Shay<br />

Tal termine con ese horrible pauk volveremos a ocuparnos del asunto. Yo seguiré trabajando en<br />

mis matemáticas. Que vengan las Cegueras: yo las abrazo.<br />

Ambas, riendo, bailaron por la habitación.<br />

—¡Cómo deseo una gran experiencia! —exclamó Vry.<br />

Mientras tanto, Shay Tal mostraba más claramente que antes los pequeños huesos de ave que<br />

le sostenían la carne; las pieles le colgaban sueltas alrededor del cuerpo. Las mujeres le llevaban<br />

comida, pero ella se negaba a alimentarse.<br />

—El ayuno le conviene a mi alma voraz —decía, caminando por la habitación helada,<br />

mientras Vry y Oyre intentaban oponerse y Amin Lim la acompañaba mansamente—. Mañana<br />

entraré en pauk. Vosotras tres y Rol Sakil podéis quedaros conmigo. Volveré a través de los<br />

fessupos hasta esa generación que construyó nuestras torres y corredores. Descenderé siglos si<br />

es preciso, y buscaré al Rey Denniss.<br />

—Es maravilloso —exclamó Amin Lim. Las aves se posaban en la desmoronada ventana y<br />

comían el pan que Shay Tal no quería tocar.<br />

—No te hundas en el pasado, señora —le aconsejaba Vry—. Ése es el camino de los

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