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Se preguntó quién podía aventurarse más allá de la empalizada cuando oscurecía. Asomó la<br />
cabeza por la ventana y vio a Datnil Skar: una figura inmaterial en la penumbra.<br />
—Oh, sube, amigo mío —dijo. Bajó a recibirlo. El traía una caja y sonreía, nervioso. Se<br />
sentaron frente a frente en el suelo de piedra, una vez que ella le sirvió una medida de rathel.<br />
—¿Sabes? —dijo él, luego de una breve conversación ociosa—, creo que pronto me retiraré<br />
como maestro de la corporación de curtidores. Mi oficial principal tomará pronto mi sitio. Me<br />
estoy volviendo viejo, y él sabe desde hace tiempo todo lo que yo puedo enseñar.<br />
—¿Por eso vienes?<br />
Datnil Skar sonrió y movió la cabeza.<br />
—Vengo, madre Shay, porque siento una admiración de anciano por ti, por tu persona y tu<br />
valor... No, déjame terminar. Siempre he amado y servido a esta comunidad, y creo que tú haces<br />
lo mismo aunque tienes la oposición de muchos hombres. Quiero, entonces, hacerte un bien<br />
mientras todavía puedo.<br />
—Eres un buen hombre, Datnil Skar. Oldorando lo sabe. La comunidad necesita buenas<br />
personas.<br />
Suspirando, él asintió.<br />
—He servido a Embruddock, a Oldorando como hemos de llamarla, todos los días de mi<br />
vida, y jamás he salido de ella. Sin embargo apenas ha pasado un día... —Se interrumpió, con su<br />
habitual timidez, sonrió y agregó:—Creo que hablo con un espíritu afín; desde que era<br />
muchacho, ni un sólo día ha pasado sin que me preguntara... sin que me preguntara qué ocurría<br />
en otros lugares, muy lejos de aquí,<br />
Hizo una pausa, se aclaró la garganta, y continuó con más vivacidad.<br />
—Te contaré una cosa. Es muy breve. Recuerdo un terrible invierno, cuando yo era niño, en<br />
que atacaron los phagors, y luego siguieron las enfermedades y el hambre. Mucha gente murió y<br />
también muchos phagors, aunque en ese momento no se sabía. Estaba tan oscuro... Los días son<br />
más brillantes ahora... Sea como fuere, los phagors abandonaron, durante la matanza, un niño<br />
humano. El nombre era... me avergüenza decir que lo he olvidado pero, según creo, era algo<br />
parecido a Krindelsedo. Un nombre largo. Antes lo recordaba claramente. Los años me han<br />
hecho olvidar.<br />
"Krindelsedo venía de Sibornal, una comarca lejana del norte. Decía que Sibornal era un país<br />
de glaciares perpetuos. En ese momento, yo había sido elegido oficial principal de mi<br />
corporación; y él estaba a punto de convertirse en sacerdote en Sibornal, de modo que ambos<br />
trabajábamos con entusiasmo en nuestras profesiones. Él... Krindelsedo, o como se llamara...<br />
pensaba que nuestra vida era fácil. Los géiseres hacían de Oldorando un lugar caliente.<br />
"Mi amigo, ese joven sacerdote, estaba con algunos colonos que marchaban hacia el sur<br />
huyendo del hielo. Llegaron a unas tierras mejores, junto a un río. Allí tuvieron que luchar<br />
contra la población local, un reino llamado... el nombre se me ha ido después de tantos años.<br />
Hubo una gran batalla en que hirieron a Krindelsedo, sí así se llamaba. Los sobrevivientes<br />
pretendieron escapar, pero fueron capturados por una banda de phagors. La suerte quiso que<br />
Krindelsedo se librara de ellos. O tal vez lo dejaron atrás porque estaba herido.<br />
"Hicimos lo posible por atenderlo, pero murió un mes más tarde. Lloré por él. Yo era muy<br />
joven. Y sin embargo, lo envidiaba porque había visto algo del mundo. Me dijo que en Sibornal<br />
el hielo tenía muchos colores y era muy hermoso.<br />
Cuando el maestro Datnil concluyó su historia, sentado sosegadamente junto a Shay Tal, Vry<br />
entró en la habitación, en camino al piso superior.<br />
Él le sonrió y dijo a Shay Tal: —No le pidas que se marche. Sé que es tu oficial principal y<br />
que confías en ella, como yo desearía confiar en el mío. Que escuche también lo que diré. —<br />
Depositó en el suelo la caja de madera.—He traído el libro de nuestra corporación para que lo<br />
veas.<br />
Shay Tal parecía a punto de desmayarse. Sabía que si eso se descubría, la corporación<br />
mataría al maestro sin vacilar. Pudo imaginar el conflicto interno del maestro antes de venir. Lo<br />
abrazó y le besó la frente arrugada.<br />
Vry se acercó y se arrodilló junto a ellos, con el rostro excitado.—A ver —dijo y extendió la<br />
mano, como si no fuera una muchacha tímida.<br />
Datnil Skar puso una mano sobre la de Vry.