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llevarla a la aldea, hundidos hasta las rodillas entre los trozos de pinzasaco, parecidos a tablas de<br />
madera. Grandes astillas volaban alrededor mientras desmembraban los restos.<br />
Dos mujeres ancianas recogían en cubos las esponjosas entrañas blancas. Más tarde, serían<br />
hervidas para destilar un azúcar ordinario. Con la piel se harían cuerdas y esteras, y la carne<br />
serviría de combustible para varias corporaciones.<br />
De las garras excavadoras y espatuladas del pinzasaco se extraía un aceite narcótico llamado<br />
rungebel.<br />
Las ancianas intercambiaban observaciones groseras con los hombres, que sonreían en<br />
actitudes poco formales. Era bastante raro que los pinzasacos se aventuraran tan cerca de las<br />
habitaciones humanas. No costaba mucho matarlos, y cada parte de los cuerpos tenía alguna<br />
utilidad para la endeble economía de Oldorando. La víctima de hoy, de treinta metros de largo,<br />
beneficiaría a la comunidad durante muchos días.<br />
Los cerdos chillaban junto a los pies de Vry, hozando entre los fibrosos desechos. Las<br />
pastoras trabajaban en los gigantescos brassimipos de los que sólo se veían las pesadas y<br />
retorcidas hojas fungoides, que rozaban la tierra. Las hojas se movían como orejas de elefante,<br />
no a causa de la brisa sino de la corriente de aire cálido que bajaba de la copa.<br />
Había una docena de brassimipos. Los árboles rara vez crecían aislados. En torno de cada<br />
árbol, el suelo se elevaba y quebraba, pues las dimensiones de la planta eran allí considerables.<br />
El calor que el brassimipo bombeaba hacia el follaje le permitía derretir el suelo helado y<br />
continuar creciendo en las condiciones más duras.<br />
Debajo de las hojas correosas crecían los jasildasos. Aprovechaba ese cálido abrigo para<br />
mostrar unas tímidas flores, de un color azul pardusco. Mientras Vry se inclinaba a tomar una<br />
flor, Dathka regresó y dijo: —Voy dentro del árbol.<br />
Ella interpretó la frase como una invitación, y lo siguió. Un esclavo subía unos cubos de<br />
cuero, colmados de raspaduras de la planta, y las echaba a los cerdos. Las raspaduras pulposas<br />
alimentaban a los cerdos de Embruddock desde siglos atrás.<br />
—Esto es lo que atrajo al pinzasaco —comentó Vry. Los monstruosos animales apreciaban<br />
el brassimipo tanto como los cerdos.<br />
Una escalera conducía al interior del árbol. Mientras descendía detrás de Dathka, miró por un<br />
instante a ras del suelo. Como si se ahogara en la tierra, vio las hojas coriáceas meciéndose por<br />
encima. Detrás de los cerdos, los hombres vestidos de pieles asomaban entre los restos del<br />
gigantesco pinzasaco. Se movían en un terreno alto y nevado y un cielo de pizarra lo cubría<br />
todo. Vry bajó al árbol.<br />
El aire tibio le encendió las mejillas y la hizo parpadear. La marchita fragancia era a la vez<br />
repugnante y atractiva. El aire venía desde muy abajo: las raíces del brassimipo se hundían<br />
profundamente en la tierra. Con el tiempo, se iniciaba en el corazón del árbol un proceso de<br />
fermentación, que rezumaba una sustancia endurecedora parecida a la queratina. Un tubo se<br />
formaba en el centro del árbol, Y así, como una bomba de calor, el aire atrapado en los niveles<br />
inferiores, calentaba las hojas y las ramas subterráneas.<br />
Este entorno favorable servía de refugio a varios tipos de animales, algunos decididamente<br />
amenazadores.<br />
Dathka buscó un apoyo para sostener mejor la escalera. Vry descendió y se encontró junto a<br />
él en una bulbosa cámara natural. Trabajaban allí tres mujeres de sucio aspecto. Saludaron a<br />
Vry, y continuaron arrancando trozos de brassimipo y poniéndolos en cubos.<br />
El brassimipo tenía un sabor parecido al nabo, aunque más amargo. Los seres humanos lo<br />
comían sólo en épocas de escasez. Normalmente se empleaba como alimento para los cerdos, y<br />
en particular, para las cerdas con cuya leche se elaboraba el rathel, la bebida de invierno de<br />
Oldorando. A un lado se abría una estrecha galería. Llevaba a la rama superior del árbol, cuyas<br />
hojas emergían a la superficie, en montón, a cierta distancia. Los brassimipos maduros tenían<br />
seis ramas. Por lo general, no se aprovechaban las ramas superiores; como estaban más cerca de<br />
la superficie, albergaban toda una colección de bichos desagradables.<br />
Dathka señaló el tubo central que se hundía en las tinieblas. Descendió. Luego de un instante<br />
de vacilación, Vry lo siguió, y las mujeres interrumpieron el trabajo para mirarla, sonriendo en<br />
parte con simpatía y en parte con sorna. Apenas penetró en la galería, la oscuridad se cerró por<br />
completo. Más abajo sólo estaba la noche eterna de la tierra. Pensó que ella, como Shay Tal,