Priego de Córdoba - Periódico Adarve
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La religiosidad popular <strong>de</strong> <strong>Priego</strong> a través<br />
<strong>de</strong> un testamento <strong>de</strong>l siglo XVII<br />
CANDELARIA ALFÉREZ MOLlNA<br />
DOCTORA EN HUMANIDADES<br />
A D. Pedro Bergillos Madrid.<br />
1. Introducción<br />
En todas las culturas <strong>de</strong>l mundo siempre ha<br />
existido una gran preocupación por las postrimerías;<br />
durante el siglo XVII la muerte ocupó<br />
el centro <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>l hombre y, fue concretamente<br />
este siglo el que fijó el mo<strong>de</strong>lo<br />
<strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la muerte, así<br />
como ,las distintas estancias <strong>de</strong>l mundo<br />
<strong>de</strong> ultratumba. La bibliografia cada<br />
vez más abundante sobre este complejo<br />
tema, nos ha ido mostrando una<br />
visión conceptual <strong>de</strong> los distintos lugares<br />
o estadios que el alma recorre<br />
para encontrarse con la Divinidad, y la<br />
importancia <strong>de</strong> los sufragios y buenas<br />
obras que la favorecerán en la otra<br />
vida 1 .<br />
La solidaridad ante la muerte fue<br />
el objetivo primordial <strong>de</strong> todas la Cofradías<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> su fundación hasta nuestros<br />
días; a través <strong>de</strong> sus normativas<br />
hemos observado la ayuda espiritual,<br />
moral y económica, que siempre se les<br />
ha dispensado a los cofra<strong>de</strong>s. El cristiano<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> su nacimiento se ha preparado<br />
para gozar en la otra vida,<br />
incluso, manda seguir el proceso <strong>de</strong><br />
purificación <strong>de</strong> su alma <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la<br />
muerte por medio <strong>de</strong> normativas dadas<br />
a su familia, a su parroquia y a su<br />
Cofradía; o bien, por disposiciones<br />
testamentarias don<strong>de</strong> la voluntad <strong>de</strong>l<br />
difunto primaba sobre todo lo dispuesto<br />
anteriormente pues existía la<br />
creencia, que el alma tenía menos<br />
impedimentos para alcanzar el <strong>de</strong>scanso<br />
eterno, si los asuntos terrenales<br />
se <strong>de</strong>jaban en or<strong>de</strong>n.<br />
El miedo a la eternidad propició<br />
que la mayoría se inscribiera en un<br />
estimable número <strong>de</strong> Cofradías y Hermanda<strong>de</strong>s<br />
para que con sus activida<strong>de</strong>s cultuales<br />
ayudaran al cofra<strong>de</strong> a alcanzar el <strong>de</strong>scanso<br />
eterno o a permanecer el menor tiempo posible<br />
en el Purgatorio, lugar intermedio entre el<br />
cielo y la tierra.<br />
Para el estudio <strong>de</strong> este tema hemos tomado<br />
como referencia las activida<strong>de</strong>s luctuosas que<br />
rigieron en la Hermandad <strong>de</strong> Nuestro Padre<br />
Jesús en la Columna durante el siglo XVII<br />
cumpliendo con la última obra <strong>de</strong> misericordia<br />
<strong>de</strong>l Catecismo Cristiano, enterrar a los<br />
muertos y, cumplir con la última voluntad<br />
reflejada en su testamento.<br />
ADARVE I Nº 619·620 • 15 <strong>de</strong> Marzo y 1 <strong>de</strong> Abril 2002<br />
2. El entierro como culto y<br />
manifestación religiosa en la<br />
Hermandad Columnaria<br />
La mayoría <strong>de</strong> las Hermanda<strong>de</strong>s y Cofradías<br />
fundadas en <strong>Priego</strong> durante el siglo XVII, aunque<br />
tenían sus propias reglas, se rigieron por<br />
las disposiciones testamentarias <strong>de</strong>l difunto.<br />
El 65% requería en su ultimo momento la<br />
presencia <strong>de</strong> los miembros más relevantes <strong>de</strong><br />
su Cofradía, ya que este acto protocolario<br />
revestía una especial importancia para la familia<br />
<strong>de</strong>l finado.<br />
Cuando acaecía el óbito, se sucedían un<br />
sinfin <strong>de</strong> activida<strong>de</strong>s luctuosas, que diferian<br />
muy poco <strong>de</strong> unos lugares a otros. En primer<br />
lugar, se elegía el tipo <strong>de</strong> mortaja que el<br />
difunto había dispuesto; a continuación se<br />
organizaba el cortejo fúnebre <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la casa<br />
mortuoria hasta la iglesia y <strong>de</strong> allí hasta el<br />
sepulcro, último lugar don<strong>de</strong> el cuerpo <strong>de</strong>scansará<br />
a perpetuidad.<br />
La mayoría <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong> las Cofradías<br />
pedían que se les enterrara con "el paño"<br />
y que el ataúd lo llevara un cortejo acompañado<br />
por guiones y estandartes ro<strong>de</strong>ado todo<br />
por portadores <strong>de</strong> cera. La ostentación, en<br />
algunos casos, iba en consonancia con el cargo<br />
que el difunto había <strong>de</strong>sempeñado en la Hermandad.<br />
Los criterios económicos, que <strong>de</strong>mandaba<br />
la sociedad <strong>de</strong>l barroco, condicionaron<br />
el lujo y el esplendor <strong>de</strong> estas celebraciones,<br />
ya que, las limosnas y las donaciones<br />
testamentarias <strong>de</strong>l difunto eran a<br />
perpetuidad no sólo para la Cofradía,<br />
sino para la iglesia don<strong>de</strong> estuviera<br />
ubicada.<br />
El Libro <strong>de</strong> Constituciones <strong>de</strong> la<br />
Hermandad <strong>de</strong> la Santa Vera Cruz y<br />
Nuestro Padre Jesús en la Columna<br />
<strong>de</strong>l año 1642 especifica en los apartados<br />
7 y 8, que cuando falleciese algún<br />
hermano, se le enviara a su casa "la<br />
caja, toa llas, bufete, cera y pendón <strong>de</strong> la<br />
Hermandad", a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> "media libra<br />
<strong>de</strong> ceras en velas para que ardiera mientras<br />
el difilnto estuviera <strong>de</strong> cuerpo presente".<br />
Al entierro <strong>de</strong>berian asistir todos<br />
<strong>de</strong> negro y, el cortejo <strong>de</strong>bía estar<br />
compuesto por "cruz parroquial, el<br />
pendón <strong>de</strong> la Hermandad, doce cirios<br />
colocados <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l féretro, llevados<br />
por pobres, y la comitiva que <strong>de</strong>bía ir<br />
rezando las oraciones <strong>de</strong>l Santo Sudario,<br />
un Patemoster y el Ave María.<br />
En el capítulo 20 <strong>de</strong> las mismas<br />
recordaba la obligación <strong>de</strong> asistir a los<br />
entierros <strong>de</strong> los fallecidos en la Hermandad,<br />
estableciendo una multa a<br />
los ausentes, cuyo importe iría <strong>de</strong>stinado<br />
"para el aumento <strong>de</strong> la dicha<br />
hermandad y renovación <strong>de</strong> cera" z.<br />
3. Testamento <strong>de</strong> Da Juana<br />
Moyano<br />
Un exhaustivo estudio en el Archivo<br />
Histórico Municipal <strong>de</strong> <strong>Priego</strong> nos<br />
ha permitido conocer un estimable número <strong>de</strong><br />
disposiciones testamentarias solicitadas por<br />
una consi<strong>de</strong>rable parte <strong>de</strong> la población<br />
prieguense, que durante este siglo, abatido<br />
por innumerables epi<strong>de</strong>mias, se preocuparon<br />
no sólo por la salvación <strong>de</strong> sus cuerpos, sino<br />
por el bienestar eterno <strong>de</strong> sus almas, <strong>de</strong>jando<br />
en or<strong>de</strong>n sus pertenencias terrenales en algunos<br />
casos con el inconformismo <strong>de</strong> sus familiares,<br />
que en ocasiones quedaron en la miseria<br />
por complacer la última voluntad <strong>de</strong>l difunto.<br />
La mayoría <strong>de</strong> estos testamentos comenzaba<br />
con una advocación religiosa en la que<br />
expresaba su fe en la misericordia divina,<br />
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