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Priego de Córdoba - Periódico Adarve

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Historias y leyendas <strong>de</strong> la Semana Santa<br />

M. LUQUE RUI Z<br />

«Cuando accedimos al recinto que<br />

se encontraba <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l altar una<br />

enorme oscuridad se apo<strong>de</strong>ró <strong>de</strong><br />

nuestra vista. poco a poco se fue<br />

vislumbrando una luz que provenía<br />

<strong>de</strong>l fondo a la <strong>de</strong>recha. Paulatinamente<br />

esa luz iba adquiriendo<br />

más fuerza. aumentando su intensidad<br />

los distintos colores que la<br />

formaban. al igual que suele ocurrir<br />

con la luz natural que entra<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> lo alto en las Iglesias. a su<br />

paso por las vidrieras. Nos acercamos<br />

a esa luz y vimos un ventanuco<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el que se podía apreciar<br />

un jardín con cientos <strong>de</strong> flores <strong>de</strong><br />

muy variadas clases y coloridos.<br />

propio <strong>de</strong> los cuentos <strong>de</strong> hadas.<br />

pareceria irreal sino fuera porque<br />

alzando la mirada se contemplaba<br />

el cielo <strong>de</strong> un azul limpio e intenso.<br />

que completaba esa maravillosa<br />

visión ... »<br />

Años más tar<strong>de</strong> rescataría <strong>de</strong>l<br />

Diario <strong>de</strong> Manolín esta cita y otras<br />

que me ayudaron muchísimo a<br />

escribir la presente hístoria que.<br />

como suele suce<strong>de</strong>r en la mente <strong>de</strong><br />

los niños mezcla muchas cosas<br />

reales con otras que pertenecen al<br />

mundo imaginario <strong>de</strong> la ilusión.<br />

en la que inexorablemente los niños son los<br />

únicos poseedores <strong>de</strong> la llave que franquea la<br />

entrada a dicho mundo. Será el lector el que.<br />

con su indudable ingenio y agu<strong>de</strong>za. discierna<br />

sobre lo que consi<strong>de</strong>ra verda<strong>de</strong>ro o irreal <strong>de</strong> lo<br />

que se narra en este relato.<br />

Andariamos por la Semana Santa <strong>de</strong>l año ....<br />

bueno. el diario no fija ninguna fecha concreta.<br />

pero sería cuando su autor tendría unos<br />

siete u ocho años. Sobre las 12'30 h. <strong>de</strong> la<br />

mañana <strong>de</strong>l Jueves Santo y la Iglesia <strong>de</strong> San<br />

Francisco se encontraba abarrotada <strong>de</strong> personas.<br />

<strong>de</strong> entre las cuales. algunas habían llegado<br />

en forma <strong>de</strong> peregrinación y <strong>de</strong>sfilaban<br />

procesionalmente ante la Sagrada Imagen <strong>de</strong><br />

Nuestro Padre Jesús Nazareno. algún otro curioso.<br />

directivos <strong>de</strong> hermanda<strong>de</strong>s y <strong>de</strong>más<br />

colaboradores. que les daba un bullicio yalbedrío<br />

propios <strong>de</strong> los días <strong>de</strong> fiesta y júbilo. En un<br />

<strong>de</strong>terminado momento se oyó la voz <strong>de</strong>l sacristán<br />

que. entre autoritaria y firme invitaba<br />

a todos los presentes a abandonar el recinto<br />

sacro.<br />

40<br />

«Van a trasladar aJesús <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su camarín a<br />

las andas» . Casi nadal La iglesia <strong>de</strong>bería quedar<br />

completamente sola. Sólo unos privilegiados<br />

podrían presenciar ese acto que para la<br />

mayoria <strong>de</strong> los crios que rondaban el templo<br />

en ese momento se traducía en curiosidad.<br />

misterio y. tal vez. leyenda. Se oía <strong>de</strong>cir que<br />

una vez quitada la túnica. la cruz. la corona y<br />

la peluca no había nada. que todo se sostenía<br />

como «por arte <strong>de</strong> magia» . E incluso que <strong>de</strong>bajo<br />

<strong>de</strong>l hábito había una forma que traspasaba<br />

el umbral <strong>de</strong> lo mundano y lo real. Todo esto<br />

unido a la <strong>de</strong>sbordante imaginación <strong>de</strong> los<br />

niños se traducía en un acto irresistible para<br />

<strong>de</strong>jar <strong>de</strong> presenciarlo.<br />

Uno <strong>de</strong> los niños dijo que sabía <strong>de</strong> un<br />

escondite para po<strong>de</strong>r esquivar los ojos ávidos<br />

<strong>de</strong>l Sacristán y <strong>de</strong>más encargados <strong>de</strong> que nadie<br />

quedase en el interior <strong>de</strong> la iglesia. Así que<br />

aprovechando ya las escasas personas que se<br />

encontraban <strong>de</strong>ntro. en la nave lateral <strong>de</strong> la<br />

izquierda. colindante con la capilla <strong>de</strong> Jesús<br />

Nazareno. don<strong>de</strong> se encuentra el altar <strong>de</strong> San<br />

Francisco y en su parte inferior<br />

<strong>de</strong>recha. Juan -que así se llama el<br />

impulsor <strong>de</strong> esta i<strong>de</strong>a- dio un empujón<br />

A la tabla <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra. entraron<br />

yvieron lo que se ha <strong>de</strong>scrito al<br />

principio <strong>de</strong> esta historia.<br />

Lo que luego ocurrió no hay ni<br />

unanimidad ni claridad. Incluso<br />

entrevistándome al cabo <strong>de</strong> unas<br />

décadas con los que protagonizaron<br />

este acontecimiento no he conseguido<br />

arrojar ninguna luz sobre<br />

su veracidad. Mutismo. extrañeza<br />

y el no querer remover cosas que<br />

forman ya parte <strong>de</strong>l subconsciente<br />

fueron la contestación <strong>de</strong> sus protagonistas.<br />

Como si al hacerlo fuese<br />

a acontecer alguna <strong>de</strong>sgracia o<br />

se apo<strong>de</strong>rase algún temor.<br />

Tan sólo algunos amigos que<br />

escucharon <strong>de</strong> sus labios. cuando<br />

éstos se <strong>de</strong>cidieron a contarlo. al<br />

cabo <strong>de</strong>varios años <strong>de</strong> lo sucedido.<br />

me han ayudado a completar lo<br />

que no consta en el diario.<br />

Tal vez fruto <strong>de</strong> algún golpe que<br />

pudo darse el protagonista <strong>de</strong>l diario<br />

en el momento <strong>de</strong> entrar al<br />

escondite <strong>de</strong>bido a un travesaño<br />

<strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra situado en la parte superior<br />

o al calor que tuvieran que<br />

soportar mientras esperaban a que<br />

se <strong>de</strong>salojase totalmente el templo y po<strong>de</strong>r<br />

salir. pue<strong>de</strong> explicar lo sucedido.<br />

«Hacía un calor sofocante» - me explicaría<br />

años más tar<strong>de</strong> el Hermano Mayor al hablar<br />

sobre el año en que se sitúa esta leyenda. para<br />

intentar <strong>de</strong>purar toros los visos que pudiese<br />

haber <strong>de</strong> real. «Hacía un día buenísimo. recuerdo<br />

que la gente iba vestida <strong>de</strong> verano. lo<br />

que hacía pensar que más que en primavera<br />

estuviésemos ya en pleno mes <strong>de</strong> julio» me<br />

comentaba el que fuese Secretario <strong>de</strong> dicha<br />

Hermandad en aquel tiempo.<br />

El mayordomo <strong>de</strong> la Virgen <strong>de</strong> los Dolores<br />

me contó que el aumento <strong>de</strong> la temperatura en<br />

el recinto don<strong>de</strong> se metieron los niños - alre<strong>de</strong>dor<br />

<strong>de</strong> unos 5 m 2 _ unido a la costumbre que<br />

tenía el que en ese tiempo fue Mayordomo <strong>de</strong><br />

Jesús Nazareno <strong>de</strong> poner música sacra y quemar<br />

cantida<strong>de</strong>s ingentes <strong>de</strong> incienso. hubiera<br />

podido producir pequeñas alucinaciones en<br />

los muchachos.<br />

«Todas las Semanas Santas en que fue Mayordomo<br />

el finado Luis se consumía el doble<br />

ADARVE I Nº 619·620 • 15 <strong>de</strong> Marzo y 1 <strong>de</strong> Abril 2002

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