Priego de Córdoba - Periódico Adarve

Las primeras cofradías, hermandades y procesiones (1)
El origen de las hermandades y cofradías es
incierto. Igualmente le ocurre al origen de las
procesiones y a la evolución de ambas hasta el
siglo XlV. Este origen tal vez resida en los
triunfos paganos o el transporte del Arca del
Alianza, llevada en procesión por los componentes
de la tribu de Leví. Lo que no hay lugar
a dudas es a quien dentro del cristianismo se
le dio culto, fue expuesto públicamente para
su adoración ya que en el Concilio de Nicea del
año 325 se expuso la Sagrada Forma en el
interior de una paloma de oro y plata que se
colgó en el altar. En el año 526 ya se reservaba
ésta en custodias de oro, a manera de torre,
como lo dispuso Félix, obispo de Beni, en el II
Concilio de Turón. Posteriormente se dispuso
que el Santísimo Sacramento se reservara en
el camerín o claraboya de una custodia de oro
y plata portátil en medio de dos cristales,
donde se manifestaba visiblemente a la pública
manifestación de los fieles (1).
En cuanto a la primera procesión del Corpus
en España se celebró en Valencia en el año
1355. Desde esa fecha esta manifestación religiosa
se extendió por toda España, acompañada
de compañías de danzantes, soldadescas y
figuras bíblicas y mitológicas. Estas procesiones
se celebraban además por motivo de la
fundación de iglesias o conventos, fiestas de
santos, nombramientos de oficios, regias jornadas,
beatificaciones o canonizaciones (2).
Para realizar estos actos hacía falta una
imagen, para procesiones. En un principio
fueron de lino y cartón, como pudo observar
en Valladolid el portugués Tome Pinheiro de
Vega (3). Pero antes de estas fechas las cofradías
y hermandades más importantes ya disponían
de insignias o imágenes talladas en madera.
Al florecimiento de las hermandades y la
creciente demanda de estas obras más permanentes
que las de cartón dio paso a la creatividad
de innumerables artistas que además de
labrar imágenes de santos realizaron sus mejores
obras en la representación de escenas de
la Pasión de Jesús, dando lugar a los pasos o
escenas lacerante s de la Pasión.
Estas hermandades o cofradías no fueron
una creación de la propia iglesia sino que estas
tomaron como modelos las hermandades primitivas
castellanas. Estas tuvieron su origen
en la azarosa vida de los castellanos de la
segunda mitad de siglo XlII, cuya principal
aspiración no era otra, en el fondo, que dar a
su derecho razón más alta que la de una regia
merced y fundamento más estable que el
movedizo capricho de un monarca o la convivencia
particular de un magnate (4).
Estas hermandades castellanas ejercían las
funciones legislativas, ejecutivas y judiciales,
actuando como verdaderos estados y sin que
estas perdieran su autoridad no dejaban de
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reconocer fundamentalmente el poder del rey
y la unidad del reino, siendo la hermandad de
Valladolid de 1282 la primera y más antigua
que se conoce, pero el padre Escalone asegura
que en 1110 ccTodos los rústicos labradores e
menuda gente se ayuntaron faciendo conjuración
contra sus señores, que ninguno diese
servicio devido, e a esta conjuración llamaban
hermandad)). En el fuero dado a la villa de
Sahagun por Alfonso X el Sabio en 1255 se
dispone lo siguiente: ccEr defendemos que daqui
adelante ningunos nos fraga n cofraderias et
las son fechas que las desfagan et aquel que las
finere pierde el cuerpo et lo que oviere)). Estas
son las primeras noticias sobre cofradías y
hermandades, pero son en las Cortes de Valladolid
de 1258 donde estas se definieran con un
carácter benéfico y social que después recogerían
las hermandades y cofradías de tipo religioso,
este dice así: ccTienen por bien que no
fraga n cofraderias ni foras malas, nin ningunos
malos ayuntamientos que sean a devino
de la tierra, en ningua del decinorio del Rey,
sinon para dar a comer a pobres o paraluminara
o para soterrar muertos" (5).
Estas mismas hermandades y cofradías
pasaron a Andalucía conforme se fue reconquistando,
perviviendo hasta que en las Cortes
de 1325 y 1329 Alfonso Xl suprimió todas
las hermandades de carácter político,
perviviendo tan sólo las de carácter económico
o aquellas que tenían como función principalla
persecución de ladrones y malhechores
al estilo de la acordada en 1344 entre Alcalá la
Real y Priego (6). Pero el germen de las hermandades,
de ayuda y socorro mutuo, de un
marcado carácter social, pervivió en la mente
de todos los españoles que impulsados por las
nuevas corrientes de la iglesia se unieron de
nuevo formando cofradías o hermandades
revestidas de un carácter religioso.
Estas cofradías a parte del cometido cívicoreligioso
estaban impregnadas de un carácter
de defensa mutua y carácter militar sobre todo
en zonas fronterizas, como fue la hermandad
de San Ildefonso, fundada el4 de julio de 1426
por D. Alfonso Fernández de Córdoba, señor
de Aguilar, en la villa de su señorío de Priego
(1)
La iglesia veía con buenos ojos la formación
de estas asociaciones y más aún teniendo en
cuenta que desde el siglo XII se procede a la
creación de un sistema financiero coherente
en el que participan todas las iglesias de la
cristiandad romana, cada iglesia y cada beneficio
o cargo eclesiástico era obligado a enviar
a Roma parte de sus ingresos ya que los
clérigos por administrar los sacramentos yen
cuanto representantes de Dios reciben de los
fieles las primicias, diezmos, ofrendas, etc. (8).
Pero ya en el siglo XV, en pleno Renacimiento,
cuando la visión sacralizada del mundo de
la Edad Media retrocedía dando paso a un
espíritu laico y poniendo en duda muchos de
los principios fundamentales de la iglesia, en
la sección 25 del Concilio de Trento se aprobó
de una forma un poco precipitada todos los
asuntos pendientes pues corrían rumores de
que el Papa Pío V estaba gravemente enfermo
en Roma, los padres conciliares acordaron
ante este imprevisto terminar el concilio rápidamente,
aprobando en esta sección algunas
normas como fueron la veneración de las
reliquias e imágenes de santos, varios decretos
sobre el purgatorio en los cuales se elogiaba
la ayuda que los fieles podían ofrecer por las
almas de los difuntos, sobre censuras eclesiásticas,
como derechos de patronato y las reducciones
de misas (9)'
Esta última sección tiene una importancia
ADARVE / Nº 619·620 • 15 de Marzo y 1 de Abril 2002