Priego de Córdoba - Periódico Adarve

JOSÉ MI DEL PINO
Al atardecer empiezan a verse las primeras
corbatas nuevas a la altura del bar Río. Se nota
que lo son porque no tienen ni una sola ondulación
y por su rebeldía silenciosa al pasador
que las sujeta. Los zapatos brillantes y lustrosos,la
camisa de estreno con los puños impecables
y el traje oscuro sin una mota de polvo
bajo un cielo semi nublado y rojizo, con una luz
que sólo tienen los Jueves Santos por la tarde.
Aparecen sombrero en ristre un par de penitentes
de blanco y verde y todas las manos
urgan los bolsillos al tiempo que empiezan a
oírse los tambores que ya bajan por el Palenque.
Una mujer sube la cruz de su promesa
calle arriba y los vestidos nuevos, el peinado
de peluquería y el Laccoste de los chiquillos ya
casi llenan las calles camino de San Francisco.
Los romanos de plumas y lata, los sayones de
trajes multicolores y verruga en la cara, los
bombos, los tambores y la cruz de guía se
mezclan con los últimos penitentes rezagados
que capirucho bajo el brazo apuran el paso
entre las gentes que son ya multitud. Son las
ocho de la tarde y el Compás es una piña.
IViva nuestro padre Jesús en la Columnal;
el del trono majestuoso, el de la mirada triste,
el de las manos hermosas; el que acaba de salir
a la plaza y ha ocultado al sol rojo de ocaso en
primavera. IViva nuestro padre Jesús en la
Columnal; sí, el herido, el flagelado, el humillado
y ofendido. El padre de todos aquellos que
sufren persecución o injusticia; de todos los
que viven amarrados por la pobreza o la ignorancia;
de aquellos que conocen el sufrimiento
de la enfermedad, la guerra, el hambre o la
miseria; el padre de todos nosotros; mi padre,
que avanza por la calle angosta dejando olor a
flores y a incienso mientras desde un balcón
alguien le canta una saeta .
... y mientras el gentío se mueve buscando
nuevas posiciones, mientras acuden a los turnos
de vela en San Pedro o las Angustias,
mientras recorren iglesias visitando el Santisimo,
mientras rezan unos y descansan otros
sus pies doloridos en alguna terraza, mientras
los del Calvario se ponen la túnica y se preparan
para subir a la Virgen, mientras las cruces
suben y bajan sin parar, mientras la noche se
adentra y duermen los campos, Él, el de la
mirada triste y las manos hermosas, recorre
las calles de Priego para perdonar de nuevo,
como cada año, a los sayones que lo atormentan;
... y la inocencia de un ángel niño vestido
de azul lo precede para hacernos comprender
que ese perdón es el sentido, el único sentido,
la única respuesta digna y decente ante tanto
desatino.
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Perdón
1952 2002
50 aniversario
de ADARVE
M Pulido
ADARVE I Nº 619·620 . 15 de Marzo y 1 de Abril 2002