Priego de Córdoba - Periódico Adarve

ADARVlE
SEMANA SANTA 2002
Sentana Santa de Priego
Priego de Córdoba, una
de las más bellas localidades
de Andaluáa, con
su Semana Santa declarada
desde el pasado año
de Interés Turistico Nacional,
tiene en sus templos
barrocos un marco
de excepcional belleza
para la celebración litúrgica
de la Pasión, Muerte
y Resurrección de Cristo.
El encanto de sus calles,
unido al ambiente
hospitalario de sus gentes,
hacen de la ciudad
del agua y del barroco
lugar preferente para
adentrarse en la contemplación
renovadora de
hechos lejanos y actualidad
perenne.
Desde el revuelo de
palmas y hosannas del
Domingo de Ramos hasta
la aurora de Resurrección,
sus calles se llenan
de gente venida de los
más diversos lugares
para contemplar unas
imágenes sagradas, traspasadas
del dolor engendrado
por las manos de
expertos maestros imagineros.
El arte sacro, con
siglos de historia, presenta
su esplendor en Jesús Na zareno en el Calvario. Año / 986.
los 19 «pasos)) de los 9
desfIles procesionales de su Semana Santa, la tierra: Cristo de la Buena Muerte, de la
cada uno con su historia de devoción en ésta
o en aquella iglesia; cada uno con su largo
cortejo de hermanos cofrades unidos en la
veneración y la vivencia de la enseñanza que
la imagen proclama.
Sus itinerarios son seguidos por el pueblo,
sumido en el sentimiento religioso brotado
de la contemplación de estas imágenes.
Semana que comienza y acaba con vitores
y alegria. Jesucristo en su Entrada a Jerusalén
acompañado de la Virgen de la Encamación y
el Resucitado con su madre la Virgen de la
Cabeza nos hablan de triunfo y esperanza;
pero entre estos siete dias rememoramos la
Pasión y Muerte de Cristo transportándonos
a los diversos pasajes que nos narra el Evangelio
y el dolor que como hombre padeció en
Expiración, Preso, en la Columna, Nazareno,
de La Preciosísima Sangre, del Descendimiento
y del Santo Entierro.
Cada uno con su procesión: por la mañana,
al atardecer, al fIlo de la medianoche o de
madrugada. A los Cristos itinerantes, con
llagas y muerte, sigue siempre la Virgen Madre.
Sus advocaciones hablan del sentir de
quienes admiran con embeleso el esplendor
de las dolorosas: Virgen de los Dolores; de los
Desamparados; del Mayor Dolor; de la Esperanza;
de los Dolores (Nazareno); de las Angustias
y de la Soledad: todas ellas traspasadas
de quebranto ante el sufrimiento de su
Hijo.
Todos los desfIles que componen la Semana
Grande de Priego resultan excelsos, majes-
tuosos e impresionantes.
Pero si hubiera que definir
la Semana Santa de Priego,
el plebiscito popular sería
unánime: Jesús Nazareno
en la mañana del Viernes
Santo.
Alas 11 de la mañana el
Compás de San Francisco
centra la atención de todos
los hijos de Priego, tanto
los que viven en la ciudad
como los ausentes que
vienen a renovar las vivencias
enraizadas en el
propio espíritu. En ese instante,
Nuestro Padre Jesús
Nazareno sale del templo
de San Francisco a hombros
de un ingente número
de costaleros que se
apretujan y pugnan por
introducirse debajo de las
andas, en un ritual que se
pierde en la noche de los
tiempos. La marcha de la
procesión es muy lenta,
hacia delante, hacia atrás,
hada los lados. Una multitud
enfervorizada se acerca
al trono, quiere tocar
las andas y, por momentos,
parece que peligra su
estabilidad, mientras se
oyen algunas voces des-
Arroyo Luna garradas clamando al cielo:
"Padre mío que lo trepan".
Tras Él, un buen número
de cruces son portadas por personas
que han hecho su promesa.
Así va siguiendo su itinerario por la Carrera
de Álvarez, Ribera, Carrera de las Monjas,
hasta llegar al Palenque en donde definitivamente
se desbanda la procesión y, al grito de
«paso redoblao )) se le da el paso ligero que le
llevará hasta el Calvario. Marcando el paso,
los tambores y cometas con sus "chaquetillas
colorás" imprimen un ritmo repetitivo, desgarrador,
que queda grabado en todos cuantos
lo oyen, que dicen serían capaces de
reconocer en cualquier lugar del mundo. Una
vez llegados al Calvario la multitud aguarda
expectante, con los hornazos levantados, esperando
que el Nazareno imparta su bendición
al pueblo de Priego. Es el momento
culminante de la Semana Santa.