10/05/2012 - Myclipp
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¡Digamos la verdad y que se avergüence el demonio!,<br />
decían los clásicos. Que se avergüence el demonio:<br />
quienes gestionaron irresponsablemente bancos y<br />
cajas mientras se autoconcedían retribuciones fuera<br />
de todo sentido; quienes se han negado, y se niegan,<br />
a someterse a normas de transparencia y quienes se<br />
aprovechan de esa opacidad para ocultar sus<br />
marrullerías; quienes han sido incapaces de cumplir<br />
con sus obligaciones públicas, no ya solo por<br />
corrupción, sino también por pura banalidad.Los<br />
ciudadanos están abochornados por decisiones que<br />
les han sido ajenas, pero cuyas consecuencias<br />
pagarán. Quizás el 15-M, si logra revitalizarse, consiga<br />
que nos sacudamos esa paralizante angustia y que<br />
avivemos nuestra exigencia de responsabilidades.<br />
Ojalá el impulso de los jóvenes nos coloque ante<br />
nuestras obligaciones ciudadanas.Vivimos en una<br />
atmósfera de vergüenza, que acarrea una dolorosa<br />
sensación de culpa, mientras que los causantes<br />
directos de esta situación pretenden que nadie les<br />
pida responsabilidades, penales en los casos en que<br />
sea procedente, o políticas y cívicas, en los que no.<br />
¿Creen Miguel Blesa o José Luis Olivas que lo<br />
pasado, pasado está? No debería ser así. ¿Cree el<br />
gobernador del Banco de España que puede reclamar<br />
indulgencia? ¿Confía la presidenta de la Comunidad<br />
de Madrid, Esperanza Aguirre, en que puede<br />
escabullirse de la quiebra de la Caja de Ahorros,<br />
donde el PP colocó a decenas de amigos, familiares y<br />
militantes, y que todo pasará, sin consecuencias para<br />
ella? ¿Se olvidará quiénes fueron los consejeros que<br />
representaron al PSOE madrileño y a los sindicatos y<br />
que callaron por incompetencia, interés o amiguismo?<br />
Todos sus nombres deberían desaparecer para<br />
siempre de cualquier lista o cargo político.En este país<br />
han pasado demasiadas cosas como para continuar<br />
paralizados. Digamos en público la verdad: es<br />
imposible soportar a un presidente del Tribunal<br />
Supremo, Carlos Dívar, sospechoso de endilgar<br />
gastos personales al erario público y que llama<br />
“miseria” a 6.000 euros, cuando la justicia que él<br />
administra puede castigar con una pena de prisión de<br />
Ojalá el 15-M<br />
El País/ - Sociedad, Sáb, 12 de Maio de <strong>2012</strong><br />
CLIPPING INTERNACIONAL (Poder Judicial)<br />
hasta 18 meses a quien cometa un hurto de más de<br />
400. Difícil aguantar un Consejo General del Poder<br />
Judicial, cuyos vocales acuden a su puesto de trabajo<br />
tres días a la semana, que actúa con tanta<br />
prepotencia que nombra magistrados que no reúnen<br />
los requisitos (como ocurrió en la Sala Civil del<br />
Supremo) y que se niega a someterse al principio de<br />
transparencia que debería ser el primero en impulsar<br />
¿Cómo no se exigen a sí mismos algo más de<br />
ejemplaridad? ¿A qué viene tanta soberbia?Es<br />
inaguantable que cuando se les pide a los ciudadanos<br />
sudor y lágrimas, el Gobierno (a quien corresponde la<br />
iniciativa) y la oposición sigan jugando con las<br />
instituciones y que, con una actitud inane, abandonen<br />
la renovación de los magistrados que deberían haber<br />
cesado ya en el Tribunal Constitucional y en otros<br />
organismos estatales. O que el Gobierno intente<br />
controlar informativamente RTVE, cuando lo que<br />
necesitamos es una televisión estatal que, en<br />
momentos de incertidumbre y peligro, nos proporcione<br />
información fidedigna.Tenemos que protegernos,<br />
como sea, contra la degradación de la convivencia,<br />
contra la violencia verbal y la xenofobia y<br />
acostumbrarnos a pedir explicaciones. ¿Qué datos<br />
apoyan lo que está usted diciendo? ¿Con qué<br />
argumentos defiende su opinión? Como explican<br />
Martín Alonso y María Pardo en Una ética para el<br />
debate (Cuadernos Baseak), el déficit conceptual con<br />
que se expresan los personajes públicos es atroz. Hay<br />
que enseñar en las escuelas, explican, que nada ni<br />
nadie goza de inmunidad frente a la crítica y que quien<br />
participa en un debate público adquiere la<br />
responsabilidad de estar debidamente informado<br />
sobre lo que discute; que la crítica debe referirse a los<br />
hechos y no a las personas, y que estas son solo<br />
objeto de censura cuando son responsables de las<br />
acciones que se debaten. Que no se debe tratar a<br />
quien defiende una posición contraria como a un<br />
enemigo, pero que no todas las opiniones son<br />
respetables. Ojalá el 15-M nos ayude a salir de esta<br />
atmósfera de vergüenza. solg@elpais.es<br />
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