Jesús, el Siervo de todos: Buscando la grandeza verdadera en Dios

CONFERENCIA FASCINATE 2010 – DAVID SLIKER
Jesús, el Siervo de todos: Buscando la grandeza verdadera en Dios Página 2
II. JESÚS DEFINE LA GRANDEZA A TRAVÉS DEL SERVICIO
25 Pero Jesús, llamándolos junto a sí, dijo: Sabéis que los gobernantes de los gentiles se enseñorean de
ellos, y que los grandes ejercen autoridad sobre ellos. 26 No ha de ser así entre vosotros, sino que el que
quiera entre vosotros llegar a ser grande, será vuestro servidor, 27 y el que quiera entre vosotros ser el
primero, será vuestro siervo; 28 así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y
para dar su vida en rescate por muchos. (Mt. 20:25-28)
A. Jesús expresó fielmente el corazón de su Padre en una manera que era impresionante para los
judío de su tiempo. Hay dos verdades que debemos entender a medida que buscamos y
caminamos con Dios: que nuestro Rey y Dios es un siervo, y que Él desea relacionarse con
nosotros de tal manera. Esta revelación del «Siervo-Mesías» y el «Siervo-Rey» es un gran
misterio y paradoja que es completamente diferente a la manera en que cualquier rey gentil
(pagano) buscó ejercer autoridad y poder sobre otros.
B. Los reyes gentiles usaban a hombres y mujeres simplemente como recursos para fortalecer su
esfera de influencia y para mejorar sus vidas y posición entre los hombres y naciones. La gente
de clase baja o estatus eran instrumentos por los cuales la posición y el poder podían ser usados
para obtener ventajas y privilegios sobre los demás. La grandeza era medida por el tamaño de su
reino y de la riqueza y el poder que acumulaban entre los pueblos.
C. Jesús perturbó completamente la manera en la que Dios define grandeza. Él afirmó que está bien
que un hombre y una mujer busquen la grandeza verdadera, pero Él proporcionó unos lentes
completamente diferentes con los que observar la grandeza y la belleza de Dios; que a su vez
redefinieron el estándar, nuestra búsqueda, y la manera en la que viviríamos la verdadera
autoridad en el reino de Dios. Esta respuesta vino a causa de una pregunta que hizo la madre de
Juan y Jacobo: ella deseaba la grandeza para sus hijos. Los otros diez discípulos estaban «muy
descontentos» pero Jesús no estaba molesto para nada por la pregunta. Él simplemente extendió
la invitación a todos ellos, y por lo tanto a todos nosotros, de que debemos tener confianza en
nuestros corazones de que el Padre nos recompensaría sabiamente (Mt. 20:15-16).
D. En la redefinición de grandeza, Jesús redefinió nuestra importancia y valor de acuerdo al
liderazgo expresado por Dios: nuestro Padre celestial no nos ve como «recursos» o
«instrumentos» para ayudar a hacer su reino grande; su reino ya es grande. Él no nos necesita
para aumentar su esfera de influencia o para incrementar su honor o gloria. Desde un lugar de
confianza y alegría suprema, no hay nada que podamos añadir o quitarle a Él, lo cual lo libera
para que se abandone en el servicio a nosotros. Su grandeza y gloria ya están establecidos. Por lo
tanto, Él trabaja para servirnos y para engrandecernos entre los hombres y mujeres de la tierra.
Así, la grandeza es definida como el servir el destino de otro y laborar para que otros sean
grandes. ¿Quién usa su poder y sus recursos para hacer que otra persona sea grande en Dios?
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