08.05.2013 Views

10 Lugares mágicos de la Argentina - Viviana Rivero

10 Lugares mágicos de la Argentina - Viviana Rivero

10 Lugares mágicos de la Argentina - Viviana Rivero

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>10</strong> <strong>Lugares</strong> <strong>mágicos</strong> <strong>de</strong> <strong>la</strong> <strong>Argentina</strong><br />

<strong>Viviana</strong> <strong>Rivero</strong> / Lucía Gálvez


Pueblo <strong>de</strong> Purmamarca.<br />

Siesta <strong>de</strong> otoño.<br />

LA BATALLA<br />

Me ha citado frente a <strong>la</strong> p<strong>la</strong>za, bajo el algarrobo; ese árbol que los argentinos veneran<br />

con razón, y yo como español sólo disfruto.<br />

Acá estoy, sentado en el cantero que lo ro<strong>de</strong>a, bajo su sombra centenaria en esta tar<strong>de</strong> <strong>de</strong><br />

otoño; mientras esperándo<strong>la</strong> me pregunto como los hombres po<strong>de</strong>mos vivir partidos por<br />

una espantosa dicotomía, escindidos entre lo que <strong>de</strong>seamos hacer y lo que terminamos<br />

haciendo … porque por un <strong>la</strong>do miro el cielo, observo el cerro cubierto <strong>de</strong> colores,<br />

aspiro el aire puro, disfruto y agra<strong>de</strong>zco este paraíso natural… y por otro… hace tan<br />

sólo unas horas, he estado proponiendo soluciones “no sanctas” a <strong>la</strong>s complicaciones<br />

que nos trae <strong>la</strong> explotación <strong>de</strong> litio, uno <strong>de</strong> los sucesores <strong>de</strong>l petróleo que <strong>la</strong><br />

multinacional para <strong>la</strong> que trabajo, está intentando aprovechar aquí en este confín <strong>de</strong>l<br />

mundo; que tiene <strong>la</strong> tercera reserva mundial <strong>de</strong>l mineral.<br />

Pero mas allá <strong>de</strong> mis patéticas frustraciones <strong>de</strong> europeo <strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong>do lo importante es<br />

que Fernanda me ha citado porque algo trascen<strong>de</strong>ntal quiere <strong>de</strong>cirme; no es común un<br />

mensaje al celu<strong>la</strong>r escrito en ese tono: “te veo en el algarrobo, es urgente”<br />

Fernanda… pienso en su nombre y se me viene a <strong>la</strong> cabeza su cabello <strong>la</strong>cio y<br />

renegrido… sus ojos rasgados… <strong>la</strong> sonrisa perfecta y ese físico <strong>la</strong>tino que parte <strong>la</strong> tierra<br />

con su andar <strong>de</strong> 27 años.<br />

Si <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el primer día en que nos <strong>la</strong> presentaron como guía <strong>de</strong> nuestra expedición, no le<br />

pu<strong>de</strong> sacar más los ojos <strong>de</strong> encima. Escucharle <strong>la</strong> pronunciación <strong>de</strong> <strong>la</strong>s explicaciones


que en inglés le daba a mis compañeros canadienses, se me antojaba una invitación a<br />

besar<strong>la</strong>. Y ahora un año <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber<strong>la</strong> conocido, estando por segunda vez en<br />

<strong>Argentina</strong>, <strong>la</strong> piel <strong>de</strong>snuda y cobriza <strong>de</strong> el<strong>la</strong> me sigue pareciendo una visión.<br />

Hace dos meses que he vuelto, y todavía cada noche espero con ansias nuestros<br />

encuentros en mi hotelcito frente a <strong>la</strong> p<strong>la</strong>za.<br />

Aunque tengo c<strong>la</strong>ro que me queda poco tiempo <strong>de</strong> <strong>de</strong>leite, aquí mi <strong>la</strong>bor ya casi termina;<br />

pasado mañana <strong>de</strong>bo firmar los papeles dando mi veredicto final, sobre si los euros que<br />

se necesitan invertir para explotar el famoso Litio, que hará funcionar los autos híbridos,<br />

son a<strong>de</strong>cuados a <strong>la</strong>s ganancias que quiere obtener <strong>la</strong> compañía. ¿Acaso los gringos<br />

tienen alguna duda <strong>de</strong> <strong>la</strong> conveniencia? No, c<strong>la</strong>ro que no; si esta tierra novata llena <strong>de</strong><br />

riquezas sin aprovechar, en don<strong>de</strong> <strong>la</strong> mano <strong>de</strong> obra vale lo que un p<strong>la</strong>to <strong>de</strong> comida,<br />

invita a invertir a cualquiera. Sólo por formas esperan el informe con <strong>la</strong> sarta <strong>de</strong><br />

explicaciones que <strong>de</strong>scansa en mi or<strong>de</strong>nador en <strong>la</strong> habitación <strong>de</strong>l hotel.<br />

Diez reglones más <strong>de</strong> explicaciones y será hora <strong>de</strong> marcharme; <strong>de</strong> partir… i<strong>de</strong>a que me<br />

revuelve el alma por varios motivos: este lugar comienza a gustarme… y lo peor, ya no<br />

veré a Fernanda.<br />

Me paso <strong>la</strong>s manos nerviosas por mi pelo c<strong>la</strong>ro, y miro <strong>la</strong> hora... ya son <strong>la</strong>s tres; y<br />

pronto serán cinco los minutos <strong>de</strong> su retraso: esos que se toman los <strong>la</strong>tinos, y que <strong>de</strong> tan<br />

mal humor nos ponen a nosotros los <strong>de</strong>l otro <strong>la</strong>do <strong>de</strong>l mundo. “Para que apurar tanto…<br />

si <strong>la</strong> vida es para disfrutar<strong>la</strong>…” me dijo ese día <strong>de</strong> Junio que me pasó a buscar media<br />

hora tar<strong>de</strong> para llevarme a <strong>la</strong> fiesta <strong>de</strong>l Inti Ray.<br />

Esa madrugada viéndo<strong>la</strong> en medio <strong>de</strong> lugareños y turistas, compenetrada con <strong>la</strong><br />

ceremonia <strong>de</strong> recibimiento <strong>de</strong>l sol <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>la</strong> noche más <strong>la</strong>rga <strong>de</strong>l año, no tuve dudas<br />

que era verdad <strong>la</strong> broma que venía diciéndome: Ten cuidado que soy <strong>de</strong>scendiente <strong>de</strong>l<br />

gran cacique Vitilpoco. Me dio <strong>la</strong> certeza <strong>de</strong> ello, <strong>la</strong> atención que ponía a <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras


que vertía el anciano tribal frente a <strong>la</strong> fogata, el brillo <strong>de</strong> sus ojos ante los bailes <strong>de</strong>l<br />

solsticio <strong>de</strong> invierno; como así también esas actitu<strong>de</strong>s me punzaron <strong>de</strong> envidia por no<br />

po<strong>de</strong>r creer en algo <strong>de</strong> esa manera.<br />

Esa madrugada, que mientras todos ofrecían <strong>la</strong>s ofrendas al sol, nosotros nos besamos<br />

como locos por primera vez, hasta terminar amándonos en el hotel a <strong>la</strong>s nueve <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

mañana.<br />

Ese día que se me hizo c<strong>la</strong>ro como el agua porque el<strong>la</strong> <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> estudiar una carrera<br />

universitaria en Buenos Aires vivir y <strong>de</strong> vivir tres años allí, se volvió para su terruño. Se<br />

regresó a esta tierra fuerte que ha comenzado a trastornar hasta mis propios<br />

sentimientos. Porque, ¿cómo resistirme a escuchar el aire añoso que viaja <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong> Puna<br />

y me dice que <strong>la</strong> vida que llevo está equivocada? Esa brisa que me da en <strong>la</strong> cara y me<br />

advierte que estoy perdiendo los sueños propios, por los <strong>de</strong> <strong>la</strong> compañía para <strong>la</strong> que<br />

trabajo… que todo lo pi<strong>de</strong> a cambio <strong>de</strong> billetes. Ese viento que en cada tar<strong>de</strong> tranqui<strong>la</strong><br />

me susurra que correr todo el día y vivir tomando aviones, no es el sueño que yo tenía.<br />

Vuelvo a mirar mi reloj… y ya casi van diez minutos <strong>de</strong> retraso…voy a enojarme…<br />

pero <strong>la</strong> veo llegar: pelo al viento… anteojos <strong>de</strong> sol, jeans apretado… <strong>la</strong> sonrisa en <strong>la</strong><br />

boca.<br />

–Ho<strong>la</strong> españolote, hace mucho que esperas… –se saca los lentes; le veo que sólo<br />

lleva rimel y <strong>la</strong>bial.<br />

–Llegué a <strong>la</strong> hora que quedamos –le digo, y el fastidio <strong>de</strong> <strong>la</strong> tardanza comienza a<br />

esfumarse.<br />

–Es que el grupo <strong>de</strong> turistas japoneses no terminaba <strong>de</strong> <strong>de</strong>spedirse. De repente todos<br />

tenían últimas preguntas para hacer.<br />

–¿Y que es lo que suce<strong>de</strong> que no pue<strong>de</strong> espera a <strong>la</strong> noche? -La noche… pienso… <strong>la</strong><br />

penúltima que pasaré con el<strong>la</strong>. Luego mi vuelta a España… ya está programado mi viaje


a China… allí esperan mi agu<strong>de</strong>za para <strong>de</strong>cidir si los canadienses tomaran el yacimiento<br />

<strong>de</strong> litio <strong>de</strong> Pekín. Pero el<strong>la</strong> aún no sabe nada <strong>de</strong> mi partida. No porque me quiera<br />

escapar, no señor, si hasta <strong>la</strong> he invitado para que me acompañe a España, y el<strong>la</strong><br />

inape<strong>la</strong>ble no me aceptado. Sino, que no he abierto mi boca ¿porque para que explicar<br />

lo que no tiene remedio? ¿Para que exponer lo que no tiene solución?<br />

Está c<strong>la</strong>ro, este romance llega su fin… Pero el<strong>la</strong> me hab<strong>la</strong>, y me saca <strong>de</strong> mi<br />

ensimismamiento.<br />

–Manuel, es que tengo una noticia… que no podía esperar –es <strong>la</strong> única persona que<br />

conozco y que no me dice Manolo.<br />

–Pues <strong>de</strong>be ser muy importante porque para citarme así…<br />

–La más importante –se pone seria como a punto <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir algo terrible, pero se<br />

<strong>de</strong>sbarata y muy campante agrega:<br />

–Estoy embarazada.<br />

–¿Qué estás que?<br />

–Embarazada, encinta… que voy a tener un bebe… y que es tuyo también.<br />

Siento que me muero, que me diluyo…me extingo. El sol <strong>de</strong> otoño me apuña<strong>la</strong> los ojos<br />

y no me <strong>de</strong>ja pensar <strong>la</strong> frase que quiero <strong>de</strong>cir… <strong>la</strong> que <strong>de</strong>bería <strong>de</strong>cir. Ahogado alcanzo a<br />

balbucear:<br />

–Y me lo dices así sin más…<br />

–¿Y como quieres que lo diga?<br />

–Con anestesia mujer… ¿que piensas hacer?<br />

–Dime tú.<br />

–Yo <strong>de</strong>cirte… estás loca.<br />

–Un hijo es una bendición –repite Fernanda cual cliché.


–Un hijo es un problema… una trozo <strong>de</strong> piel y l<strong>la</strong>nto que <strong>de</strong>bes cuidar –se me escapa<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> conciencia colectiva españo<strong>la</strong> que llevo grabada en mi adn, y me transforma en<br />

habitante <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> los países que mas bajo índice <strong>de</strong> natalidad tiene en Europa.<br />

Observándo<strong>la</strong> me doy cuenta que se me ha ido <strong>la</strong> mano, el<strong>la</strong> está al bor<strong>de</strong> <strong>la</strong>s lágrimas.<br />

–Pero Fernanda… es una locura, si ni siquiera <strong>de</strong>seas venir conmigo a España.<br />

–Para que seguirte si vives <strong>de</strong> avión en avión… pero tú te pue<strong>de</strong>s quedar…<br />

–Otra vez con esa i<strong>de</strong>a ¿y que quieres que haga aquí, artesanías <strong>de</strong> barro? ¿Poner un<br />

spa para turistas?<br />

–Sí, por ejemplo.<br />

–¿Deseas que nazca? ¿Lo quieres tener…?<br />

–Sí.<br />

–Estás locas.<br />

Me mira y sus <strong>la</strong>rgas pestañas arqueadas se mueven al compás <strong>de</strong> <strong>la</strong> recriminación.<br />

–Que tonta he sido al haber venido… y pensar que yo estaba casi feliz con <strong>la</strong> noticia.<br />

¿Acaso crees que no me asusto? ¿Crees que no me da miedo? Pero <strong>la</strong> vida es algo más<br />

que trabajar… es enamorarse, tener hijos… amar un lugar... apostar a él.<br />

Sin preámbulos se levanta…<br />

–Me voy. Esta noche no iré al hotel, no me esperes. Creo que dormiré en mi<br />

<strong>de</strong>partamentito o en casa <strong>de</strong> mis padres.<br />

Es grave… sólo duerme allí según me ha contado cuando el <strong>de</strong>saliento o el miedo <strong>la</strong><br />

tiñen, lo que suce<strong>de</strong> muy rara vez en el año.<br />

Me mira otra vez punto <strong>de</strong> llorar. Y se va caminado sin siquiera volverse.<br />

Me quedo sin saber que hacer. La reve<strong>la</strong>ción acaba <strong>de</strong> trastornar mi mundo <strong>de</strong> geología,<br />

contratos, canadienses y euros. Y una frase retiñe en mi cerebro partiéndolo en dos: ¡un<br />

hijo!


La Noche<br />

Es casi <strong>la</strong> medianoche y llevo una hora <strong>de</strong> aturdimiento entre noticieros CNN y crónicas<br />

<strong>de</strong>l canal español; <strong>la</strong> vigilia es extraña, se me mezc<strong>la</strong>n noticias, espasmos <strong>de</strong><br />

somnolencia y una conmoción febril al recordar <strong>la</strong> noticia <strong>de</strong> <strong>la</strong> tar<strong>de</strong>. La contienda <strong>de</strong><br />

estos tres va para <strong>la</strong>rgo cuando suena el teléfono.<br />

Es el conserje, me avisa que <strong>la</strong> señorita Fernanda López está subiendo.<br />

Le abro <strong>la</strong> puerta medio dormido, bastante preocupado y <strong>de</strong>l todo urgido <strong>de</strong> el<strong>la</strong>… y<br />

cuando <strong>la</strong> veo… no le digo nada, el<strong>la</strong> tampoco a mí. Las frases han <strong>de</strong>saparecido. El<br />

encuentro <strong>la</strong>s ha borrado <strong>de</strong> un plumazo.<br />

La beso en <strong>la</strong> boca… y <strong>la</strong> vuelvo a besar…<br />

Llevamos mil besos y ninguna pa<strong>la</strong>bra, pero ya nos estamos sacando <strong>la</strong> ropa…<br />

… y en sólo minutos en mi cama <strong>la</strong> estoy amando con <strong>de</strong>svarío… mi piel b<strong>la</strong>nca contra<br />

<strong>la</strong> suya oscura.<br />

La miro… <strong>la</strong> huelo… <strong>la</strong> sueño… me conmueve que lleve un niño mío <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> el<strong>la</strong>.<br />

Me impresiona haber unido mi sangre españo<strong>la</strong> a esta mujer <strong>de</strong> tierras lejanas. Pero mi<br />

cerebro intelectual y superado me alerta <strong>de</strong>l peligro, entonces me vuelvo cobar<strong>de</strong> y me<br />

quedo en mi coraza <strong>de</strong> silencio. Sólo besos, caricias, abrazos, pero no promesas… ni<br />

porvenir…<br />

La Mañana<br />

Recién entran por <strong>la</strong> ventana <strong>la</strong>s primeras luces, y yo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong> cama veo mi or<strong>de</strong>nador<br />

exigiéndome que termine el informe. Entonces, con el último trozo <strong>de</strong> valentía que<br />

alcanzo a encontrar luego <strong>de</strong> <strong>la</strong> noche <strong>de</strong> pasión, abro mi boca:<br />

–Fernanda… mañana parto a España.


Me mira trastornada.<br />

–No me has dicho nada. ¿Des<strong>de</strong> cuando lo sabías?<br />

–Des<strong>de</strong> <strong>la</strong> semana pasada, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el día en que te propuse que vengas España y me<br />

dijiste que no.<br />

–O sea que ésta fue nuestra última noche.<br />

–Si, salvo que mas tar<strong>de</strong>s vengas al hotel <strong>de</strong> nuevo –<strong>la</strong> codicia <strong>de</strong> tener<strong>la</strong> una vez más<br />

me vuelve un temerario.<br />

Me mira con recriminación.<br />

Se levanta y se viste <strong>de</strong>spacio, busca sus pañuelos rescatables y se suena varias veces <strong>la</strong><br />

nariz al tiempo que se seca los ojos.<br />

¡Jo<strong>de</strong>r! ¡Carajo! ¡Hostia! ¡Porque soy tan <strong>de</strong>salmado…! ¿En que me estoy convirtiendo?<br />

Soy un cobar<strong>de</strong>, un perfecto gallina. No me animo a <strong>de</strong>jar este trabajo que ya no me<br />

gusta ni apetece, ni soy capaz <strong>de</strong> quedarme, ni <strong>de</strong> proponerle nada…<br />

El<strong>la</strong> me mira <strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>la</strong> puerta… espera… y yo tonto viejo, timorato arcaico <strong>de</strong> 36 años,<br />

pru<strong>de</strong>nte imperturbable que parece <strong>de</strong> <strong>10</strong>0, <strong>la</strong> observo hasta que me dice:<br />

–Adiós Manuel, es una pena… que no te atrevas.<br />

Y así… comienza mi día… el último en <strong>Argentina</strong>… en Purmamarca…<br />

El mediodía<br />

El geólogo y los dos canadienses llegan al mismo tiempo que yo al restaurante, y antes<br />

<strong>de</strong> que los gringos pidan su bife casi crudo, ya nos hemos enzarzado en lo que nos une:<br />

exprimir el litio <strong>de</strong> esta tierra a cualquier costo, porque con él haremos andar autos<br />

eléctricos, celu<strong>la</strong>res, y otros aparatos. La revolución ecológica lo pi<strong>de</strong>, nos <strong>de</strong>cimos<br />

como pretexto, sabiendo que lo ecológico solo serán los autos porque todo lo <strong>de</strong>más se<br />

hará como se pueda.


La reunión es un éxito. Yo les enviaré mi informe por mail, y todo quedará cerrado. En<br />

pocos días vendrá una comitiva canadiense y contratara a algunos argentinos. Y entre<br />

todos llenaran <strong>de</strong> tecnología <strong>la</strong> zona, arrasaran el lugar, y sólo Dios sabe cuales serán <strong>la</strong>s<br />

terribles premisas permitidas.<br />

19 horas. Mi habitación <strong>de</strong>l hotel<br />

Intento hacer mi informe pero una frase suelta se estrel<strong>la</strong> contra los dictámenes<br />

comerciales y geológicos:<br />

1) <strong>Argentina</strong>, Bolivia y chile concentran el 85% <strong>de</strong>l litio en el mundo. ¡¡Un hijo con<br />

Fernanda!! 2) El contenido <strong>de</strong> litio en <strong>la</strong> salina gran<strong>de</strong> es elevado en partícu<strong>la</strong>s por<br />

millón.¡¡Un hijo!! 3) El mineral tiene suficiente movilidad en <strong>la</strong>s napas subterráneas<br />

para extraerlo por bombeo. ¡¡Un hijo!! 4) Sólo el carbono, uno <strong>de</strong> sus componentes<br />

movió en el año 2008, quinientos noventa millones dó<strong>la</strong>res ¡¡Un hijo!! ¡¡Un hijo!!.... el<br />

litio… ¡Un hijo!! La explotación <strong>de</strong>l… ¡¡Un Hijo!!<br />

Y así hasta que mi cabeza explota, y <strong>la</strong> reseña está terminada; pero aún sin enviarlo por<br />

mail, levanto el teléfono y me pido un whisky a <strong>la</strong> habitación. Luego otro, y otro más.<br />

Ya van tres cuando al fin logró mi cometido y me quedo tumbado durmiendo.<br />

7 <strong>de</strong> <strong>la</strong> mañana<br />

Abro los ojos y <strong>la</strong> resaca me parte <strong>la</strong> cabeza. Necesito un poco <strong>de</strong> aire, en dos horas<br />

pasaran por mi para ir al aeropuerto y aún no he enviado el informe.<br />

Salgo a <strong>la</strong> calle y los colores <strong>de</strong>l cerro otra vez me apabul<strong>la</strong>n, pero me voy directo al<br />

algarrobo, necesito pensar. Sentado bajo el árbol allí comienza en mi cerebro una danza<br />

frenética: Que si envío el informe y me voy: en pocos días el lugar don<strong>de</strong> nacerá mi hijo


será arrasado. Que si me quedo: pierdo <strong>la</strong> carrera que con sacrificio he logrado. Que sin<br />

Fernanda me muero… que un hijo es un problema… que ya es hora <strong>de</strong> tener uno…<br />

Una ráfaga <strong>de</strong> aire viene <strong>de</strong> <strong>la</strong> puna y me impacta en el rostro… y entonces una c<strong>la</strong>ridad<br />

me <strong>de</strong>sborda; y me levantó hecho una tromba, camino hasta el hotel con pasos <strong>de</strong><br />

gigante, subo a mi habitación, prendo mi computadora, veo el informe, apreto una<br />

tec<strong>la</strong>… y…<strong>de</strong>lete… el mar <strong>de</strong> letras <strong>de</strong>saparece, se lo come el or<strong>de</strong>nador con hambre<br />

canina. Tomó el celu<strong>la</strong>r y escribo: “te veo en el algarrobo, es urgente” Soy conciente<br />

que si yo no firmo el informe <strong>de</strong> factibilidad <strong>de</strong> seguro vendrá otro y lo hará. Pero no<br />

me importa esta es mi vida y <strong>la</strong> vivo como quiero. No lo haré yo, no <strong>de</strong>scansará sobre<br />

mi conciencia. No seré yo quien le dará <strong>de</strong> beber esta copa a mi hijo, el mío y el <strong>de</strong><br />

Fernanda; <strong>la</strong> imagino y mis entrañas se estremecen. La veré, el sonido <strong>de</strong>l celu<strong>la</strong>r me lo<br />

confirma.<br />

Un mes <strong>de</strong>spués<br />

El sencillo recinto <strong>de</strong>l registro civil en Jujuy los ve salir: un hombretón rubio que hab<strong>la</strong><br />

con z, una sirena andina pelo <strong>la</strong>rgo a <strong>la</strong> cintura, vestida <strong>de</strong> seda c<strong>la</strong>ra.<br />

En el seno <strong>de</strong> el<strong>la</strong> <strong>de</strong>scansa un hijo <strong>de</strong> tres centímetros, en <strong>la</strong> mano <strong>de</strong> él una libreta que<br />

<strong>de</strong>tal<strong>la</strong>: Fernanda López unida en matrimonio con Manuel Argañaraz. Quien acaba <strong>de</strong><br />

comprar un terreno en Purmamarca don<strong>de</strong> se construirá un promisorio hotel.<br />

Los genes <strong>de</strong>l niño gestándose en el interior <strong>de</strong> el<strong>la</strong> se ríen. El suelo también. Otra vez <strong>la</strong><br />

tierra insistente ha l<strong>la</strong>mado a un Argarañaz, uno que comparte su sangre con Francisco,<br />

el fundador <strong>de</strong> Jujuy; sólo que él no lo sabe, y para más ésta vez lo ha unido con una<br />

<strong>de</strong>scendiente <strong>de</strong>l gran cacique Vitilpoco. Porque <strong>la</strong> tierra todavía manda. Aún no vienen<br />

a quitarle <strong>la</strong>s riquezas <strong>de</strong> <strong>la</strong>s profundida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> su medu<strong>la</strong>. Aún no pue<strong>de</strong>n. Ha ganado<br />

una batal<strong>la</strong> más. El viento andino ha hecho su parte. Sólo necesita eso: sentarlos unos


días en este suelo para hacerlos <strong>de</strong>sistir <strong>de</strong> que lo hurten y lo <strong>de</strong>spojen. Unos días para<br />

darles <strong>la</strong> valentía que se necesita para vivir <strong>la</strong> vida que se ha soñado.<br />

FIN

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!