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CASTALIA CABOTT
El traductor
Cruzados 3
sobre él pasaron los dos jinetes buscando llegar hasta William parado
un poco más allá.
El hombre era un guerrero inmenso. La lucha por el poblado había
empezado hacía largos minutos, si pudieran acabar con el hombre
con la misma facilidad con que había derribado su caballo sería muy
probable que los infieles que lo acompañaban se rendirían. Su muerte
sería un buen augurio para Aquitania. El hombre los esperaba de pie.
Los dos primeros guerreros moros echaron sobre él sus caballos
mientras blandían los largos sables. El guerrero no se movió, levantó
su brazo izquierdo hacia atrás y desde su espalda sacó otra espada
más, está parecía un poco más corta. Permaneció de pie
esperándolos, mientras sus muñecas abanicaban el aire con ambas
espadas. Cuando los caballos lo flanquearon a todo galope se lanzó a
tierra; arrodillado levantó las dos manos y las espadas detuvieron el
acero de sus enemigos. El sonido del choque de metales se acompañó
con las chispas de la fuerte fricción de los aceros enemigos chocando
con fuerza. Otro hombre más débil hubiera caído al suelo con la
fuerza de los golpes pero él se mantuvo firme. Cuando los hombres y
sus caballos pasaron, él giró para encontrarse a dos guerreros a sus
espaldas. Uno de ellos asestó un golpe que sólo su velocidad y
rapidez mental alejaron de su cuerpo no sin antes que el metal dejara
un profundo surco en su hombro.
Will apretó sus dientes ante el dolor, pero no tenía tiempo para
ocuparse de él. En vez de retirarse por el golpe hizo algo inesperado,
se adelantó hacia los hombres, estiró su brazo izquierdo y logró
perforar con su espada el estómago del hombre frente a él, mientras
lo hacía se tiraba al suelo. Podía sentir el ruido de los caballos y sabía
que los hombres volverían. Rodó, buscando equilibrarse para ponerse
de pie, el dolor lacerante de su hombro le hizo soltar una de las
espada. Pero logró erguirse. El otro hombre se lanzó sobre él y
cruzaron espadas mientras William buscaba moverse para cubrir sus
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