08.05.2013 Views

Editora Digital - Universo Romance, el Portal

Editora Digital - Universo Romance, el Portal

Editora Digital - Universo Romance, el Portal

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

CASTALIA CABOTT<br />

El traductor<br />

Cruzados 3<br />

cerca. Su vista no era muy buena, pero aquí estaban, tan juntos que<br />

podía sentir su cálida respiración. No pudo sostenerse por sí mismo. Y<br />

eso lo avergonzó casi tanto como <strong>el</strong> comprender que lo había<br />

levantado como si fuera un niño y no un hombre que casi llegaba al<br />

metro ochenta. Los últimos tres años habían sido una completa<br />

pesadilla y lo habían llevado de un hombre fuerte y fibroso a un<br />

hombrecillo tan d<strong>el</strong>gado que parecía que cualquiera podía izarlo como<br />

si fuera niño. El joven miró a los ojos de Will. Eran verdes, como <strong>el</strong><br />

tono de los pastos frescos de su vieja casa familiar. Ambos hombres<br />

se miraron hasta que sintieron los pasos de Bohemundo llegar hasta<br />

<strong>el</strong>los y giraron sus rostros para enfrentarlo. Su cuerpo sin fuerzas se<br />

apoyó en <strong>el</strong> de William quien lo sostuvo sin ningún tipo de<br />

inconveniente. Había pasado un brazo bajo su brazo rodeando su<br />

espalda.<br />

Bohemundo de Tarento levantó su mano y los soldados se<br />

acercaron para tomar al muchacho pero William les dijo:<br />

—No.<br />

El joven sentía su corazón batallar con fuerza. Por un segundo<br />

cerró los ojos intentando alejarse de esa realidad y <strong>el</strong> suave olor a<br />

lavanda, tan débil que parecía etéreo lo llenó. ¡Lavanda! Su madre<br />

solía hacer perfume de lavanda. Las imágenes pasaron raudamente<br />

por su mente antes de que la misma realidad se instalara por sí<br />

misma.<br />

Los soldados movieron hacia <strong>el</strong>los pero se detuvieron<br />

inmediatamente luego de mirar al Príncipe que había hecho una seña<br />

con la palma de su mano abierta. Todos en <strong>el</strong> patio tenían sus ojos<br />

fijos en <strong>el</strong>los. Tarento caminó hasta ponerse justo frente al muchacho<br />

—¿En qué idioma habló? —le preguntó ya en un tono más calmado<br />

señalando con la cabeza hacia <strong>el</strong> hombre d<strong>el</strong> turbante.<br />

El muchacho respiró con dificultad y contestó: —Nad… ji.<br />

<strong>Editora</strong> <strong>Digital</strong>

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!