COLECCIÓN BICENTENARIO - Colombia Aprende
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5 La Independencia en el arte y el arte en la Independencia referencian a la hora de explicar este período, vienen de obras que se pintaron o realizaron después de 1830. Esta aparente confusión invita a que, por un lado, estudiantes y docentes investiguen sobre el contexto en el cual vivieron los pintores y artistas a finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX. Pero, por otro lado, nos permite preguntar por los legados de la Independencia y por la manera como, desde distintos presentes, hemos interpretado lo que sucedió hace 200 años. Además de invitar a los lectores a conocer estos seis ensayos que nos muestran, de primera mano, cómo un historiador interpreta y usa las imágenes, también vale la pena resaltar el compendio mismo de fuentes visuales que se encuentran en este tomo. Se trata entonces de una doble lectura donde se tienen unas explicaciones completas de las imágenes pero, también, una suma muy útil de imágenes relacionadas con la Independencia. De hecho, cada una de ellas puede ser un elemento importante para las investigaciones de aula que se realizarán en torno a las 200 preguntas del programa Historia Hoy: Aprendiendo con el Bicentenario de la Independencia. Como en todas las fuentes históricas, el verdadero potencial de un documento (llámese acta, pintura, artículo de prensa, obra literaria, diario de viaje, mapas, etc.) depende de las preguntas que le hagamos al mismo y la manera como lo interpretemos. Y en este orden de ideas, es importante comprender que las imágenes aquí reunidas son útiles para una inmensa variedad de interrogantes. Para empezar, éstas pueden ayudar a resolver inquietudes del ámbito Arte y tradiciones en la Independencia, en el marco del programa Historia Hoy: Aprendiendo con el Bicentenario de la Independencia. Si se mira, por ejemplo, la pregunta “¿Por qué durante la época virreinal del siglo XVIII los pintores y retratistas no centraron sus obras artísticas en el acontecer cotidiano de la vida social de las personas del común sino, por el contrario, se limitaron a pintar imágenes religiosas y prestantes de la época?” (Ministerio de Educación Nacional (2009). 200 años, 200 preguntas. Bogotá. Pregunta 66, p. 11) de Edinsson Ruíz Lozano, encontraremos en el segundo capítulo algunos de los temas recurrentes de la pintura durante los siglos XVIII y XIX. Pero las imágenes también pueden ser recursos valiosos para preguntas relacionadas con el ámbito Cómo era la vida cotidiana de las personas en la Independencia, por ejemplo, para aquellas que indagan por el tipo de calzado que se usaba o por los arreglos y cortes de cabello del momento (Ministerio de Educación Nacional (2009). 200 años, 200 preguntas. Bogotá. Preguntas 182 y 185, p. 23). Estas fuentes también son útiles para preguntas sobre Cómo se ha contado la historia de la Independencia, tales como la de Layla Carolina Ocampo, quien se interesa por saber “Si en la época
de la Independencia no existía la manera de dejar registro físico de los personajes o de las situaciones que se daban allí, ¿cómo es que la historia nos muestra “fotos” y nos recrea con imágenes todos los momentos de nuestra Independencia? […]” (Ministerio de Educación Nacional (2009). 200 años, 200 preguntas. Bogotá. Pregunta 150, p. 20). Retomando además los lineamientos metodológicos que encontrarán en la guía de uso de fuentes del tomo introductorio de la Colección, docentes y estudiantes también podrán usar las imágenes de este tomo para analizar no sólo “lo que dicen”, sino “lo que no dicen”, es decir, analizar los silencios y vacíos de las representaciones artísticas. En este sentido, preguntas como las de Laura Arisbel Mena Robledo sobre “¿Por qué no hay una reseña histórica que hable de todos los que participaron en nuestra Independencia, incluyendo a los negros, mestizos e indígenas?” (Ministerio de Educación Nacional (2009). 200 años, 200 preguntas. Bogotá. Pregunta 145, p. 19) o varias del ámbito Los personajes desconocidos de la Independencia cobran particular relevancia. En definitiva, esperamos que este tomo —tanto por las explicaciones que tiene como por las fuentes que compila— motive a que enriquezcamos el tipo de fuentes con las que usualmente se investiga y nos lleve a reconocer que las obras de arte y las imágenes son tan significativas como cualquier huella escrita que tenemos del pasado. 6
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de la Independencia no existía la manera de dejar registro físico de los personajes o de las situaciones<br />
que se daban allí, ¿cómo es que la historia nos muestra “fotos” y nos recrea con imágenes todos los<br />
momentos de nuestra Independencia? […]” (Ministerio de Educación Nacional (2009). 200 años, 200<br />
preguntas. Bogotá. Pregunta 150, p. 20).<br />
Retomando además los lineamientos metodológicos que encontrarán en la guía de uso de fuentes del<br />
tomo introductorio de la Colección, docentes y estudiantes también podrán usar las imágenes de este<br />
tomo para analizar no sólo “lo que dicen”, sino “lo que no dicen”, es decir, analizar los silencios y<br />
vacíos de las representaciones artísticas. En este sentido, preguntas como las de Laura Arisbel Mena<br />
Robledo sobre “¿Por qué no hay una reseña histórica que hable de todos los que participaron en nuestra<br />
Independencia, incluyendo a los negros, mestizos e indígenas?” (Ministerio de Educación Nacional<br />
(2009). 200 años, 200 preguntas. Bogotá. Pregunta 145, p. 19) o varias del ámbito Los personajes<br />
desconocidos de la Independencia cobran particular relevancia.<br />
En definitiva, esperamos que este tomo —tanto por las explicaciones que tiene como por las fuentes<br />
que compila— motive a que enriquezcamos el tipo de fuentes con las que usualmente se investiga y<br />
nos lleve a reconocer que las obras de arte y las imágenes son tan significativas como cualquier huella<br />
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