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COLECCIÓN BICENTENARIO - Colombia Aprende

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La hipótesis que aún estaría por confirmarse es que Pedro José Figueroa, por encargo del oidor Chica,<br />

debía estar realizando un retrato conmemorativo del “pacificador”, como llamaban al general Morillo<br />

probablemente anticipándose al resultado de la guerra o la expectativa de triunfo en alguna batalla.<br />

Esta pintura acabó siendo abortada y de la misma forma que se acostumbraba en la colonia, el pintor<br />

volvía a reutilizar el lienzo en una nueva obra, que para nuestra suerte y como ironía del destino,<br />

Figueroa dejaría en la tela sin proponérselo, testimonio del conflicto político y el advenimiento de<br />

un nuevo poder republicano, en sustitución del dominio español. Aquí, son bastante pertinentes las<br />

palabras de Esther Acevedo:<br />

La multiplicidad de vocabularios y estrategias visuales que se dan en estas pinturas son el<br />

correlato de las distintas miradas perceptivas de los grupos sociales, que varían según los<br />

espacios regionales o sociales en que se inscribían y que se fueron transformando a lo largo<br />

del tiempo. La elección de una u otra estrategia formal o de contenido nos develará tanto<br />

las ideas que sobre la historia tenía el patrocinador de la obra, como el desarrollo de la<br />

sociedad a la que se proponía convencer (Acevedo, 2001, 115).<br />

Por otro lado, a pesar de los cambios políticos e ideológicos, Figueroa continuaría como pintor de la<br />

Nueva República al igual que sus hijos, sin mayor problema siendo uno de los principales retratistas<br />

de Bolívar en esta época. Es importante hacer una aclaración, como pintor Pedro Figueroa atendía<br />

todos los encargos que se le encomendaban sin, necesariamente, tener que tomar partido o posición<br />

en la guerra. Debe evitarse caer en la trampa de pensar equivocadamente que lo representado en<br />

sus telas fueran convicciones férreas del pintor. Como se puede demostrar, Figueroa pinta retratos de<br />

españoles como Morillo y después lo hará con Bolívar y Santander: eran encomiendas, contratos y<br />

trabajos remunerados. Esta flexibilidad le permitió sobrevivir a la transición de las guerras, porque otros<br />

pintores se comprometieron sea con la causa independentista o realista dejaron los pinceles y tomaron<br />

las armas. Eugenio Barney-Cabrera oportunamente resalta:<br />

Juzgado así el oficio del pintor o de escultor, se explica que la posibilidad de comprometer<br />

el arte con la política resultaba tan arbitraria para la época como si al ebanista o al tallador,<br />

al herrero o al sastre, al alfarero o al textilero y tejedor, se les hubiese ocurrido construir<br />

el mueble o el retablo, la verja y la herradura, el traje, la vasija o el paño según diseños<br />

de compromiso ideológico. Empero, así como los artesanos fueron a la guerra y murieron<br />

en ella, y los sastres cosieron uniformes de militares y casacas de burócratas, también<br />

los pintores en su condición de hombres se comprometieron con algunos de los bandos<br />

enfrentados y, como se ha visto, asimismo hicieron los retratos de los mandatarios de turno<br />

(Barney-Cabrera, 1975, p. 1234).<br />

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