COLECCIÓN BICENTENARIO - Colombia Aprende
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La Independencia en el arte y el arte en la Independencia<br />
Debe aclararse que la influencia neoclásica y la transformación de la pintura colonial no debe<br />
ser pensada como una evolución del arte, o que toda la pintura a mediados de siglo fuera<br />
neoclásica. Esta ocurre, como se dijo antes, simultánea a manifestaciones opuestas como<br />
el costumbrismo, caracterizada por lo pintoresco y poco académico de las formas. Beatriz<br />
González destaca el costumbrismo de la siguiente manera:<br />
Una de las vertientes que definieron el carácter de las artes visuales en <strong>Colombia</strong> fue el<br />
costumbrismo, conocido universalmente con las denominaciones de pintura costumbrista,<br />
pintura de género (del francés genre: variedad), género de costumbres y cuadros de<br />
conversación. A mediados de siglo, los pintores y escritores colombianos, definieron con<br />
claridad el concepto de costumbres, al punto de seguir intuitivamente a la escuela realista<br />
europea, que anteponía la verdad a la belleza” (González, 1993, p. 105).<br />
Nos interesa seguir aquí seguir la tradición clásica en el arte, que será más frecuente en<br />
los siguientes años para representar a los próceres, los notables y los acontecimientos de<br />
la independencia. A partir de la segunda mitad del siglo XIX, como se dijo anteriormente,<br />
se evidencia la preponderancia del neoclasicismo y del romanticismo para los retratos y la<br />
representación de héroes dejando el camino abierto para la pintura académica y sus temas<br />
históricos nacionales.<br />
Sin embargo, el auge de la pintura histórica se produce con el neoclasicismo, con el<br />
romanticismo, y sobre todo con la Revolución Francesa, con el advenimiento de Napoleón<br />
y la escuela de pintores de su entorno: David, el barón Gros, Isabey, Boilly, Gérard, Girodet,<br />
Ingres, Guérin, y después Delacroix, o con Goya en España y con Benjamin West, decano<br />
de pintura histórica anglo-americana. Más adelante, el academicismo pictórico durante<br />
todo el siglo XIX acogerá a la pintura histórica como género propio, tanto en Europa como<br />
en América (Calderón, 2004)<br />
La segunda mitad del siglo xix coincidió con una avalancha en la mayor parte de Latinoamérica<br />
de pinturas académicas con temática histórica para reforzar la identidad y la nación. En Países<br />
como México (Medina, 2004, pp.87-116) y Perú se enfatizará el pasado prehispánico Mexica<br />
e Inca. En el caso de Brasil se constituye la imagen de un indio idealizado, apoyado en el<br />
movimiento indianista, además de resaltar los episodios de grandes batallas del Imperio. En