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“Trabajo presentado en el V Congreso Nacional <strong>de</strong> Ciencia Política –<br />

<strong>Sociedad</strong> <strong>Argentina</strong> <strong>de</strong> <strong>Análisis</strong> <strong>Político</strong> – 14 al 17 <strong>de</strong> Noviembre <strong>de</strong><br />

2001”<br />

Apellido y Nombre: Ouviña Hernán<br />

DNI: 25.805.968<br />

e-mail/tel: hernanou@hotmail.com 4-209-3658<br />

Entidad a la cual pertenece o representa: Facultad <strong>de</strong> Ciencias<br />

Sociales, Universidad <strong>de</strong> Buenos Aires<br />

Panel: Area Economía, <strong>Sociedad</strong> y Política<br />

Opción I: “Nuevas relaciones entre Economía y Política”<br />

Opción II: “Reforma económica, reforma institucional y políticas<br />

públicas”<br />

Título: Reestructuración capitalista y metamorfosis <strong>de</strong>l Estado<br />

durante la década menemista


Reestructuración capitalista y metamorfosis <strong>de</strong>l Estado durante la década menemista *<br />

I. Introducción<br />

Hernán Ouviña<br />

1<br />

El Estado es una cosa <strong>de</strong>masiado seria<br />

como para convertirlo en una arlequinada<br />

Karl Marx<br />

Asistimos atónitos al sepelio <strong>de</strong>l Estado argentino. Su <strong>de</strong>saparición está aconteciendo, <strong>de</strong><br />

acuerdo a teóricos <strong>de</strong>l más diverso pelaje, al calor <strong>de</strong> las recetas neoliberales<br />

implementadas en buena parte <strong>de</strong>l mundo. Sin embargo, o precisamente por ello, el Estado<br />

como objeto <strong>de</strong> investigación política hace tiempo que ha <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> estar en boga. Con<br />

excepción <strong>de</strong> ciertos trabajos que tien<strong>de</strong>n a mistificar las instituciones públicas como<br />

entida<strong>de</strong>s por encima <strong>de</strong> -o ajenas a- la lucha <strong>de</strong> clases, practicamente no existen estudios<br />

serios que <strong>de</strong>n cuenta <strong>de</strong> las sustanciales transformaciones sufridas en las últimas décadas a<br />

nivel estatal, ni <strong>de</strong> las teorías que le dan sustento a estas políticas. El vacío no es para nada<br />

azaroso. Antes bien, resulta sumamente funcional a los sectores dominantes, habida cuenta<br />

las profundas consecuencias negativas que dichos cambios implican.<br />

Por ello, teniendo en cuenta que, tal como expresa Atilio Borón 1 , el neoliberalismo no es<br />

tan sólo una respuesta técnica surgida <strong>de</strong> una revalorización <strong>de</strong> la herencia teórica <strong>de</strong> la<br />

escuela austriaca y <strong>de</strong> las iniciales contribuciones <strong>de</strong> Adam Smith, sino también una<br />

propuesta que contiene, en diferentes grados <strong>de</strong> elaboración, una teoría política sobre la<br />

organización <strong>de</strong>l Estado, su naturaleza y funciones, y sobre el papel que la ciudadanía y en<br />

especial las clases populares tienen que cumplir en él, resulta imprescindible avanzar en el<br />

análisis <strong>de</strong> los fundamentos teórico-políticos <strong>de</strong> la llamada “Mo<strong>de</strong>rnización <strong>de</strong>l Estado”,<br />

<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la cual se enmarca la ofensiva neoliberal en curso en gran parte <strong>de</strong> América<br />

Latina.<br />

Comenzaremos, pues, <strong>de</strong>scribiendo el contexto en el cual cobra un protagonismo creciente<br />

la contrarrevolución neoconservadora a nivel mundial, para luego abordar su imposición en<br />

el cono sur <strong>de</strong> latinoamérica a partir <strong>de</strong> los años ’80 en el marco <strong>de</strong> la reestructuración<br />

capitalista iniciada a finales <strong>de</strong> la década <strong>de</strong>l ‘70. A continuación, contrastaremos el<br />

diagnóstico hegemónico <strong>de</strong> la minimización <strong>de</strong>l Estado argentino con algunos indicadores<br />

que, en principio, darían cuenta <strong>de</strong> un proceso mucho más complejo <strong>de</strong> reconfiguración <strong>de</strong>l<br />

aparato estatal. Luego, pasaremos revista <strong>de</strong> la experiencia neocelan<strong>de</strong>sa <strong>de</strong> gerenciamiento<br />

<strong>de</strong> lo público, finalizando el trabajo con un balance provisional <strong>de</strong> las consecuencias<br />

sociales, políticas y económicas <strong>de</strong>satadas en <strong>Argentina</strong> a partir <strong>de</strong>l repliegue estrepitoso<br />

<strong>de</strong>l Estado en aras <strong>de</strong> la absolutización <strong>de</strong>l mercado como máximo (y al parecer, único)<br />

asignador <strong>de</strong> recursos.<br />

* El presente trabajo se inscribe en el marco <strong>de</strong> un Proyecto <strong>de</strong> Investigación UBACyT en curso, bajo la dirección <strong>de</strong>l Dr.<br />

Oscar Oszlak. Se agra<strong>de</strong>ce a este último las sugerencias y aclaraciones formuladas al texto preliminar.<br />

1 Estado asistencialista, neoliberalismo y <strong>de</strong>mocracia en América Latina, en Memorias <strong>de</strong>l Seminario Internacional <strong>de</strong><br />

Redimensionamiento y Mo<strong>de</strong>rnización <strong>de</strong> la Administración Pública en América Latina, INAP, Mexico, 1989.


II. Antece<strong>de</strong>ntes históricos <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sguace estatal<br />

La reestructuración capitalista a escala planetaria tuvo como antesala un conjunto <strong>de</strong><br />

sucesos que posibilitaron el cuestionamiento <strong>de</strong>l Estado benefactor como forma<br />

privilegiada <strong>de</strong> mediación socio-política. Entre ellos, pue<strong>de</strong>n citarse la crisis <strong>de</strong> petroleo y<br />

el creciente déficit fiscal que <strong>de</strong>bían afrontar los Estados burocráticos centrales, así como<br />

los populistas en América Latina, a mediados <strong>de</strong> los años 70. El agotamiento <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong><br />

acumulación fordista, según la llamada “Escuela <strong>de</strong> la Regulación”, también contribuyó al<br />

quiebre <strong>de</strong> la forma <strong>de</strong> dominación social <strong>de</strong> posguerra. No es nuestro objetivo indagar en<br />

los por qué <strong>de</strong> la crisis 2 , sino más bien <strong>de</strong>scribir el contexto en el cual cobra fuerza la<br />

predica privatista y neoconservadora.<br />

Con la llegada <strong>de</strong> Margaret Tatcher y Ronald Reagan al po<strong>de</strong>r, el discurso neoliberal<br />

adquiere un protagonismo inusitado. La “ingobernabilidad”, <strong>de</strong>scripta <strong>de</strong> manera elocuente<br />

por el tristemente famoso Informe <strong>de</strong> la Comisión Trilateral, sólo permitía una única salida,<br />

tal como rezaba el slogan <strong>de</strong> campaña <strong>de</strong> la dama <strong>de</strong> hierro: el ajuste estructural y la<br />

ofensiva generalizada contra todas aquellas conquistas históricas <strong>de</strong> los sectores<br />

subalternos, cristalizadas en numerosos espacios, organismos y políticas estatales, tales<br />

como las <strong>de</strong>stinadas a la seguridad social.<br />

En el caso específico <strong>de</strong> los países latinoamericanos, la perspectiva neoliberal se con<strong>de</strong>nsó<br />

en el “Consenso <strong>de</strong> Washington” 3 -verda<strong>de</strong>ro Bretton Woods <strong>de</strong> los ’90-, que apuntaba a<br />

una feroz apertura económica y a un <strong>de</strong>sguace indiscriminado <strong>de</strong>l aparato estatal,<br />

incluyendo un drástico ajuste <strong>de</strong>l gasto público, entre otras medidas. Los supuestos males a<br />

erradicar eran la <strong>de</strong>uda externa y el déficit fiscal 4 . En paralelo, escuelas como las <strong>de</strong><br />

Chicago y Virginia, cubiertas con un ropaje tecnicista y neutral 5 , se encargaron <strong>de</strong> brindar<br />

los basamentos teóricos <strong>de</strong>l repliegue y reducción <strong>de</strong>l Estado a su “mínima” expresión. El<br />

estatismo, tal como había pregonado Von Hayek varias décadas atrás, era el camino<br />

inevitable hacia la servidumbre 6 .<br />

2<br />

Al respecto, pue<strong>de</strong> consultarse, entre otros, los textos <strong>de</strong> John Holloway, Se abre el abismo. Surgimiento y caída <strong>de</strong>l<br />

Keynesianismo, en Marxismo, Estado y Capital, Ed. Tierra <strong>de</strong>l Fuego, 1994, así como <strong>de</strong> Antonio Negri, John Maynard<br />

Keynes y la teoría capitalista <strong>de</strong>l estado en el ’29, en Revista El Cielo por Asalto, Nº 2, 1991. Para una interpretación en<br />

clave regulacionista, confróntese con el brillante libro <strong>de</strong> Michel Aglietta, Regulación y crisis <strong>de</strong>l capitalismo, Ed. Siglo<br />

XXI, 1986.<br />

3<br />

John Williamson, Latin American Adjustment: How much has Happened, Washington D.C., 1990. Para una<br />

<strong>de</strong>scripción <strong>de</strong>tallada <strong>de</strong>l proceso social y político en que emerge el Consenso <strong>de</strong> Washington véase La insuficiencia<br />

crónica <strong>de</strong>l ajuste, Frances Sttewart, en Todos Entran. Propuesta para socieda<strong>de</strong>s incluyentes, UNICEF, 1998.<br />

4<br />

Como bien sabemos, ambos problemas, lejos <strong>de</strong> ser superados, no sólo subsistieron sino que incluso se intensificaron<br />

enormemente en los últimos años.<br />

5<br />

Este tipo <strong>de</strong> discurso se encuentra nuevamente en auge, reactualizado por el New Public Management: Koldo<br />

Echebarría, uno <strong>de</strong> sus principales exponentes en Iberoamérica, ha expresado que “el management se presenta como un<br />

conjunto <strong>de</strong> valores, instituciones, conceptos y técnicas caracterizados por su portabilidad y neutralidad política”. La<br />

formación <strong>de</strong> cuadros públicos en las escuelas <strong>de</strong> gestión, CEFIR, 1998.<br />

6<br />

Huelga <strong>de</strong>cir que quienes califican al Estado como <strong>de</strong>miurgo <strong>de</strong> todos los males, omiten mencionar que fue<br />

precisamente a partir <strong>de</strong> la creciente intervención <strong>de</strong>l mismo que el capitalismo pudo salir airoso <strong>de</strong> la profunda crisis<br />

sufrida a nivel mundial a comienzos <strong>de</strong>l ’30. Irónicamente, Antonio Negri afirma que a partir <strong>de</strong> esta etapa, el capital se<br />

hizo socialista. Aunque <strong>de</strong>s<strong>de</strong> otra perspectiva, <strong>de</strong> manera análoga, Guillermo O’Donnell vislumbra al Estado como límite<br />

negativo a las consecuencias disruptivas inherentes al patrón <strong>de</strong> acumulación capitalista.<br />

2


Experimentos como los <strong>de</strong> Pinochet en Chile <strong>de</strong>mostraban que era necesaria una<br />

generalizada dosis <strong>de</strong> miedo y represión para imponer un mo<strong>de</strong>lo, por <strong>de</strong>más excluyente,<br />

que re<strong>de</strong>finiera la intervención estatal. En <strong>Argentina</strong>, <strong>de</strong> manera similar, la cruenta<br />

dictadura sentó las bases <strong>de</strong>l disciplinamiento social, proceso que terminará <strong>de</strong> consumarse<br />

con el shock psicológico <strong>de</strong> la hiperinflación. El terrorismo político y el económico daban<br />

forma así al nuevo patrón <strong>de</strong> dominación que se consolidaría en los primeros años <strong>de</strong>l<br />

gobierno menemista. La fragmentación y rotura <strong>de</strong> los lazos <strong>de</strong> solidaridad entre los<br />

diversos sectores <strong>de</strong> la sociedad civil posibilitó que se avanzara, como en pocos lugares <strong>de</strong>l<br />

mundo, hacia un salvaje darwinismo social que el sentido común <strong>de</strong> la época sintetizó<br />

sabiamente como el “salvese quien pueda”, sucesor inmediato <strong>de</strong>l “por algo será”.<br />

Ya a finales <strong>de</strong> los ’80, y durante toda la década <strong>de</strong>l 90, tal como señala Oscar Oszlak, la<br />

mayoría <strong>de</strong> los países <strong>de</strong>l mundo se embarcaron en programas <strong>de</strong> ajustes estructurales <strong>de</strong><br />

enorme envergadura, cuyo característica principal fue la disminución <strong>de</strong>l aparato estatal a<br />

través <strong>de</strong> políticas <strong>de</strong> <strong>de</strong>sregulación, <strong>de</strong>scentralización, privatización, tercerización y<br />

achicamiento <strong>de</strong> las dotaciones <strong>de</strong> personal. El Banco Mundial las englobó en la común<br />

<strong>de</strong>nominación <strong>de</strong> “reformas <strong>de</strong> primera generación”, previendo que una segunda generación<br />

<strong>de</strong> reformas acometería la tarea pendiente <strong>de</strong> mejorar el aparato institucional remanente 7 .<br />

De esta forma, las opciones monetaristas y neoconservadoras fueron ganando cada vez más<br />

terreno en el continente, al calor <strong>de</strong> las experiencias “exitosas” en Inglaterra y los Estados<br />

Unidos. Es importante aclarar que, paradojicamente, las políticas <strong>de</strong> ajuste propuestas por<br />

los países capitalistas avanzados fueron negadas en la práctica tanto en Europa como en<br />

Norteamérica, don<strong>de</strong> el Estado continuó ejerciendo importantes funciones <strong>de</strong> regulación<br />

directa e indirecta y, lejos <strong>de</strong> haberse achicado en términos materiales (v.g. gasto público,<br />

personal), tendío cuanto menos a solventarse o incluso acrecentarse 8 . En la misma época en<br />

que se pregonaba en América Latina como salida única la estrepitosa reducción <strong>de</strong>l Estado<br />

en todas sus facetas, en los países <strong>de</strong>sarrollados acontecía todo lo contrario. Así, entre 1978<br />

y 1994, los gastos totales <strong>de</strong> las Administraciones Públicas en porcentaje sobre el Producto<br />

Interior Bruto crecieron en todos los países <strong>de</strong> la OCDE, en especial en los países europeos<br />

don<strong>de</strong> este porcentaje se incrementó <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el 43,6 al 53,5 9 .<br />

En <strong>Argentina</strong>, así como en buena parte <strong>de</strong>l continente, parodiando un juego <strong>de</strong> suma cero,<br />

la <strong>de</strong>cidida pasividad estatal tuvo como correlato un protagonismo creciente <strong>de</strong>l mercado<br />

como “eficiente” asignador <strong>de</strong> recursos 10 . La re-mercantilización <strong>de</strong> una serie <strong>de</strong> relaciones<br />

7<br />

El mito <strong>de</strong>l Estado mínimo: una década <strong>de</strong> reforma estatal en <strong>Argentina</strong>, trabajo presentado al V Congreso Internacional<br />

<strong>de</strong>l CLAD sobre la Reforma <strong>de</strong>l Estado y <strong>de</strong> la Administración Pública, 2000.<br />

8<br />

Véase Peter Baldwin, The politics of social solidarity: class bases of the european welfare state, Nueva York,<br />

Cambrig<strong>de</strong> University Press, 1990.<br />

9<br />

Enrique Alvarez Con<strong>de</strong>, Fernando Vallespin, Enrique Guerrero y Francisco Velasquez, Conclusiones <strong>de</strong>l <strong>de</strong>bate sobre el<br />

papel <strong>de</strong>l Estado: Transformaciones <strong>de</strong> la organización <strong>de</strong> las Administraciones Públicas, <strong>de</strong> las burocracias estatales,<br />

<strong>de</strong> las relaciones entre Administración y ciudadanos y <strong>de</strong> las formas <strong>de</strong> participación <strong>de</strong> estos en los asuntos públicos, III<br />

Congreso <strong>de</strong>l CLAD. Es importante aclarar que estos datos no niegan (antes bien: afirman) que en dichos países haya<br />

habido una radical re<strong>de</strong>finición <strong>de</strong>l rol <strong>de</strong>l Estado, así como una <strong>de</strong>sarticulación <strong>de</strong> sus políticas bienestaristas.<br />

10<br />

Un caso paradigmático al respecto es el <strong>de</strong> los llamados “colgados”, que tras la privatización <strong>de</strong> Segba pasaron a ser<br />

consi<strong>de</strong>rados <strong>de</strong>lincuentes bajo la sombra <strong>de</strong>l código penal. De acuerdo a las propias autorida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l ENRE, la<br />

3


sociales que anteriormente regían bajo el amparo <strong>de</strong> la regulación <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong>vino en un<br />

requisito imprescindible, <strong>de</strong> acuerdo al discurso neoliberal. No obstante, más allá <strong>de</strong> los<br />

numerosos ejemplos que podrían relatarse, lo que interesa es mostrar el profundo cambio<br />

producido: <strong>de</strong> ciudadanos portadores <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos universales, a meros clientes cuya única<br />

mediación se encuentra constituida por el mercado 11 .<br />

Pero si en los primeros años <strong>de</strong> las reformas estructurales los organismos internacionales<br />

hicieron oidos sordos a las críticas efectuadas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> diversos sectores sociales y políticos,<br />

ya una vez consolidadas las mismas se comenzó a tener en cuenta la necesidad <strong>de</strong> un<br />

Estado que, aunque “mínimo”, permitiera al menos la reproducción <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n social. Al<br />

respecto, resulta interesante leer el Informe anual <strong>de</strong>l Banco Mundial para 1997 12 , en don<strong>de</strong><br />

se propone una segunda etapa <strong>de</strong> reforma estatal. En este primer paper <strong>de</strong>l organismo<br />

<strong>de</strong>dicado exclusivamente a la problemática <strong>de</strong>l Estado, se admite que el mismo “es<br />

fundamental para el proceso <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo económico y social” 13 .<br />

A pesar <strong>de</strong> la limitada autocrítica, la citada advertencia supone un notable contraste con las<br />

recomendaciones hechas por el organismo en su informe <strong>de</strong> un año atrás 14 , don<strong>de</strong> augura<br />

sin medias tintas que el Estado <strong>de</strong>be convencerse <strong>de</strong> que es mejor hacer poco y bién, que<br />

mucho y mal; para lo cual “<strong>de</strong>berá realizar <strong>de</strong> inmediato una doble tarea: reducir su<br />

presencia y modificar su naturaleza”.<br />

Bajo este contexto, los sucesivos gobiernos argentinos reificaron plenamente el <strong>de</strong>cálogo<br />

recetado por el Banco Mundial y los restantes organismos multilaterales <strong>de</strong> crédito. De<br />

hecho, el eufemismo tan en boga entre los partidarios <strong>de</strong>l reciente ajuste es la mentada<br />

“Mo<strong>de</strong>rnización <strong>de</strong>l Estado”. A principios <strong>de</strong> 2001, la Secretaría <strong>de</strong> Mo<strong>de</strong>rnización <strong>de</strong>l<br />

Estado y la Subsecretaría <strong>de</strong> la Función Pública (hoy en día convertidas ambas en una sola<br />

Secretaría) presentaron conjuntamente en el Congreso el Plan Nacional <strong>de</strong> Mo<strong>de</strong>rnización<br />

<strong>de</strong>l Estado, versión doméstica <strong>de</strong>l National Perfomance Review, programa <strong>de</strong><br />

reestructuración <strong>de</strong> la Administración Pública norteamericana lanzado hace unos años por<br />

el entonces presi<strong>de</strong>nte Bill Clinton y coordinado por Al Gore. Pero veamos cuáles fueron<br />

las tranformaciones que llevaron a esta discusión actual.<br />

incapacidad por parte <strong>de</strong> los sectores carenciados <strong>de</strong> obtener energía eléctrica <strong>de</strong>riva <strong>de</strong> su escaso po<strong>de</strong>r adquisitivo en el<br />

ámbito mercantil.<br />

11<br />

Aún con todas las limitaciones que puedan señalarse, consi<strong>de</strong>ramos que la ciudadanía no se acota al “<strong>de</strong>recho a tener<br />

<strong>de</strong>rechos” sino que más bien el proceso <strong>de</strong> ciudadanización implica un sujeto que goza <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos iguales en lugar <strong>de</strong><br />

privilegios, y que requiere <strong>de</strong> condiciones <strong>de</strong> inserción económica y no sólo simbólica, como sustento <strong>de</strong> su autonomía y<br />

ejercicio efectivo <strong>de</strong> su potestad. Des<strong>de</strong> esta perspectiva, la ciudadanía supondría un status in<strong>de</strong>pendiente <strong>de</strong> -a la vez que<br />

en tensión permanente con- el vinculo mercantil. Para un <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> este punto véase Alejandra Ciriza: Democracia y<br />

ciudadanía <strong>de</strong> mujeres. Encrucijadas teóricas y políticas. Ponencia presentada en las Primeras Jornadas <strong>de</strong> Teoría y<br />

Filosofía Política, 21 y 22 <strong>de</strong> agosto <strong>de</strong> 1998, Facultad <strong>de</strong> Ciencias Sociales, UBA, EURAL, CLACSO, Buenos Aires.<br />

12<br />

El Estado en un mundo en transformación, Informe sobre el Desarrollo Mundial, Banco Mundial, Washington D.C.,<br />

1997.<br />

13<br />

También el Banco Interamericano <strong>de</strong> Desarrollo formuló una serie <strong>de</strong> cuestionamientos e inconsistencias al “Consenso<br />

<strong>de</strong> Washington”, en especial a su concepción acrítica <strong>de</strong> la relación entre estabilización/ajuste y crecimiento/<strong>de</strong>sarrollo.<br />

Al respecto, pue<strong>de</strong>n consultarse, entre otros, los siguientes <strong>documento</strong>s: El legado <strong>de</strong> Prebisch, Enrique Iglesias, BID,<br />

1993, y Social Reform and Poverty. Toward a Comprehensive Agenda for Development, BID, 1993.<br />

14<br />

De la planificación centralizada a la economía <strong>de</strong> mercado, Banco Mundial, Washington D.C., 1996.<br />

4


III. El hiato entre los <strong>de</strong>seos neoliberales y la realidad: ¿minimización o metamorfosis<br />

<strong>de</strong>l Estado? 15<br />

Es un lugar común afirmar que el Estado argentino se ha replegado en los últimos años, y<br />

<strong>de</strong>be seguir haciendolo hasta su virtual <strong>de</strong>saparición, tanto en términos <strong>de</strong> su volúmen,<br />

como en relación a su “intervención” en la sociedad civil y la economía. Sin embargo, la<br />

realidad dista <strong>de</strong> ser así. En efecto, basta contrastar los datos provistos por los principales<br />

organismos internacionales y nacionales para darse cuenta que, lejos <strong>de</strong> haberse achicado<br />

en tamaño y participación, el Estado ha incrementado (o, cuanto menos, mantenido estable)<br />

su planta <strong>de</strong> personal, sus unida<strong>de</strong>s organizativas, y su gasto público, por nombrar sólo los<br />

indicadores más conocidos. A continuación, contrastaremos el discurso hegemónico <strong>de</strong> la<br />

minimización <strong>de</strong>l Estado 16 , con los datos que permiten dar cuenta <strong>de</strong>l carácter falseado <strong>de</strong>l<br />

mismo. Lo que se produjo, creemos, fue una disminución en el ritmo <strong>de</strong> crecimiento -a la<br />

vez que una profunda reformulación, al calor <strong>de</strong> la reestructuración capitalista- <strong>de</strong> estos<br />

indicadores, que es bien distinto a postular su abrupta caída.<br />

Teniendo en cuenta este planteo, po<strong>de</strong>mos afirmar que el mentado “a<strong>de</strong>lgazamiento” <strong>de</strong>l<br />

Estado trocó, en realidad, en ausencia o disminución <strong>de</strong> su presencia en áreas claves e<br />

in<strong>de</strong>legables en relación a la lógica <strong>de</strong>l mercado: regulación <strong>de</strong> los servicios públicos<br />

privatizados, políticas activas y sistemáticas <strong>de</strong> lucha contra el <strong>de</strong>sempleo y la pobreza,<br />

fomento <strong>de</strong> las economías regionales y <strong>de</strong> pequeña escala, vigencia y respeto <strong>de</strong> los<br />

<strong>de</strong>rechos humanos, atención médico-sanitaria, educación pública y gratuita, etc 17 . Como<br />

contrapartida, el Estado se mantuvo por <strong>de</strong>más activo en otros ámbitos: pago puntual <strong>de</strong> los<br />

intereses <strong>de</strong> la <strong>de</strong>uda externa, incremento <strong>de</strong>smedido <strong>de</strong> su aparato represivo (v.g.<br />

gendarmería, policia, guardia carceles, etc.), así como exenciones impositivas y subsidios a<br />

empresas privatizadas y grupos transnacionales. En este último caso, tal como expresa<br />

Atilio Borón, existe una “renovada presencia estatal en todo aquello que se relacione con<br />

cortejar a los inversores y volcar a favor <strong>de</strong> los empresarios las condiciones <strong>de</strong> contratación<br />

y utilización <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo” 18 . Esta especie <strong>de</strong> keynesianismo invertido da cuenta<br />

<strong>de</strong> la complejidad <strong>de</strong> la ofensiva neoliberal actual: lejos <strong>de</strong> implicar solamente un<br />

15<br />

En este punto, se retoman y profundizan los principales aspectos problemáticos <strong>de</strong> las modificaciones sufridas por el<br />

Estado a lo largo <strong>de</strong>l menemismo, planteados en Ouviña, Hernán: ¿Minimización o metamorfosis <strong>de</strong>l Estado? Las<br />

transformaciones <strong>de</strong> la última década en el aparato estatal argentino, ponencia presentada en las Jornadas <strong>de</strong> Discusión:<br />

“Transformaciones sociales y reestructuración capitalista en la <strong>Argentina</strong> <strong>de</strong>l siglo XX”, Universidad Nacional <strong>de</strong><br />

Quilmes, 2001.<br />

16<br />

De acuerdo a Robert Nozick, uno <strong>de</strong> los mayores exponentes <strong>de</strong> esta concepción, “un Estado mínimo, limitado a las<br />

estrechas funciones <strong>de</strong> protección contra la violencia, el robo y el frau<strong>de</strong>, <strong>de</strong> cumplimiento <strong>de</strong> contratos, etcétera, se<br />

justifica; cualquier Estado más extenso violaría el <strong>de</strong>recho <strong>de</strong> las personas <strong>de</strong> no ser obligadas a hacer ciertas cosas y, por<br />

tanto, no se justifica”. Anarquía, Estado y Utopía, Fondo <strong>de</strong> Cultura Económico, 1991. Des<strong>de</strong> un ala menos filosófica,<br />

pue<strong>de</strong> consultarse el libro <strong>de</strong> Milton Friedman, Capitalismo y libertad, Ed. Rialp, Madrid, 1966.<br />

17<br />

Al respecto, Rubén Lo Vuolo ha planteado que el proceso <strong>de</strong> retracción <strong>de</strong> la faceta bienestarista <strong>de</strong>l Estado argentino<br />

se basa en los siguientes postulados: 1) igualar los bienes públicos “generalizables” (típicos <strong>de</strong> las áreas sociales) con una<br />

suma <strong>de</strong> bienes privados operando en áreas segmentadas; 2) mayor inestabilidad en el puesto y en los ingresos por el<br />

trabajo, como forma <strong>de</strong> estimular el “esfuerzo individual”; 3) <strong>de</strong>smantelamiento <strong>de</strong> los componentes universalistas <strong>de</strong>l<br />

sistema y su reemplazo por programas asistencialistas; 4) fortalecimiento <strong>de</strong>l componente corporativo <strong>de</strong>l Estado<br />

Bienestarista, con la variante <strong>de</strong> privatizar su administración; 5) <strong>de</strong>sconcentración administrativa, con objetivos<br />

fundamentalmente fiscales y políticos. Lecciones <strong>de</strong> un presente reaccionario y el campo <strong>de</strong> las posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> las<br />

políticas sociales y económicas, en Escenarios Alternativos Año 2 Nº 3, 1998.<br />

18<br />

Las transformaciones en el Estado en el período 1999-2003, en Aportes para el Estado y la Administración<br />

Gubernamental, Año 6 Nº 14, 1999.<br />

5


achicamiento estrepitoso <strong>de</strong> los aparatos administrativos gubernamentales, supone a la vez -<br />

y sobre todo- una reformulación fundamental <strong>de</strong> los límites entre el Estado y el mercado (lo<br />

que es <strong>de</strong>cir entre la política y la economía) 19 . No estaría en cuestión, por lo tanto, la<br />

intervención <strong>de</strong>l Estado como tal, sino más bien una reconfiguración <strong>de</strong> la misma en<br />

función <strong>de</strong> la sustancial transformación <strong>de</strong> la correlación <strong>de</strong> fuerzas entre los múltiples<br />

sectores que <strong>de</strong>sgarran la totalidad social.<br />

Por ello, si bien es cierto que el Estado se ha minimizado, huelga insistir que esto ocurrió<br />

sólo en buena parte <strong>de</strong> aquellas áreas “improductivas” en relación a la acumulación <strong>de</strong>l<br />

capital. Por el contrario, como expresamos anteriormente, su nivel <strong>de</strong> intervención creció<br />

en aquellos ámbitos que potencian dicho ciclo. Tal como ha <strong>de</strong>scripto Alejandro Rofman,<br />

“lo que se hizo fue convertir al Estado en una herramienta <strong>de</strong>stinada a favorecer<br />

plenamente a un segmento social, altamente concentrado, con el cual se articuló una alianza<br />

que perdura hasta hoy. En lugar <strong>de</strong> estar ausente, el Estado estuvo omnipresente en la<br />

<strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> intereses concretos. Entonces, es una gruesa equivocación plantear que el sector<br />

público ha <strong>de</strong>sempeñado un rol pasivo, en cuestiones referidas al accionar <strong>de</strong> gran<strong>de</strong>s<br />

empresas privadas” 20 .<br />

De esta forma, el Estado argentino actuó selectivamente para garantizar extraordinarios<br />

beneficios a gran<strong>de</strong>s grupos locales y extranjeros, intentando <strong>de</strong>sarticular, en paralelo, a<br />

todo movimiento opositor a nivel sindical, político y social. Por ello, es importante aclarar<br />

que la supuesta “muerte” <strong>de</strong>l Estado argentino, resultó en realidad una selección muy<br />

minuciosa <strong>de</strong> sus here<strong>de</strong>ros en vida 21 .<br />

Sin embargo, el carácter minimalista <strong>de</strong>l Estado no se vislumbra incluso en algunas áreas<br />

que, en principio, resultan improductivas para los grupos económicos. Dos factores pue<strong>de</strong>n<br />

explicar esta aparente paradója: por un lado, el incremento <strong>de</strong> las erogaciones sociales,<br />

vinculada a la enorme tasa <strong>de</strong> <strong>de</strong>sempleo; por el otro, el voluminoso gasto previsional, cuyo<br />

origen radica, en buena medida, en el <strong>de</strong>sfinanciamiento <strong>de</strong> las cajas <strong>de</strong> reparto, así como<br />

en el crecimiento <strong>de</strong>mográfico <strong>de</strong> los jubilados 22 .<br />

Como vimos, la minimización <strong>de</strong>l Estado es sobre todo un concepto-fetiche, que intenta<br />

opacar la reconfiguración económico-política <strong>de</strong> la sociedad argentina en la última década.<br />

Vale la pena, entonces, revisar en forma sucinta algunos indicadores que, hasta cierto<br />

punto, permiten medir el “volumen” <strong>de</strong> la estructura material <strong>de</strong>l Estado 23 , a los efectos <strong>de</strong><br />

19 Salvando las diferencias, un hecho similar se planteó ante la asunción <strong>de</strong> Ronald Reagan. El principal valuarte <strong>de</strong>l<br />

neoconservadurismo en Norteamerica, pese a su encendido discurso anti-estatista, tendió a incrementar el gasto público y<br />

la estructura político-administrativa a través <strong>de</strong>l llamado “keynesianismo militar”.<br />

20 ¿Reforma o un nuevo rol para el Estado?, en Aportes para el Estado y la Administración Gubernamental, Año 5, Nº11,<br />

1998. El autor cita como ejemplos la <strong>de</strong>terminación por ley <strong>de</strong> un tipo <strong>de</strong> cambio fijo, la limitación -también en términos<br />

normativos- <strong>de</strong> las negociaciones colectivas que <strong>de</strong>terminan el sueldo y salario <strong>de</strong> los trabajadores, así como el<br />

vertiginoso proceso <strong>de</strong> privatización <strong>de</strong> empresas estatales <strong>de</strong> producción <strong>de</strong> bienes y servicios. Según Rofman, los tres<br />

casos mencionados no hacen más que confirmar la estrecha vinculación <strong>de</strong>l Estado con los intereses <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r económico<br />

interno y externo.<br />

21 Rubén Lo Vuolo, El mito <strong>de</strong>l Estado mínimo, Suplemento Zona, Clarín, 24/10/99.<br />

22 Este fenómeno no es propio <strong>de</strong> los países latinoamericanos, ya que también los Estados que forman parte <strong>de</strong> la OCDE<br />

han aumentado la proporción <strong>de</strong>l Producto Nacional Bruto que <strong>de</strong>stinan a estas áreas.<br />

23 Siguiendo a Guillermo O’Donnell, enten<strong>de</strong>mos al Estado en una doble dimensión: como una forma específica <strong>de</strong><br />

dominación social, esto es, como la relación política básica que existe en la sociedad capitalista; y como la rigidización <strong>de</strong><br />

6


<strong>de</strong>senmascarar el discurso i<strong>de</strong>ológico neoliberal que sataniza a lo público y vanagloria al<br />

mercado con igual pasión.<br />

Un primer dato que arroja luz sobre la cuestión es la evolución <strong>de</strong>l número <strong>de</strong> agentes<br />

públicos, así como las modalida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> contratación y empleo por parte <strong>de</strong>l Estado. A<br />

contrapelo <strong>de</strong> lo que indica el sentido común, y luego <strong>de</strong> diez años <strong>de</strong> ajuste estructural, la<br />

dotación <strong>de</strong> personal <strong>de</strong>l Estado argentino se ha visto parcialmente incrementada 24 . En<br />

efecto, mientras el ámbito privado sufría un recesión inasutada en los años ’90 -alcanzando<br />

un pico <strong>de</strong> <strong>de</strong>socupación <strong>de</strong> más <strong>de</strong>l 18%- el empleo público tendía a un aumento relativo 25 ,<br />

o al menos a un estancamiento parcial <strong>de</strong> su crecimiento en ciertas áreas. En rigor, tal como<br />

plantea Orlansky, el proceso <strong>de</strong> privatizaciones “fue el único instrumento que condujo al<br />

‘achicamiento’ ‘genuino’ <strong>de</strong>l Estado nacional en términos <strong>de</strong> empleo público” 26 . Las<br />

restantes supuestas reducciones estuvieron vinculadas, sobre todo, con la <strong>de</strong>scentralización<br />

-impulsada bajo el pretexto <strong>de</strong> una mayor eficiencia administrativa y participación<br />

comunitaria-, el retiro voluntario (o forzado), así como el traspaso <strong>de</strong> empleados a otras<br />

<strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncias.<br />

Como posibles explicaciones <strong>de</strong> este contraste con respecto al sector privado pue<strong>de</strong>n<br />

mencionarse el hecho <strong>de</strong> que los Estados provinciales y municipales ocupen personal ante<br />

la crisis <strong>de</strong> las economías regionales, la existencia <strong>de</strong> sólidas estructuras políticas<br />

clientelares (en especial en las provincias “rezagadas”), las consi<strong>de</strong>rables ventajas <strong>de</strong>l<br />

régimen laboral <strong>de</strong>l sector estatal frente al privado, así como la tradición organizativa y <strong>de</strong><br />

lucha <strong>de</strong> los trabajadores públicos.<br />

No obstante, si bien no se pudo avanzar masivamente en la reducción <strong>de</strong> personal público,<br />

sí se impuso una silenciosa transformación en las condiciones contractuales <strong>de</strong> empleo: se<br />

tendió, <strong>de</strong> forma paulatina y creciente, a la supresión <strong>de</strong> la estabilidad laboral por medio <strong>de</strong><br />

múltiples mecanismos. En un principio, a través <strong>de</strong> <strong>de</strong>claraciones <strong>de</strong> prescindibilidad no<br />

fundadas en razones reales <strong>de</strong> servicio; posteriormente, mediante contrataciones,<br />

remuneraciones por horas-cátedra para tareas no docentes, pasantías y cargos ejecutivos<br />

transitorios, terciarización, personal temporario <strong>de</strong> baja calificación, así como otros<br />

artilugios que atentaban <strong>de</strong> lleno contra una <strong>de</strong> las conquistas básicas <strong>de</strong> los trabajadores.<br />

dicho vinculo social (necesariamente inestable), en tanto dimensión institucional <strong>de</strong>l Estado. En este último caso<br />

estaríamos hablando <strong>de</strong> los aparatos estatales. El Estado sería así una abstracción real realizada materialmente bajo este<br />

último modo <strong>de</strong> existencia. Al respecto, véase Apuntes para una teoría <strong>de</strong>l Estado, en Oscar Oszlak: Teorías críticas <strong>de</strong><br />

la burocracia estatal, Paidós, 1982.<br />

24 Huelga aclarar que, cuando hacemos alusión al ensanchamiento <strong>de</strong>l Estado en términos <strong>de</strong> dotación <strong>de</strong> personal,<br />

incluímos tanto a la Administración Pública Nacional, como a los Estados provinciales y municipales, <strong>de</strong>bido a que en<br />

palabras <strong>de</strong> Oscar Oszlak, en la actualidad “cabría observar al Estado como un sistema <strong>de</strong> vasos comunicantes que<br />

relaciona <strong>de</strong> manera diferente sus distintos niveles jurisdiccionales, y no como el sistema <strong>de</strong> gestión exclusiva, al que<br />

parecía respon<strong>de</strong>r la división <strong>de</strong>l trabajo entre nación y provincias/ municipios hasta comienzos <strong>de</strong> la última década”. El<br />

Estado transversal, Revista Encrucijadas Nº 6, Universidad <strong>de</strong> Buenos Aires, 2001.<br />

25 De acuerdo a Dora Orlansky, este fenómeno ya se venía produciendo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> inicios <strong>de</strong> los ’80. Durante esta década, el<br />

conjunto <strong>de</strong> las administraciones provinciales se expandió con una tasa anual superior al 7%. Crisis y Transformación <strong>de</strong>l<br />

Estado en la <strong>Argentina</strong> (1960-1993), en Revista Ciclos, Año IV, Nº 7, 1994.<br />

26 Reforma <strong>de</strong>l Estado, reestructuración laboral y reconversión sindical en el sector público, en Revista Aportes, Año 3<br />

Nº 6, 1996. Según la autora, el sector <strong>de</strong> las empresas estatales pasó <strong>de</strong> 347.240 empleados en 1989 a 66.731 a fines <strong>de</strong><br />

1993. La cifra contrasta, en parte, con la dada por la representante <strong>de</strong>l Banco Mundial en la <strong>Argentina</strong>, Myrna Alexan<strong>de</strong>r:<br />

<strong>de</strong> 293.000 empleados que tenían en 1988, se redujeron a 48.000 en 1993. Declaraciones en el diario Clarín, 13/5/99.<br />

7


De esta forma, una porción consi<strong>de</strong>rable <strong>de</strong>l personal público contratado en plantas “no<br />

permanentes” comenzó a permanecer en funciones por períodos fluctuantes entre uno y<br />

cinco años 27 . Lo que subyace a esta modalidad <strong>de</strong> empleo es un uso más “flexible” y<br />

“a<strong>de</strong>cuado” <strong>de</strong> los empleados estatales, garantizando una creciente precarización. La<br />

generalizada implementación <strong>de</strong> los llamados presupuestos por programa, así como la<br />

creciente intervención <strong>de</strong> los organismos internacionales -a nivel <strong>de</strong>cisional y<br />

prospectivo-, a través <strong>de</strong>l sostenimiento económico-financiero <strong>de</strong> proyectos, condicionó<br />

también esta mutación en el perfil <strong>de</strong> los trabajadores públicos 28 .<br />

Aún así, el promedio salarial <strong>de</strong> los empleados <strong>de</strong>l Estado se ubica actualmente por encima<br />

<strong>de</strong> los ocupados por el sector privado 29 . Mientras el primero ascien<strong>de</strong> a 750 pesos, el<br />

segundo ronda los 400. Des<strong>de</strong> esta perspectiva, se entien<strong>de</strong> por qué los sectores dominantes<br />

intentan nivelar a la baja los salarios <strong>de</strong> la Administración Pública Nacional. Como parte <strong>de</strong><br />

las medidas a implementar en el marco <strong>de</strong> la llamada “Mo<strong>de</strong>rnización <strong>de</strong>l Estado”, el actual<br />

gobierno impuso un recorte <strong>de</strong> salarios que no hizo más que expresar su <strong>de</strong>cisión<br />

in<strong>de</strong>clinable <strong>de</strong> erosionar la estabilidad <strong>de</strong> las remuneraciones <strong>de</strong>l sector público. Este tipo<br />

<strong>de</strong> políticas sistemáticas inducen a un claro disciplinamiento en las filas <strong>de</strong>l Estado, a<strong>de</strong>más<br />

<strong>de</strong> “compensar” sus niveles <strong>de</strong> la estructura salarial con respecto al ámbito privado 30 .<br />

Este hecho, lejos <strong>de</strong> ser sorpresivo, ya figuraba como una <strong>de</strong> las metas prioritarias a<br />

cumplir antes <strong>de</strong> su asunción, tal como lo expresó en plena campaña electoral el ex ministro<br />

<strong>de</strong> Defensa y Economía, Ricardo López Murphy, propiciando una reducción <strong>de</strong> salarios <strong>de</strong><br />

más <strong>de</strong>l 10%, propuesta que fue inmediatamente <strong>de</strong>sautorizada por toda la cúpula<br />

aliancista. Idéntico diagnóstico realizó en 1997 Myrna Alexan<strong>de</strong>r: Según la representante<br />

<strong>de</strong>l Banco Mundial en <strong>Argentina</strong>, la relación entre sueldos y gasto público <strong>de</strong> la<br />

Administración Central es todavía muy alta, si se la compara con Chile o -más aún- los<br />

países <strong>de</strong> la OCDE 31 . Por supuesto, lo que omite mencionar esta señora es que por cada<br />

peso que el Estado paga en sueldos <strong>de</strong> empleados públicos <strong>de</strong>stina 1,35 peso a los intereses<br />

<strong>de</strong> la <strong>de</strong>uda, que en la actualidad equivale a más <strong>de</strong>l 55% <strong>de</strong>l “tamaño” <strong>de</strong> la economía<br />

nacional, medida por su PBI.<br />

Ahora bien, volviendo al tema <strong>de</strong>l empleo público, es interesante <strong>de</strong>stacar que tras una<br />

década <strong>de</strong> ofensiva neoliberal y <strong>de</strong>smembramiento <strong>de</strong>l Estado, más <strong>de</strong> 100.000 personas<br />

27 Oscar Oszlak, El servicio civil en América Latina: situación y retos futuros, ponencia presentada para el VI Congreso<br />

Internacional <strong>de</strong>l CLAD sobre la Reforma <strong>de</strong>l Estado y la Administración Pública, Buenos Aires, noviembre 2001.<br />

28 Según datos <strong>de</strong>l Presupuesto Nacional 2001 y <strong>de</strong> otras fuentes oficiales, el Estado argentino reporta alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> 20.000<br />

empleados en carácter <strong>de</strong> contratados o personal temporario. Precisamente <strong>de</strong>bido a su vulnerabilidad, este sector fue uno<br />

<strong>de</strong> los más perjudicados por el reciente ajuste, sufriendo una reducción <strong>de</strong>l 30% en sus haberes.<br />

29 Cabe aclarar que existe una gran disparidad en términos salariales en el conjunto <strong>de</strong> la administración pública nacional:<br />

mientras cerca <strong>de</strong>l 50% <strong>de</strong> los agentes ganan menos <strong>de</strong> 1.000 mensuales, y el 75% no alcanza los 1.500 pesos, unos 3.000<br />

funcionarios perciben remuneraciones promedio <strong>de</strong> entre 4.700 y 8.400 pesos, e incluso algunos directivos <strong>de</strong> organismos<br />

<strong>de</strong>scentralizados ostentan salarios <strong>de</strong> alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> 15.000 pesos (v.g. Superinten<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> Administración <strong>de</strong> Fondos <strong>de</strong><br />

Jubilaciones y Pensiones). Suplemento Cash, Página/12, 16/01/00.<br />

30 En palabras <strong>de</strong>l propio Pablo Guidotti, ex viceministro <strong>de</strong> Economía, “un problema es que, cuando hay caída <strong>de</strong> la<br />

economía, el sector privado ajusta y el público se queda igual (...) lo que sería mejor es un mecanismo más mo<strong>de</strong>rno<br />

don<strong>de</strong> los salarios <strong>de</strong>l sector público estén relacionados con lo que suce<strong>de</strong> en el privado. En este momento si se hace<br />

mano militar y se rebajan, va a ser una señal positiva”. Ambito Financiero, 29/5/00.<br />

31 Suplemento Cash Nº 396, Página/12, 23/11/97.<br />

8


cobran seguro <strong>de</strong> <strong>de</strong>sempleo, contra un promedio <strong>de</strong> 12.000 que lo hacían en 1992, a lo que<br />

se suman cerca <strong>de</strong> 300.000 personas -2,2% <strong>de</strong> la PEA- que poseen empleos públicos<br />

precarios con un pago menor a $200 por mes. Frente al aumento <strong>de</strong> la <strong>de</strong>socupación, el<br />

Estado nacional comenzó a implementar programas <strong>de</strong> empleo transitorios que, sin contar<br />

los provinciales, en 1993 abarcaron a 307.000 trabajadores. Ya en 1995, en plena recesión<br />

y crisis tequila, se amplió a 570.000 personas por mes. En los años siguientes, a pesar <strong>de</strong> la<br />

reactivación, siguió en aumento, al punto <strong>de</strong> que en 1997, por ejemplo, llegó a exten<strong>de</strong>rse a<br />

más <strong>de</strong> 1.500.000 personas 32 . De esta forma, a pesar <strong>de</strong> haber intentado eliminar el<br />

sobreempleo público hace casi una década, el Estado tiene hoy a su cargo alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong><br />

2.300.000 personas; practicamente la misma cantidad que hace 10 años atrás. Se terminó<br />

creando, tal como afirma Ismael Bermu<strong>de</strong>z, “otro ‘sobreempleo’ por la vía <strong>de</strong> los planes<br />

precarios y los subsidios” 33 . Esto se <strong>de</strong>bió, en buena medida, a la creciente organización y<br />

combatividad <strong>de</strong> los sectores <strong>de</strong>socupados. que <strong>de</strong>mandaron fuentes <strong>de</strong> trabajo al Estado<br />

nacional y a los Estados provinciales y municipales. Como veremos más a<strong>de</strong>lante, si bien el<br />

Estado se vió forzado a esta situación, intensificó en paralelo su perfil represivo en pos <strong>de</strong><br />

garantizar la implementación <strong>de</strong> las políticas neoliberales en la región.<br />

Una segunda cuestión que merece <strong>de</strong>stacarse es la evolución <strong>de</strong>l gasto público, medido en<br />

millones <strong>de</strong> pesos o en comparación con el PBI. En efecto, el incremento <strong>de</strong>l gasto<br />

consolidado entre 1990 y 1999 fue <strong>de</strong> casi el 60% en moneda constante 34 . Practicamente en<br />

todos los niveles jurisdiccionales se duplicaron los gastos <strong>de</strong> funcionamiento estatal, con lo<br />

cual se estaría refutando, al menos parcialmente, el discurso hegemónico que ha pregonado<br />

una sustancial reducción <strong>de</strong>l Estado en la pasada década. No obstante, revisando el gasto<br />

público consolidado, se constata un incremento <strong>de</strong> 27.000 millones <strong>de</strong> pesos en el período<br />

1991-1994. De ese aumento, sólo el 6% se <strong>de</strong>stinó a la Administración Nacional, mientras<br />

que el gasto en Seguridad Social recibió el 39%, y las Provincias y Municipios el 55% 35 .<br />

Más aún, si -como se argumenta incansablemente <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las usinas i<strong>de</strong>ológicas <strong>de</strong> la clase<br />

dominante- el estancamiento y la pauperización creciente en <strong>Argentina</strong> tienen una íntima<br />

relación con el déficit público, habría que aclarar que el mismo no se <strong>de</strong>be al exceso <strong>de</strong><br />

personal estatal o a sus altas remuneraciones, sino que más <strong>de</strong>l 90% <strong>de</strong>l incremento tiene su<br />

origen en el <strong>de</strong>sfinanciamiento <strong>de</strong>l sistema jubilatorio estatal a través <strong>de</strong> las AFJP y el pago<br />

<strong>de</strong> los intereses <strong>de</strong> la <strong>de</strong>uda externa 36 . Asimismo, es preciso relativizar el supuesto<br />

sobredimensionamiento <strong>de</strong>l gasto estatal, principal argumento justificador <strong>de</strong> los últimos<br />

ajustes implementados al interior <strong>de</strong>l Estado. De acuerdo a Claudio Lozano y Roberto<br />

Felletti, la magnitud <strong>de</strong>l gasto público nacional (incluyendo Nación, provincias y<br />

municipios) es irrisorio en comparación con los niveles que exhiben otros países. El gasto<br />

público representa algo más <strong>de</strong>l 26% <strong>de</strong>l PBI, mientras que en los países <strong>de</strong>l <strong>de</strong>nominado<br />

Primer Mundo el porcentaje supera el 50% <strong>de</strong>l PBI. Australia, la <strong>de</strong> menor gasto público,<br />

32 Clarín, 23/5/99; reproducido en Oszlak, Oscar: El mito <strong>de</strong>l Estado mínimo: una década <strong>de</strong> reforma estatal en<br />

<strong>Argentina</strong>, trabajo presentado en el V Congreso Internacional <strong>de</strong>l CLAD sobre la Reforma <strong>de</strong>l Estado y <strong>de</strong> la<br />

Administración Pública, 2000.<br />

33 Ibid.<br />

34 Instituto Argentino <strong>de</strong> Ejecutivos <strong>de</strong> Finanzas (IAEF), Reducción el Gasto Público. Una estrategia <strong>de</strong> ahorro,<br />

Departamento <strong>de</strong> Investigaciones, 2000.<br />

35 Juri, María <strong>de</strong> la Esperanza, Las provincias ante el <strong>de</strong>safío <strong>de</strong> a<strong>de</strong>cuar el tamaño <strong>de</strong> su Estado, en Noveda<strong>de</strong>s<br />

económicas Año 17 Nº172/73, 1995.<br />

36 Cao, Horacio, y Vaca, Angel, ¿Es la solución un ajuste en la administración pública nacional?, Realidad Económica<br />

Nº 180, 2001.<br />

9


muestra cifras superiores al 37% <strong>de</strong>l PBI y Noruega, la <strong>de</strong> mayor gasto, exhibe magnitu<strong>de</strong>s<br />

que superan un 56 por ciento <strong>de</strong>l PBI 37 . Como vimos, a contrapelo <strong>de</strong>l diagnóstico <strong>de</strong>l<br />

establishment local, no es la inflexibilidad a la baja <strong>de</strong> los recursos <strong>de</strong>stinados al pago <strong>de</strong><br />

remuneraciones <strong>de</strong> los empleados estatales lo que genera el creciente <strong>de</strong>ficit público, sino<br />

una serie <strong>de</strong> factores ligados <strong>de</strong> lleno a la reestructuración capitalista iniciada a escala<br />

mundial en las últimas décadas. En particular, la reducción <strong>de</strong> los aportes patronales y el<br />

surgimiento <strong>de</strong> las AFJP 38 , que en conjunto transfirieron alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> 55.000 millones <strong>de</strong><br />

pesos <strong>de</strong>l ámbito estatal hacia la esfera privada. A este monto, también podrían sumarse los<br />

más <strong>de</strong> 35.000 millones <strong>de</strong> dólares que se eva<strong>de</strong>n (o, en muchos casos, se elu<strong>de</strong>n) en<br />

términos tributarios y aduaneros 39 .<br />

Un tercer punto a tener en cuenta, por otra parte, es que la parcial disminución <strong>de</strong> la planta<br />

<strong>de</strong> personal en ciertas instituciones <strong>de</strong>l Estado nacional tampoco supuso un correlato en la<br />

estructura organizativa, que “siguió siendo aprovechada por una casta <strong>de</strong> funcionarios <strong>de</strong><br />

media y alta remuneración y re<strong>de</strong>s paralelas <strong>de</strong> consultores financiados en parte por<br />

organismos internacionales” 40 . En consecuencia, especialmente a partir <strong>de</strong> 1992, la<br />

creación <strong>de</strong> una nueva Secretaría inducía a crear varias Subsecretarías, cada una <strong>de</strong> las<br />

cuales, a su vez, provocaba la aparición <strong>de</strong> varias nuevas Direcciones, y así sucesivamente.<br />

Los dos organismos políticos por excelencia, Presi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la Nación y el Ministerio <strong>de</strong>l<br />

Interior, pasaron <strong>de</strong> tener, respectivamente, 8 y 5 Secretarías en 1990, a 17 y 15 en 1999 41 ,<br />

lo cual da cuenta, a<strong>de</strong>más, <strong>de</strong> la necesaria concentración <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r en dichos ámbitos,<br />

habida cuenta las políticas excluyentes implementadas a lo largo <strong>de</strong> la década.<br />

De esta forma, <strong>de</strong>smintiendo el discurso neoliberal subyacente a la Reforma <strong>de</strong>l Estado, el<br />

pretendido <strong>de</strong>smantelamiento <strong>de</strong> los organismos públicos trocó en paulatino incremento <strong>de</strong><br />

los mismos. A<strong>de</strong>más, si se tiene en cuenta la parcial disminución <strong>de</strong> la dotación <strong>de</strong><br />

personal en ciertas áreas, así como el traspaso <strong>de</strong> numerosas funciones a otros ámbitos <strong>de</strong> la<br />

sociedad, po<strong>de</strong>mos concluir que un mayor número <strong>de</strong> unida<strong>de</strong>s organizativas pasó a<br />

ocuparse <strong>de</strong> un menor número <strong>de</strong> gestiones 42 . No obstante, es importante aclarar que los<br />

procesos <strong>de</strong> privatización, <strong>de</strong>scentralización o terciarización, no suponen per se una<br />

disminución <strong>de</strong> la cantidad <strong>de</strong> organismos que componen la administración pública. Por el<br />

contrario, en muchos casos, generan nuevas instancias <strong>de</strong> mediación estatal 43 .<br />

37 Suplemento Cash, Página/12, 19/11/96.<br />

38 Este hecho ha tenido consecuencias nefastas para el Estado argentino, <strong>de</strong>bido a que el déficit fiscal se incrementó a raiz<br />

no sólo <strong>de</strong>l fenómeno <strong>de</strong>mográfico que supuso un aumento <strong>de</strong>l porcentaje <strong>de</strong> las prestaciones <strong>de</strong> seguridad social, sino<br />

también (lo que es más importante aún) como consecuencia <strong>de</strong> la transferencia <strong>de</strong> estas últimas a las AFJP, sin que exista<br />

como contrapartida una responsabilidad respecto <strong>de</strong> las antiguas prestaciones.<br />

39 Al respecto, Atilio Borón ha expresado que “el talón <strong>de</strong> Aquiles <strong>de</strong> la crisis fiscal no radica en la <strong>de</strong>smesura <strong>de</strong>l gasto<br />

sino en la incapacidad extractiva <strong>de</strong> nuestros gobiernos, y en su <strong>de</strong>sinterés (más que en su <strong>de</strong>bilidad política) para<br />

doblegar el ‘veto contributivo’ que las clases dominantes han acordado (o en <strong>de</strong>fecto, impuesto) a las fuerzas políticas -<br />

<strong>de</strong>mocráticas o autoritarias- que gobernaron en los diversos países <strong>de</strong> la región”. La sociedad civil <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>l diluvio<br />

neoliberal, en Las tramas <strong>de</strong>l neoliberalismo, Emir Sa<strong>de</strong>r y Pablo Gentili (comp.), Oficina <strong>de</strong> Publicaciones <strong>de</strong>l CBC,<br />

1997.<br />

40 Artemio López, Suplemento Cash, 16/01/00.<br />

41 Centro <strong>de</strong> Estudios para el Desarrollo Institucional (CEDI) Documento <strong>de</strong> Trabajo Nº 22, 2000.<br />

42 Oscar Oszlak, El mito <strong>de</strong>l Estado mínimo: una década <strong>de</strong> reforma estatal en <strong>Argentina</strong>, trabajo presentado en el V<br />

Congreso Internacional <strong>de</strong>l CLAD sobre la Reforma <strong>de</strong>l Estado y <strong>de</strong> la Administración Pública, 2000.<br />

43 Un claro ejemplo es el <strong>de</strong> la privatización <strong>de</strong> los servicios públicos: no sólo muchas <strong>de</strong> las empresas aún hoy continúan<br />

funcionando en carácter “residual”, generando cuantiosas pérdidas para el Estado, sino que la conformación <strong>de</strong> los<br />

respectivos entes reguladores ha traido aparejado un incremento y variación en las formas <strong>de</strong> intervención estatal.<br />

10


En efecto, la emergencia <strong>de</strong> la mayoría <strong>de</strong> estas unida<strong>de</strong>s a lo largo <strong>de</strong> los ’90 va a estar<br />

vinculada, en gran parte, con la transformación <strong>de</strong>l rol <strong>de</strong>l Estado al calor <strong>de</strong> las<br />

innovadoras formas <strong>de</strong> valorización y circulación capitalistas: si tenemos en cuenta que son<br />

practicamente inexistentes las empresas estatales (salvo contadas excepciones, como ser<br />

Fabricaciones Militares), y que la <strong>de</strong>scentralización eliminó al personal educativo y <strong>de</strong><br />

salud <strong>de</strong> la esfera estrictamente nacional, po<strong>de</strong>mos concluir que gran parte <strong>de</strong> los<br />

empleados <strong>de</strong>l Estado realizan tareas <strong>de</strong> índole represivas. Con esto no estamos afirmando<br />

solamente que buena parte <strong>de</strong> su personal ejerza a diario, en términos <strong>de</strong> Max Weber, el<br />

monopolio <strong>de</strong> violencia física, sino también que el Estado se ha tornado, en grado cada vez<br />

mayor, una institución macro vigilante. Se reactualizaría, <strong>de</strong> manera mucho más<br />

pronunciada, la figura <strong>de</strong> aquel guardían nocturno <strong>de</strong>l siglo XIX, en la medida en que su<br />

po<strong>de</strong>r regulador se acotaría -<strong>de</strong> forma cada vez más clara y unilateral- a velar por el respeto<br />

a la propiedad privada y la salvaguarda <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n jurídico. En efecto, si bien el Estado<br />

capitalista -en tanto materialización institucional- nace mediatizando y regulando las<br />

relaciones y los conflictos sociales, hoy en día esta función se intensifica en su faceta<br />

propiamente represiva y <strong>de</strong> control. Así, este nuevo tipo <strong>de</strong> Estado, que provisoriamente<br />

podría <strong>de</strong>nominarse guardián diurno o nocturno ampliado, no ejerce la coerción <strong>de</strong><br />

manera excepcional, sino en forma creciente y sistemática (g.v. represión policial cotidiana,<br />

intervención <strong>de</strong> la gendarmería en conflictos internos, criminalización <strong>de</strong> la protesta social,<br />

etc.) 44 .<br />

En consonancia con este planteo, Dora Orlansky ha postulado que el supuesto achicamiento<br />

<strong>de</strong>l Estado nacional ocultó a la vez un proceso subrepticio <strong>de</strong> recomposición funcional que<br />

consiste en la intensificación <strong>de</strong> su perfil político 45 . Al concentrarse en las funciones<br />

estrictamente políticas (administración general, seguridad, <strong>de</strong>fensa, relaciones exteriores,<br />

etc.) su prioridad funcional tendió a erigirse en el ejercicio casi exclusivo <strong>de</strong> la dominación,<br />

en <strong>de</strong>smedro <strong>de</strong> la construcción consensual y la inclusión por la vía <strong>de</strong> beneficios y<br />

garantías sociales. A modo <strong>de</strong> ejemplo, po<strong>de</strong>mos mencionar el caso <strong>de</strong>l Ministerio <strong>de</strong>l<br />

Interior, cuya cantidad <strong>de</strong> personal pasó <strong>de</strong> 38.480 en 1989, a 67.564 en el 2000 46 .<br />

Pero, ¿en qué nos basamos para afirmar esto? Ante todo, en un dato por <strong>de</strong>más<br />

contun<strong>de</strong>nte: <strong>de</strong> cada 10 empleados <strong>de</strong> la Administración Pública Nacional, más <strong>de</strong> 6<br />

<strong>de</strong>sempeñan funciones políticas en sentido estricto. Tras el proceso <strong>de</strong> privatización y<br />

<strong>de</strong>scentralización, más <strong>de</strong> 500.000 empleados públicos se <strong>de</strong>svincularon <strong>de</strong>l Estado<br />

nacional. En el caso <strong>de</strong>l sector militar y policial (alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> 170.000), las razones <strong>de</strong> su<br />

no inclusión en la Reforma <strong>de</strong>l Estado estuvieron, en buena medida, vinculadas a la<br />

<strong>de</strong>bilidad política <strong>de</strong> la sociedad civil para <strong>de</strong>smontar los sistemas <strong>de</strong> privilegio fundantes y<br />

Organismos tales como el ENRE, el ETOSS, la CNC, o el Tribunal <strong>de</strong> Defensa <strong>de</strong> la Competencia, por nombrar solo unos<br />

pocos, dan cuenta <strong>de</strong> la complejidad <strong>de</strong> dicho proceso. Esto sin tener en cuenta, claro está, los abultados subsidios que en<br />

la actualidad reciben <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l Estado varios <strong>de</strong> los grupos económicos que se han hecho cargo <strong>de</strong> la prestación <strong>de</strong><br />

dichos servicios.<br />

44<br />

Este creciente protagonismo que ha ido asumiendo el aparato represivo pue<strong>de</strong> vislumbrarse en las localida<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />

General Mosconi y Tartagal, en don<strong>de</strong> la Gendarmería (supuesta custodia <strong>de</strong> las fronteras nacionales) tendió a sustituir a<br />

la Policía salteña, <strong>de</strong>viniendo una fuerza policial militarizada con amplias atribuciones para el “disciplinamiento social”.<br />

45<br />

Crisis y Transformación <strong>de</strong>l Estado en la <strong>Argentina</strong> (1960-1993), en Revista Ciclos, Año IV, Nº 7, 1994.<br />

46<br />

En paralelo, no casualmente, se verificó una disminución <strong>de</strong>l empleo público en las áreas <strong>de</strong> Salud, Educación y<br />

Trabajo.<br />

11


profundizados durante la etapa <strong>de</strong>l Terrorismo <strong>de</strong> Estado 47 . Asimismo, se tornó<br />

imprescindible aceitar los mecanismos represivos <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong> cara a un mo<strong>de</strong>lo que<br />

tendió a generar cada vez más exclusión y miseria: el reciente intento <strong>de</strong> fusionar a la<br />

Armada y la Prefectura, otorgandole a la primera funciones policiales y <strong>de</strong> represión<br />

interna, es el ejemplo más contun<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> las perspectivas que se abren <strong>de</strong> cara a un futuro<br />

<strong>de</strong> creciente conflictividad social.<br />

De ahí que, siguiendo a Oszlak 48 , po<strong>de</strong>mos expresar que el Estado argentino vuelve a<br />

focalizar actualmente sus funciones en dos <strong>de</strong> sus facetas básicas que lo constituyen como<br />

tal: la recaudación (verda<strong>de</strong>ra sangre <strong>de</strong>l Estado) y la represión (límite último <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n<br />

social dominante). En el primer caso, que por cuestiones <strong>de</strong> espacio no <strong>de</strong>sarrollaremos 49 ,<br />

se produce una reapropiación <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l exce<strong>de</strong>nte social a través <strong>de</strong> la asignación <strong>de</strong> los<br />

recursos recaudados, para volcarlo al circuito financiero mediante el pago <strong>de</strong> los intereses<br />

<strong>de</strong> la <strong>de</strong>uda y las transferencias a la Seguridad Social y al sector privado, que abarcan en su<br />

conjunto cerca <strong>de</strong>l 85% <strong>de</strong>l Presupuesto Nacional 50 .<br />

Otro mito recurrente <strong>de</strong>l discurso neoliberal es aquel que postula la erosión <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r<br />

estatal frente a la llamada “globalización <strong>de</strong> los mercados”. Más allá <strong>de</strong>l carácter<br />

sumamente i<strong>de</strong>ológico <strong>de</strong>l término, la intensificación <strong>de</strong>l flujo <strong>de</strong> capitales a nivel mundial<br />

ha traído aparejada una reformulación <strong>de</strong>l rol <strong>de</strong> los Estados. En grado cada vez mayor, los<br />

mismos se ven obligados a tornarse atractivos para el capital que circula en forma liquida a<br />

nivel planetario. Crear condiciones <strong>de</strong> rentabilidad para que porciones <strong>de</strong> capital puedan<br />

afincar productivamente es una tarea ineludible <strong>de</strong> todo Estado, al margen <strong>de</strong> su color 51 . Tal<br />

como expresa Jorchim Hirsh, “ante la competencia internacional que se intensifica y la<br />

creciente flexibilidad <strong>de</strong>l capital global, la ‘política <strong>de</strong> posicionamiento’, es <strong>de</strong>cir, la<br />

creación <strong>de</strong> condiciones óptimas <strong>de</strong> valorización <strong>de</strong>l capital en el marco estatal-nacional, se<br />

convierte en una prioridad política <strong>de</strong>cisiva” 52 . En consonancia con este planteo, John<br />

Holloway ha indicado que en la medida en que los ingresos y la estabilidad <strong>de</strong> cualquier<br />

Estado <strong>de</strong>pen<strong>de</strong> <strong>de</strong> la acumulación global <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su territorio, cada Estado tiene que<br />

tratar <strong>de</strong> atraer o retener <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l mismo el mayor volumen <strong>de</strong> porciones <strong>de</strong> plusvalor,<br />

intentando asegurar las mejores premisas para el proceso <strong>de</strong> acumulación capitalista. De<br />

acuerdo al autor inglés, eso <strong>de</strong>fine el marco <strong>de</strong> referencia <strong>de</strong> toda la política -el<br />

mantenimiento <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n social, el sistema <strong>de</strong> educación, la provisión <strong>de</strong> infraestructura, así<br />

como las políticas comerciales para dar apoyo a capitales operando <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l territorio <strong>de</strong>l<br />

Estado. En este contexto, el vinculo entre los diferentes Estados es una relación<br />

47 Bozzo, Cristina, Beatriz López y Andrea Zapata, Los Procesos <strong>de</strong> Reforma <strong>de</strong>l Estado. La segunda etapa y su agenda,<br />

en Aportes para el Estado y la Administración Gubernamental, Año 3 Nº 6, 1996.<br />

48 El mito <strong>de</strong>l Estado mínimo: una década <strong>de</strong> reforma estatal en <strong>Argentina</strong>, trabajo presentado en el V Congreso<br />

Internacional <strong>de</strong>l CLAD sobre la Reforma <strong>de</strong>l Estado y <strong>de</strong> la Administración Pública, 2000.<br />

49 Al respecto, véase el citado artículo <strong>de</strong> Oscar Oszlak: El Estado transversal.<br />

50 La regresividad a nivel fiscal resulta, a<strong>de</strong>más, asombrosa: el 10 por ciento <strong>de</strong> la población más rica <strong>de</strong>l país (que se<br />

queda con más <strong>de</strong>l 40% <strong>de</strong>l PBI) no llega a pagar el 2 por ciento <strong>de</strong> los impuestos. A modo <strong>de</strong> ejemplo, es interesante<br />

señalar que, mientras los países <strong>de</strong> la OCDE recaudan por impuestos a la renta un promedio <strong>de</strong>l 15% anual <strong>de</strong>l PBI,<br />

<strong>Argentina</strong> sólo alcanza el 3%. Página/12, 28/06/01.<br />

51 Un claro ejemplo <strong>de</strong> ello es la China “comunista”.<br />

52 Globalización <strong>de</strong>l capital y las transformaciones <strong>de</strong> los sistemas <strong>de</strong> Estado: <strong>de</strong>l “Estado <strong>de</strong> seguridad” al “Estado<br />

nacional competitivo”, en Administración Pública y <strong>Sociedad</strong>, Nº 10, 1997.<br />

12


competitiva 53 . Asimismo, la regulación <strong>de</strong> la fuerza <strong>de</strong> trabajo por parte <strong>de</strong>l Estado resulta<br />

en la actualidad, paradojicamente, más imperiosa que nunca: el control migratorio, tan en<br />

auge en estos días a nivel mundial, expresa la necesidad <strong>de</strong> acotar los margenes <strong>de</strong><br />

movilidad territorial <strong>de</strong> los trabajadores, por oposición a un capital liquido que circula<br />

mundialmente casi sin ataduras.<br />

Por ello, <strong>de</strong>l mismo modo que la “globalización” <strong>de</strong>l capital no implica una pérdida <strong>de</strong> la<br />

importancia <strong>de</strong>l Estado a nivel planetario, tampoco la regionalización supone<br />

necesariamente la erosión <strong>de</strong> su intervención: antes bien, la mayoría <strong>de</strong> los procesos <strong>de</strong><br />

integración son impulsados por los propios Estados nacionales para reforzar (y no para<br />

diluir) su inserción en los circuitos <strong>de</strong> capital 54 . En tanto estrategia política, permite actuar<br />

como contraten<strong>de</strong>ncia frente a las crecientes amenazas <strong>de</strong> otros Estados, así como <strong>de</strong><br />

grupos económicos y sociales transnacionales, que intentan impugnar su capacidad<br />

<strong>de</strong>cisoria. Así, por ejemplo, en el caso <strong>de</strong> la Unión Europea, sus miembros no han perdido<br />

el carácter <strong>de</strong> Estados in<strong>de</strong>pendientes, e incluso países como Alemania han visto<br />

enormemente potenciado su po<strong>de</strong>r a nivel político y económico 55 .<br />

De ahí que, tal como postulan Acuña y Smith, “las afirmaciones en el sentido <strong>de</strong> que en<br />

América Latina el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Estado se está ‘<strong>de</strong>bilitando’ dicen muy poco”, en la medida en<br />

que “disimulan las diferencias existentes entre los países en que el Estado es impotente para<br />

llevar a la práctica las políticas neoliberales favorecidas por las elites estatales, y aquellos<br />

otros países en que, pese a su ‘<strong>de</strong>bilitamiento’, el Estado posee aún suficiente po<strong>de</strong>r como<br />

para imponer la reforma económica y <strong>de</strong>smembrar a los actores sociales molestos” 56 . En<br />

rigor, lo que resulta imposible explicar <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la optica minimalista es por qué este supuesto<br />

Estado volatilizado posee aún un por <strong>de</strong>más consi<strong>de</strong>rable margen <strong>de</strong> discrecionalidad<br />

socio-político. El objetivo <strong>de</strong> este discurso neoliberal <strong>de</strong>rrotista es claro: generar una visión<br />

<strong>de</strong>l Estado como organismo impotente e inmovil que <strong>de</strong>be adaptarse a las profundas<br />

transformaciones en curso, <strong>de</strong> las cuales se mantiene totalmente ajeno. Si bien es cierto que<br />

muchos Estados han visto limitados sus “márgenes <strong>de</strong> maniobra”, ello no implica<br />

<strong>de</strong>sconocer el enorme po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l que gozan aún hoy en día frente al resto <strong>de</strong> la sociedad. A<br />

esto se han referido numerosos autores al hablar <strong>de</strong> la paradoja ortodóxa: las políticas<br />

neoliberales <strong>de</strong> ajuste estructural y repliegue estatal suponen un Estado fuerte con<br />

capacidad efectiva para lograrlo.<br />

A<strong>de</strong>más, lo que subyace a estos planteos “extinguicionistas” <strong>de</strong>l Estado es una concepción<br />

antagónica <strong>de</strong> la relación entre este último y los flujos <strong>de</strong> capital. Aún cuando se plantee<br />

que existe, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los origenes <strong>de</strong>l capitalismo, una tensión entre la <strong>de</strong>limitación territorial<br />

<strong>de</strong> los Estados y el carácter mundialmente móvil <strong>de</strong>l capital, no pue<strong>de</strong> afirmarse que haya<br />

una vínculo oposicional <strong>de</strong> suma cero entre ambos. Por el contario, se ha constatado a nivel<br />

53<br />

El Po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>l Trabajo y la Reorganización <strong>de</strong> los Estados Capitalistas, En Marxismo, Estado y Capital, Ed. Tierra <strong>de</strong>l<br />

Fuego, 1994.<br />

54<br />

Para una <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> este punto, pue<strong>de</strong> consultarse el artículo <strong>de</strong> Horacio Corti: El proceso <strong>de</strong> integración y el<br />

discurso anti-estatal, en Los <strong>de</strong>safíos para el Estado en la <strong>Argentina</strong> actual, CEPAS, Oficina <strong>de</strong> Publicaciones <strong>de</strong>l<br />

CBC, 1998.<br />

55<br />

Aunque en menor medida, lo propio ocurre con Brasil en el marco <strong>de</strong>l Mercosur.<br />

56<br />

La economía política <strong>de</strong>l ajuste estructural: la lógica <strong>de</strong> apoyo y oposición a las reformas neoliberales, en Revista<br />

Desarrollo Económico Nº141, abril/junio 1996.<br />

13


histórico una mutua articulación y complementariedad entre mercado y Estado 57 . Por ello,<br />

la reconfiguración <strong>de</strong>l entramado organizacional <strong>de</strong>l Estado tiene por objetivo volver<br />

funcionales las instituciones públicas respecto <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> valorización actualmente en<br />

curso.<br />

IV. Las bases teórico-políticas <strong>de</strong> la actual ofensiva neoliberal<br />

Pue<strong>de</strong> resultar paradójico que luego <strong>de</strong> casi dos décadas <strong>de</strong> experimentos neoliberales<br />

practicamente no existan <strong>documento</strong>s críticos que <strong>de</strong>n cuenta <strong>de</strong> esta nueva forma que<br />

asume la acumulación <strong>de</strong> capital en las postrimerías <strong>de</strong> siglo 58 . Al parecer, ha sido olvidada<br />

la frase <strong>de</strong> Antonio Gramsci que pregona que sólo es posible combatir aquello que se<br />

conoce, <strong>de</strong>dicándose la mayor parte <strong>de</strong> los intelectuales a <strong>de</strong>spotricar contra las políticas<br />

económicas regresivas sin indagar en las teorías que le dan sustento i<strong>de</strong>ológico. En el<br />

presente apartado intentaremos, precisamente, dar cuenta en forma sucinta <strong>de</strong> algunas <strong>de</strong><br />

ellas.<br />

Así pues, uno <strong>de</strong> las fundamentos teóricos <strong>de</strong> los últimos ajustes en el aparato estatal<br />

argentino fue el informe <strong>de</strong> la FIEL realizado para el Consejo Empresario Argentino 59 . En<br />

él se menciona la existencia <strong>de</strong> un exceso <strong>de</strong> personal en la Administración Central <strong>de</strong>l<br />

or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> 128.000 agentes -excluyendo cuidadosamente <strong>de</strong> dicho exce<strong>de</strong>nte a las Fuerzas<br />

Armadas y <strong>de</strong> Seguridad-, se impulsa la custodia <strong>de</strong> los presos fe<strong>de</strong>rales por parte <strong>de</strong><br />

empresas privadas bajo contratos con el Estado, el análisis <strong>de</strong> áreas tan <strong>de</strong>licadas como las<br />

<strong>de</strong> Salud y Educación en función <strong>de</strong> una lógica <strong>de</strong> “costo-beneficio”, así como el<br />

cumplimiento <strong>de</strong> la función <strong>de</strong> regulación, en el caso <strong>de</strong> los entes <strong>de</strong> control <strong>de</strong> servicios<br />

públicos, como “comercio”.<br />

Pero no es este <strong>documento</strong> el único soporte en el cual se sustenta la reestructuración estatal<br />

iniciada meses atrás. Po<strong>de</strong>mos citar, a manera <strong>de</strong> ejemplo, el famoso talmud gerencialista<br />

<strong>de</strong> Osborne y Gaebler para la Reinvención <strong>de</strong>l Gobierno 60 , verda<strong>de</strong>ro libro <strong>de</strong> cabecera <strong>de</strong>l<br />

ex vicepresi<strong>de</strong>nte Chacho Alvarez. El polémico texto argumenta que la competencia es un<br />

po<strong>de</strong>roso elemento <strong>de</strong> motivación en el sector público, redundando en una maximización <strong>de</strong><br />

beneficios. No es <strong>de</strong> extrañar, por tanto, que empleen la expresión gobierno empresarial<br />

para referirse al nuevo mo<strong>de</strong>lo a implementar. Como veremos más a<strong>de</strong>lante, dicho gobierno<br />

<strong>de</strong>berá orientarse plenamente hacia las necesida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l cliente. En palabras <strong>de</strong> los propios<br />

57<br />

Véase, entre otros, el documentado estudio <strong>de</strong> Karl Polanyi, La gran tranformación, Fondo <strong>de</strong> Cultura Económica,<br />

1984.<br />

58<br />

Una excepción la constituyen los aportes hechos por Atilio Borón, en su Estado, Capitalismo y Democracia, Oficina<br />

<strong>de</strong> Publicaciones <strong>de</strong>l CBC, 1997; así como los realizados por Emir Sa<strong>de</strong>r, Perry An<strong>de</strong>rson, Pablo Gentili y otros, en la<br />

compilación Las tramas <strong>de</strong>l neoliberalismo, Oficina <strong>de</strong> Publicaciones <strong>de</strong>l CBC, 1997. También Héctor Guillén Romo,<br />

con su escasamente conocido trabajo La contrarrevolución neoliberal, Ed. Era, México, 1997, ha brindado un exaustivo<br />

análisis <strong>de</strong> las teorías <strong>de</strong> Milton Friedman y Friedrich Von Hayek. Por último, vale la pena <strong>de</strong>stacar a autores como Mabel<br />

Thwaites Rey, Daniel Campione, Ireñe Muñoz, Andrea López, Carlos Vilas, Dora Orlansky, Jorge Schvarzer, Naum<br />

Minsburg y Oscar Oszlak, quienes -<strong>de</strong>s<strong>de</strong> diferentes perspectivas teórico-políticas- han intentado dar cuenta <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong><br />

los aspectos centrales <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> <strong>de</strong>smantelamiento estatal y reestructuración capitalista acaecido en <strong>Argentina</strong>.<br />

59<br />

Administración Pública Nacional. Propuesta para su reestructuración, FIEL, 1996.<br />

60<br />

Es <strong>de</strong>cir, <strong>de</strong>l Estado, ya que la corriente anglosajona tien<strong>de</strong> a i<strong>de</strong>ntificar, erróneamente, al gobierno con la porción <strong>de</strong>l<br />

aparato estatal que “ocupa” en forma transitoria.<br />

14


autores, “la mayoría <strong>de</strong> los gobiernos norteamericanos ignoran por completo al cliente,<br />

mientras que Mc Donald’s y Frito-Lay se inspiran en el cliente. Tal vez sea ésta la<br />

acusación fundamental que se le pue<strong>de</strong> hacer al gobierno burocrático” 61 . Otra <strong>de</strong> sus<br />

caracterizaciones polémicas es la <strong>de</strong>l empleado público, consi<strong>de</strong>rado como un clavo sin<br />

cabeza, en tanto se lo pue<strong>de</strong> poner facilmente, aunque es imposible sacarlo. Risas aparte, y<br />

más allá <strong>de</strong> las críticas que podrían formularse a esta burocracia (o incluso, en un nivel más<br />

teórico, a ella en tanto tal), lo cierto es que dicha conceptualización resulta funcional al<br />

discurso neoconservador que postula la necesidad <strong>de</strong> asimilar las reglas propias <strong>de</strong>l ámbito<br />

empresarial a los organismos públicos y avanzar así sobre la estabilidad laboral <strong>de</strong> los<br />

trabajadores <strong>de</strong>l Estado.<br />

Por supuesto, era <strong>de</strong> esperar que surgiera una burda copia <strong>de</strong> aquel manual <strong>de</strong> recetas en<br />

nuestra periferia: en efecto, la versión argentina fue escrita por Mario Quintana y Horacio<br />

Rodríguez Larreta (h) en el marco <strong>de</strong> la Fundación Grupo Sophía, bajo el título sugestivo<br />

<strong>de</strong> Domando al elefante blanco, en una clara alusión al Estado argentino<br />

“sobredimensionado”. Los antece<strong>de</strong>ntes inmediatos <strong>de</strong> este texto son una serie <strong>de</strong><br />

cua<strong>de</strong>rnillos elaborados por el propio Grupo Sophía 62 como fruto <strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong><br />

conferencias dadas por Osborne durante su estadía en la <strong>Argentina</strong> a fines <strong>de</strong>l ’96 63 .<br />

Ya en un plano más teórico, y a nivel general, po<strong>de</strong>mos diferenciar dos gran<strong>de</strong>s corrientes,<br />

con muchos puntos <strong>de</strong> contacto entre sí, que han servido <strong>de</strong> fuentes <strong>de</strong> inspiración para las<br />

“reformas <strong>de</strong> segunda generación”: por una parte, el neoinstitucionalismo, afirmando la<br />

importancia crucial <strong>de</strong> “las reglas <strong>de</strong> juego” para el crecimiento socio-económico. Por el<br />

otro, el neoutilitarismo, más conocido como public choice o teoría <strong>de</strong>l Principal-Agente 64 .<br />

En el caso <strong>de</strong>l neoutilitarismo, también <strong>de</strong>nominado New Public Management, al reducir<br />

el sujeto social a mero homo economicus, tien<strong>de</strong> a i<strong>de</strong>ntificar la lógica <strong>de</strong>l interés público<br />

con la lógica contractual propia <strong>de</strong>l ámbito privado, induciendo a la competencia a las<br />

diferentes agencias burocráticas, <strong>de</strong>venidas “empresas prestadoras <strong>de</strong> servicios”, y<br />

orientadas a la satisfacción <strong>de</strong>l cliente y no <strong>de</strong>l ciudadano. Términos tales como mercado<br />

político, costo-beneficio o gerenciamiento empresarial, son comunmente utilizados por esta<br />

corriente.<br />

Dentro <strong>de</strong> este esquema, las diversas agencias estatales no son más que empresas<br />

competitivas que pugnan por obtener los mayores beneficios al menor costo, en tanto que<br />

los ciudadanos, ya <strong>de</strong> por sí reducidos a meros votantes, <strong>de</strong>vendrían en clientes a los cuales<br />

brindarles múltiples servicios. El burócrata representaría al gerente <strong>de</strong> la empresa, y los<br />

políticos, propietarios <strong>de</strong> acciones, generarían constantes incentivos (premios y castigos)<br />

61 Siguiendo esta línea, Marcos Makón propuso en el marco <strong>de</strong> la pomposa “mo<strong>de</strong>rnización estatal” la implementación <strong>de</strong><br />

incentivos <strong>de</strong>l tipo empleado <strong>de</strong>l mes, inspirado también en la ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong> hamburgueserías Mc Donald’s. Al respecto,<br />

véase el Suplemento Cash, Página/12, 16/01/00.<br />

62 Pue<strong>de</strong>n mencionarse, entre otros, Hacia un Sector Público Competitivo y Eficiente (1996) y Hacia un Nuevo Sector<br />

Público. Experiencias exitosas <strong>de</strong> Gestión en <strong>Argentina</strong> (1997).<br />

63 Los párrafos salientes <strong>de</strong> una <strong>de</strong> ellas fueron reproducidos bajo el título <strong>de</strong> Reinventando el Gobierno, en Aportes para<br />

el Estado y la Administración Gubernamental, Año 3 N° 6, otoño 1996.<br />

64 Para una profundización <strong>de</strong> este punto, véase el artículo <strong>de</strong> Sonia Fleury: Reforma <strong>de</strong>l Estado en América Latina.<br />

¿Hacia dón<strong>de</strong>?, en Nueva <strong>Sociedad</strong> Nº160, marzo-abril 1999.<br />

15


para conseguir un ejemplar <strong>de</strong>sempeño <strong>de</strong> los primeros. En el marco <strong>de</strong> esta concepción<br />

sumamente racionalista <strong>de</strong>l Principal-Agente, <strong>de</strong>be enten<strong>de</strong>rse la propuesta <strong>de</strong> gestión por<br />

resultados, contrario al apego a la normativa burocrática tan perjudicial para la empresa o<br />

agencia, términos ambos que a esta altura vendrían a significar más o menos lo mismo, ya<br />

que las pocas diferencias que se enumeran entre una y otra (el carácter sobredimensionado<br />

<strong>de</strong>l gobierno y la inexistencia <strong>de</strong> competencia en su seno; la lógica <strong>de</strong> beneficio en el caso<br />

<strong>de</strong>l ámbito mercantil) pue<strong>de</strong>n ser saldadas mediante la reducción <strong>de</strong>l personal y <strong>de</strong>l número<br />

<strong>de</strong> unida<strong>de</strong>s organizativas, la incorporación <strong>de</strong> una lógica lucrativa, así como la<br />

competencia inter e intra agencia/s 65 , con lo que estaríamos frente a una empresa privada<br />

con todas las letras. Lo catastrófico <strong>de</strong> esta concepción es que percibe como virtu<strong>de</strong>s lo que<br />

a nuestro enten<strong>de</strong>r resultan ser graves problemas a resolver, entre los cuales basta<br />

mencionar la sustitución <strong>de</strong>l ciudadano portador <strong>de</strong> <strong>de</strong>rechos inalienables (aún con todas las<br />

limitaciones que esta categoría pue<strong>de</strong> suponer) por un cliente que, en palabras <strong>de</strong> Marx,<br />

lleva su po<strong>de</strong>r social en el bolsillo 66 . Por ello, coincidimos con Atilio Borón que “la pura<br />

rational choice <strong>de</strong>l mercado es incapaz <strong>de</strong> capturar todas las múltiples dimensiones <strong>de</strong>l<br />

fenómeno <strong>de</strong>l intervencionismo estatal, cuyas raíces económicas son tanto o más fuertes<br />

que las que suelen suponer sus adversarios” 67 .<br />

El neoinstitucionalismo, por su parte, focaliza el nudo gordiano en las “reglas <strong>de</strong> juego”, y<br />

aún cuando intente reconocer en forma implícita la relevancia <strong>de</strong> los conflictos y pujas que<br />

<strong>de</strong>sgarran a la normativa vigente, sólo lo hace en la medida en que dichas tensiones son<br />

generadas precisamente por la carencia <strong>de</strong> leyes claras y “transparentes” o <strong>de</strong> instituciones<br />

<strong>de</strong> puedan encauzar (léase: diluir) el conflicto. Sin embargo, creemos que, por el contrario,<br />

es preciso enten<strong>de</strong>r a las instituciones en tanto cristalizaciones <strong>de</strong> una <strong>de</strong>terminada<br />

correlación <strong>de</strong> fuerzas a nivel histórico, esto es, como la cosificación material <strong>de</strong> dicha<br />

relación. De esta forma, se evita caer en un fetichismo <strong>de</strong> las organizaciones estatales, y<br />

más aún <strong>de</strong> las leyes y normas que rigen en la actualidad. Así, pues, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> este marco<br />

teórico <strong>de</strong>be encararse la crítica a la propuesta <strong>de</strong> gerenciamiento <strong>de</strong> lo público.<br />

Precisamente, uno <strong>de</strong> los discursos que subyace a la insistente mercantilización <strong>de</strong> lo estatal<br />

es el <strong>de</strong> la autogestión (en particular a nivel financiero) <strong>de</strong> las diferentes unida<strong>de</strong>s<br />

organizativas, generando recursos propios a partir <strong>de</strong> la prestación <strong>de</strong> servicios a “la<br />

comunidad”. Pero si para las corrientes anarquistas y socialistas era sinonimo <strong>de</strong><br />

solidaridad y <strong>de</strong>cisión colectiva, para los impulsores <strong>de</strong> la actual <strong>de</strong>scentralización supone<br />

todo lo contrario: una sobrecarga <strong>de</strong> funciones sin capacidad económica alguna para<br />

gestionarlas, lo que obliga a acudir al mercado a ofrecer bienes y/o prestaciones en busca<br />

<strong>de</strong> los imprescindibles recursos. Frente a esta situación, cabe preguntarse: ¿qué tipo <strong>de</strong><br />

servicios se brindaría y a quiénes irían dirigidos? ¿qué sectores se encuentran en<br />

“condiciones” <strong>de</strong> contratarnos y con qué objetivos? ¿es éste el proyecto <strong>de</strong> Universidad, y<br />

más aún <strong>de</strong> sociedad, al que aspiramos?.<br />

65 Para un <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> los principales postulados <strong>de</strong> esta teoría, véase Santiago Urbiztondo, Reflexiones preliminares<br />

para enten<strong>de</strong>r y reformar la burocracia en la <strong>Argentina</strong>, en Aportes para el Estado y la administración gubernamental,<br />

Año 4 Nº 9, 1997. Un análisis más crítico, aunque inscripto en la misma corriente, es el efectuado por Adam Przeworski<br />

en su Acerca <strong>de</strong>l diseño <strong>de</strong>l Estado: una perspectiva principal-agente, Revista <strong>Argentina</strong> <strong>de</strong> Ciencia Política Nº 2, 1998.<br />

66 Karl Marx, Elementos fundamentales para la crítica <strong>de</strong> la economía política (Grundisse), Siglo XXI, 1997.<br />

67 Estado asistencialista, neoliberalismo y <strong>de</strong>mocracia en América Latina, en Memorias <strong>de</strong>l Seminario Internacional <strong>de</strong><br />

Redimensionamiento y Mo<strong>de</strong>rnización <strong>de</strong> la Administración Pública en América Latina, INAP, Mexico, 1989.<br />

16


Las respuestas se tornan sumamente relevantes a la luz <strong>de</strong> la Ley <strong>de</strong> Educación Superior y<br />

<strong>de</strong> la Reforma iniciada en el conjunto <strong>de</strong> las Universida<strong>de</strong>s Nacionales, en ambos casos<br />

enmarcadas en un volumiso paquete <strong>de</strong> leyes <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> las cuales se ubica en forma<br />

privilegiada la flexibilización laboral, entendida como “la remoción <strong>de</strong> barreras al <strong>de</strong>recho<br />

<strong>de</strong> la empresa <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir a los trabajadores qué hacer, dón<strong>de</strong> hacerlo y a qué ritmo” 68 .<br />

Pero para la teoría neoliberal, estas ten<strong>de</strong>ncias a la <strong>de</strong>sigualdad, lejos <strong>de</strong> representar un<br />

<strong>de</strong>sfasaje in<strong>de</strong>seable, resultan sumamente beneficiosas para el <strong>de</strong>sarrollo social 69 . Des<strong>de</strong><br />

teóricos <strong>de</strong> los organismos financieros internacionales, como Kuznets y su famosa curva <strong>de</strong><br />

la U invertida, hasta netos valuartes <strong>de</strong> la ortodóxia, como Friedrich Von Hayek y Milton<br />

Friedman, todos postulan la necesidad <strong>de</strong> <strong>de</strong>jar librados al azar -es <strong>de</strong>cir, a la “mano<br />

invisible <strong>de</strong>l mercado”, que por <strong>de</strong>sgracia tien<strong>de</strong> a sufrir mal <strong>de</strong> parkinson- a aquellos que<br />

no pue<strong>de</strong>n garantizar <strong>de</strong> ninguna manera su subsistencia. Un autor que refleja esta i<strong>de</strong>a<br />

llevada al extremo es Kenichi Ohmae, quien en su libro El fin <strong>de</strong>l estado-nación postula<br />

que es necesario “convencer a la gente <strong>de</strong> que tener un sistema mínimo socialmente<br />

garantizado es una mala política” <strong>de</strong>bido a que “se financien como se financien, las<br />

prestaciones y los costos sociales <strong>de</strong> estas magnitu<strong>de</strong>s reducen, inevitablemente, la<br />

motivación que tienen las personas para trabajar en sus puestos <strong>de</strong> trabajo actuales, para<br />

aumentar su productividad laboral o incluso -cuando sea necesario- para aceptar empleos<br />

alternativos con salarios inferiores” 70 . En el siguiente apartado, veremos cuáles son las<br />

consecuencias que trae aparejada la imposición <strong>de</strong> este tipo <strong>de</strong> políticas.<br />

V. Excursus: El mo<strong>de</strong>lo neocelandés, ¿un ejemplo a seguir?<br />

Luego <strong>de</strong> vislumbrar las profundas transformaciones acaecidas en el andamiaje material <strong>de</strong>l<br />

Estado argentino, así como en sus funciones básicas, intentaremos abordar brevemente la<br />

ofensiva privatista impuesta en Nueva Zelanda a nivel estatal. Debido a que este pequeño<br />

país unitario, <strong>de</strong> tan sólo tres millones <strong>de</strong> habitantes 71 , es “levantado en andas” por la<br />

ortodóxia neoliberal como el experimento triunfante <strong>de</strong> sus recetas 72 , resulta imprescindible<br />

<strong>de</strong>smitificar sus “logros”. Pero <strong>de</strong>jemos que sea uno <strong>de</strong> sus exponentes teóricos el que<br />

<strong>de</strong>scriba este virulento proceso: en efecto, tal como señala Peter Osborne, “<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el<br />

advenimiento <strong>de</strong> la Ley <strong>de</strong> Contratos Laborales, Nueva Zelanda ha experimentado<br />

transformaciones en las actitu<strong>de</strong>s entre trabajadores y empresarios y un avance espectacular<br />

en la productividad laboral. La LCL entró en vigor en 1991. Dejaron <strong>de</strong> existir los premios<br />

nacionales y <strong>de</strong>sapareció la situación protegida <strong>de</strong> que gozaban los sindicatos. Todos los<br />

trabajadores pasaron a estar empleados bajo los términos <strong>de</strong> un contrato, ya fuera individual<br />

68<br />

John Holloway, La rosa roja <strong>de</strong> Nissan, en Cua<strong>de</strong>rnos <strong>de</strong>l Sur N°7, Buenos Aires, 1988.<br />

69<br />

Véase al respecto la breve pero incisíva crítica realizada por Atilio Borón en El lugar <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sigualdad en el<br />

paradigma neoliberal, en Democracia, Estado y Desigualdad, Claudio Lozano (comp), Eu<strong>de</strong>ba, 2000.<br />

70<br />

Kenichi Ohmae, El fin <strong>de</strong>l estado-nación, Ed. Andres Bello, Chile, 2000.<br />

71<br />

Características éstas que, junto con otras, no parecen ser tenidas en cuenta al momento <strong>de</strong> extrapolar a diversas latitu<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong>l planeta esta particular experiencia.<br />

72<br />

De acuerdo al propio Banco Mundial, Nueva Zelanda es “un ejemplo lí<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la Nueva Administración Pública”. Más<br />

allá <strong>de</strong>l Consenso <strong>de</strong> Washington: La hora <strong>de</strong> la Reforma Institucional, Washintgon D.C., 1998.<br />

17


o colectivo. La confianza empresarial se encuentra actualmente en el punto más alto <strong>de</strong> los<br />

últimos veinte años” 73 .<br />

La débil tradición sindical, sumado al <strong>de</strong>sconcierto <strong>de</strong> que fuera precisamente un gobierno<br />

social<strong>de</strong>mócrata quien impulsará las reformas neoliberales, permitió en parte que la<br />

restructuración avanzara como en ningún otro país <strong>de</strong>l mundo. Como resultado <strong>de</strong> este<br />

vertiginoso proceso, el citado autor celebra que “los conflictos industriales son poco<br />

frecuentes y localizados y no existe un equivalente a la amenaza <strong>de</strong> explosión salarial que<br />

hay en Australia”. Pero incluso en el discurso neoconservador <strong>de</strong> Osborne no todo es un<br />

hermoso lecho <strong>de</strong> rosas. Como él mismo se encarga <strong>de</strong> aclarar “sería vano sostener que las<br />

reformas <strong>de</strong> Nueva Zelanda han estado exentas <strong>de</strong> sufrimiento. La mayoría <strong>de</strong> las personas<br />

han sufrido disminuciones <strong>de</strong> sus niveles <strong>de</strong> vida y muchos trabajadores han perdido sus<br />

empleos a causa <strong>de</strong> los cambios estructurales”.<br />

Idéntico diagnostico, aunque con diferentes conclusiones, realiza John Gray en su último<br />

libro 74 . Vale la pena reproducir algunas <strong>de</strong> las críticas realizadas por el autor al<br />

experimento neocelandés, <strong>de</strong>bido a que resulta interesante que sea un ex partidario <strong>de</strong> la<br />

nueva <strong>de</strong>recha quien se encargue <strong>de</strong> refutar los “beneficios” <strong>de</strong> la implementación a<br />

rajatabla <strong>de</strong>l mo<strong>de</strong>lo neoliberal. En efecto, según este economista inglés, la confianza<br />

festejada por Osborne se sustenta, en buena medida, en la sustitución a partir <strong>de</strong> 1991 <strong>de</strong>l<br />

sistema nacional <strong>de</strong> negociación colectiva por contratos <strong>de</strong> trabajo individuales, tanto en el<br />

sector estatal como en el privado, en paralelo a la “regulación” <strong>de</strong> la totalidad <strong>de</strong> los<br />

servicios públicos por el mercado. Entre las consecuencias <strong>de</strong> estas políticas <strong>de</strong> ajuste Gray<br />

señala que “las <strong>de</strong>sigualda<strong>de</strong>s en los ingresos aumentaron más en Nueva Zelanda que en<br />

cualquier otro país occi<strong>de</strong>ntal”. De hecho, el <strong>de</strong>smembramiento estrepitoso <strong>de</strong>l Estado <strong>de</strong><br />

bienestar ha redundado en el surgimiento <strong>de</strong> “una subclase económicamente marginada y<br />

socialmente excluida”. Sin embargo, para Gray el costo mayor <strong>de</strong>l alavado experimento ha<br />

sido “la pérdida <strong>de</strong> cohesión social”, algo similar a lo ocurrido en <strong>Argentina</strong> luego <strong>de</strong> diez<br />

años <strong>de</strong> menemato.<br />

Estas son sólo algunas <strong>de</strong> las consecuencias sociales profundamente negativas, pero a la<br />

vez consustanciales, a los proyectos <strong>de</strong> reforma estructural promovidos a partir <strong>de</strong>l<br />

“Consenso <strong>de</strong> Washington”. Dichos flajelos, lejos <strong>de</strong> representar un problema a resolver,<br />

significan un rasgo benéfico <strong>de</strong>l crecimiento socio-económico, según la visión <strong>de</strong><br />

fundaciones con gran influencia en el establishment local, como FIEL 75 . En efecto, su<br />

consejero académico en el año ´96, Manuel Solanet, expresó en el marco <strong>de</strong> un seminario<br />

sobre Reforma <strong>de</strong>l Estado organizado en Paraná por la Asociación <strong>Argentina</strong> <strong>de</strong><br />

Presupuesto Público que “en Nueva Zelanda, se ha eliminado la estabilidad y se ha ido a un<br />

régimen <strong>de</strong> contratos, que son renovados cada 2 o 4 años, que colocan a los funcionarios en<br />

situación <strong>de</strong> <strong>de</strong>mostrar y competir para renovar esos contratos. A tal punto se ha ido allí a<br />

una estructura multifuncional, <strong>de</strong>scentralizada, horizontalizada, que los funcionarios por<br />

73 La transformación <strong>de</strong> Nueva Zelanda eclipsa la <strong>de</strong> Australia, Apéndice <strong>de</strong> El fin <strong>de</strong>l estado-nación, op. cit..<br />

74 Falso Amanecer. Los engaños <strong>de</strong>l capitalismo global, Ed. Paidós, 1999.<br />

75 La Fundación <strong>de</strong> Investigaciones Económicas Latinoamericanas, junto con el Consejo Empresario Argentino, brindaron<br />

en plena crisis hiperinflacionaria buena parte <strong>de</strong>l basamento teórico para la reestructuración estatal impulsada a principios<br />

<strong>de</strong> los ’90. Los nombres <strong>de</strong> los <strong>documento</strong>s que difundían por aquel entonces hablan por si solos: El fracaso <strong>de</strong>l estatismo<br />

(1987), Los costos <strong>de</strong>l Estado regulador (1988), y <strong>Argentina</strong>: Hacia una economía <strong>de</strong> mercado (1990).<br />

18


<strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l nivel <strong>de</strong>l Ministro llevan la <strong>de</strong>nominación <strong>de</strong> ‘managers’, o sea, gerentes, y las<br />

unida<strong>de</strong>s se aproximan lo más posile, a unida<strong>de</strong>s autosostenidas, tal como las que en<br />

general se buscan en el sector privado” 76 .<br />

Una vez más, la equiparación <strong>de</strong>l ámbito público y <strong>de</strong> (posible) gestión colectiva con el <strong>de</strong>l<br />

mercado, se torna una añoranza <strong>de</strong>sgraciadamente factible y real. Resulta irónico recordar<br />

que originariamente el término “managers” aludía al manejo o doma <strong>de</strong> los caballos (to<br />

manage a horse) 77 . Tal vez sea esta la concepción <strong>de</strong> agente público que preten<strong>de</strong>n imponer<br />

los sectores dominantes al interior <strong>de</strong> esa enorme empresa que todavía gustan llamar<br />

Estado.<br />

VI. El futuro <strong>de</strong>l Estado argentino: El ajuste <strong>de</strong>l ajuste como lógica permanente<br />

¿Qúe tenemos hoy, en <strong>Argentina</strong>, luego <strong>de</strong> las reformas estructurales realizadas a lo largo<br />

<strong>de</strong> una década?. En palabras <strong>de</strong>l secretario <strong>de</strong> Mo<strong>de</strong>rnización <strong>de</strong>l Estado, Marcos Makón,<br />

en lo que se transformó ese <strong>de</strong>nigrado elefante blanco fue en “una liebre <strong>de</strong>scontrolada, que<br />

uno no sabe para dón<strong>de</strong> va, ni contra qué se pue<strong>de</strong> golpear” 78 .<br />

A lo largo <strong>de</strong>l artículo, intentamos esbozar algunas respuestas que parecerían <strong>de</strong>smentir el<br />

hecho <strong>de</strong> que el Estado nacional se haya convertido en ese pequeño animal. Como<br />

expresamos anteriormente, la transformación no tiene que ver tanto con el tamaño o la<br />

dotación <strong>de</strong>l personal, sino más bien con la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong>l rol <strong>de</strong>l Estado, lo que nos lleva a<br />

la siguiente reflexión acerca <strong>de</strong> qué tipo <strong>de</strong> relaciones sociales expresa este aparato estatal<br />

reformado y cuáles son las nuevas fronteras que tendieron a dibujarse entre lo público y lo<br />

privado: transcurridos diez años <strong>de</strong> aquellos acontecimientos, resulta claro que la<br />

pregonada jibarización <strong>de</strong>l Estado redundó en realidad en un ensanchamiento estrepitoso<br />

<strong>de</strong>l mercado, con todas las consecuencias negativas que ello supuso. La re-mercantilización<br />

<strong>de</strong>l conjunto <strong>de</strong> vínculos sociales y políticos significó la conversión <strong>de</strong> gran parte <strong>de</strong> los<br />

sectores populares en meros clientes <strong>de</strong>spojados <strong>de</strong> toda reminiscencia ciudadana que<br />

exceda la esfera <strong>de</strong>l consumo, a<strong>de</strong>más <strong>de</strong> crear un contingente <strong>de</strong> excluídos <strong>de</strong>finidos por<br />

su escaso o nulo po<strong>de</strong>r adquisitivo en términos económicos, y por ser potenciales “clientes”<br />

<strong>de</strong> las fuerzas represivas. Este hecho, si bien no <strong>de</strong>be hacernos olvidar que, tal como<br />

expresa Oscar Oszlak, “a pesar <strong>de</strong> su creciente <strong>de</strong>scrédito y <strong>de</strong>l virtual <strong>de</strong>smantelamiento a<br />

que lo ha sometido la embestida neo-conservadora, el Estado sigue siendo la máxima<br />

instancia <strong>de</strong> articulación social” 79 , sí nos obliga a repensar la profunda modificación<br />

acaecida en su relación con la sociedad civil y el mercado.<br />

Des<strong>de</strong> esta perspectiva, sin caer en una <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> un Estado que en última instancia<br />

continuó siendo capitalista, po<strong>de</strong>mos coincidir con Mabel Thwaites Rey en que el antiguo<br />

andamiaje, creado para un mo<strong>de</strong>lo <strong>de</strong> acumulación superado, entorpecía los requerimientos<br />

<strong>de</strong> valorización y circulación capitalistas prevalecientes <strong>de</strong>bido a que expresaba en su seno<br />

la cristalización material <strong>de</strong> intereses contradictorios plasmados en un <strong>de</strong>terminado<br />

76 Exposición reproducida en la Revista N° 15 <strong>de</strong> la ASAP, 1998.<br />

77 Omar Guerrero, Del Estado Gerencial al Estado Cívico, UNAM, 1999.<br />

78 Entrevista realizada por el Suplemento Cash, Página/12, 16/1/00.<br />

79 Estado y <strong>Sociedad</strong>: ¿nuevas reglas <strong>de</strong> juego?, en Revista Reforma y Democracia Nº9, CLAD, 1997.<br />

19


contexto histórico 80 . De ahí que ciertos espacios y sectores públicos que representan logros<br />

significativos, aunque <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ya no absolutos 81 , para el bienestar <strong>de</strong> las clases subalternas,<br />

sean fervientemente <strong>de</strong>nostados por la clase dominante, mientras que los sectores y las<br />

funciones <strong>de</strong>l aparato estatal más directamente ligadas al apoyo a la acumulación y al<br />

mantenimiento <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n reciban su beneplácito constante a traves <strong>de</strong> las usinas i<strong>de</strong>ológicas<br />

<strong>de</strong>l sistema.<br />

Hoy en día, el Estado nacional ha visto reducidas sus funciones a la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> la<br />

propiedad, la administración <strong>de</strong> justicia, las relaciones exteriores, el cobro <strong>de</strong> impuestos y<br />

la emisión <strong>de</strong> moneda, siendo incluso algunas <strong>de</strong> ellas cuestionadas profundamente por<br />

diversos grupos empresarios y políticos 82 . El <strong>de</strong>sarrollo sustentable, la educación, la salud,<br />

la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l medio ambiente, la erradicación <strong>de</strong> la pobreza y la <strong>de</strong>socupación, la<br />

investigación y capacitación en sentido amplio, así como un sin fin <strong>de</strong> funciones<br />

históricamente <strong>de</strong>sempeñadas por él, son (en teoría) materia <strong>de</strong> gestión <strong>de</strong> las ONGs y, en<br />

mucha mayor medida, <strong>de</strong> empresas privadas. Los sectores subalternos han quedado así, al<br />

<strong>de</strong>cir <strong>de</strong> Oszlak, casi en su totalidad privados <strong>de</strong>l Estado, por oposición a las clases<br />

dominantes, que continúan valiéndose <strong>de</strong> sus fuertes vinculaciones con el aparato estatal<br />

para la consecución <strong>de</strong> sus fines y la garantía <strong>de</strong> sus privilegios 83 . La retirada <strong>de</strong>l Estado<br />

redundó así en una brutal disminución <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> los trabajadores en relación con las<br />

clases, fracciones y elites dominantes a nivel económico y político.<br />

Teniendo en cuenta este planteo, se vuelve comprensible por qué se <strong>de</strong>ci<strong>de</strong> hoy expulsar o<br />

rescindir contratos <strong>de</strong> personal civil <strong>de</strong> escasa jerarquía cuando más <strong>de</strong>l 60% <strong>de</strong> los agentes<br />

<strong>de</strong> la administración central son miembros <strong>de</strong> las Fuerzas Armadas y <strong>de</strong> seguridad interior,<br />

según cifras <strong>de</strong>l propio Presupuesto Nacional <strong>de</strong>l 2001. También resulta clara la <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong><br />

imponer una reducción <strong>de</strong> salarios a los trabajadores que ganan más <strong>de</strong> 1.000 pesos, a la<br />

vez que se omite la restitución <strong>de</strong> los aportes patronales a empresas como Repsol-YPF, que<br />

obtienen beneficios anuales <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> los 1.200 millones <strong>de</strong> dólares. Se torna, asimismo,<br />

sumamente significativo que por primera vez el Estado argentino gaste más en el pago <strong>de</strong><br />

los intereses <strong>de</strong> la (ilegal, ilegítima, y todas las i restantes) <strong>de</strong>uda externa (9.500 millones)<br />

que en las remuneraciones <strong>de</strong> la administración pública nacional (7.300), diferencia ésta<br />

que sin duda ten<strong>de</strong>rá a incrementarse aún más <strong>de</strong> cara al futuro. De ahí que todos estos<br />

datos no hagan más que aseverar algo que, si bien a esta altura pue<strong>de</strong> parecer una verdad <strong>de</strong><br />

perogrullo, no está <strong>de</strong> más afirmar: el carácter político y estratégico <strong>de</strong>l actual ajuste,<br />

enmarcado en una feroz ofensiva neoliberal cuya prioridad no es otra que la <strong>de</strong> imponer un<br />

80 Las paradojas <strong>de</strong> una contradicción. Apuntes sobre el Estado y las privatizaciones, en Revista Doxa N° 9/10, 1993/4.<br />

81 Somos conscientes <strong>de</strong> la contradicción inherente a la propia conformación <strong>de</strong> las instituciones estatales, así como <strong>de</strong>l<br />

carácter fetichizante <strong>de</strong> las mismas. No obstante, no es nuestra intención <strong>de</strong>sarrollar aquí esta arista tan compleja <strong>de</strong> la<br />

forma-Estado como expresión material <strong>de</strong> la relación social <strong>de</strong> capital. En tal caso, nos remitimos a John Holloway:<br />

Capital, Crisis y Estado, en Marxismo, Estado y Capital, Ed. Tierra <strong>de</strong>l Fuego, 1994.<br />

82 Así, por ejemplo, fundaciones como el CEMA o FIEL, por citar sólo las más conocidas, propugnan la necesidad <strong>de</strong><br />

introducir la lógica privada en la administración <strong>de</strong> justicia y la recaudación <strong>de</strong> impuestos, así como la dolarización como<br />

posible salida <strong>de</strong> la crisis socio-económica. Respecto <strong>de</strong> la garantía <strong>de</strong> la seguridad, queda claro que en la actualidad se<br />

solventa cada vez más en empresas privadas.<br />

83 En consonancia, Campione y Muñoz postulan que la conformación <strong>de</strong> un aparato estatal más receptivo y permeable a<br />

las <strong>de</strong>mandas <strong>de</strong> los sectores dominantes fue una <strong>de</strong> las principales consecuencias <strong>de</strong>l proceso <strong>de</strong> Reforma <strong>de</strong>l Estado<br />

iniciado en 1989 en la <strong>Argentina</strong>. El Estado y la <strong>Sociedad</strong>. De Alfonsín a Menem, Ed. Letra Buena, 1994.<br />

20


creciente disciplinamiento social que posibilite una recuperación <strong>de</strong> la alicaída tasa <strong>de</strong><br />

ganancia a nivel mundial.<br />

Por ello, luego <strong>de</strong> analizar sus principales transformaciones, queda claro que se encuentra<br />

a la or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l día un violento <strong>de</strong>sguace estructural <strong>de</strong>l Estado nacional, así como <strong>de</strong> los<br />

Estados provinciales. Como vimos, los salarios <strong>de</strong> los empleados públicos no han podido<br />

aún ser nivelados a la baja. Ese es uno <strong>de</strong> los objetivos prioritarios <strong>de</strong> la actual coalición<br />

gobernante. Sumado a esto, la privatización <strong>de</strong> las áreas educativas y sanitarias, así como la<br />

supresión <strong>de</strong> múltiples organismos públicos, la expulsión <strong>de</strong> numerosos contingentes <strong>de</strong><br />

empleados estatales y la intensificación <strong>de</strong> la flexibilización laboral (vía contratos <strong>de</strong><br />

gestión por resultados, pasantías, acuerdos programa, controles <strong>de</strong> competencia<br />

administrada, y presupuesto <strong>de</strong> base cero) para aquellos que que<strong>de</strong>n <strong>de</strong>ntro. Frente a este<br />

panorama, en apariencia tan <strong>de</strong>solador, se avisora una fuerte resistencia y disputa política al<br />

interior -y por fuera- <strong>de</strong> los aparatos estatales, encabezada por los trabajadores y empleados<br />

públicos. La conflictividad <strong>de</strong> este sector, emergente en la década <strong>de</strong>l ’80, y extendida a lo<br />

largo <strong>de</strong> los años ’90 al calor <strong>de</strong> paros, movilizaciones y múltiples formas <strong>de</strong> lucha -que<br />

van <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los piquetes y cortes <strong>de</strong> ruta, hasta la instalación <strong>de</strong> carpas <strong>de</strong> protesta y marcha<br />

fe<strong>de</strong>rales-, lejos <strong>de</strong> aplacarse, comienza a dar un salto cualitativo, en la medida en que<br />

tien<strong>de</strong> a confluir con los restantes sectores perjudicados por la imposición <strong>de</strong>l ajuste<br />

estructural.<br />

Des<strong>de</strong> esta perspectiva, <strong>de</strong>bemos enten<strong>de</strong>r que el único límite <strong>de</strong>l ajuste es la reacción <strong>de</strong><br />

los ajustados. El selectivo proceso <strong>de</strong> minimización <strong>de</strong> las instituciones públicas supone en<br />

realidad un <strong>de</strong>smantelamiento sistemático <strong>de</strong> aquellas instancias <strong>de</strong> participación y<br />

mediación que, al menos parcialmente, implican una presencia concreta <strong>de</strong> los sectores<br />

subalternos al interior <strong>de</strong> la estructura material <strong>de</strong>l Estado. Es preciso, entonces,<br />

transformar nuestra indignación en energía disruptiva que posibilite no sólo la reacción<br />

frente a los constantes embates <strong>de</strong> la clase dominante, sino la creación <strong>de</strong> nuevas formas <strong>de</strong><br />

organización autónoma y participación <strong>de</strong>mocrática. Dicho en otros téminos: más que<br />

espectadores forzados <strong>de</strong>l drama neoliberal, <strong>de</strong>bemos ser sus iracundos antagonistas,<br />

reapropiándonos <strong>de</strong>l escenario histórico. De lo contrario, tal como profetizaba Karl Marx,<br />

la tragedia se repetirá in<strong>de</strong>fectiblemente como farsa.<br />

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