Educación sexual y salud en la infancia - HIV/AIDS Clearinghouse

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08.05.2013 Views

se ocupa el derecho. Ninguno y ninguna de los expulsadas y expulsados por esa normativa, participaba en la defi nición de las reglas. Y este es uno de los centros que ha empezado a cambiar y por eso hoy, en este espacio, tenemos una mesa con actores que defi nen y se defi nen y toman la palabra para decir quiénes son. Y por lo tanto, hablar desde sí mismos en esta construcción de los expulsados de la ciudadanía, de lo epistémico, de la teología en la defi nición de sujeto. Incorporar entonces los derechos humanos en el trabajo pedagógico y en la práctica en las aulas supone una propuesta educativa centrada en las personas como sujetos de derecho. Pensar en una metodología que coloque los derechos humanos como eje del proceso de enseñanza-aprendizaje es un desafío teórico, conceptual y supone analizar y deconstruir los sistemas clasifi catorios y prácticas discriminatorias implicadas en las relaciones entre los sujetos en el aula. En qué medida el tránsito por la institución educativa se constituye en una experiencia signifi cativa para los sujetos, para las niñas, los niños, los adolescentes, las jóvenes, los jóvenes. O sea, una experiencia que crea signifi cados, signifi cados para sí mismos, signifi cados para sus vidas. La educación en derechos humanos define un campo amplio que abarca lo curricular, la cultura institucional, la evaluación, la práctica educativa. Se trata de defi nir qué tipo de experiencias, conocimientos y aprendizajes consideramos sustantivos para aquellos sujetas y sujetos de la educación. ¿Qué necesitamos para el cambio educativo? Primero recuperar la dimensión subjetiva y emocional de esa práctica. Segundo, hacer de la justicia y el respeto ejes centrales que sustituyen la piedad. No se trata de tener lástima de la otra o del otro, ya sea porque es pobre, porque viene de 398 un hogar carente, sino de otorgarle y darle el espacio al ejercicio de sus derechos. Las dimensiones de la justicia que quisiera resaltar son dos, el reconocimiento de la otra, del otro, en su singularidad y la dimensión inconmensurable de su humanidad. Diana Maffi a dice jamás podemos del todo defi nir a la otra y al otro, aun cuando tengamos muchos elementos de sus vidas. Y esto es importante porque apunta centralmente a romper estos sistemas de clasifi cación donde creemos que nuestra mirada permite rápidamente decir, aquí están estos, aquellos otros; si no poder aceptar que el reconocimiento supone un principio de la justicia. Y, por supuesto, el segundo principio de la justicia es la redistribución de los bienes materiales y simbólicos que hacen posible que esos sujetos puedan realizarse. Toda experiencia educativa debe partir de los conocimientos que los sujetos tienen, sus creencias y universos simbólicos para ponerlos en diálogo. Nos construimos como sujetos en un proceso de múltiples infl uencias que desbordan, contaminan, apoyan o destruyen los efectos, la escolarización. Muchas veces tenemos que luchar como enemigo principal contra la apatía y la desafección como uno de los principales problemas, en particular, para los adolescentes y para los jóvenes. ¿Hay una asignatura llamada derechos humanos? Esto también es una pregunta recurrente cada vez que se piensa en la reorganización del currículo. Los derechos que no se ejercen no se pueden enseñar, por lo tanto la práctica del aula desde el principio al fi n es un ejercicio de derechos humanos. ¿Cómo vivenciar el derecho a tener derechos? La necesidad del cambio de la cultura escolar, la relación entre los actores, entre estos y el conocimiento, ¿qué experiencias son signifi cativas? Tenemos que hacernos esa pregunta, ¿el racismo es signifi cativo?, ¿el sexismo es signifi cativo?, ¿la distribución sexual del trabajo es signifi cativo? La violencia, el consumo,

la visión, el estereotipo, el prejuicio y así sucesivamente. Cuando tenemos que defi - nir los contenidos y la currícula completa estas preguntas tienen que ser elementos importantes en la práctica diaria. Porque todos sabemos que los docentes vivimos permanentemente acosados por las cuestiones del tiempo, el tiempo de nuestra organización cotidiana, de los controles normativos, etcétera, Sin embargo vale hacerse esta pregunta, si queremos que la escuela sea una experiencia signifi cativa, signifi cante, marcadora de la búsqueda, de la ampliación de lo humano, tenemos que ser capaces de traer lo humano al centro de la experiencia educativa. Y esto signifi ca revalorar en la práctica cotidiana aquellas cosas, aquellas incertidumbres que hoy acosan a cada uno de nosotros, no sólo a nuestros alumnos. Todos somos, en cierto sentido, en este contexto actual de la humanidad, vulnerables frente al dolor, frente a la incertidumbre, pero es esa tal vez vulnerabilidad la que nos puede colocar en la posibilidad de un diálogo entre pares. Un diálogo entre pares supone reconocer que la otra y el otro tienen no sólo su derecho de existencia, tienen fundamentalmente algo para darme, para decirme, para cuestionarme y para interpelarme. En esta Mesa escucharemos a estos expulsados de la ciudadanía, que han hecho el gran aporte hoy a la humanidad que es el replantear las condiciones humanas desde las cuales pensar otros mundos posibles, otros mundos habitables donde el centro de ese mundo y de esa habitabilidad sea nuestra condición de cuestionar toda forma de exclusión. Psic. BRUNO FERREIRA: Una pequeña refl exión acerca del tema que nos convoca hoy acá, es decir derechos humanos y diversidades. ¿A qué nos referimos cuando hablamos de derechos humanos? Parecería una pregunta obvia, en tanto cualquiera diría, bueno, derechos humanos tiene que ver con distintas declaraciones que surgieron a partir de la Segunda Guerra Mundial, los distintos convenios, resoluciones de organismos internacionales, etcétera, que han sido recogidas en muchas cartas magnas, en la legislación de muchos países, que implica que todos los seres son iguales y que no hay diferencias por razones raciales, culturales, etcétera. Han sido recogidas y siguen siendo recogidas en textos de distintos organismos, tales como ONU, Mercosur, entre otros. Sin embargo, parecería que esta defi nición de derechos humanos, en donde de alguna manera se consagra que todas las personas son iguales y que tienen los mismos derechos no es en realidad tan así. Si una persona plantea: quiero formar otro tipo de familia. No, usted no puede. Con una persona del mismo sexo, no, tampoco puede porque no está contemplada. Una persona puede decir, bueno, yo soy una mujer lesbiana que quiero adoptar un niño, no, tampoco puede porque no está contemplado. Entonces, a toda esa declaración de principios consagrados a nivel internacional, mundial, regional y nacional, vemos que se le va retaceando poquito a poco un montón de aspectos y de usos y de validez por supuesto a la hora de poder reconocer determinados derechos. Una frase de Hanna Arendt, dice: Estar privado de derechos humanos es fundamentalmente estar privado de un lugar en el mundo, que vuelva signifi cantes las opiniones y efi caces las acciones. Es una frase muy fuerte. Es decir aquella persona que de alguna manera está privada de derechos humanos, evidentemente que si su discurso no está reconocido a nivel de los derechos humanos y sus derechos no son reconocidos, difícilmente su discurso va a ser reconocido, va a ser legitimado, o 399

se ocupa el derecho. Ninguno y ninguna<br />

de los expulsadas y expulsados por esa<br />

normativa, participaba <strong>en</strong> <strong>la</strong> defi nición de<br />

<strong>la</strong>s reg<strong>la</strong>s. Y este es uno de los c<strong>en</strong>tros que<br />

ha empezado a cambiar y por eso hoy, <strong>en</strong><br />

este espacio, t<strong>en</strong>emos una mesa con actores<br />

que defi n<strong>en</strong> y se defi n<strong>en</strong> y toman <strong>la</strong> pa<strong>la</strong>bra<br />

para decir quiénes son. Y por lo tanto, hab<strong>la</strong>r<br />

desde sí mismos <strong>en</strong> esta construcción<br />

de los expulsados de <strong>la</strong> ciudadanía, de lo<br />

epistémico, de <strong>la</strong> teología <strong>en</strong> <strong>la</strong> defi nición<br />

de sujeto.<br />

Incorporar <strong>en</strong>tonces los derechos humanos<br />

<strong>en</strong> el trabajo pedagógico y <strong>en</strong> <strong>la</strong> práctica <strong>en</strong><br />

<strong>la</strong>s au<strong>la</strong>s supone una propuesta educativa<br />

c<strong>en</strong>trada <strong>en</strong> <strong>la</strong>s personas como sujetos de<br />

derecho. P<strong>en</strong>sar <strong>en</strong> una metodología que<br />

coloque los derechos humanos como eje<br />

del proceso de <strong>en</strong>señanza-apr<strong>en</strong>dizaje es<br />

un desafío teórico, conceptual y supone<br />

analizar y deconstruir los sistemas c<strong>la</strong>sifi<br />

catorios y prácticas discriminatorias implicadas<br />

<strong>en</strong> <strong>la</strong>s re<strong>la</strong>ciones <strong>en</strong>tre los sujetos<br />

<strong>en</strong> el au<strong>la</strong>.<br />

En qué medida el tránsito por <strong>la</strong> institución<br />

educativa se constituye <strong>en</strong> una experi<strong>en</strong>cia<br />

signifi cativa para los sujetos, para <strong>la</strong>s niñas,<br />

los niños, los adolesc<strong>en</strong>tes, <strong>la</strong>s jóv<strong>en</strong>es, los<br />

jóv<strong>en</strong>es. O sea, una experi<strong>en</strong>cia que crea<br />

signifi cados, signifi cados para sí mismos,<br />

signifi cados para sus vidas. La educación<br />

<strong>en</strong> derechos humanos define un campo<br />

amplio que abarca lo curricu<strong>la</strong>r, <strong>la</strong> cultura<br />

institucional, <strong>la</strong> evaluación, <strong>la</strong> práctica<br />

educativa. Se trata de defi nir qué tipo de<br />

experi<strong>en</strong>cias, conocimi<strong>en</strong>tos y apr<strong>en</strong>dizajes<br />

consideramos sustantivos para aquellos<br />

sujetas y sujetos de <strong>la</strong> educación.<br />

¿Qué necesitamos para el cambio educativo?<br />

Primero recuperar <strong>la</strong> dim<strong>en</strong>sión<br />

subjetiva y emocional de esa práctica. Segundo,<br />

hacer de <strong>la</strong> justicia y el respeto ejes<br />

c<strong>en</strong>trales que sustituy<strong>en</strong> <strong>la</strong> piedad. No se<br />

trata de t<strong>en</strong>er lástima de <strong>la</strong> otra o del otro,<br />

ya sea porque es pobre, porque vi<strong>en</strong>e de<br />

398<br />

un hogar car<strong>en</strong>te, sino de otorgarle y darle<br />

el espacio al ejercicio de sus derechos. Las<br />

dim<strong>en</strong>siones de <strong>la</strong> justicia que quisiera resaltar<br />

son dos, el reconocimi<strong>en</strong>to de <strong>la</strong> otra,<br />

del otro, <strong>en</strong> su singu<strong>la</strong>ridad y <strong>la</strong> dim<strong>en</strong>sión<br />

inconm<strong>en</strong>surable de su humanidad. Diana<br />

Maffi a dice jamás podemos del todo defi nir<br />

a <strong>la</strong> otra y al otro, aun cuando t<strong>en</strong>gamos<br />

muchos elem<strong>en</strong>tos de sus vidas. Y esto es<br />

importante porque apunta c<strong>en</strong>tralm<strong>en</strong>te<br />

a romper estos sistemas de c<strong>la</strong>sifi cación<br />

donde creemos que nuestra mirada permite<br />

rápidam<strong>en</strong>te decir, aquí están estos,<br />

aquellos otros; si no poder aceptar que el<br />

reconocimi<strong>en</strong>to supone un principio de <strong>la</strong><br />

justicia. Y, por supuesto, el segundo principio<br />

de <strong>la</strong> justicia es <strong>la</strong> redistribución de los<br />

bi<strong>en</strong>es materiales y simbólicos que hac<strong>en</strong><br />

posible que esos sujetos puedan realizarse.<br />

Toda experi<strong>en</strong>cia educativa debe partir de<br />

los conocimi<strong>en</strong>tos que los sujetos ti<strong>en</strong><strong>en</strong>,<br />

sus cre<strong>en</strong>cias y universos simbólicos para<br />

ponerlos <strong>en</strong> diálogo. Nos construimos como<br />

sujetos <strong>en</strong> un proceso de múltiples infl u<strong>en</strong>cias<br />

que desbordan, contaminan, apoyan<br />

o destruy<strong>en</strong> los efectos, <strong>la</strong> esco<strong>la</strong>rización.<br />

Muchas veces t<strong>en</strong>emos que luchar como<br />

<strong>en</strong>emigo principal contra <strong>la</strong> apatía y <strong>la</strong><br />

desafección como uno de los principales<br />

problemas, <strong>en</strong> particu<strong>la</strong>r, para los adolesc<strong>en</strong>tes<br />

y para los jóv<strong>en</strong>es.<br />

¿Hay una asignatura l<strong>la</strong>mada derechos<br />

humanos? Esto también es una pregunta<br />

recurr<strong>en</strong>te cada vez que se pi<strong>en</strong>sa <strong>en</strong> <strong>la</strong><br />

reorganización del currículo. Los derechos<br />

que no se ejerc<strong>en</strong> no se pued<strong>en</strong> <strong>en</strong>señar,<br />

por lo tanto <strong>la</strong> práctica del au<strong>la</strong> desde el<br />

principio al fi n es un ejercicio de derechos<br />

humanos. ¿Cómo viv<strong>en</strong>ciar el derecho a<br />

t<strong>en</strong>er derechos? La necesidad del cambio<br />

de <strong>la</strong> cultura esco<strong>la</strong>r, <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción <strong>en</strong>tre los<br />

actores, <strong>en</strong>tre estos y el conocimi<strong>en</strong>to, ¿qué<br />

experi<strong>en</strong>cias son signifi cativas? T<strong>en</strong>emos<br />

que hacernos esa pregunta, ¿el racismo es<br />

signifi cativo?, ¿el sexismo es signifi cativo?,<br />

¿<strong>la</strong> distribución <strong>sexual</strong> del trabajo es<br />

signifi cativo? La viol<strong>en</strong>cia, el consumo,

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