o proceso penal a manuel curros enríquez - Consello da Cultura ...
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libro CURROS ENRIQUEZ 21/9/01 09:00 Página 61<br />
las conversaciones más atil<strong>da</strong><strong>da</strong>s y más cultas, ponerla en boca de Dios, cuando nosotros<br />
la empleamos rutinariamente, sin <strong>da</strong>rle la significación que literalmente tiene,<br />
cuando nosotros la empleamos con candorosa ingenui<strong>da</strong>d, no entraña irreverencia, no<br />
puede entrañar irreverencia alguna, y muchísimo menos intención de escarnecer.<br />
¿Será que Dios sea viejo ó mozo para el concepto de Curros Enríquez; será que<br />
Dios ande y se mueva, como an<strong>da</strong>n y se mueven los mortales, y será que Dios se fatigue,<br />
y se canse, y que necesite reposar, y que necesite hacer uso de gafas verdes, ó<br />
de gafas azules, y que se sorpren<strong>da</strong> ó que deje de sorprenderse al contemplar las abominaciones<br />
de los hombres?<br />
Precisamente el poeta satiriza el concepto material que de Dios tiene formado<br />
el vulgo de las gentes; y si no quiere verse clara esta tendencia en la composición de<br />
que nos estamos ocupando, habrá que convenir al menos en que Curros Enríquez<br />
hace uso del lenguaje figurado, que es el lenguaje de la poesía.<br />
Tampoco el sol tiene cabellos de oro; ni es cierto que la inocente caricia de<br />
un niño se parezca á una sonrisa del cielo, porque el cielo no sonríe nunca; ni es ver<strong>da</strong>d<br />
que las fuentes murmuren; ni es exacto que sean de plata las on<strong>da</strong>s que forman<br />
los ríos, aún cuando se hallen ilumina<strong>da</strong>s por la blanca luz de la luna; ni hay dientes<br />
que sean de perlas; ni labios de carmín, ni ojos que despi<strong>da</strong>n rayos de fuego; ni el<br />
viento tiene alas; ni es de alfombra el verde musgo con que se hallan tapizados los<br />
más hermosos vejetales; ni son diamantes las gotas de rocío posa<strong>da</strong>s sobre la menu<strong>da</strong><br />
hierba de los campos; ni el aroma de las flores habla; ni la pátria tiene corazón; ni<br />
las leyes tienen espíritu; ni hay elocuencia en el silencio; ni las más tiernas inspiraciones<br />
de Bellini son capaces de trasportar nuestra alma á las regiones del cielo, ni<br />
hay montañas cuyas cúspides se pier<strong>da</strong>n en la inmensi<strong>da</strong>d del espacio.<br />
Y todo esto se dice, y na<strong>da</strong> de esto es ver<strong>da</strong>d.<br />
Si á mí no puede en justicia expedírseme patente de literato, que, dicho sea<br />
entre paréntesis, harto comprendo que no la merezco, fuerza es confesar que el señor<br />
juez de primera instancia de Orense se resiente, y no poco, de su escasa afición á los<br />
estudios de esta índole; y fuerza es confesar que el precioso romance Mirando’ ó chau,<br />
no estuvo ni pudo estar á su alcance, cuando en el principalmente hubo de fun<strong>da</strong>rse<br />
para dictar contra Curros Enríquez una sentencia condenatoria.<br />
La Sala me permitirá que lo lea, y que después de leerlo original, lea también<br />
una traducción del mismo romance al castellano y en verso, que hemos acompañado<br />
á nuestro escrito de defensa, traducción que, aunque páli<strong>da</strong> y descolori<strong>da</strong>, interpreta<br />
siquiera fielmente el pensamiento del poeta, mientras que la traducción literal que<br />
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