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Escritos Politicos Celia Hart - Ministerio del Poder Popular del ...

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su instinto, sumado por supuesto a la impronta de Fi<strong>del</strong>, la<br />

audacia <strong>del</strong> Che y sobre todas las cosas la estructura mental de<br />

este pueblo se hubo de preservar la recién nacida.<br />

En 1975 llegó el primer Congreso <strong>del</strong> Partido y la institucionalización.<br />

Vuelve a decir Armando <strong>Hart</strong>: “La guerrillera<br />

de las montañas de Oriente , a quien le agradaba dormir en<br />

hamacas, recorrer un camino serrano (...) fue sin embargo<br />

capaz de promover, organizar y desenvolverse dentro de las<br />

formalidades de la vida oficial que inevitablemente tiene<br />

todo Estado”. Era otra etapa de la revolución. Atrás quedaban<br />

muchas cosas. La joven revolución se puso traje largo, cumplía<br />

15 años. Supo crecerse <strong>Celia</strong> y entender el cambio y de<br />

cierta forma resolver las nuevas circunstancias en que se desenvolvía<br />

esta jovencita. Conocía lo hermoso: lo disfrutaba y lo<br />

propagaba como una mariposa.<br />

Todavía no entiendo bien como dos mujeres que no cursaron<br />

estudios universitarios, fueron en Cuba las dueñas de la<br />

belleza. Mi madre en Casa de las Américas con los intelectuales<br />

irreverentes de este país y <strong>Celia</strong> creando el entorno irrepetible<br />

de Fi<strong>del</strong> Castro.<br />

Recuerdo muy bien la Cumbre de Países No Alineados en<br />

1979. A <strong>Celia</strong> se le asignó la tarea de organizar las formalidades.<br />

Incluso entonces no se olvidó de la Sierra, desplegó un finísimo<br />

y herético sentido <strong>del</strong> gusto. Llenaba los ambientes con<br />

luz color y claridad. Diseñaba todo, desde el hermosísimo<br />

salón de recepción <strong>del</strong> Consejo de Estado, donde todavía,<br />

según dicen, ondean verdes y perennes los helechos gigantes,<br />

hasta el majestuoso y popular Parque Lenin.<br />

Quizás el amor a la belleza la hizo revolucionaria verdadera<br />

y pudo espantar el fantasma oscuro de Stalin, ese fantasma<br />

gris que siempre ha querido tragarse la luz infinita <strong>del</strong> fantasma<br />

auténtico <strong>del</strong> Manifiesto Comunista, o al revés: quizás<br />

supo hacerle bella y armoniosa la vida al pueblo... porque fue<br />

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