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08.05.2013 Views

En Santo Domingo había una amalgama de cinismo con pragmatismo político vulgar que siempre sabe muy mal. Excepto el agraviado Rafael Correa, que lanzaba fuego en la mirada, aquello parecía una mala interpretación de una pieza amateur. ¿Brilló Álvaro Uribe? Porque si alguien estuvo en la sombra, en la más penosa palidez, ése fue Álvaro Uribe. Al verse impotente frente al discurso de Rafael Correa, lo agredió con el fantasma recurrente, que hasta de lejos le asusta: “No me aplique el cinismo que tienen los nostálgicos del comunismo”. Uribe no pertenece a Nuestra América, aunque hable castellano o sea el presidente de uno de los pueblos más queridos del Continente. Tal cual, Santander tampoco pertenecía a la América Bolivariana; ni los autonomistas cubanos pertenecían al concepto revolucionario de las cuatro letras de esta isla... Ni Videla, ni Pinochet, ni tantos otros pueden formar parte de Nuestra América. No en balde José Martí diferenció muy bien entre América Latina y Nuestra América... el uno es un término regional, el otro un término de identidad en los principios. Fidel Castro no podía hacer pactos con Fulgencio Batista... no se permitió ir a las elecciones con él, aunque Batista fumara sus mismos puros. Álvaro Uribe pertenece al furgón de cola del Imperialismo, como denominaba el Che a las burguesías locales. ¡Ah, el Che! Cada vez que pasa el tiempo le necesitamos más. 310

En la solución del conflicto o “incidente” del primero de marzo, pudo Latinoamérica salir bien parada... Nuestra América... no. Al final de la Cumbre, cuando todos trataron a Rafael Correa como un niño majadero al que le devolvieron la promesa del juguete, saltó Uribe bailando de silla en silla, veloz y feliz cual mariposa de primavera, para tratar de saludar a su colega, al que minutos antes había tratado con los peores oprobios y al cual de manera consciente y deliberada había mentido, amenazado y ultrajado. En plena cámara, Rafael Correa le ofreció la espalda a la pálida mariposa en que se había convertido Uribe... Su gesto fue más brillante que el propio y encendido discurso del presidente del Ecuador, a pesar del dudoso apretón de manos. A estas alturas no sé si las impresionantes manifestaciones contra las violaciones del Estado de Colombia estuvieron representadas en la Cumbre del Grupo de Río. No sé por otra parte, bajo qué conceptos deberemos creer en que Uribe respete de nuevo la soberanía de sus vecinos... dado que en virtud de la guerra contra el terrorismo él está convencido de que hizo lo correcto. Una disculpa pública no alcanza para redimir la barbarie cometida el primero de marzo y no alcanza tampoco como seguridad regional. La lógica dice que, dado el caso, lo volverá a hacer. No es, además, la primera vez: A Rodrigo Granda lo capturaron en la mismísima Caracas un par de años antes. Ya veremos a dónde nos llevan nuestros presidentes con aquellas siete horas de reflexión. Por último, les envío nuevamente un mensaje de condolencia a las Fuerzas Armadas de Colombia... Por el asesinato de Raúl Reyes y por la muerte en combate de Iván Ríos. 311

En Santo Domingo había una amalgama de cinismo con<br />

pragmatismo político vulgar que siempre sabe muy mal.<br />

Excepto el agraviado Rafael Correa, que lanzaba fuego en la<br />

mirada, aquello parecía una mala interpretación de una pieza<br />

amateur.<br />

¿Brilló Álvaro Uribe? Porque si alguien estuvo en la sombra,<br />

en la más penosa palidez, ése fue Álvaro Uribe.<br />

Al verse impotente frente al discurso de Rafael Correa, lo<br />

agredió con el fantasma recurrente, que hasta de lejos le<br />

asusta: “No me aplique el cinismo que tienen los nostálgicos<br />

<strong>del</strong> comunismo”.<br />

Uribe no pertenece a Nuestra América, aunque hable castellano<br />

o sea el presidente de uno de los pueblos más queridos<br />

<strong>del</strong> Continente. Tal cual, Santander tampoco pertenecía a la<br />

América Bolivariana; ni los autonomistas cubanos pertenecían<br />

al concepto revolucionario de las cuatro letras de esta<br />

isla... Ni Vi<strong>del</strong>a, ni Pinochet, ni tantos otros pueden formar<br />

parte de Nuestra América. No en balde José Martí diferenció<br />

muy bien entre América Latina y Nuestra América... el uno es<br />

un término regional, el otro un término de identidad en los<br />

principios.<br />

Fi<strong>del</strong> Castro no podía hacer pactos con Fulgencio Batista...<br />

no se permitió ir a las elecciones con él, aunque Batista<br />

fumara sus mismos puros.<br />

Álvaro Uribe pertenece al furgón de cola <strong>del</strong> Imperialismo,<br />

como denominaba el Che a las burguesías locales.<br />

¡Ah, el Che! Cada vez que pasa el tiempo le necesitamos<br />

más.<br />

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