Los disidentes del universo - Biblioteca Mexiquense del Bicentenario
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análisis más detallados presentan como ineficaz, puede detonar<br />
ese ensimismamiento que en algunos casos se prolonga de<br />
manera alarmante hasta traducirse en derrota. Después <strong>del</strong><br />
fogonazo de la genialidad, el jugador se descubre de pronto extraviado<br />
en el espeso bosque de combinaciones, donde no sólo ya no<br />
encuentra las migas de pan que le servirían de guía para volver<br />
a la superficie <strong>del</strong> tablero y completar al fin su movimiento, sino<br />
donde también ha entrevisto las honduras impenetrables <strong>del</strong><br />
ajedrez y ha comprendido su horror, se ha visto a sí mismo conducido<br />
a través <strong>del</strong> túnel de la monomanía hasta los umbrales<br />
<strong>del</strong> infinito, y aunque esté convencido de que la clave de la mejor<br />
continuación se encuentra allí, en algún lugar de esas profundidades<br />
cuya mirada es incapaz de abarcar, sabe también que<br />
jamás tendrá el valor de emprender su búsqueda sistemática.<br />
Durante la segunda partida <strong>del</strong> cuarto enfrentamiento por el<br />
título mundial entre Anatoli Karpov y Garry Kasparov, en 1987,<br />
la mente <strong>del</strong> joven campeón fue tragada por un remolino sólo<br />
en apariencia estático, por una vorágine de variantes y contraataques<br />
de un dinamismo perturbador. Apenas en el décimo<br />
movimiento, después de un gambito sorpresivo que Karpov<br />
había preparado hacía pocos años para su duelo con Kortchnoï,<br />
y que por una razón u otra no había utilizado de nueva cuenta,<br />
Kasparov, como si alguien hubiera oprimido un interruptor<br />
en su nuca, se desconecta <strong>del</strong> mundo. Su mente se abstrae de la<br />
sala de competiciones, se esfuerza por evaluar los alcances de<br />
esa novedad emponzoñada y, de improviso, arrastrada por una<br />
fuerza superior, comienza a vagar por los bordes <strong>del</strong> tablero<br />
como quien guarda el equilibrio en las inmediaciones de un<br />
precipicio. Cambia el apoyo de la cabeza de una mano a la otra,<br />
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