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Los disidentes del universo - Biblioteca Mexiquense del Bicentenario

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de perversidad. Pero hay algo en la próspera convivencia de esta<br />

pareja imposible, cierta armonía y entendimiento mutuo que<br />

bien podría confundirse con el destello de la felicidad, y que pese<br />

a todas las reservas morales que despierta lo grotesco <strong>del</strong> caso<br />

nos induce a matizar esa condena unánime. Aun cuando los historiadores<br />

y comentaristas den por sentado que el innombrable<br />

Lent optó por el matrimonio sólo para respetar “los tratados que<br />

abolían la compra y venta de seres humanos”, la obsesión inusual<br />

que desarrolló por las mujeres hirsutas, su búsqueda alucinante<br />

de una segunda esposa cuyo tacto igualara al de los primates,<br />

así como la dedicación mostrada en el cuidado de sus cónyuges<br />

tal vez califique como una variedad anómala pero genuina de<br />

amor. Después de todo, jamás sabremos si la concepción de ese niño<br />

previsiblemente peludo fue consecuencia de un arrebato simiesco,<br />

de la ignominia <strong>del</strong> ultraje, o si en cambio lo planearon enternecidos<br />

a fin de preservar la estirpe de los monos que hablan. Se<br />

trata de una cuestión enigmática que, como acostumbraba decir<br />

Thomas Browne —un autor a su manera obsesionado con las<br />

aberraciones de la naturaleza—, “no se halla más allá de toda conjetura”.<br />

En la mente insondable de Theodore Lent, que hizo de<br />

su primera esposa un personaje célebre y adivinó su valía como<br />

mujer de mundo, tanto por su <strong>del</strong>icadeza de maneras como por<br />

la desenvoltura de su conversación, acaso creció, lo que en<br />

otras circunstancias menos peculiares, llamaríamos simple y<br />

llanamente enamoramiento.<br />

No intento aquí la vindicación de un monstruo, sino la comprensión<br />

de un personaje único. Al conocer los pormenores de<br />

la historia de Julia Pastrana, y al descubrir que durante su paso<br />

triunfal por Austria cierto señor Freud se interesó por su caso<br />

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