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Los disidentes del universo - Biblioteca Mexiquense del Bicentenario

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personajes perdularios, raros, sino es que <strong>del</strong> todo indeseables,<br />

pues no podía permitir que su escritura, en contra de “su deseo<br />

de anonimato”, se contaminara <strong>del</strong> fácil afán de figurar.<br />

Otros escritores han encontrado en la creación un remanso que<br />

los salva de las vicisitudes de la existencia; un espacio intocado,<br />

puro, al margen de sus miserias y obligaciones, que flota como<br />

una isla en las aguas insustanciales de la rutina. Tal es el caso<br />

de Isidore Ducasse, que se encerraba día y noche en una pensión<br />

minúscula y astrosa de la rue Vivienne para convertirse en<br />

el enigmático Conde de Lautréamont, proyección exquisita y<br />

rebelde de un joven calamitoso y más bien tímido; y también es<br />

el caso de Franz Kafka, José Gorostiza y Wallace Stevens, oficinistas<br />

fantasmales que debían cumplir un horario de trabajo y<br />

no veían la hora de refugiarse en el paréntesis de la escritura,<br />

un paréntesis que, al liberarlos de la parte más burocrática de sí<br />

mismos, también los reconducía por vericuetos solitarios pero<br />

estimulantes y siempre a deshoras, hacia ellos mismos.<br />

Atribulados por el vaivén de una inspiración quizá demasiado<br />

intermitente o esquiva, algunos autores han preferido seguir<br />

caminos pintorescos, insólitos, poco edificantes para alcanzar<br />

El Dorado de la escritura. Pierre Corneille estimaba que<br />

sus raptos de genio no eran simples regalos de la casualidad<br />

y estaba convencido de que guardaban alguna relación con el<br />

incremento en la temperatura de su cuerpo. Para redactar los<br />

dramas que lo volverían célebre debía antes sudar copiosamente,<br />

como si la inspiración fuera la contraparte de un largo proceso<br />

de transpiración. Quizá porque en tiempos de Luis XIV no se<br />

había afianzado la idea <strong>del</strong> ejercicio físico, Corneille se enrollaba<br />

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