Los disidentes del universo - Biblioteca Mexiquense del Bicentenario
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su clasificación antropológica, las tres galerías estaban destinadas<br />
a conformar un auténtico museo de la desviación y la inmoralidad,<br />
un zoológico humano en el que se exhibirían los diferentes tipos<br />
de aberraciones en los que incurren los hombres a causa de resabios<br />
de primitivismo que permanecen no sólo en su cerebro, sino<br />
diseminados por todo su cuerpo, constriñéndolos a la maldad.<br />
Entre los especímenes más desconcertantes de las listas criminales de<br />
Lombroso se cuenta el inofensivo Thomas Lloyd, olvidado poeta<br />
inglés que hizo de su régimen alimenticio una forma extrema,<br />
se diría visceral, de la lectura. Convencido de que algún proceso de<br />
transustanciación literaria se verificaba a través <strong>del</strong> tracto digestivo,<br />
el principal platillo de su dieta era el papel, invariablemente páginas<br />
impresas; con el retorcido refinamiento de quien ha sabido<br />
combinar en una misma actividad las exigencias <strong>del</strong> gourmet<br />
y las exquisiteces <strong>del</strong> aficionado a la lectura, Lloyd se preocupaba<br />
por satisfacer en primer lugar “las papilas nerviosas <strong>del</strong> alma” —como<br />
escribió Balzac—, pero sin descuidar por ello las necesidades más<br />
elementales para la supervivencia.<br />
Al igual que Cervantes, que padecía de incontinencia lectora<br />
y llevaba ante sus ojos cualquier cosa que le ofreciera el panorama<br />
irresistible de una fila de caracteres —no importa si se<br />
trataba de letreros, manuscritos o recados intrascendentes—,<br />
el poeta inglés saboreaba impresos de la más variada procedencia:<br />
libros en folio, en octavo, folletos, envoltorios, tarjetas<br />
femeninas de visita… Con la salvedad de que aborrecía el papel<br />
periódico y se inclinaba más por los escritos en verso que por<br />
los de prosa, llevaba a sus labios literalmente lo que fuera con<br />
la intención de leerlo. Cabe suponer que para las ocasiones<br />
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