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Los disidentes del universo - Biblioteca Mexiquense del Bicentenario

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punto las pantallas de televisión aligeran y no más bien entorpecen<br />

el acto de hacer cola? Una cola con sillas, en la que una<br />

estructura zigzagueante promete lapsos de espera que nadie<br />

toleraría de pie, ¿se trata de una solución a medias o de una estupidez<br />

ostentosa? Preguntas de esta naturaleza se había planteado<br />

Connish durante sus aventuras en las colas de toda Inglaterra, si<br />

bien al final optaba por no reflexionar demasiado sobre el objeto<br />

de su <strong>del</strong>eite, prefiriendo entregarse a pensamientos propios de<br />

quien está formado y realiza un trámite engorroso, pensamientos<br />

tales como: “¡es una conspiración para que no cobremos el cheque!”<br />

o “¡al llegar a la ventanilla yo le escupo!”, que nunca o casi nunca<br />

reflejaban las razones auténticas por las que Connish figuraba en<br />

la fila, pero que daban realismo y emoción a su experiencia.<br />

Sólo en una ocasión abandonó la cola en que se encontraba y lo<br />

hizo no tanto por cansancio o hastío —lo cual en su caso hubiera<br />

significado una contradicción, una renuncia al placer—, sino por<br />

principios. Estaba formado en una cola estática y, cosa ya desconcertante,<br />

demasiado risueña y platicadora, decidido a no entrar<br />

a una matiné, cuando surgidos de quién sabe donde aparecieron<br />

un par de mimos. Ante ese público, en buena medida cautivo,<br />

la pareja de artistas callejeros comenzó a improvisar imitaciones<br />

de la gente que cruzaba, a remedar los gestos de la espera, a<br />

hacer mofa de las posturas <strong>del</strong> hartazgo. El público reía y hasta<br />

se olvidaba de avanzar cuando la cola se movía un poco, festejando<br />

el menor movimiento de aquellos payasos, señalándose<br />

entre sí como si el acto anodino de hacer cola hubiera sido desde<br />

siempre hilarante, y aplaudían y vitoreaban a los actores mudos,<br />

y otra vez se olvidaban de avanzar cuando la cola se movía un<br />

poco, pues al menos por un momento se habían olvidado de<br />

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