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Receptor al N.M.D.A. y DOLOR Dr. Carlos Héctor Rodríguez Monti ...

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PRIMER SIMPOSIO VIRTUAL DE <strong>DOLOR</strong>, MEDICINA PALIATIVA Y AVANCES EN<br />

FARMACOLOGÍA DEL <strong>DOLOR</strong><br />

las proteínas no solo les permite unirse a las hormonas y a los neurotransmisores de modo selectivo y con<br />

<strong>al</strong>ta afinidad, esto es cuando la señ<strong>al</strong> está presente en muy bajas concentraciones, sino también cambiar de<br />

forma como resultado de ese reconocimiento. Ese cambio de forma determina, a su vez, una modificación<br />

en la función de la proteína.<br />

Diferentes moléculas actúan como hormonas: esteroides sintetizados a partir del colesterol,<br />

aminoácidos o sus derivados y péptidos. En gener<strong>al</strong>, las señ<strong>al</strong>es moleculares tienen una vida media muy<br />

breve porque, una vez que producen sus efectos, son rápidamente metabolizadas. La diferencia<br />

fundament<strong>al</strong> entre ellas radica en que las substancias esteroides y las hormonas tiroideas son hidrofóbicas<br />

(liposolubles), motivo por el cu<strong>al</strong> atraviesan la membrana celular para contactar con su receptor en el<br />

interior de la célula, mientras que los péptidos y <strong>al</strong>gunos aminoácidos son hidrofílicos y, por lo tanto,<br />

incapaces de atravesar la membrana celular, teniendo que tomar contacto con su receptor específico en<br />

ésta.<br />

Una vez detectado el mensaje proveniente del exterior, se activa una secuencia de señ<strong>al</strong>es que<br />

fin<strong>al</strong>mente regulan <strong>al</strong>gun proceso celular t<strong>al</strong> como la secreción, la contracción, el metabolismo, el<br />

crecimiento o la excitación y conducción de un impulso electro-químico dentro del sistema nervioso<br />

centr<strong>al</strong>.<br />

Durante la década de 1950 Earl Sutherland y sus colaboradores de la Universidad Case Western<br />

Reserve en los Estados Unidos de Norteamérica descubrieron que <strong>al</strong>gunas hormonas no ingresan a las<br />

células sino que se fijan a receptores ubicados en las membranas donde desencadenan la producción de<br />

adenosín monofosfato cíclico (AMPc), pequeño nucleótido derivado del adenosín-trifosfato (ATP). Así<br />

quedaron establecidas las bases de la teoría que sostiene que los efectos hormon<strong>al</strong>es se producen en dos<br />

etapas: la del reconocimiento y la de la respuesta. En la primera, la molécula misma de la hormona, el<br />

primer mensajero, se fija a su receptor específico situado en la membrana. En la segunda etapa, como<br />

resultado de esa fijación específica, por acción de la enzima adenilciclasa sobre el ATP, se genera en la<br />

misma membrana plasmática el AMPc, el segundo mensajero. Esta molécula es la que a su vez<br />

desencadena las modificaciones intracelulares que dan lugar a las manifestaciones objetivables de la<br />

acción hormon<strong>al</strong>. Esta teoría de los dos mensajeros ha sido corroborada con el tiempo, descubriéndose<br />

distintos tipos de receptores de membrana, distintos segundos mensajeros y la presencia de estos<br />

mecanismos tanto en la transmisión de señ<strong>al</strong>es hormon<strong>al</strong>es como en la neurotransmisión.<br />

Sutherland suponía que el receptor y el efector, la enzima adenilciclasa, formaban parte de la<br />

misma estructura molecular, es decir que se trataba de una proteína capaz de reconocer a la hormona y <strong>al</strong><br />

mismo tiempo de generar AMPc. Pero experimentos re<strong>al</strong>izados a comienzos de la década de 1970<br />

demostraron que ambas funciones residen en proteínas diferentes. Martin Rodbell, trabajando con el<br />

investigador argentino Lutz Birnbaumer y otros colaboradores en los Institutos Nacion<strong>al</strong>es de la S<strong>al</strong>ud en<br />

Washington h<strong>al</strong>laron la clave de que, además de la hormona, es necesaria la presencia del guanosíntrifosfato<br />

(GTP) para que se produzca la activación de la adenilciclasa. A mediados de los ’70, Alfred<br />

Gilman y su grupo descubrieron que el proceso de activación del efector, la adenilciclasa, requiere la<br />

participación de un intermediario; ésto es, un tipo de proteína, también ubicada en la membrana<br />

plasmática, que tiene la capacidad de fijar GTP, por lo que se la denominó proteína G. Dicho de otra<br />

forma, el complejo hormona-receptor no actúa en forma directa sobre la adenilciclasa sino que requiere la<br />

participación de la proteína G, la que, a su vez, comunica la señ<strong>al</strong> a la adenilciclasa. Estas investigaciones<br />

demostraron que la proteína Gs (estimulante) está constituída por tres unidades: <strong>al</strong>pha (α), betha(β) y<br />

gamma(γ), y que es capaz de oscilar entre una forma que contiene guanosín-difosfato (GDP, sin<br />

capacidad de activar la adenilciclasa) y otra que contiene guanosín-trifosfato (GTP, capaz de activar la<br />

PRESIDENTE COMITÉ ORGANIZADOR PRESIDENTE COMITÉ CIENTÍFICO<br />

<strong>Dr</strong>. Edgardo Schapachnik <strong>Dr</strong>. Horacio Daniel Solís<br />

edgardo@schapachnik.com.ar solis@germania.com.ar

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