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Dykinson). 2.° Al final de la fase anterior, el programa proponía que se llevara a cabo la formación de los trabajadores en función de las necesidades detectadas. Se propuso un proyecto de formación, diseñado en sus diversas variables y apoyado fundamentalmente en estrategias educativas de participación y Animación, con la intención de formar a animadores para que, toda vez que concluyera el programa Cuna de la Conserva, siguieran ellos formando a sus compañeros en los contextos laborales, recreando el abordaje de las cuestiones planteadas a través de la ASC, en equipos de trabajo y utilizando los procesos cualitativos de colaboración. Lo que nosotros hemos llamado técnicas cualitativas de construcción de conocimiento. La formación se llevó a cabo en los contextos pactados por el Ayuntamiento con las empresas, duró 6 meses y se desarrolló en 16 sesiones de 4 horas. Los resultados se enviaron a la Comisión Europea y se encuentran en fase de entrar en Internet. Los trabajadores hicieron la propia evaluación/autoevaluación de las actividades realizadas, en las que se involucraron y descubrieron modos de aprender y actuar, tipificando lo hecho como sorprendente e innovador, demandando más educación. Se quedaron con deseos de continuar y nosotros alimentando la esperanza de que, cuando las condiciones se crean, es posible y motivante servir a nuestra profesión, sintiendo la gratificación por la labor realizada y la satisfacción real por los resultados obtenidos. Sin retóricas al uso. No es el momento de dar cuenta de la formación realizada con la intención de formar a los animadores que en las empresas recuperarán la tradición, siendo como son en algún caso empresas sociales, de plantear los problemas en grupo, ver sus relaciones con la educación recibida y por recibir, y buscar soluciones colectivas. Nos interesa más cómo inductivamente, a través de escalas de observación, la grabación de sesiones y el análisis de las mismas, la discusión grupal, las entrevistas..., pudimos ir elaborando nuestras propias teorías, nuestro propio discurso sobre lo que son las técnicas cualitativas, su naturaleza, sus funciones, su utilización en, con y formando parte, constitutivamente, de lo que suele formularse como ASC, sus dimensiones éticas y educativas, su poder en la generación de aprendizajes tanto como en la capacidad para el acercamiento y la empatía, para facilitar el fluir de significados -sin imponerlo- y propiciar el respeto a los puntos de vista del otro. En realidad, algunos de los logros confirmaban lo ya escrito y otros obligaban a la revisión, problematizando juicios, insuficientemente fundamentados, y afirmaciones no siempre contrastadas. Me gustaría tratar de profundizar, insistiendo en la línea argumental y semántica asumida en este texto, sobre la ASC y sus dimensiones educativas: que es lo mismo que tratar de responder a la pregunta: ¿por qué es la ASC, también, educación? 3.2. En la Animación Sociocultural también se aprende: comunidades de conocimiento En función de la exploración que hicimos, en esta tarea de formación de animadores, hemos buscado sistematizar algunas ideas con la finalidad, como siempre, de sugerir más que de cerrar, o de aportar reflexiones para quienes se sientan interpelados por este tipo de enfoque. En otros momentos (Sáez, 1999b; Sáez y Escarbajal, 2002) nos motivó la línea de teorización a la que procuramos contribuir inyectándole, en la medida que podemos, rigor. 3.2.1. Coaprendices en el grupo La primera nota que caracteriza, a nuestro juicio, la Educación Social y, más particularmente la ASC, es la de considerar que el aprendizaje es más consistente y más liberador cuanto más es 82

llevado a cabo en grupos que intercambian significados, sentimientos, ideas... para afrontar proyectos comunes (Kemmis y Taggart, 1992; Sáez, 1990, 1992). En Centros de Acogida, Casas de Cultura, en Centros Abiertos o Cerrados, también Semiabiertos, en Centros Penitenciarios para Jóvenes o en Centros de Protección y Tutela de menores..., la ASC no es una cuestión de relación unívoca entre el animador que coordina y que todo lo sabe y los otros protagonistas receptores de tal conocimiento. Los problemas de las personas que demandan la ASC, y los tipificamos como socioculturales, no son los de las materias o disciplinas; tienen que ver con su situación personal, social y cultural, y reclaman que los animadores tengan presente los contextos en los que se mueven los necesitados de ayuda educativa, las situaciones afectivas y mentales que manifiestan, los intereses que suelen expresar, las imágenes que de sí mismos poseen, el tipo de relación que mantienen con sus próximos o lejanos, los objetivos que persiguen y la conexión que éstos manifiestan con las experiencias vividas... (I.C.A.S.S., 1985). Estas personas no deben ser tratadas como los depositarios del conocimiento transmitido por el animador. Son constructores activos de experiencias con las que descubren conocimiento a través de estrategias educativas colaborativas, y reconstruyen los procesos por las que pueden dar razón de ellas e, incluso, aumentar su comprensibilidad para extraer más posibilidades futuras: las personas, en la ASC, deberían ser consideradas coaprendices en procesos de interacción social con otras en donde abordan, conjuntamente, tareas socialmente significativas para promover el trabajo colaborativo y la crítica común (Escarbajal y Sáez, 1995). 3.2.2. Participación involucrada: de la interacción a la comunicación La ASC ha ido ampliando competencias mirando hacia grupos y colectivos que reclaman apoyo educativo. Ha trascendido la atención centrada en el ocio y tiempo libre con infantes o jóvenes. Hoy, la tercera edad, pero también las madres solteras, los drogadictos de cualquier edad y género, los grupos en las penitenciarias, el maltrato a menores, pero también temas relacionados con el turismo rural y cultural o problemas relacionados con la sensibilización hacia el medio ambiente, la emigración o la educación para la salud y otros grupos tipificados por diversos criterios, todos precisan dar respuesta a sus problemas y la ASC, aunque sólo aportara clarificación de los mismos, ya puede considerarse como un buen recurso para empezar a lograrlo. La vertiente pedagógica de la ASC defiende la idea de que las personas aprenden colaborativamente implicándose en la solución de sus problemas con la ayuda de otros. De ahí esta segunda característica: la participación involucrada, que es un proceso más complejo y denso que la simple participación mecánica, reducida a estar físicamente presente en una actividad sin interiorizar dicha situación. En ese proceso de relación interpersonal se puede producir, aunque de hecho no siempre sea así, la comunicación. A veces nos solemos informar más que comunicar. La comunicación necesita la interacción entre las personas que, sin determinaciones previas, deciden reunirse con el fin de abordar un problema y su solución (Escarbajal, 1998b y Sáez, 2000). De esta manera cabe considerar un par de matizaciones. 1ª La comunicación se produce cuando se transmiten percepciones, ideas, sentimientos y creencias entre las personas que dan sentido a una relación determinada, constituida en práctica, a juicio y decisión de ellas. En este proceso de intercambio de información, sea cual sea la manera en que se haga, la comunicación actúa como intervención en direcciones interactivas, cruzadas, produciendo modificaciones en la imagen o en la visión que los protagonistas tenían de aquello que es objeto de reflexión, antes de tal comunicación. 2.ª No es fácil que las interacciones continuas y cotidianas que las personas mantienen entre 83

llevado a cabo en grupos que intercambian significados, sentimientos, i<strong>de</strong>as... para afrontar<br />

proyectos comunes (Kemmis y Taggart, 1992; Sáez, 1990, 1992). En Centros <strong>de</strong> Acogida, Casas<br />

<strong>de</strong> Cultura, en Centros Abiertos o Cerrados, también Semiabiertos, en Centros Penitenciarios<br />

para Jóvenes o en Centros <strong>de</strong> Protección y Tutela <strong>de</strong> menores..., la ASC no es una cuestión <strong>de</strong><br />

relación unívoca entre el animador que coordina y que todo lo sabe y los otros protagonistas<br />

receptores <strong>de</strong> tal conocimiento. Los problemas <strong>de</strong> las personas que <strong>de</strong>mandan la ASC, y los<br />

tipificamos como <strong>sociocultural</strong>es, no son los <strong>de</strong> las materias o disciplinas; tienen que ver con su<br />

situación personal, social y cultural, y reclaman que los animadores tengan presente los<br />

contextos en los que se mueven los necesitados <strong>de</strong> ayuda educativa, las situaciones afectivas y<br />

mentales que manifiestan, los intereses que suelen expresar, las imágenes que <strong>de</strong> sí mismos<br />

poseen, el tipo <strong>de</strong> relación que mantienen con sus próximos o lejanos, los objetivos que<br />

persiguen y la conexión que éstos manifiestan con las experiencias vividas... (I.C.A.S.S., 1985).<br />

Estas personas no <strong>de</strong>ben ser tratadas como los <strong>de</strong>positarios <strong>de</strong>l conocimiento transmitido<br />

por el animador. Son constructores activos <strong>de</strong> experiencias con las que <strong>de</strong>scubren conocimiento<br />

a través <strong>de</strong> estrategias educativas colaborativas, y reconstruyen los procesos por las que pue<strong>de</strong>n<br />

dar razón <strong>de</strong> ellas e, incluso, aumentar su comprensibilidad para extraer más posibilida<strong>de</strong>s<br />

futuras: las personas, en la ASC, <strong>de</strong>berían ser consi<strong>de</strong>radas coaprendices en procesos <strong>de</strong><br />

interacción social con otras en don<strong>de</strong> abordan, conjuntamente, tareas socialmente significativas<br />

para promover el trabajo colaborativo y la crítica común (Escarbajal y Sáez, 1995).<br />

3.2.2. Participación involucrada: <strong>de</strong> la interacción a la comunicación<br />

La ASC ha ido ampliando competencias mirando hacia grupos y colectivos que reclaman<br />

apoyo educativo. Ha trascendido la atención centrada en el ocio y tiempo libre con infantes o<br />

jóvenes. Hoy, la tercera edad, pero también las madres solteras, los drogadictos <strong>de</strong> cualquier<br />

edad y género, los grupos en las penitenciarias, el maltrato a menores, pero también temas<br />

relacionados con el turismo rural y cultural o problemas relacionados con la sensibilización<br />

hacia el medio ambiente, la emigración o la educación para la salud y otros grupos tipificados<br />

por diversos criterios, todos precisan dar respuesta a sus problemas y la ASC, aunque sólo<br />

aportara clarificación <strong>de</strong> los mismos, ya pue<strong>de</strong> consi<strong>de</strong>rarse como un buen recurso para empezar<br />

a lograrlo. La vertiente pedagógica <strong>de</strong> la ASC <strong>de</strong>fien<strong>de</strong> la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que las personas apren<strong>de</strong>n<br />

colaborativamente implicándose en la solución <strong>de</strong> sus problemas con la ayuda <strong>de</strong> otros. De ahí<br />

esta segunda característica: la participación involucrada, que es un proceso más complejo y<br />

<strong>de</strong>nso que la simple participación mecánica, reducida a estar físicamente presente en una<br />

actividad sin interiorizar dicha situación.<br />

En ese proceso <strong>de</strong> relación interpersonal se pue<strong>de</strong> producir, aunque <strong>de</strong> hecho no siempre sea<br />

así, la comunicación. A veces nos solemos informar más que comunicar. La comunicación<br />

necesita la interacción entre las personas que, sin <strong>de</strong>terminaciones previas, <strong>de</strong>ci<strong>de</strong>n reunirse con<br />

el fin <strong>de</strong> abordar un problema y su solución (Escarbajal, 1998b y Sáez, 2000). De esta manera<br />

cabe consi<strong>de</strong>rar un par <strong>de</strong> matizaciones.<br />

1ª La comunicación se produce cuando se transmiten percepciones, i<strong>de</strong>as, sentimientos y<br />

creencias entre las personas que dan sentido a una relación <strong>de</strong>terminada, constituida en<br />

práctica, a juicio y <strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> ellas. En este proceso <strong>de</strong> intercambio <strong>de</strong> información, sea<br />

cual sea la manera en que se haga, la comunicación actúa como intervención en<br />

direcciones interactivas, cruzadas, produciendo modificaciones en la imagen o en la<br />

visión que los protagonistas tenían <strong>de</strong> aquello que es objeto <strong>de</strong> reflexión, antes <strong>de</strong> tal<br />

comunicación.<br />

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