programas de animación sociocultural - EDUCACIÓN SOCIAL ...
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econoce y hace explícita cuál es su posición social, la subjetividad queda, sino controlada, sí al<br />
menos matizada. Por otra parte, contra quienes <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>n que el científico social nunca <strong>de</strong>be<br />
hacer observación participante <strong>de</strong> un grupo social en el que esté directamente implicado... se<br />
pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cir lo contrario que la etnografia resultante pue<strong>de</strong> ser excelente al no tener que traducir<br />
la cultura <strong>de</strong>l grupo ya que conoce los códigos vigentes y pue<strong>de</strong> hacerlos explícitos» (Guasch,<br />
1997).<br />
La observación participante implica, pues, como técnica <strong>de</strong> investigación, el análisis <strong>de</strong> lo<br />
objetivo, «supone revisar la distancia social y cultural respecto a aquello que se mira. Pero<br />
escribir sobre observación participante es también, aunque en menor medida, escribir sobre la<br />
participación. La participación es un problema menor en este caso, es sobre todo una cuestión<br />
técnica y <strong>de</strong> sentido común. La presencia social <strong>de</strong> una persona en un grupo social que le es<br />
ajeno, sólo pue<strong>de</strong> solventarse en términos <strong>de</strong>l grupo que le acoge. El grupo al que se incorpora<br />
el investigador siempre posee algún tipo <strong>de</strong> nicho cultural al que el extraño pue<strong>de</strong> acogerse.<br />
Este nicho cultural pue<strong>de</strong> ser el <strong>de</strong> persona adoptada, el <strong>de</strong> huésped o incluso el <strong>de</strong> enemigo.<br />
Siempre existe un modo <strong>de</strong> interactuar con los otros» (Guasch, 1997, pp. 11-12).<br />
La intencionalidad <strong>de</strong> la observación participante es la disminución <strong>de</strong> la distancia social<br />
que existe entre el grupo social y el investigador. La condición <strong>de</strong>l que se acerca pue<strong>de</strong> ayudar o<br />
no inicialmente. Por ejemplo, será más fácil para una persona <strong>de</strong> color relacionarse con un grupo<br />
<strong>de</strong> afroamericanos. Pero también pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse lo contrario, y <strong>de</strong>cir que es el acercamiento<br />
el que posibilita el estudio, la proximidad al hecho que se analiza. También pue<strong>de</strong> ocurrir que la<br />
resocialización <strong>de</strong>l investigador, su i<strong>de</strong>ntificación con los sentimientos <strong>de</strong>l grupo, le lleve a<br />
per<strong>de</strong>r la objetividad <strong>de</strong> los fenómenos que estudia. La distancia social, espacial o cultural por si<br />
misma no es garantía <strong>de</strong> veracidad. No obstante, parece claro que un investigador no pue<strong>de</strong><br />
enjuiciar su propia realidad social en la que está directamente implicado, ni tampoco estudiar<br />
algún hecho que le sea ajeno completamente.<br />
La observación participante, en la Animación Sociocultural, pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>finirse, por tanto,<br />
como una técnica <strong>de</strong> investigación cualitativa que se orienta a la vida cotidiana <strong>de</strong> los grupos<br />
humanos con objeto <strong>de</strong> <strong>de</strong>scribir, explicar y compren<strong>de</strong>r las formas <strong>de</strong> vida y los significados<br />
étnicos y culturales.<br />
El mundo <strong>de</strong> la vida cotidiana es el que permite el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> las re<strong>de</strong>s <strong>de</strong> amistad y<br />
confi<strong>de</strong>ncia. El mundo <strong>de</strong> la vida diaria es el único que permite el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> un mundo<br />
abierto a los <strong>de</strong>más. El mundo <strong>de</strong> lo cotidiano «no es mi mundo privado, sino más bien un<br />
mundo intersubjetivo; la estructura fundamental <strong>de</strong> su realidad consiste en que es compartido<br />
por nosotros (Schutz, 1977, p. 26).<br />
El mundo <strong>de</strong> la vida cotidiana es la realidad primaria en la que es posible el conocimiento<br />
y la comprensión recíproca. Las estructuras elementales «<strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong> la vida cotidiana sirven<br />
<strong>de</strong> cimiento a la experiencia social, el lenguaje y la acción social, canales y fundamentos básicos<br />
<strong>de</strong> significación, que el observador participante <strong>de</strong>be fijar como metas insoslayables hacia las<br />
que dirigir sus inmediatos esfuerzos, en una primera etapa <strong>de</strong> instrumentalización <strong>de</strong> las<br />
relaciones comunicativas para, posteriormente y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ellas, proce<strong>de</strong>r a su <strong>de</strong>svelamiento<br />
científico <strong>de</strong>s<strong>de</strong> parámetros rigurosos <strong>de</strong> sistematización teórica» (Morales Domínguez, J.F.,<br />
1981).<br />
2.1. Fundamentos<br />
La observación participante se orienta hacia los grupos, las comunida<strong>de</strong>s y las<br />
organizaciones. La observación participante implica una inmersión en la vida y la cultura <strong>de</strong>l<br />
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