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08.05.2013 Views

elaborado una terminología diversa con el fin de acentuar el rasgo característico que cada autor quiera poner de relieve, o los «contenidos» que le parecen más significativos para el estudio. En este trabajo se muestran, más adelante, las notas que definen a la investigación en la acción. La aproximación histórica permite comprender ciertos sesgos iniciales. La investigaciónacción comenzó en la década de los años cuarenta con el psicólogo social Kurt Lewin (1946) al que se le considera el «padre» de la investigación-acción. Como principales rasgos destaca: a) Una actividad desarrollada por grupos o comunidades con el propósito de cambiar sus circunstancias de acuerdo con una idea compartida (a priori) por los miembros del grupo. b) Es una práctica social reflexiva donde no cabe hacer ninguna distinción entre la práctica que se investiga y el proceso de investigación de esta práctica. c) Es un proceso que exige la integración de la acción, el entrenamiento y la investigación y posee grandes potencialidades para mejorar las relaciones intergrupales. Presentamos a continuación -a modo de inventario significativo- alguna de las definiciones más representativas de lo que algunos autores relevantes entienden por investigación-acción. Corey (1953, p. 16) concibe la investigación-acción como «el proceso por el cual los prácticos intentan estudiar sus problemas científicamente con el fin de guiar, corregir y evaluar sistemáticamente sus decisiones y sus acciones». Escudero (1987, p. 20) indica que la investigación-acción: «Es algo más, pues, que un conjunto de normas bien establecidas que prescriben técnicamente como hacer investigación educativa. Por el contrario, la investigaciónacción se parece más a una idea general: una aspiración, un estilo y modo de «estar» en la enseñanza. Es un método de trabajo, no un procedimiento; una filosofía, no una técnica; un compromiso moral, ético, con la práctica de la educación, no una simple manera de hacer las cosas de «otra manera». Para Goyette y Lessard-Hebert (1988, p. 111): «En esta concepción, el cambio social pasa por el cambio de las personas. La investigación-acción de Lewin, Carr y Taba se había desarrollado en el marco de este tipo de estrategia de cambio social que ya no se apoya tan solo en la transmisión de un saber o de una técnica sino también, sobre todo, en una transformación de actitudes». Se va perfilando el cambio, no como resultado de la investigación, sino principalmente desde los cambios personales, que, aunque no se dicen, ya se conocía el sentido por las «ideas compartidas» del grupo. Destacamos finalmente la definición que nos aporta Kemmis, S. y McTaggart, R. (1989, p. 9) «La investigación es una forma de indagación autorreflexiva, emprendida por participantes en situaciones sociales con objeto de mejorar la racionalidad y justicia de sus prácticas sociales o educativas, así como una comprensión de esas prácticas y de las situaciones en que tienen lugar». Podemos comprobar que ya se trata más de una «metodología de intervención», propia de la didáctica (en cuanto al ámbito educativo) más que de descubrir algo nuevo. La metodología se instrumentaliza para causas «más nobles y elevadas» como es la transformación social. Las raíces propias del idealismo crítico vuelven a surgir consciente o inconscientemente. O si se prefiere las consecuencias del idealismo por la izquierda y derecha hegeliana. No se trata de conocer para mejorar el «cultivo del jardín», del aula sino de una construcción «ex novo». Existe vinculación intrínseca entre lo que se denomina investigación-acción e investigación-acción participativa, por lo que en algún momento haremos referencia a este tipo de investigación. Posiblemente las diferencias más acusadas se hallen en que la investigación participativa se orienta hacia la transformación social de poblaciones marginales y la investigación-acción se realiza prioritariamente en el campo educativo. Claro que en este 186

supuesto, la función de la Pedagogía (a diferencia de la Sociología) sería la mejora intencional, libre y autónoma de la persona humana para su reinserción social. De todas formas no sería exacto decir que la investigación-acción por referirse al campo educativo no es participativa. La verdadera educación es participativa, no podemos olvidar que el principio de socialización, de apertura a los demás es supuesto fundamental en el quehacer pedagógico. Las definiciones anteriormente indicadas recogen matices diversos en el amplio campo de la investigación-acción participativa. Sin embargo, coinciden en gran parte de los rasgos que son los que la identifican, le dan sentido y peculiaridad; rasgos propios, en suma, que definen la investigación-acción. El sentido reduccionista de la investigación-acción participativa a lo estrictamente social nos parece poco adecuado. 2. FINALIDAD DE LA INVESTIGACIÓN-ACCIÓN PARTICIPATIVA La Animación Sociocultural no puede olvidar los principios pedagógicos. Por lo que podemos señalar tres niveles de intervención: la transformación social, la formación del animador sociocultural, y la innovación cualitativa. a) Transformación social En este trabajo intentamos ofrecer una reflexión sobre las posibles aportaciones de la investigación-acción en la educación tanto formal como no formal, teniendo en cuenta que la principal riqueza que caracteriza la investigación-acción participativa es como ya hemos dicho, la mejora de la práctica social y educativa de la realidad concreta en la que cada uno trabaja. Esta finalidad prioritaria de la investigación-acción participativa se vinculará con la capacidad de transformación y de cambio de la realidad social; objetivo que genuinamente le caracteriza, justifica y constituye la razón de ser, principalmente si hacemos referencia a la investigaciónacción participativa. La advertencia que desde aquí señalamos es que la percepción de los grupos sociales requiere no sólo una perspectiva idealista de la construcción social sino también considerar que la realidad social es un conjunto ordenado por naturaleza, que requiere fundamentalmente conocer esos supuestos básicos naturales. En este sentido, podemos indicar que persistirá este enfoque de la investigación-acción participativa, dada la devaluación de los modelos «ideales» que se producen en el fenómeno llamado el ocaso de las ideologías. Lo que no significa que estas actitudes de mejora social, como afirman Rahman y Fals Borda (1992, p. 219), este tipo de investigación-acción participativa no «puede seguir siendo, durante un buen tiempo, un movimiento mundial dirigido y destinado a cambiar esta situación, al estimular el conocimiento popular, entendido como sabiduría y conocimiento propios, o como algo que ha de ser adquirido por la autoinvestigación del pueblo. Todo ello con el fin de que sirva de base principal de una acción popular para el cambio social y para un progreso genuino en el secular empeño de hacer efectivas la igualdad y la democracia». La Animación Sociocultural encuentra en estas corrientes culturales colaboración para su trabajo social. b) Formación del animador sociocultural Esta finalidad es necesaria para el animador y formador. Entre estos nuevos valores y sensibilidades, podemos destacar también la necesidad que se constata en todos los campos de reflexión sobre la praxis. En el campo social, los trabajadores sociales en los más diversos 187

supuesto, la función <strong>de</strong> la Pedagogía (a diferencia <strong>de</strong> la Sociología) sería la mejora intencional,<br />

libre y autónoma <strong>de</strong> la persona humana para su reinserción social. De todas formas no sería<br />

exacto <strong>de</strong>cir que la investigación-acción por referirse al campo educativo no es participativa. La<br />

verda<strong>de</strong>ra educación es participativa, no po<strong>de</strong>mos olvidar que el principio <strong>de</strong> socialización, <strong>de</strong><br />

apertura a los <strong>de</strong>más es supuesto fundamental en el quehacer pedagógico.<br />

Las <strong>de</strong>finiciones anteriormente indicadas recogen matices diversos en el amplio campo <strong>de</strong><br />

la investigación-acción participativa. Sin embargo, coinci<strong>de</strong>n en gran parte <strong>de</strong> los rasgos que son<br />

los que la i<strong>de</strong>ntifican, le dan sentido y peculiaridad; rasgos propios, en suma, que <strong>de</strong>finen la<br />

investigación-acción. El sentido reduccionista <strong>de</strong> la investigación-acción participativa a lo<br />

estrictamente social nos parece poco a<strong>de</strong>cuado.<br />

2. FINALIDAD DE LA INVESTIGACIÓN-ACCIÓN PARTICIPATIVA<br />

La Animación Sociocultural no pue<strong>de</strong> olvidar los principios pedagógicos. Por lo que<br />

po<strong>de</strong>mos señalar tres niveles <strong>de</strong> intervención: la transformación social, la formación <strong>de</strong>l<br />

animador <strong>sociocultural</strong>, y la innovación cualitativa.<br />

a) Transformación social<br />

En este trabajo intentamos ofrecer una reflexión sobre las posibles aportaciones <strong>de</strong> la<br />

investigación-acción en la educación tanto formal como no formal, teniendo en cuenta que la<br />

principal riqueza que caracteriza la investigación-acción participativa es como ya hemos dicho,<br />

la mejora <strong>de</strong> la práctica social y educativa <strong>de</strong> la realidad concreta en la que cada uno trabaja.<br />

Esta finalidad prioritaria <strong>de</strong> la investigación-acción participativa se vinculará con la capacidad<br />

<strong>de</strong> transformación y <strong>de</strong> cambio <strong>de</strong> la realidad social; objetivo que genuinamente le caracteriza,<br />

justifica y constituye la razón <strong>de</strong> ser, principalmente si hacemos referencia a la investigaciónacción<br />

participativa. La advertencia que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquí señalamos es que la percepción <strong>de</strong> los<br />

grupos sociales requiere no sólo una perspectiva i<strong>de</strong>alista <strong>de</strong> la construcción social sino también<br />

consi<strong>de</strong>rar que la realidad social es un conjunto or<strong>de</strong>nado por naturaleza, que requiere<br />

fundamentalmente conocer esos supuestos básicos naturales.<br />

En este sentido, po<strong>de</strong>mos indicar que persistirá este enfoque <strong>de</strong> la investigación-acción<br />

participativa, dada la <strong>de</strong>valuación <strong>de</strong> los mo<strong>de</strong>los «i<strong>de</strong>ales» que se producen en el fenómeno<br />

llamado el ocaso <strong>de</strong> las i<strong>de</strong>ologías. Lo que no significa que estas actitu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> mejora social,<br />

como afirman Rahman y Fals Borda (1992, p. 219), este tipo <strong>de</strong> investigación-acción<br />

participativa no «pue<strong>de</strong> seguir siendo, durante un buen tiempo, un movimiento mundial dirigido<br />

y <strong>de</strong>stinado a cambiar esta situación, al estimular el conocimiento popular, entendido como<br />

sabiduría y conocimiento propios, o como algo que ha <strong>de</strong> ser adquirido por la autoinvestigación<br />

<strong>de</strong>l pueblo. Todo ello con el fin <strong>de</strong> que sirva <strong>de</strong> base principal <strong>de</strong> una acción popular para el<br />

cambio social y para un progreso genuino en el secular empeño <strong>de</strong> hacer efectivas la igualdad y<br />

la <strong>de</strong>mocracia». La Animación Sociocultural encuentra en estas corrientes culturales<br />

colaboración para su trabajo social.<br />

b) Formación <strong>de</strong>l animador <strong>sociocultural</strong><br />

Esta finalidad es necesaria para el animador y formador. Entre estos nuevos valores y<br />

sensibilida<strong>de</strong>s, po<strong>de</strong>mos <strong>de</strong>stacar también la necesidad que se constata en todos los campos <strong>de</strong><br />

reflexión sobre la praxis. En el campo social, los trabajadores sociales en los más diversos<br />

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