programas de animación sociocultural - EDUCACIÓN SOCIAL ...

programas de animación sociocultural - EDUCACIÓN SOCIAL ... programas de animación sociocultural - EDUCACIÓN SOCIAL ...

eduso.files.wordpress.com
from eduso.files.wordpress.com More from this publisher
08.05.2013 Views

INTRODUCCIÓN La evidencia no es nada sin un juicio de valor. (Herbert, 1982:405) Desde que Weber nos enseñó a diferenciar lo fáctico de lo valorativo distinguimos lo que es una descripción, que expresa un hecho o una relación de hechos, de lo que es una valoración; esto es, una toma de postura, positiva o negativa, frente a una determinada situación. De acuerdo con esta perspectiva, la descripción sería el producto de una mirada desnuda sobre un fenómeno; una mirada que se limita a recoger lo que hay, sin añadir nada. Una mirada que caracterizamos como objetiva. Hablar de valoración, por el contrario, es referirse a una mirada que contrasta, que pone en relación lo observado con otras observaciones previas, sean reales o imaginarias; que compara lo que hay con lo que podría o debería haber; que añade o busca cosas en el fenómeno observado. La mirada que valora lo hace desde sus propios principios y son éstos los que posibilitan el juicio y la asignación de valor a los hechos observados. La mirada se halla, en este caso, cargada de subjetividad. Las cosas no son, sin embargo, tan sencillas y esto significa que se hace necesario matizar los conceptos de objetividad y subjetividad en relación con la forma como abordamos nuestros objetos de estudio. No hay mirada, ya se trate de describir o de valorar una situación concreta, que pueda obviar su historia o su contexto. Cualquier mirada es, en principio, subjetiva y se trataría, en todo caso, de consensuar qué vamos a entender por objetividad. En esto se va a centrar este tema; en la forma que miramos lo que hacemos; en lo que significa para nosotros; y en el valor que, en función de todo ello, vamos a otorgar a lo observado. Una mirada que se va a centrar en las actividades y proyectos de Animación Sociocultural 1 ; una mirada compleja que se dirige a un objeto también complejo. Lo que pretendemos es transitar entre estas complejidades elaborando, más que un recetario de soluciones frente a posibles situaciones o problemas, una guía de reflexión que proporcione recursos para abordar, de una forma enriquecedora, y siempre desde una perspectiva de mejora constante, el desarrollo de actividades y proyectos de ASC. 1. LA EVALUACIÓN EN LA ANIMACIÓN SOCIOCULTURAL La ASC es una metodología intervención que se caracteriza tanto por la extraordinaria heterogeneidad de proyectos y actividades que la aplican y desarrollan como por la especial importancia que concede a la forma como las personas, grupos y comunidades implicadas interpretan, viven y sienten las actividades y prácticas realizadas. De hecho, eso es lo que define propiamente a la ASC: el ser una metodología de intervención socioeducativa que es, al mismo tiempo, participativa, flexible, creativa, alegre y eficaz. Desde mi punto de vista, es imposible plantear un modelo evaluativo apto para los procesos de ASC sin reflexionar previamente sobre el sentido y significado de la evaluación con relación a las personas y, también, sobre el sentido que aquella adquiere en los proyectos de ASC grupal o comunitaria. 1 A partir de ahora ASC en el texto. 150

1.1. Hacia una evaluación con sentido: la evaluación humanista La acción de valorar -evaluar- es consustancial al ser humano. El proceso de asignar valor a nuestras acciones nos permite ubicarlas y -en el mismo proceso- ubicarnos en el tiempo. Una acción no evaluada o bien se torna intemporal o se ancla en un presente desnudo, sin referentes ni significado.'Sin la mirada que valora, nuestras realizaciones carecerían de sentido y de continuidad y estaríamos condenados a repetirlas ciega y constantemente. Evaluar las acciones realizadas no tiene porqué resultar esencial para la producción de cambios en nosotros mismos o en el entorno pero, sin hacerlo, es imposible tener conciencia de que esos cambios se han producido. Y, lo que es más importante, no hay forma de precisar el sentido y la dirección de los mismos; el significado específico que tienen para nuestra vida. La conciencia de mejora, de avance o de progreso es siempre el resultado de una evaluación consciente o inconscientemente realizada. Asignar valor a las acciones que realizamos es una manera de dotarlas de significado dado que la evaluación tiene que ver con la comprensión profunda de aquello que se evalúa. Asignando valores a lo hecho la evaluación orienta la acción; posibilita y favorece la toma de decisiones. Los procesos evaluadores se manifiestan como un medio para generar cambios dirigidos y conscientes; para construir y reconstruir continuamente nuestras identidades. El proceso de asignar valor a una acción concreta es también un proceso de creación, dado que al valorarla descubrimos nuevas perspectivas de la misma. Caracterizar la evaluación, como un proceso de creación de nuevas realidades y como un medio para construir, supone relacionarla de forma inmediata con los procesos de aprendizaje. La evaluación es, antes que nada, un camino y una posibilidad para aprender sobre nosotros mismos y sobre nuestras acciones. La mirada que valora es una mirada que relaciona, que contrasta, que mide, que interpreta y que analiza; por eso produce cambios en el agente y le hace sujeto de los aprendizajes consiguientes. Todas estas potencialidades son directamente transferibles a los procesos de evaluación desarrollados colectivamente. De hecho, la perspectiva grupal hace algo más que enriquecer la evaluación; se convierte en un elemento esencial e indispensable en su aplicación. La evaluación, afirma Mateo, incide en el aprendizaje social de valores (interiorización), en la conformación cultural y su puesta en marcha corresponde a todos los integrantes sociales (1996, p. l l). El proceso evaluador se dota así de una nueva potencialidad: es un medio de comunicación y, como tal, posibilita contactos, mediaciones y compromisos entre los participantes. Es en este sentido, también, que se puede hablar de la evaluación como de un proceso emergente, en tanto que genera visiones colectivas compartidas sobre los objetos, las situaciones o los procesos evaluados, que no resultan directamente derivables de las diferentes y particulares visiones previas. La mirada colectiva que evalúa reconoce el diálogo, la diferencia, la discrepancia, el compromiso, la cooperación y el conflicto creativo, dado que sin ellos la colectividad no existe como tal. Todos ellos se constituyen, así mismo, en actitudes y procedimientos claves en el diseño y desarrollo de procesos de evaluación. Todos ellos son, por último, elementos que configuran las identidades colectivas. La evaluación puede ser también un medio para el autoconocimiento, la reconstrucción o la mejora de las identidades colectivas. Toda evaluación es algo más que una mera descripción o análisis. Es, en esencia, una comparación entre lo que hay y lo que creemos que debería haber. El creemos y el debería remiten necesariamente a una axiología que será, al mismo tiempo, causa y consecuencia de la ideología de todos los implicados en el proceso evaluador. No hay evaluación neutra; siempre obedece, tanto en lo que se refiere al diseño como a los instrumentos, al planteamiento ideológico de los evaluadores. La evaluación tiene un porqué y un para qué que contextualizan 151

INTRODUCCIÓN<br />

La evi<strong>de</strong>ncia no es nada sin un juicio <strong>de</strong> valor.<br />

(Herbert, 1982:405)<br />

Des<strong>de</strong> que Weber nos enseñó a diferenciar lo fáctico <strong>de</strong> lo valorativo distinguimos lo que<br />

es una <strong>de</strong>scripción, que expresa un hecho o una relación <strong>de</strong> hechos, <strong>de</strong> lo que es una valoración;<br />

esto es, una toma <strong>de</strong> postura, positiva o negativa, frente a una <strong>de</strong>terminada situación. De acuerdo<br />

con esta perspectiva, la <strong>de</strong>scripción sería el producto <strong>de</strong> una mirada <strong>de</strong>snuda sobre un fenómeno;<br />

una mirada que se limita a recoger lo que hay, sin añadir nada. Una mirada que caracterizamos<br />

como objetiva. Hablar <strong>de</strong> valoración, por el contrario, es referirse a una mirada que contrasta,<br />

que pone en relación lo observado con otras observaciones previas, sean reales o imaginarias;<br />

que compara lo que hay con lo que podría o <strong>de</strong>bería haber; que aña<strong>de</strong> o busca cosas en el<br />

fenómeno observado. La mirada que valora lo hace <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus propios principios y son éstos los<br />

que posibilitan el juicio y la asignación <strong>de</strong> valor a los hechos observados. La mirada se halla, en<br />

este caso, cargada <strong>de</strong> subjetividad.<br />

Las cosas no son, sin embargo, tan sencillas y esto significa que se hace necesario<br />

matizar los conceptos <strong>de</strong> objetividad y subjetividad en relación con la forma como abordamos<br />

nuestros objetos <strong>de</strong> estudio. No hay mirada, ya se trate <strong>de</strong> <strong>de</strong>scribir o <strong>de</strong> valorar una situación<br />

concreta, que pueda obviar su historia o su contexto. Cualquier mirada es, en principio, subjetiva<br />

y se trataría, en todo caso, <strong>de</strong> consensuar qué vamos a enten<strong>de</strong>r por objetividad.<br />

En esto se va a centrar este tema; en la forma que miramos lo que hacemos; en lo que<br />

significa para nosotros; y en el valor que, en función <strong>de</strong> todo ello, vamos a otorgar a lo<br />

observado. Una mirada que se va a centrar en las activida<strong>de</strong>s y proyectos <strong>de</strong> Animación<br />

Sociocultural 1 ; una mirada compleja que se dirige a un objeto también complejo. Lo que<br />

preten<strong>de</strong>mos es transitar<br />

entre estas complejida<strong>de</strong>s elaborando, más que un recetario <strong>de</strong> soluciones frente a posibles<br />

situaciones o problemas, una guía <strong>de</strong> reflexión que proporcione recursos para abordar, <strong>de</strong> una<br />

forma enriquecedora, y siempre <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una perspectiva <strong>de</strong> mejora constante, el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong><br />

activida<strong>de</strong>s y proyectos <strong>de</strong> ASC.<br />

1. LA EVALUACIÓN EN LA ANIMACIÓN SOCIOCULTURAL<br />

La ASC es una metodología intervención que se caracteriza tanto por la extraordinaria<br />

heterogeneidad <strong>de</strong> proyectos y activida<strong>de</strong>s que la aplican y <strong>de</strong>sarrollan como por la especial<br />

importancia que conce<strong>de</strong> a la forma como las personas, grupos y comunida<strong>de</strong>s implicadas<br />

interpretan, viven y sienten las activida<strong>de</strong>s y prácticas realizadas. De hecho, eso es lo que <strong>de</strong>fine<br />

propiamente a la ASC: el ser una metodología <strong>de</strong> intervención socioeducativa que es, al mismo<br />

tiempo, participativa, flexible, creativa, alegre y eficaz. Des<strong>de</strong> mi punto <strong>de</strong> vista, es imposible<br />

plantear un mo<strong>de</strong>lo evaluativo apto para los procesos <strong>de</strong> ASC sin reflexionar previamente sobre<br />

el sentido y significado <strong>de</strong> la evaluación con relación a las personas y, también, sobre el sentido<br />

que aquella adquiere en los proyectos <strong>de</strong> ASC grupal o comunitaria.<br />

1 A partir <strong>de</strong> ahora ASC en el texto.<br />

150

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!