"Quién se llevó mi Queso" en PDF
"Quién se llevó mi Queso" en PDF "Quién se llevó mi Queso" en PDF
Autor: SPENCER JOHNSON SPENCER JOHNSON, M.D. ¿QUIÉN SE HA LLEVADO MI QUESO? CÓMO ADAPTARSE A UN MUNDO EN CONSTANTE CAMBIO COLECCIÓN EMPRESA XXI EDICIONES URANIO 9ª EDICIÓN - 1 -
- Page 2 and 3: Autor: SPENCER JOHNSON Índice La h
- Page 4 and 5: Autor: SPENCER JOHNSON Después de
- Page 6 and 7: Autor: SPENCER JOHNSON Entonces div
- Page 8 and 9: Autor: SPENCER JOHNSON Con el tiemp
- Page 10 and 11: Autor: SPENCER JOHNSON Ambos asomar
- Page 12 and 13: Autor: SPENCER JOHNSON - Tenemos de
- Page 14 and 15: Autor: SPENCER JOHNSON encontrar m
- Page 16 and 17: Autor: SPENCER JOHNSON ¿Qué harí
- Page 18 and 19: Autor: SPENCER JOHNSON Más tarde,
- Page 20 and 21: Autor: SPENCER JOHNSON No tardó en
- Page 22 and 23: Autor: SPENCER JOHNSON Kof sacudió
- Page 24 and 25: Autor: SPENCER JOHNSON Kof supo que
- Page 26 and 27: Autor: SPENCER JOHNSON Tuvo que adm
- Page 28 and 29: Autor: SPENCER JOHNSON Kof advirti
- Page 30 and 31: Autor: SPENCER JOHNSON - Yo tambié
- Page 32 and 33: Autor: SPENCER JOHNSON - Tengo que
- Page 34 and 35: Autor: SPENCER JOHNSON cambios te l
- Page 36 and 37: Autor: SPENCER JOHNSON negocios por
- Page 38: Autor: SPENCER JOHNSON después de
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
SPENCER JOHNSON, M.D.<br />
¿QUIÉN<br />
SE HA LLEVADO<br />
MI QUESO?<br />
CÓMO ADAPTARSE A<br />
UN MUNDO EN CONSTANTE<br />
CAMBIO<br />
COLECCIÓN EMPRESA XXI EDICIONES URANIO 9ª EDICIÓN<br />
- 1 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
Índice<br />
La historia que hay detrás del cu<strong>en</strong>to,<br />
Por K<strong>en</strong>neth Blanchart …………………………. 03<br />
La reunión: Chicago ………………………………05<br />
El cu<strong>en</strong>to:<br />
¿<strong>Quién</strong> <strong>se</strong> ha llevado <strong>mi</strong> queso? ………………….07<br />
Cuatro personajes<br />
El hallazgo del queso<br />
¡No hay queso!<br />
Los ratones: Oli y Corri<br />
Las personitas: Kif y Kof<br />
Mi<strong>en</strong>tras, de nuevo <strong>en</strong> el laberinto<br />
Dejar atrás los <strong>mi</strong>edos<br />
Disfrutar de la av<strong>en</strong>tura<br />
Mover<strong>se</strong> cuando <strong>se</strong> mueve el queso<br />
Las fra<strong>se</strong>s escritas <strong>en</strong> la pared<br />
Probar el queso nuevo<br />
Disfrutar el cambio<br />
El debate: E<strong>se</strong> <strong>mi</strong>smo día, más tarde….. 29<br />
- 2 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
La historia que hay detrás del cu<strong>en</strong>to<br />
K<strong>en</strong>neth blanchard<br />
Me <strong>en</strong>canta poder contaros “la historia que hay detrás del cu<strong>en</strong>to” ¿<strong>Quién</strong> <strong>se</strong><br />
ha llevado <strong>mi</strong> queso?, porque eso significa que el libro ya está escrito y todos<br />
podemos acercarnos a él para leerlo, y disfrutarlo y com<strong>en</strong>tarlo con los demás.<br />
Esto es algo que yo siempre había querido que ocurriera, desde la primera vez<br />
que Sp<strong>en</strong>cer Johnson, hace ya años, me contó su fantástica historia del queso,<br />
antes de que escribiéramos juntos “el ejecutivo al <strong>mi</strong>nuto”.<br />
Recuerdo que p<strong>en</strong>sé lo bu<strong>en</strong>o que era el relato y lo útil que <strong>se</strong>ría para mí desde<br />
aquel mom<strong>en</strong>to.<br />
¿<strong>Quién</strong> <strong>se</strong> ha llevado <strong>mi</strong> queso? Es un cu<strong>en</strong>to sobre el cambio que ti<strong>en</strong>e lugar<br />
<strong>en</strong> un laberinto donde cuatro divertidos personajes buscan –queso-. El queso<br />
es una metáfora de lo que uno quiere t<strong>en</strong>er <strong>en</strong> la vida, ya <strong>se</strong>a un trabajo, una<br />
relación amorosa, dinero, una gran casa, libertad, salud, reconoci<strong>mi</strong><strong>en</strong>to, paz<br />
interior, o incluso una actividad como correr o jugar al golf.<br />
Cada uno de nosotros ti<strong>en</strong>e su propia idea de lo que es el queso, y va tras él<br />
porque cree que lo hace feliz. Si lo consigue, casi siempre <strong>se</strong> <strong>en</strong>canta con él. Y<br />
si lo pierde o <strong>se</strong> lo quitan, la experi<strong>en</strong>cia suele resultar traumática.<br />
En el cu<strong>en</strong>to, el laberinto repre<strong>se</strong>nta el lugar donde pasas el tiempo <strong>en</strong> busca<br />
de lo que de<strong>se</strong>as. Puede <strong>se</strong>r la organización <strong>en</strong> la que trabajas, la comunidad<br />
<strong>en</strong> la que vives o las relaciones que manti<strong>en</strong>es <strong>en</strong> la vida.<br />
En <strong>mi</strong>s charlas por todo el mundo narro la historia del queso, y muchas veces<br />
la g<strong>en</strong>te me dice lo mucho que le ha cambiado la vida.<br />
Lo creas o no, este relato ha salvado carreras, matrimonios e incluso vidas.<br />
Uno de los muchos ejemplos reales es el de Charlie Jones, el respetado locutor<br />
de la cad<strong>en</strong>a televisiva NBC, qui<strong>en</strong> confesó que escuchar el cu<strong>en</strong>to salvó su<br />
carrera.<br />
Lo que ocurrió fue lo sigui<strong>en</strong>te: Charlie <strong>se</strong> había esforzado mucho y hecho un<br />
bu<strong>en</strong> trabajo retrans<strong>mi</strong>ti<strong>en</strong>do las pruebas de atletismo de unos Juegos<br />
Olímpicos. Por eso cuando su jefe le dijo que había sido apartado de esa<br />
especialidad deportiva y que <strong>en</strong> los sigui<strong>en</strong>tes Juegos t<strong>en</strong>dría que <strong>en</strong>cargar<strong>se</strong><br />
de las retrans<strong>mi</strong>siones de natación y saltos, <strong>se</strong> quedó muy sorpr<strong>en</strong>dido y <strong>se</strong><br />
<strong>en</strong>fadó.<br />
Como no conocía bi<strong>en</strong> esos deportes, <strong>se</strong> sintió frustrado. El hecho de que no<br />
reconocieran que había realizado una bu<strong>en</strong>a labor lo irritó. Le parecía injusto,<br />
y la ira empezó a afectar a todo lo que hacía.<br />
Entonces le contaron el cu<strong>en</strong>to.<br />
- 3 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
Después de oírlo, <strong>se</strong> rió de sí <strong>mi</strong>smo y cambió de actitud. Advirtió que lo<br />
único que había ocurrido era que su jefe “le había movido el queso”, y <strong>se</strong><br />
adaptó. Apr<strong>en</strong>dió sobre esos dos nuevos deportes y, <strong>en</strong> el proceso, descubrió<br />
que hacer algo nuevo lo rejuv<strong>en</strong>ecía.<br />
Su jefe no tardó <strong>en</strong> reconocer su actitud y <strong>en</strong>ergía nueva y <strong>en</strong> aum<strong>en</strong>tar sus<br />
retribuciones. Disfrutó de más éxito que nunca y <strong>se</strong> hizo una excel<strong>en</strong>te<br />
reputación como com<strong>en</strong>tarista.<br />
Esta es una de las innumerables historias reales que he oído acerca del<br />
impacto que ha t<strong>en</strong>ido este cu<strong>en</strong>to <strong>en</strong> muchas personas, <strong>en</strong> todos los ámbitos<br />
de la vida, desde el profesional hasta el amoroso.<br />
Y, como todos sabemos, vivir <strong>en</strong> una perman<strong>en</strong>te catarata de cambios suele<br />
<strong>se</strong>r estresante, a m<strong>en</strong>os que las personas t<strong>en</strong>gan una manera de ver el cambio<br />
que las ayude a compr<strong>en</strong>derlo. Y aquí es precisam<strong>en</strong>te donde <strong>en</strong>tra <strong>en</strong> acción<br />
el cu<strong>en</strong>to del queso.<br />
El libro está dividido <strong>en</strong> tres partes. En la primera, “la reunión”, unos antiguos<br />
compañeros de instituto hablan de cómo afrontan los cambios que <strong>se</strong> produc<strong>en</strong><br />
<strong>en</strong> sus respectivas vidas. La <strong>se</strong>gunda parte es el cu<strong>en</strong>to <strong>en</strong> sí, y constituye el<br />
núcleo del libro. En la tercera parte, “El debate”, la g<strong>en</strong>te com<strong>en</strong>ta lo que el<br />
cu<strong>en</strong>to ha significado para ella y cómo va a utilizarlo <strong>en</strong> sus trabajos y <strong>en</strong> su<br />
vida.<br />
Algunos lectores del manuscrito prefirieron det<strong>en</strong>er<strong>se</strong> al final del cu<strong>en</strong>to y no<br />
leer el debate, a fin de interpretar el significado por sí <strong>mi</strong>smos. Otros<br />
disfrutaron leyéndolo porque les estimuló a p<strong>en</strong>sar sobre como poner <strong>en</strong><br />
práctica <strong>en</strong> su situación lo que les había <strong>en</strong><strong>se</strong>ñado el relato.<br />
En cualquier caso, espero que cada vez que releas ¿<strong>Quién</strong> <strong>se</strong> ha llevado <strong>mi</strong><br />
queso? Encu<strong>en</strong>tres algo nuevo y útil <strong>en</strong> el cu<strong>en</strong>to, tal como me ocurrió a mí.<br />
Con <strong>mi</strong>s mejores de<strong>se</strong>os, espero que disfrutes con lo que <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tres. Ah, y<br />
recuerda: ¡muévete cuando <strong>se</strong> mueva el queso!<br />
San Diego, 1998 KEN BLANCHARD<br />
- 4 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
La reunión<br />
Chicago<br />
En Chicago, un soleado do<strong>mi</strong>ngo, hombres y mujeres que habían ido juntos al<br />
Instituto <strong>se</strong> reunieron para almorzar tras haber asistido a un acto oficial <strong>en</strong> el<br />
c<strong>en</strong>tro la noche anterior. Querían saber más cosas de la vida de sus ex<br />
compañeros de cla<strong>se</strong>. Después de muchas bromas y una gran co<strong>mi</strong>da,<br />
<strong>en</strong>tablaron una interesante conversación.<br />
Ángela, que había sido una de las personas más populares de la cla<strong>se</strong>, dijo:<br />
- La vida ha <strong>se</strong>guido una trayectoria muy distinta de la que yo p<strong>en</strong>saba<br />
cuando íbamos al instituto. Han cambiado muchas cosas.<br />
- Es cierto –convino Nathan.<br />
Los demás sabían que Nathan había continuado con el negocio fa<strong>mi</strong>liar, que<br />
funcionaba como siempre, y que desde que ellos recordaban estaba integrado<br />
<strong>en</strong> la comunidad. Por eso los sorpr<strong>en</strong>dió verlo preocupado.<br />
- Pero ¿habéis notado que cuando las cosas cambian nosotros no queremos<br />
cambiar? – prosiguió.<br />
- Creo que nos resistimos al cambio porque cambiar nos da <strong>mi</strong>edo – apuntó<br />
Carlos.<br />
- Tú eras el capitán del equipo de fútbol, Carlos –dijo Jessica -. Nunca<br />
hubiera p<strong>en</strong>sado que algún día llegarías a hablar de <strong>mi</strong>edo.<br />
Todos rieron al advertir que, aunque habían tomado direcciones distintas<br />
(desde <strong>se</strong>r ama de casa hasta trabajar de ejecutivo <strong>en</strong> una empresa),<br />
experim<strong>en</strong>taban <strong>se</strong>nsaciones si<strong>mi</strong>lares.<br />
Cada uno de ellos int<strong>en</strong>taba afrontar los cambios inesperados que <strong>se</strong> estaban<br />
produci<strong>en</strong>do <strong>en</strong> su vida <strong>en</strong>, los últimos años. Y casi todos los asist<strong>en</strong>tes<br />
ad<strong>mi</strong>tieron que no habían <strong>en</strong>contrado una bu<strong>en</strong>a manera de hacerlo.<br />
- a mí también me daban <strong>mi</strong>edo los cambios- intervino Michael -. Cuando <strong>se</strong><br />
produjo un gran cambio <strong>en</strong> nuestra empresa, no supimos qué hacer.<br />
Seguimos actuando como siempre y casi lo perdimos todo. Pero <strong>en</strong>tonces<br />
me contaron un cu<strong>en</strong>to que lo cambió todo.<br />
- ¿En <strong>se</strong>rio? – preguntó Nathan.<br />
- Sí. El cu<strong>en</strong>to alteró la manera <strong>en</strong> que yo <strong>mi</strong>raba los cambios, y<br />
rápidam<strong>en</strong>te… En <strong>mi</strong> trabajo y <strong>en</strong> <strong>mi</strong> vida.<br />
- 5 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
Entonces divulgué el cu<strong>en</strong>to <strong>en</strong>tre algunas personas de <strong>mi</strong> empresa, que<br />
hicieron lo propio con otras aj<strong>en</strong>as a ella, y <strong>en</strong><strong>se</strong>guida las cosa empezaron a<br />
funcionar mucho mejor porque todos nos adaptamos mejor al cambio. Y<br />
muchos dic<strong>en</strong> lo <strong>mi</strong>smo que yo: que los ha ayudado <strong>en</strong> la vida privada.<br />
- ¿De qué cu<strong>en</strong>to <strong>se</strong> trata? – preguntó Ángela.<br />
- Se llama ¿<strong>Quién</strong> <strong>se</strong> ha llevado <strong>mi</strong> queso?<br />
Todos <strong>se</strong> echaron a reír.<br />
- Me gustaría oírlo – dijo Carlos -. ¿Por qué no nos lo cu<strong>en</strong>tas ahora?<br />
- Desde luego – respondió Michael -. Será un placer para mí… no es<br />
demasiado largo.<br />
Y Michael empezó a contar el cu<strong>en</strong>to.<br />
- 6 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
EL CUENTO<br />
Era<strong>se</strong> una vez un país muy lejano <strong>en</strong> el que Vivian cuatro personajes.<br />
Todos corrían por un laberinto <strong>en</strong> busca del queso con el que <strong>se</strong> alim<strong>en</strong>taban y<br />
que los hacia felices.<br />
Dos de ellos eran ratone, y <strong>se</strong> llamaban Oli<strong>en</strong>do y Corri<strong>en</strong>do (Oli Y<br />
Corri para sus a<strong>mi</strong>gos); los otros dos eran personitas <strong>se</strong>res del tamaño de los<br />
ratones, pero t<strong>en</strong>ían aspecto y una manera de actuar muy parecidas a las de los<br />
humanos actuales. Sus nombres eran Kif y Kof.<br />
Debido a su pequeño tamaño, resultaba difícil saber que estaban<br />
haci<strong>en</strong>do, pero si <strong>mi</strong>rabas de cerca descubrías cosas asombrosas.<br />
Tanto los ratones como las personitas <strong>se</strong> pasaban el día <strong>en</strong> el laberinto<br />
buscando el queso favorito.<br />
Oli y Corri, los ratones, aunque solo po<strong>se</strong>ían cerebro de roedores, t<strong>en</strong>ían<br />
muy bu<strong>en</strong> instinto y buscaban el queso <strong>se</strong>co y curado que tanto les gustaba a<br />
esos animalitos.<br />
Kif y Kof las personitas, utilizaban un cerebro repleto de cre<strong>en</strong>cias para<br />
buscar un tipo distinto de Queso-con mayúscula-, que ellos creían que los<br />
haría felices y triunfar.<br />
Por distintos que fueran los ratones y las personitas, t<strong>en</strong>ían algo <strong>en</strong><br />
común: todas las mañanas <strong>se</strong> ponían su chándal y sus zapatillas deportivas,<br />
salían de su casita y <strong>se</strong> precipitaban corri<strong>en</strong>do hacia el laberinto <strong>en</strong> busca de su<br />
queso favorito.<br />
El laberinto era un dédalo de pasillos y salas, y algunas de ellas<br />
cont<strong>en</strong>ían delicioso queso. Pero también había rincones oscuros y callejones<br />
sin salida que no llevaban a ningún sitio. Era un lugar <strong>en</strong> que resultaba fácil<br />
perder<strong>se</strong>.<br />
Sin embargo, para los que daban con el ca<strong>mi</strong>no, el laberinto albergaba<br />
<strong>se</strong>cretos que les per<strong>mi</strong>tía disfrutar de una vida mejor.<br />
Para buscar queso, Oli y Corri utilizaban el <strong>se</strong>ncillo pero ineficaz<br />
método del tanteo. Recorrían un pasillo y si estaba vacío, daban media vuelta<br />
y recorrían al sigui<strong>en</strong>te.<br />
Oli olfateaba el aire con su gran hocico a fin de averiguar <strong>en</strong> que<br />
dirección había que ir para <strong>en</strong>contrar el queso, y Corri <strong>se</strong> abalanzaba hacia ahí.<br />
Como imaginareis, <strong>se</strong> perdían, daban muchas vueltas inútiles y a m<strong>en</strong>udo<br />
chocaban contra las paredes.<br />
Sin embargo, Kif y Kof, utilizaban un método distinto que <strong>se</strong> basaba <strong>en</strong><br />
su capacidad de p<strong>en</strong>sar y apr<strong>en</strong>der de experi<strong>en</strong>cias pasadas, aunque a veces<br />
sus cre<strong>en</strong>cias y emociones los confundía.<br />
- 7 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
Con el tiempo, sigui<strong>en</strong>do cada uno con sus propios métodos, todos<br />
<strong>en</strong>contraron lo que habían estado buscando: un día, al final de uno de los<br />
pasillos, <strong>en</strong> la C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra Q, dieron con el tipo de queso que querían.<br />
A partir de <strong>en</strong>tonces los ratones y las personitas <strong>se</strong> ponían todas las<br />
mañanas sus pr<strong>en</strong>das deportivas y <strong>se</strong> dirigían a la C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra Q.<br />
Al poco, aquello <strong>se</strong> había convertido <strong>en</strong> una costumbre para todos.<br />
Oli y Corri <strong>se</strong> despertaban temprano todas las mañanas, como siempre,<br />
y recorrían el laberinto sigui<strong>en</strong>do la <strong>mi</strong>sma ruta.<br />
Cuando llegaban a su destino, los ratones <strong>se</strong> quitaban las zapatillas y <strong>se</strong><br />
las colgaban del cuello para t<strong>en</strong>erlas <strong>en</strong> la mano <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to <strong>en</strong> que volvían<br />
a necesitarlas. Luego, <strong>se</strong> dedicaban a disfrutar el queso.<br />
Al principio Kif y Kof también iban corri<strong>en</strong>do a la C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra Q<br />
para disfrutar los nuevos y deliciosos sabores que los aguardaban.<br />
Pero, al cabo de un tiempo, las personitas fueron cambiando de<br />
costumbres.<br />
Kif y Kof <strong>se</strong> despertaban cada día mas tarde, <strong>se</strong> vestían más despacio e<br />
iban ca<strong>mi</strong>nando hacia la C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra Q. Al fin y al cabo, sabían donde<br />
estaba el queso y como llegar hasta él.<br />
No t<strong>en</strong>ían ni idea de la proced<strong>en</strong>cia del queso ni sabían quién lo ponía<br />
ahí. Simplem<strong>en</strong>te <strong>se</strong> suponía que estaría <strong>en</strong> su lugar.<br />
Todas las mañanas cuando llegaban a la C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra Q Kif y Kof<br />
<strong>se</strong> ponían cómodos, como si estuvieran <strong>en</strong> casa. Colgaban sus chándales,<br />
guardaban las zapatillas y <strong>se</strong> ponían las pantuflas. Como ya habían <strong>en</strong>contrado<br />
el queso, cada vez <strong>se</strong> <strong>se</strong>ntían más a gusto.<br />
-Esto es una maravilla- dijo Kif -. Aquí t<strong>en</strong>emos queso sufici<strong>en</strong>te para<br />
toda la vida.<br />
Las personitas <strong>se</strong> <strong>se</strong>ntían felices y cont<strong>en</strong>tas, p<strong>en</strong>sando que estaban a<br />
salvo para siempre.<br />
No tardaron mucho <strong>en</strong> considerar suyo el queso que habían <strong>en</strong>contrado<br />
<strong>en</strong> la C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra Q. Y había tal cantidad almac<strong>en</strong>ada ahí que, poco<br />
después trasladaron su casa cerca de la c<strong>en</strong>tral y construyeron una vida social<br />
alrededor de ella.<br />
Para <strong>se</strong>ntir<strong>se</strong> más a gusto, Kif y Kof decoraron las paredes e incluso<br />
pintaron trozos de queso que los hacia sonreír una de las fra<strong>se</strong>s decía:<br />
- 8 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
TENER QUESO HACE FELIZ<br />
En ocasiones Kif y Kof llevaban a sus a<strong>mi</strong>gos a ver los trozos de queso que <strong>se</strong><br />
ampliaban <strong>en</strong> la C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra Q. Unas veces lo compartían y otras, no.<br />
-Nos merecemos este queso- dijo Kif -. Realm<strong>en</strong>te tuvimos que trabajar<br />
mucho para con<strong>se</strong>guirlo.- tras estas palabras, cogió un pedazo y <strong>se</strong> lo co<strong>mi</strong>ó.<br />
Después Kif <strong>se</strong> quedó dor<strong>mi</strong>do como solía ocurrirle.<br />
Todas las noches las personitas volvían a casa cargadas de queso, y<br />
todas las mañanas regresaban por más confiadas a la C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra Q.<br />
Todo siguió igual durante algún tiempo.<br />
Pero al cabo de unos me<strong>se</strong>s, la confianza de Kif y Kof <strong>se</strong> convirtió <strong>en</strong><br />
arrogancia. Se <strong>se</strong>ntían tan a gusto que ni siquiera <strong>se</strong> advertían de lo que<br />
pasaba.<br />
El tiempo pasaba, y Olí y Corri haci<strong>en</strong>do lo <strong>mi</strong>smo todos los días. Por la<br />
mañana, llegaban temprano a la C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra Q y husmeaban, escarbaban e<br />
inspeccionaban si había habido cambios conforme al día anterior. Luego <strong>se</strong><br />
<strong>se</strong>ntaban y <strong>se</strong> ponían a mordisquear el queso.<br />
Una mañana llegaron a la C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra Q y <strong>se</strong> percataron que no<br />
había queso.<br />
No les sorpr<strong>en</strong>dió. Como habían notado que las re<strong>se</strong>rvas habían ido<br />
dis<strong>mi</strong>nuy<strong>en</strong>do poco a apoco, Oli y Corri estaban preparados para lo inevitable<br />
e, instintivam<strong>en</strong>te, supieron que hacer.<br />
Se <strong>mi</strong>raron uno al otro, cogieron sus zapatillas deportivas que llevaban<br />
atadas al cuello, <strong>se</strong> las calzaron y <strong>se</strong> anudaron.<br />
Los ratones no <strong>se</strong> perdían <strong>en</strong> análisis profundos las cosas. Y tampoco<br />
t<strong>en</strong>ían que cargar con complicados sistemas de cre<strong>en</strong>cias.<br />
Para los ratones, tanto el problema como la solución eran simples. La<br />
situación <strong>en</strong> la<br />
C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra Q había cambiado. Por lo tanta, Oli y Corri decidieron<br />
cambiar,<br />
- 9 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
Ambos asomaron la cabeza por el laberinto. Entonces, Oli alzó el<br />
hocico, husmeó y asintió con la cabeza, tras lo cual, Corri <strong>se</strong> lanzó a correr por<br />
el laberinto y Oli lo siguió lo más deprisa que pudo.<br />
Ya <strong>se</strong> habían puesto <strong>en</strong> marcha <strong>en</strong> busca de queso nuevo.<br />
E<strong>se</strong> <strong>mi</strong>smo día, más tarde, Kif y Kof Hicieron su aparición <strong>en</strong> la C<strong>en</strong>tral<br />
Que<strong>se</strong>ra Q. No habían prestado at<strong>en</strong>ción a los pequeños cambios que habían<br />
ido produciéndo<strong>se</strong> y, por lo tanto, daban por <strong>se</strong>ntado que su queso <strong>se</strong>guiría<br />
allí.<br />
La nueva situación los pilló totalm<strong>en</strong>te desprev<strong>en</strong>idos.<br />
- ¿Qué? ¿No hay queso? – gritó Kif -. ¿No hay queso – repitió muy <strong>en</strong>ojado,<br />
como si gritando fue<strong>se</strong> a con<strong>se</strong>guir que algui<strong>en</strong> <strong>se</strong> lo devolviera -. ¿<strong>Quién</strong><br />
<strong>se</strong> ha llevado <strong>mi</strong> queso? – bramó, indignado. Finalm<strong>en</strong>te, con los brazos <strong>en</strong><br />
jarras y el rostro <strong>en</strong>rojecido de ira, vociferó -: ¡Esto no es justo!<br />
Kof sacudió negativam<strong>en</strong>te la cabeza con gesto de incredulidad. Él también<br />
había dado por supuesto que <strong>en</strong> la que<strong>se</strong>ra Q habría queso, y <strong>se</strong> quedó<br />
paralizado por la sorpresa. No estaba preparado para aquello.<br />
Kif gritaba algo, pero Kof no quería escucharlo. No t<strong>en</strong>ía ganas de <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tar<strong>se</strong><br />
a lo que t<strong>en</strong>ía delante, así que desconectó de la realidad.<br />
La conducta de las personitas no era agradable ni productiva, pero sí<br />
compr<strong>en</strong>sible.<br />
Encontrar queso no había sido fácil, y para las personitas eso significaba<br />
mucho más que t<strong>en</strong>er todos los días la cantidad necesaria del <strong>mi</strong>smo.<br />
Para las personitas, <strong>en</strong>contrar queso era dar con la manera de obt<strong>en</strong>er lo que<br />
creían que necesitaban para <strong>se</strong>r felices. Cada una t<strong>en</strong>ía, <strong>se</strong>gún fueran sus<br />
gustos, su propia idea de lo que significaba el queso.<br />
Para algunas, <strong>en</strong>contrar queso era po<strong>se</strong>er cosas materiales. Para otras, disfrutar<br />
de bu<strong>en</strong>a salud o alcanzar la paz interior.<br />
Para Kof, el queso significaba simplem<strong>en</strong>te <strong>se</strong>ntir<strong>se</strong> a salvo, t<strong>en</strong>er algún día<br />
una estup<strong>en</strong>da fa<strong>mi</strong>lia y una confortable casa <strong>en</strong> la calle Cheddar.<br />
Para Kif, significaba convertir<strong>se</strong> <strong>en</strong> un Gran Queso con otros a su cargo y<br />
t<strong>en</strong>er una hermosa mansión <strong>en</strong> lo alto de las colinas Camembert.<br />
Como el queso era muy importante para ellas, las dos personitas <strong>se</strong> pasaron<br />
mucho tiempo decidi<strong>en</strong>do qué hacer. Al principio, lo único que <strong>se</strong> le ocurrió<br />
fue inspeccionar a fondo la C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra Q para comprobar si realm<strong>en</strong>te el<br />
queso había desaparecido.<br />
Mi<strong>en</strong>tras que Oli y Corri ya <strong>se</strong> habían puesto <strong>en</strong> marcha, Kif y Kof<br />
continuaban vacilando y titubeando.<br />
Despotricaron y <strong>se</strong> quejaron de lo injusto que era todo lo ocurrido, y Kof<br />
empezó a depri<strong>mi</strong>r<strong>se</strong>. ¿Qué sucedería si al día sigui<strong>en</strong>te tampoco <strong>en</strong>contraba el<br />
queso? Había hecho muchos planes para el futuro basados <strong>en</strong> aquel queso…<br />
- 10 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
Las personitas no daban crédito a lo que veían. ¿Cómo podía haber ocurrido<br />
aquello? Nadie las había avisado. No estaba bi<strong>en</strong>. Se suponía que esas cosas<br />
no t<strong>en</strong>ían que pasar.<br />
Aquella noche, Kif y Kof volvieron a casa hambri<strong>en</strong>tos y desanimados; pero,<br />
antes de marchar<strong>se</strong> de la C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra Q, Kof escribió <strong>en</strong> la pared:<br />
Cuanto más importante es el queso para<br />
uno, más <strong>se</strong> de<strong>se</strong>a con<strong>se</strong>rvarlo.<br />
Al día sigui<strong>en</strong>te, Kif y Kof salieron de sus respectivas casas y volvieron a la<br />
C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra Q, donde esperaba <strong>en</strong>contrar, de una manera o de otra, su<br />
queso.<br />
Pero la situación no había cambiado: el queso <strong>se</strong>guía sin estar allí. Las<br />
personitas no sabían que hacer. Kif y Kof <strong>se</strong> quedaron paralizados, inmóviles<br />
como estatuas.<br />
Kof cerró los ojos lo más fuerte que pudo y <strong>se</strong> tapó los oídos con las manos.<br />
Quería desconectar de todo. Se negaba a reconocer que las re<strong>se</strong>rvas de queso<br />
habían ido dis<strong>mi</strong>nuy<strong>en</strong>do de manera gradual. Estaba conv<strong>en</strong>cido de que<br />
habían desaparecido de rep<strong>en</strong>te.<br />
Kif analizó la situación una y otra vez, y, al final, su complicado cerebro<br />
dotado de un <strong>en</strong>orme sistema de cre<strong>en</strong>cias empezó a funcionar.<br />
- ¿Por qué me han hecho esto? – <strong>se</strong> preguntó -. ¿Qué está pasando aquí?<br />
Kof abrió los ojos, <strong>mi</strong>ró a su alrededor e inquirió:<br />
- Por cierto, ¿dónde están Oli y Corri? ¿Crees que sab<strong>en</strong> algo que nosotros<br />
no sabemos?<br />
- ¿Qué quieres que <strong>se</strong>pan? – espetó Kif <strong>en</strong> tono de desprecio -. No son más<br />
que ratones. Reaccionan ante lo que ocurre. Nosotros somos personitas,<br />
somos especiales. T<strong>en</strong>dríamos que <strong>se</strong>r capaces de dar con la solución.<br />
Además, merecemos mejor suerte que ellos. Esto no debería ocurrirnos, y<br />
si nos ocurre, al m<strong>en</strong>os t<strong>en</strong>dríamos que recibir una comp<strong>en</strong>sación.<br />
- ¿Por qué t<strong>en</strong>dríamos que recibir una comp<strong>en</strong>sación? – quiso saber Kof.<br />
- Porque t<strong>en</strong>emos derecho.<br />
- ¿Derecho a qué? – preguntó Kof.<br />
- 11 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
- T<strong>en</strong>emos derecho a nuestro queso.<br />
- ¿Por qué? – insistió Kof.<br />
- Porque este problema no lo hemos causado nosotros – respondió Kif -.<br />
Algui<strong>en</strong> ha provocado esa situación y nosotros t<strong>en</strong>emos que sacar algún<br />
provecho de ella.<br />
- Tal vez <strong>se</strong>ría mejor no analizar tanto la situación. Lo que deberíamos hacer<br />
es ponernos <strong>en</strong> marcha de inmediato y buscar queso nuevo – sugirió Kof.<br />
- Oh, no –repuso Kif -. Voy a llegar al fondo de todo esto.<br />
Mi<strong>en</strong>tras Kif y Kof <strong>se</strong>guían discuti<strong>en</strong>do lo que debían hacer, Oli y Corri ya <strong>se</strong><br />
habían puesto <strong>en</strong> marcha y habían recorrido muchos pasillos, buscando queso<br />
<strong>en</strong> todas las c<strong>en</strong>trales que<strong>se</strong>ras que <strong>en</strong>contraban <strong>en</strong> su ca<strong>mi</strong>no.<br />
No p<strong>en</strong>saban <strong>en</strong> otra cosa que no fuera <strong>en</strong> <strong>en</strong>contrar queso nuevo.<br />
Pasaron mucho tiempo sin <strong>en</strong>contrar nada hasta que, al final, llegaron a una<br />
zona de laberintos <strong>en</strong> la que nunca habían estado: la c<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra N.<br />
Al <strong>en</strong>trar profirieron un grito de alegría. Habían <strong>en</strong>contrado lo que estaban<br />
buscando: una gran re<strong>se</strong>rva de queso.<br />
No podían dar crédito a sus ojos. Era la cantidad más grande de queso que los<br />
ratones habían visto <strong>en</strong> toda su vida.<br />
Mi<strong>en</strong>tras Kif y Kof <strong>se</strong>guían <strong>en</strong> la C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra Q evaluando la situación.<br />
Empezaban a sufrir los efectos de la falta de queso. Cada vez estaban más<br />
frustrados y <strong>en</strong>fadados, y <strong>se</strong> culpaban el uno al otro de la situación <strong>en</strong> la que <strong>se</strong><br />
hallaban.<br />
De vez <strong>en</strong> cuando, Kof <strong>se</strong> acordaba de sus a<strong>mi</strong>gos los ratones, y <strong>se</strong> preguntaba<br />
si Oli y Corri ya habrían <strong>en</strong>contrado queso. P<strong>en</strong>saba que debían de estar<br />
pasando mom<strong>en</strong>tos muy duros, porque correr por el laberinto siempre<br />
conllevaba incertidumbre, pero también sabía que no estarían <strong>en</strong> apuros<br />
mucho tiempo.<br />
A veces Kof imaginaba que Oli y Corri habían <strong>en</strong>contrado queso nuevo y los<br />
veía disfrutando de él. P<strong>en</strong>saba <strong>en</strong> lo bi<strong>en</strong> que le <strong>se</strong>ntaría andar <strong>en</strong> la av<strong>en</strong>tura<br />
por el laberinto y <strong>en</strong>contrar un nuevo queso. Casi podía saborearlo.<br />
Cuanto más clara era la imag<strong>en</strong> que Kof t<strong>en</strong>ía de sí <strong>mi</strong>smo <strong>en</strong>contrando y<br />
probando el nuevo queso, mas ganas le <strong>en</strong>traban de marchar<strong>se</strong> de la C<strong>en</strong>tral<br />
Que<strong>se</strong>ra Q.<br />
- ¡Vámonos! – exclamó de rep<strong>en</strong>te.<br />
- No – replicó Kif rápidam<strong>en</strong>te -. Estoy bi<strong>en</strong> aquí, es un lugar cómodo y<br />
conocido. Además salir ahí fuera es peligroso.<br />
- No, no lo es – repuso Kof -. Hemos recorrido ya muchas zonas del<br />
laberinto, y podemos hacerlo otra vez.<br />
- Soy demasiado viejo para eso – dijo Kif -. Y no t<strong>en</strong>go ningún interés <strong>en</strong><br />
perderme ni <strong>en</strong> <strong>en</strong>gañarme a mí <strong>mi</strong>smo. ¿Tu sí?<br />
- 12 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
Estas palabras hicieron que Kof volviera a <strong>se</strong>ntir <strong>mi</strong>edo al fracaso, y sus<br />
esperanzas de <strong>en</strong>contrar queso nuevo <strong>se</strong> desvanecieron.<br />
Así que las personitas siguieron haci<strong>en</strong>do todos los días lo <strong>mi</strong>smo que habían<br />
hecho hasta <strong>en</strong>tonces: ir a la C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra Q, no <strong>en</strong>contrar queso y volver a<br />
casa, llevando consigo sus desasosiegos y frustraciones.<br />
Int<strong>en</strong>taron negar lo que estaba ocurri<strong>en</strong>do, pero cada vez les costaba más<br />
conciliar el sueño, y por la mañana t<strong>en</strong>ían m<strong>en</strong>os <strong>en</strong>ergía y estaban más<br />
irritables.<br />
Sus casas no eran los sitios acogedores que habían sido. Las personitas sufrían<br />
de insomnio, y cuando con<strong>se</strong>guían dor<strong>mi</strong>r t<strong>en</strong>ían pesadillas <strong>en</strong> las que<br />
<strong>en</strong>contraban el queso.<br />
Pero Kif y Kof <strong>se</strong>guían volvi<strong>en</strong>do todos los días a la c<strong>en</strong>tral que<strong>se</strong>ra Q y, una<br />
vez allí, <strong>se</strong> li<strong>mi</strong>taban a esperar.<br />
- Si nos esforzáramos un poco – dijo Kif -, tal vez descubriríamos que <strong>en</strong><br />
realidad las cosas no han cambiado tanto. Es probable que el queso esté<br />
cerca. Quizá está escondido detrás de la pared.<br />
Al día sigui<strong>en</strong>te, Kif y Kof volvieron con herra<strong>mi</strong><strong>en</strong>tas. Kif sujeto el cincel y<br />
Kof golpeó con el martillo hasta que hicieron un agujero <strong>en</strong> la pared de la<br />
C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra Q. Miraron a través de él, pero no <strong>en</strong>contraron el queso.<br />
Se sintieron decepcionados, pero creían que podían solucionar el problema.<br />
Por eso empezaban a trabajar más temprano, lo hacían con más ahínco y<br />
acababan más tarde, pero lo único que consiguieron fue t<strong>en</strong>er un <strong>en</strong>orme<br />
agujero <strong>en</strong> la pared.<br />
Kof empezó a compr<strong>en</strong>der la difer<strong>en</strong>cia <strong>en</strong>tre actividad y productividad.<br />
- Tal vez – dijo Kof -, lo único que deberíamos hacer es quedarnos <strong>se</strong>ntados<br />
y ver que pasa. Tarde o temprano, t<strong>en</strong>drán que volver a poner el queso.<br />
- Kof quería creer que Kif t<strong>en</strong>ía razón, así que todas las noches <strong>se</strong> iba a casa<br />
a descansar y a la mañana sigui<strong>en</strong>te volvía con su a<strong>mi</strong>go, de mala gana, a la<br />
C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra Q. Pero el queso <strong>se</strong>guía sin aparecer.<br />
- Las personitas estaban cada vez más débiles debido al hambre y al estrés.<br />
Kof empezaba a cansar<strong>se</strong> de esperar que la situación mejora<strong>se</strong>.<br />
Com<strong>en</strong>zaba a compr<strong>en</strong>der que cuanto más tiempo estuviera sin queso, peor <strong>se</strong><br />
<strong>en</strong>contrarían.<br />
Kof sabía que estaban perdi<strong>en</strong>do la agudeza.<br />
Finalm<strong>en</strong>te, un día Kof empezó a reír<strong>se</strong> de sí <strong>mi</strong>smo.<br />
<br />
A Kof no le gustaba la idea de t<strong>en</strong>er que correr de nuevo por el laberinto,<br />
porque sabía que <strong>se</strong> perdería y no t<strong>en</strong>ía ninguna cerveza de que fuera a<br />
- 13 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
<strong>en</strong>contrar más queso, pero, al ver lo estúpido que <strong>se</strong> estaba volvi<strong>en</strong>do por<br />
culpa del <strong>mi</strong>edo, tuvo que reír<strong>se</strong> de sí <strong>mi</strong>smo.<br />
- ¿Dónde has puesto nuestro chándals y las zapatillas deportivas? – le<br />
preguntó a Kif.<br />
Tardaron mucho tiempo <strong>en</strong> dar con ellos porque, cuando tiempo atrás habían<br />
<strong>en</strong>contrado queso <strong>en</strong> la C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra Q, los habían guardado al fondo del<br />
todo p<strong>en</strong>sando que ya no los necesitarían nunca más.<br />
Cuando Kif vio a su a<strong>mi</strong>go poniéndo<strong>se</strong> el chándal, le preguntó:<br />
- ¿No irás a salir del laberinto otra vez, verdad? ¿Por qué no te quedas aquí<br />
con<strong>mi</strong>go, esperando que devuelvan el queso?<br />
- Mira, Kif, no <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>do lo que pasa. Yo tampoco quería verlo, pero ahora<br />
me doy cu<strong>en</strong>ta de que ya no nos devolverán aquel queso. E<strong>se</strong> queso<br />
pert<strong>en</strong>ece al pasado y ha llegado la hora de <strong>en</strong>contrar uno nuevo.<br />
- Pero ¿y si no hay más? – repuso Kif -. Y aún <strong>en</strong> el caso de que haya, ¿y si<br />
no lo <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tras?<br />
- No lo sé – respondió Kof.<br />
Se había formulado <strong>mi</strong>les de veces esas dos preguntas y empezó a <strong>se</strong>ntir de<br />
nuevo el <strong>mi</strong>edo que lo paralizaba.<br />
Luego empezó a p<strong>en</strong>sar <strong>en</strong> <strong>en</strong>contrar un queso nuevo <strong>en</strong> todas las cosas<br />
bu<strong>en</strong>as que eso significaría.<br />
Entonces hizo acopio de fuerzas y dijo:<br />
- A veces, las cosas cambian y nunca vuelv<strong>en</strong> a <strong>se</strong>r como antes. Creo que<br />
estamos <strong>en</strong> una situación de este tipo, Kif. ¡Así es la vida! La vida <strong>se</strong><br />
mueve y nosotros también debemos hacerlo.<br />
Kof <strong>mi</strong>ró a su demacrado compañero e int<strong>en</strong>tó hacerlo <strong>en</strong>trar <strong>en</strong> razón, pero el<br />
<strong>mi</strong>edo de Kif <strong>se</strong> había convertido <strong>en</strong> ira y no quiso escucharle.<br />
Kof no quería <strong>se</strong>r brusco con su a<strong>mi</strong>go, pero no pudo evitar reír<strong>se</strong> de lo<br />
estúpidam<strong>en</strong>te que ambos <strong>se</strong> estaban comportando.<br />
Mi<strong>en</strong>tras Kof <strong>se</strong> preparaba para salir, empezó a <strong>se</strong>ntir<strong>se</strong> más vivo al tomar<br />
conci<strong>en</strong>cia de que por fin era capaz de reír<strong>se</strong> de sí <strong>mi</strong>smo, v<strong>en</strong>cer el <strong>mi</strong>edo y<br />
<strong>se</strong>guir adelante.<br />
- ¡Ha llegado el mom<strong>en</strong>to de volver al laberinto! – anunció.<br />
Kif no <strong>se</strong> rió ni reaccionó.<br />
Kof cogió una pequeña piedra afilada y escribió un p<strong>en</strong>sa<strong>mi</strong><strong>en</strong>to <strong>se</strong>rio <strong>en</strong> la<br />
pared para que su a<strong>mi</strong>go reflexiona<strong>se</strong> sobre él. Tal como t<strong>en</strong>ía por costumbre,<br />
Kof incluso dibujó un trozo de queso alrededor de las palabras con la<br />
esperanza de hacer sonreír a Kif y de animarlo a buscar un nuevo queso, pero<br />
su a<strong>mi</strong>go no quiso <strong>mi</strong>rar.<br />
En la pared <strong>se</strong> leía:<br />
- 14 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
Si no cambias,<br />
te extingues.<br />
A continuación, Kof asomó la cabeza y ob<strong>se</strong>rvó el laberinto con ansiedad.<br />
P<strong>en</strong>só <strong>en</strong> cómo había llegado a aquella situación de car<strong>en</strong>cia de queso.<br />
Había creído que posiblem<strong>en</strong>te no hubiera queso <strong>en</strong> el laberinto o que no iba a<br />
<strong>se</strong>r capaz de <strong>en</strong>contrarlo. Aquellos p<strong>en</strong>sa<strong>mi</strong><strong>en</strong>tos ll<strong>en</strong>os de <strong>mi</strong>edo lo estaban<br />
paralizando y acabarían por matarlo.<br />
Kof sonrió. Sabía que Kif <strong>se</strong> estaba preguntando: >, pero lo que él <strong>se</strong> preguntaba era: >.<br />
Al ad<strong>en</strong>trar<strong>se</strong> al laberinto, Kof <strong>mi</strong>ró hacia atrás, consci<strong>en</strong>te de la comodidad<br />
del espacio que dejaba, y <strong>se</strong> sintió atraído hacia aquel territorio conocido pe<strong>se</strong><br />
a que llevaba mucho tiempo allí sin <strong>en</strong>contrar queso.<br />
Kof <strong>se</strong> <strong>se</strong>ntía cada vez más angustiado, y <strong>se</strong> preguntó si realm<strong>en</strong>te quería<br />
volver al laberinto. Escribió una fra<strong>se</strong> <strong>en</strong> la pared que t<strong>en</strong>ía delante y <strong>se</strong> quedó<br />
un rato <strong>mi</strong>rándola.<br />
- 15 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
¿Qué harías si no<br />
tuvie<strong>se</strong>s <strong>mi</strong>edo?<br />
- 16 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
P<strong>en</strong>só <strong>en</strong> ello.<br />
Sabía que, a veces, un poco de <strong>mi</strong>edo es bu<strong>en</strong>o. Cuando ti<strong>en</strong>es <strong>mi</strong>edo de que<br />
las cosas empeor<strong>en</strong> si no haces algo, el <strong>mi</strong>edo puede incitarte a la acción.<br />
Pero, cuando te impide hacer algo, el <strong>mi</strong>edo no es bu<strong>en</strong>o.<br />
Miró hacia la derecha. Era una zona del laberinto <strong>en</strong> la que nunca había estado<br />
y sintió <strong>mi</strong>edo.<br />
Entonces respiró hondo y <strong>se</strong> ad<strong>en</strong>tró <strong>en</strong> el laberinto, avanzando con paso veloz<br />
hacia lo desconocido.<br />
Mi<strong>en</strong>tras int<strong>en</strong>taba <strong>en</strong>contrar el bu<strong>en</strong> ca<strong>mi</strong>no, lo primero que p<strong>en</strong>só fue que tal<br />
vez <strong>se</strong> habían quedado esperando demasiado tiempo <strong>en</strong> la C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra Q.<br />
Hacía tanto tiempo que no comía queso que <strong>se</strong> <strong>en</strong>contraba débil. Recorrer el<br />
laberinto le exigió más tiempo y esfuerzo de lo acostumbrado. Decidió que si<br />
alguna vez volvía a pasarle algo parecido, <strong>se</strong> adaptaría al cambio más deprisa.<br />
Eso facilitaría las cosas. , <strong>se</strong> dijo con una<br />
exangüe sonrisa.<br />
Durante los días sucesivos, Kof <strong>en</strong>contró un poco de queso aquí y allá, pero no<br />
eran cantidades que dura<strong>se</strong>n mucho tiempo. Esperaban <strong>en</strong>contrar una bu<strong>en</strong>a<br />
ración para llevár<strong>se</strong>la a Kif y animarlo a qué volviera al laberinto.<br />
Pero Kof todavía no había recuperado la sufici<strong>en</strong>te confianza <strong>en</strong> sí <strong>mi</strong>smo.<br />
Tuvo que ad<strong>mi</strong>tir que <strong>se</strong> desori<strong>en</strong>taba <strong>en</strong> el laberinto. Las cosas parecían haber<br />
cambiado desde la última vez que había estado allí.<br />
Justo cuando p<strong>en</strong>saba que había <strong>en</strong>contrado la dirección correcta, <strong>se</strong> perdía <strong>en</strong><br />
los pasillos. Era como si diera dos pasos adelante y uno para atrás. Era todo un<br />
reto, pero tuvo que ad<strong>mi</strong>tir que volver a recorrer el laberinto <strong>en</strong> busca de<br />
queso no era tan terrible como había te<strong>mi</strong>do.<br />
Con el paso del tiempo, empezó a preguntar<strong>se</strong> si la esperanza de <strong>en</strong>contrar<br />
queso nuevo era realista. ¿No <strong>se</strong>ría un sueño? De inmediato <strong>se</strong> echó a reír, al<br />
dar<strong>se</strong> cu<strong>en</strong>ta <strong>se</strong> que llevaba tanto tiempo sin dor<strong>mi</strong>r que era imposible que<br />
soña<strong>se</strong>.<br />
Cada vez que empezaba a desal<strong>en</strong>tar<strong>se</strong>, <strong>se</strong> recordaba a sí <strong>mi</strong>smo que lo que<br />
estaba haci<strong>en</strong>do, por incomodo que le resulta<strong>se</strong> <strong>en</strong> aquel mom<strong>en</strong>to, era mucho<br />
mejor que quedar<strong>se</strong> de brazos cruzados sin queso. Estaba tomando las ri<strong>en</strong>das<br />
de su vida <strong>en</strong> vez de dejar simplem<strong>en</strong>te que las cosas ocurrieran.<br />
Luego <strong>se</strong> recordó que si Oli y Corri eran capaces de av<strong>en</strong>turar<strong>se</strong>, el también lo<br />
era.<br />
- 17 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
Más tarde, Kof reconstruyó los hechos y llegó a la conclusión de que el queso<br />
de la C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra Q no había desaparecido de la noche a la mañana, como<br />
había creído al principio. En los últimos tiempos, había cada vez m<strong>en</strong>os queso<br />
y además, el que quedaba, ya no sabía tan bi<strong>en</strong>.<br />
Tal vez el queso había empezado a <strong>en</strong>mohecer<strong>se</strong> y él no lo había notado. Tuvo<br />
que ad<strong>mi</strong>tir, sin embargo, que si hubiera querido <strong>se</strong> habría percatado de lo que<br />
estaba ocurri<strong>en</strong>do. Pero no lo había hecho.<br />
En aquel mom<strong>en</strong>to compr<strong>en</strong>dió que el cambio no lo habría pillado por<br />
sorpresa si <strong>se</strong> hubiera fijado <strong>en</strong> que este <strong>se</strong> iba produci<strong>en</strong>do gradualm<strong>en</strong>te y lo<br />
hubie<strong>se</strong> previsto. Quizá era eso lo que Oli y Corri habían hecho.<br />
Se detuvo a descansar, y escribió <strong>en</strong> la pared del laberinto:<br />
Huele el queso a m<strong>en</strong>udo<br />
para saber cuándo<br />
empieza a <strong>en</strong>mohecer<strong>se</strong>.<br />
Cuando llevaba sin <strong>en</strong>contrar queso durante un tiempo que le pareció muy<br />
largo, Kof llegó a una inm<strong>en</strong>sa C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra que t<strong>en</strong>ía un aspecto<br />
prometedor. Pero cuando <strong>en</strong>tró sufrió una gran decepción al ver que estaba<br />
totalm<strong>en</strong>te vacía.<br />
, p<strong>en</strong>só<br />
con ganas de abandonar la búsqueda.<br />
A Kof empezaban a flanquearle las fuerzas. Sabía que estaba perdido y temía<br />
no sobrevivir. P<strong>en</strong>só <strong>en</strong> dar marcha atrás y regresar a la C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra Q. Al<br />
- 18 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
m<strong>en</strong>os, si lo con<strong>se</strong>guía y Kif estaba aún allí, no <strong>se</strong> <strong>se</strong>ntiría tan solo. Entonces<br />
volvió a formular<strong>se</strong> a la <strong>mi</strong>sma pregunta de antes:<br />
>.<br />
T<strong>en</strong>ía <strong>mi</strong>edo más a m<strong>en</strong>udo de lo que estaba dispuesto a ad<strong>mi</strong>tir. No siempre<br />
estaba <strong>se</strong>guro de qué era lo que le daba <strong>mi</strong>edo, pero <strong>en</strong> aquel estado de<br />
debilidad supo que t<strong>en</strong>ía <strong>mi</strong>edo de <strong>se</strong>guir avanzando solo. Kof no <strong>se</strong> percataba,<br />
pero <strong>se</strong> estaba quedando atrás por culpa de sus <strong>mi</strong>edos.<br />
Se preguntó si Kif <strong>se</strong> habría movido o <strong>se</strong>guiría paralizado por sus <strong>mi</strong>edos.<br />
Entonces, Kof recordó las ocasiones <strong>en</strong> que <strong>se</strong> había <strong>se</strong>ntido más a gusto <strong>en</strong> el<br />
laberinto. Siempre habían sido estando <strong>en</strong> movi<strong>mi</strong><strong>en</strong>to. Escribió una fra<strong>se</strong> <strong>en</strong><br />
la pared, sabi<strong>en</strong>do que era tanto un recordatorio para sí <strong>mi</strong>smo como una<br />
<strong>se</strong>ñal por si su compañero Kif <strong>se</strong> decidía a <strong>se</strong>guirlo:<br />
Avanzar <strong>en</strong> una dirección nueva<br />
ayuda a <strong>en</strong>contrar un nuevo<br />
queso.<br />
Kof <strong>mi</strong>ró el oscuro corredor y fue consci<strong>en</strong>te de su <strong>mi</strong>edo. ¿Qué le esperaba<br />
ahí d<strong>en</strong>tro? ¿Estaba vacío? O peor aún: ¿había peligros escondidos? Empezó a<br />
imaginar todo tipo de cosas aterradoras que podían ocurrirle. Cada vez <strong>se</strong>ntía<br />
más pavor.<br />
Entonces <strong>se</strong> rió de sí <strong>mi</strong>smo. Compr<strong>en</strong>dió que lo único que hacían sus <strong>mi</strong>edos<br />
era empeorar las cosas. Por eso, hizo lo que hubiera hecho de no t<strong>en</strong>er <strong>mi</strong>edo:<br />
avanzó <strong>en</strong> una nueva dirección.<br />
Cuando empezó a correr por lo oscuro pasillo, una sonrisa <strong>se</strong> dibujó <strong>en</strong> sus<br />
labios. Kof todavía no lo compr<strong>en</strong>día, pero estaba descubri<strong>en</strong>do lo que<br />
alim<strong>en</strong>taba su alma. Se <strong>se</strong>ntía libre y t<strong>en</strong>ía confianza <strong>en</strong> lo que le aguardaba,<br />
aunque no supiera exactam<strong>en</strong>te qué era.<br />
Para su sorpresa, vio que cada vez <strong>se</strong> lo pasaba mejor.<br />
><br />
- 19 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
No tardó <strong>en</strong> compr<strong>en</strong>der por que <strong>se</strong> <strong>se</strong>ntía de aquel modo.<br />
Y <strong>se</strong> <strong>en</strong>tretuvo para escribir de nuevo <strong>en</strong> la pared:<br />
Cuando dejas atrás el<br />
<strong>mi</strong>edo, te si<strong>en</strong>tes libre.<br />
Kof compr<strong>en</strong>dió que había sido prisionero de su propio <strong>mi</strong>edo. Avanzar <strong>en</strong><br />
una dirección nueva lo había liberado.<br />
En e<strong>se</strong> mom<strong>en</strong>to notó la brisa que corría por aquella parte del laberinto y le<br />
pareció refrescante. Respiró hondo unas cuantas veces y <strong>se</strong> sintió revitalizado.<br />
Después de haber dejado atrás el <strong>mi</strong>edo, todo resultó mucho más agradable de<br />
lo que él había p<strong>en</strong>sado que <strong>se</strong>ría.<br />
Hacía mucho tiempo que no <strong>se</strong> <strong>se</strong>ntía de aquella manera. Casi había olvidado<br />
lo divertido que era.<br />
Para que todo fuera aún mejor, Kof empezó a hacer un dibujo <strong>en</strong> su m<strong>en</strong>te. Se<br />
veía con todo detalle y gran realismo, <strong>se</strong>ntado <strong>en</strong> medio de un montón de<br />
quesos favoritos, desde chedar hasta el brie. Se vio co<strong>mi</strong><strong>en</strong>do de todos los<br />
quesos que le gustaban y disfrutó con lo que vio. Luego imaginó lo felicísimo<br />
que lo harían todos aquellos sabores.<br />
Cuanto más clara veía la imag<strong>en</strong> del nuevo queso, más real <strong>se</strong> volvía y más<br />
pre<strong>se</strong>ntía que iba a <strong>en</strong>contrarlo.<br />
Kof escribió de nuevo <strong>en</strong> la pared:<br />
Imaginar<strong>se</strong> disfrutando del<br />
queso nuevo antes incluso de<br />
<strong>en</strong>contrarlo conduce hacia él.<br />
- 20 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
>, <strong>se</strong> preguntó.<br />
Entonces, echó a correr por el laberinto con más <strong>en</strong>ergía y agilidad. Al poco<br />
localizó otra C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra <strong>en</strong> cuya puerta vio, con gran excitación, unos<br />
pedacitos de un nuevo queso.<br />
Vio tipos de queso que no conocía pero que t<strong>en</strong>ían un aspecto fantástico. Los<br />
probó y le parecieron deliciosos. Co<strong>mi</strong>ó de casi todos y <strong>se</strong> guardó unos trozos<br />
<strong>en</strong> el bolsillo para más tarde y quizá para compartirlos con su a<strong>mi</strong>go Kif.<br />
Empezó a recuperar las fuerzas.<br />
Entró <strong>en</strong> la C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra muy excitado, pero, para su consternación,<br />
descubrió que estaba vacía. Allí ya había estado algui<strong>en</strong> y sólo había dejado<br />
unos pedazos pequeños del nuevo queso.<br />
Compr<strong>en</strong>dió que si <strong>se</strong> hubiera movido antes, con toda probabilidad, habría<br />
<strong>en</strong>contrado allí más cantidad de queso.<br />
Kof decidió volver atrás y averiguar si Kif estaba dispuesto a acompañarlo.<br />
Mi<strong>en</strong>tras desandaba el ca<strong>mi</strong>no, <strong>se</strong> detuvo y escribió <strong>en</strong> la pared:<br />
Cuanto antes <strong>se</strong> olvida el queso<br />
viejo, antes <strong>se</strong> <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra el<br />
nuevo queso.<br />
Al cabo de un rato, Kof llegó a la C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra Q y <strong>en</strong>contró allí a Kif. Le<br />
ofreció unos pedazos de queso, pero su a<strong>mi</strong>go los rechazó.<br />
Kif le agradeció el gesto, pero dijo:<br />
- No creo que me guste e<strong>se</strong> nuevo queso. No estoy acostumbrado a él. Yo<br />
quiero que me devuelvan <strong>mi</strong> queso, y no voy a cambiar de actitud hasta<br />
que eso ocurra.<br />
- 21 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
Kof sacudió la cabeza, decepcionado, y volvió a salir solo. Mi<strong>en</strong>tras regresaba<br />
al punto más alejado del laberinto al que había llegado, aunque echaba de<br />
m<strong>en</strong>os a su a<strong>mi</strong>go, le gustaba lo que iba descubri<strong>en</strong>do. Incluso antes de<br />
<strong>en</strong>contrar lo que esperaba que fue<strong>se</strong> una gran re<strong>se</strong>rva de queso nuevo, si es<br />
que llegaba a <strong>en</strong>contrarla, sabía que no solo era t<strong>en</strong>er queso lo que le hacía<br />
<strong>se</strong>ntir<strong>se</strong> feliz.<br />
Se <strong>se</strong>ntía feliz porque no lo do<strong>mi</strong>naba el <strong>mi</strong>edo y porque le gustaba lo que<br />
estaba haci<strong>en</strong>do <strong>en</strong> aquellos mom<strong>en</strong>tos.<br />
Al dar<strong>se</strong> cu<strong>en</strong>ta de ello, no <strong>se</strong> sintió tan débil como cuando estaba sin queso <strong>en</strong><br />
la C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra Q. El mero hecho de saber que no per<strong>mi</strong>tía que el <strong>mi</strong>edo lo<br />
paraliza<strong>se</strong> y que había tomado una nueva dirección le daba fuerzas.<br />
En esos instantes supo que <strong>en</strong>contrar lo que necesitaba era solo cuestión de<br />
tiempo. De hecho, ya había <strong>en</strong>contrado lo que buscaba.<br />
Sonrió y escribió <strong>en</strong> la pared:<br />
Es más <strong>se</strong>guro buscar <strong>en</strong> el<br />
laberinto que quedar<strong>se</strong> de<br />
brazos cruzados sin queso.<br />
Kof advirtió de nuevo, como ya había hecho antes, que lo que nos da <strong>mi</strong>edo<br />
nunca es tan malo como imaginamos. El <strong>mi</strong>edo que dejamos crecer <strong>en</strong> nuestra<br />
m<strong>en</strong>te es peor que la situación real.<br />
Había te<strong>mi</strong>do tanto no <strong>en</strong>contrar queso que ni siquiera <strong>se</strong> había atrevido a<br />
buscarlo. Sin embargo, desde que había empezado el recorrido había<br />
<strong>en</strong>contrado queso sufici<strong>en</strong>te para sobrevivir. Y esperaba <strong>en</strong>contrar más. Mirar<br />
hacia delante era excitante.<br />
Su antigua manera de p<strong>en</strong>sar <strong>se</strong> había visto afectada por temores y<br />
preocupaciones. Antes p<strong>en</strong>saba <strong>en</strong> la posibilidad de no t<strong>en</strong>er bastante queso o<br />
de que no le dura<strong>se</strong> el tiempo necesario. Solía p<strong>en</strong>sar más <strong>en</strong> lo que podía ir<br />
mal que <strong>en</strong> lo que podía ir bi<strong>en</strong>.<br />
- 22 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
Pero eso había cambiado desde que dejó la C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra Q.<br />
Antes p<strong>en</strong>saba que el queso no debía mover<strong>se</strong> nunca de su sitio y que los<br />
cambios no eran bu<strong>en</strong>os.<br />
Ahora veía que era natural que <strong>se</strong> produjeran cambios constantes, tanto si uno<br />
los esperaba como si no. los cambios sólo podían sorpr<strong>en</strong>derte si no los<br />
esperabas ni contabas con ellos.<br />
Cuando advirtió que su sistema de cre<strong>en</strong>cias había cambiado, hizo una pausa<br />
para escribir <strong>en</strong> la pared:<br />
Las viejas cre<strong>en</strong>cias no conduc<strong>en</strong> al<br />
nuevo queso.<br />
Kof todavía no había <strong>en</strong>contrado nada de queso, pero <strong>mi</strong><strong>en</strong>tras recorría por el<br />
laberinto p<strong>en</strong>só <strong>en</strong> lo que había apr<strong>en</strong>dido hasta <strong>en</strong>tonces. Advirtió que las<br />
nuevas cre<strong>en</strong>cias estimulaban conductas nuevas. Se estaba comportando de<br />
manera muy distinta que cuando volvía día tras día a la <strong>mi</strong>sma C<strong>en</strong>tral<br />
Que<strong>se</strong>ra vacía.<br />
Supo que, al cambiar de cre<strong>en</strong>cias, había cambiado de forma de actuar.<br />
Todo dep<strong>en</strong>día de lo que decidiera creer. Escribió de nuevo <strong>en</strong> la pared:<br />
Cuando ves que puedes <strong>en</strong>contrar<br />
nuevo queso y disfrutar de él,<br />
cambias de trayectoria.<br />
- 23 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
Kof supo que, si hubiera aceptado antes el cambio y hubiera salido <strong>en</strong> <strong>se</strong>guida<br />
de la C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra Q, ahora <strong>se</strong> <strong>en</strong>contraría mucho mejor. Se <strong>se</strong>ntiría mucho<br />
más fuerte física y m<strong>en</strong>talm<strong>en</strong>te y habría afrontado mejor el reto de buscar un<br />
nuevo queso. En realidad, <strong>se</strong> hubiera previsto al cambio, <strong>en</strong> vez de perder el<br />
tiempo negando que este <strong>se</strong> había producido, probablem<strong>en</strong>te ya habría<br />
<strong>en</strong>contrado lo que buscaba.<br />
Hizo acopio de fuerzas y decidió explorar las zonas más desconocidas del<br />
laberinto. Encontró pedazos de queso aquí y allá, y recuperó el ánimo y<br />
confianza <strong>en</strong> sí <strong>mi</strong>smo.<br />
Mi<strong>en</strong>tras p<strong>en</strong>saba <strong>en</strong> el ca<strong>mi</strong>no que llevaba recorrido desde que había salido<br />
de la C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra Q, <strong>se</strong> alegró de haber escrito fra<strong>se</strong>s <strong>en</strong> diversos puntos.<br />
Esperaba que esas fra<strong>se</strong>s le indicaran el ca<strong>mi</strong>no a Kif si este decidía salir <strong>en</strong><br />
busca de queso.<br />
Se detuvo y escribió <strong>en</strong> la pared lo que llevaba tiempo p<strong>en</strong>sando:<br />
Notar <strong>en</strong><strong>se</strong>guida los pequeños<br />
cambios ayuda a adaptar<strong>se</strong> a los<br />
cambios más grandes que están por<br />
llegar.<br />
En esos mom<strong>en</strong>tos Kof ya <strong>se</strong> había liberado del pasado y <strong>se</strong> estaba adaptando<br />
al futuro.<br />
Avanzó por el laberinto con más <strong>en</strong>ergía y a mayor velocidad. Y al poco, lo<br />
que estaba esperando ocurrió.<br />
Cuando ya le parecía que llevaba toda la vida <strong>en</strong> el laberinto, su viaje (o al<br />
m<strong>en</strong>os aquella parte del viaje) ter<strong>mi</strong>nó rápida y felizm<strong>en</strong>te.<br />
- 24 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
¡Encontró un nuevo queso <strong>en</strong> la C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra N!<br />
Al <strong>en</strong>trar, <strong>se</strong> quedó pasmado por lo que vio. Había las montañas más grandes<br />
de queso que hubiera visto jamás. No los reconoció todos, ya que algunos eran<br />
totalm<strong>en</strong>te nuevos para él.<br />
Por unos mom<strong>en</strong>tos <strong>se</strong> preguntó si aquello era real o solo producto de su<br />
imaginación, pero <strong>en</strong>tonces vio a Oli y Corri.<br />
Oli le dio la bi<strong>en</strong>v<strong>en</strong>ida con un movi<strong>mi</strong><strong>en</strong>to de la cabeza, y Corri le saludo con<br />
la pata. Sus abultadas barriguitas indicaban que llevaban allí mucho tiempo.<br />
Kof les devolvió el saludo y <strong>en</strong><strong>se</strong>guida <strong>se</strong> puso a probar sus quesos favoritos.<br />
Se quitó las zapatillas y el chándal y lo dobló cuidadosam<strong>en</strong>te, dejándolo a su<br />
lado por si lo necesitaba de nuevo. Cuando hubo co<strong>mi</strong>do hasta la saciedad,<br />
cogió un pedazo del nuevo queso y lo alzó hacia el cielo <strong>en</strong> <strong>se</strong>ñal de brindis.<br />
-¡Por el cambio!<br />
Mi<strong>en</strong>tras saboreaba el nuevo queso, Kof p<strong>en</strong>só <strong>en</strong> todo lo que había apr<strong>en</strong>dido.<br />
Se percató de que, <strong>mi</strong><strong>en</strong>tras había t<strong>en</strong>ido <strong>mi</strong>edo del cambio <strong>se</strong> había aferrado a<br />
la ilusión de un queso viejo que ya no existía.<br />
¿Qué lo había hecho cambiar? ¿Había sido el <strong>mi</strong>edo de morir de hambre?<br />
, <strong>se</strong> dijo Kof.<br />
Entonces <strong>se</strong> echó a reír y <strong>se</strong> dio cu<strong>en</strong>ta de que había empezado a cambiar<br />
cuando había apr<strong>en</strong>dido a reír<strong>se</strong> de sí <strong>mi</strong>smo y de lo mal que estaba actuando.<br />
Advirtió que la manera más rápida de cambiar es reír<strong>se</strong> de la propia estupidez.<br />
Después de hacerlo, uno ya es libre y puede <strong>se</strong>guir avanzando.<br />
Supo que había apr<strong>en</strong>dido algo muy útil de Oli y Corri, sus a<strong>mi</strong>gos los ratones,<br />
sobre el hecho de avanzar. Los ratones llevaban una vida simple. No<br />
analizaban <strong>en</strong> exceso ni complicaban demasiado las cosas. Cuando la<br />
situación cambió y el queso <strong>se</strong> movió de sitio, ellos hicieron lo <strong>mi</strong>smo. Kof<br />
prometió no olvidar eso.<br />
Entonces utilizó su maravilloso cerebro para hacer algo que las personitas<br />
pued<strong>en</strong> hacer mejor que los ratones. Reflexionó sobre los errores cometidos <strong>en</strong><br />
el pasado y los utilizó para trazar un plan para su futuro. Supo que uno podía<br />
apr<strong>en</strong>der a convivir con el cambio.<br />
Uno podía <strong>se</strong>r más consci<strong>en</strong>te de la necesidad de con<strong>se</strong>rvar las cosas <strong>se</strong>ncillas,<br />
<strong>se</strong>r más flexible y mover<strong>se</strong> más de prisa.<br />
No <strong>se</strong>rvía de nada complicar las cosas o confundir<strong>se</strong> a uno <strong>mi</strong>smo con<br />
cre<strong>en</strong>cias que dan <strong>mi</strong>edo.<br />
Si uno advertía cuándo empezaban a producir<strong>se</strong> los cambios pequeños, estaría<br />
más preparado para el gran cambio que antes o después <strong>se</strong>guram<strong>en</strong>te <strong>se</strong><br />
produciría.<br />
Kof <strong>se</strong> dio cu<strong>en</strong>ta de que era necesario adaptar<strong>se</strong> deprisa, porque si uno no lo<br />
hacía, tal vez no podría adaptar<strong>se</strong> jamás.<br />
- 25 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
Tuvo que ad<strong>mi</strong>tir que el inhibidor más grande de los cambios está d<strong>en</strong>tro de<br />
uno <strong>mi</strong>smo y que las cosas no mejoran para uno <strong>mi</strong><strong>en</strong>tras uno no cambia.<br />
Pero lo más importante de todo era que, cuando te quedabas sin el queso viejo,<br />
<strong>en</strong> otro lugar siempre había un nuevo queso, aunque <strong>en</strong> el mom<strong>en</strong>to de la<br />
pérdida no lo viera. Y que te veías recomp<strong>en</strong>sado con e<strong>se</strong> queso nuevo tan<br />
pronto como dejabas atrás los <strong>mi</strong>edos y disfrutabas con la av<strong>en</strong>tura de la<br />
búsqueda.<br />
Supo que el <strong>mi</strong>edo es algo que uno debe respetar, ya que te aparta del peligro<br />
verdadero, pero advirtió que casi todos sus <strong>mi</strong>edos eran irracionales y que lo<br />
habían apartado del cambio, cuando lo que él realm<strong>en</strong>te necesitaba era<br />
cambiar.<br />
Cuando <strong>se</strong> produjo el cambio, no le había gustado, pero ahora compr<strong>en</strong>día que<br />
había sido una b<strong>en</strong>dición, ya que lo había llevado a <strong>en</strong>contrar un queso mejor.<br />
Incluso había <strong>en</strong>contrado una parte mejor de sí <strong>mi</strong>smo.<br />
Mi<strong>en</strong>tras Kof pasaba revista a lo que había apr<strong>en</strong>dido, <strong>se</strong> acordó de su a<strong>mi</strong>go<br />
Kif. Se preguntó si habría leído algunas de las fra<strong>se</strong>s que había escrito <strong>en</strong> las<br />
paredes de la C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra Q y del laberinto.<br />
¿Habría decidido liberar<strong>se</strong> del <strong>mi</strong>edo y salir de la que<strong>se</strong>ra? ¿Habría <strong>en</strong>trado <strong>en</strong><br />
el laberinto y descubierto que su vida podía <strong>se</strong>r mejor?<br />
Kof p<strong>en</strong>só <strong>en</strong> la posibilidad de volver a la C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra Q y tratar de<br />
<strong>en</strong>contrar a Kif, suponi<strong>en</strong>do que diera con el ca<strong>mi</strong>no de vuelta hacia allí. Si<br />
<strong>en</strong>contraba a su a<strong>mi</strong>go, tal vez podría <strong>en</strong><strong>se</strong>ñarle la manera de salir del apuro.<br />
Pero después <strong>se</strong> dio cu<strong>en</strong>ta de que ya había int<strong>en</strong>tado que su a<strong>mi</strong>go cambiara.<br />
Kif t<strong>en</strong>ía que <strong>en</strong>contrar su propio ca<strong>mi</strong>no, prescindi<strong>en</strong>do de las comodidades y<br />
dejando los <strong>mi</strong>edos atrás. Nadie podía hacerlo por él, ni conv<strong>en</strong>cerlo de qué lo<br />
hiciera. De una manera u otra, t<strong>en</strong>ía que ver por sí <strong>mi</strong>smo las v<strong>en</strong>tajas de<br />
cambiar.<br />
Kof sabía que había dejado un bu<strong>en</strong> rastro por el ca<strong>mi</strong>no para que Kif lo<br />
siguiera. Lo único que t<strong>en</strong>ia que hacer era leer las fra<strong>se</strong>s que él había escrito<br />
<strong>en</strong> la pared.<br />
Se dirigió hacia la pared más grande de la C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra N y escribió un<br />
resum<strong>en</strong> de todo lo que había apr<strong>en</strong>dido. A continuación dibujó un gran<br />
pedazo de queso alrededor de todos los p<strong>en</strong>sa<strong>mi</strong><strong>en</strong>tos que <strong>se</strong> le habían hecho<br />
evid<strong>en</strong>tes, y sonrió al contemplar el conjunto.<br />
- 26 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
El cambio es un hecho<br />
El queso <strong>se</strong> mueve constantem<strong>en</strong>te<br />
Prevé el cambio<br />
Permanece alerta a los movi<strong>mi</strong><strong>en</strong>tos del queso<br />
Controla el cambio<br />
Huele el queso a m<strong>en</strong>udo para saber si <strong>se</strong> está<br />
<strong>en</strong>moheci<strong>en</strong>do<br />
Adáptate rápidam<strong>en</strong>te al cambio<br />
Cuanto antes <strong>se</strong> olvida el queso viejo, antes <strong>se</strong> disfruta del<br />
nuevo<br />
¡Cambia!<br />
Muévete cuando <strong>se</strong> mueva el queso<br />
¡Disfruta del cambio!<br />
Saborea la av<strong>en</strong>tura y disfruta del nuevo queso<br />
Prepárate para cambiar rápidam<strong>en</strong>te y<br />
disfrutar otra vez<br />
El queso <strong>se</strong> mueve constantem<strong>en</strong>te<br />
- 27 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
Kof advirtió lo lejos que había llegado desde que saliera de la C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra<br />
Q <strong>en</strong> la que había dejado a Kif, pero supo que le <strong>se</strong>ría fácil cometer el <strong>mi</strong>smo<br />
error si no estaba at<strong>en</strong>to. Así pues todos los días inspeccionaba la C<strong>en</strong>tral<br />
Que<strong>se</strong>ra N para saber <strong>en</strong> qué estado <strong>se</strong> <strong>en</strong>contraba el queso. Iba a hacer todo lo<br />
posible para impedir que el cambio lo pilla<strong>se</strong> desprev<strong>en</strong>ido.<br />
Aún quedaba mucho queso, pero Kof salía a m<strong>en</strong>udo del laberinto y exploraba<br />
nuevas zonas para estar <strong>en</strong> contacto con lo que ocurría a su alrededor.<br />
Advertía que era más <strong>se</strong>guro estar al corri<strong>en</strong>te de sus posibilidades reales que<br />
aislar<strong>se</strong> <strong>en</strong> su zona <strong>se</strong>gura y confortable.<br />
De pronto le pareció oír ruidos de movi<strong>mi</strong><strong>en</strong>to <strong>en</strong> el laberinto. El ruido era<br />
cada vez más fuerte, y advirtió que <strong>se</strong> acercaba algui<strong>en</strong>.<br />
¿Sería Kif? ¿Estaría a punto de doblar la esquina?<br />
Kof rezó una oración y esperó. Como tantas veces lo había hecho. Que su<br />
a<strong>mi</strong>go finalm<strong>en</strong>te hubie<strong>se</strong> sido capaz de…<br />
¡Mover<strong>se</strong> con el queso y disfrutarlo!<br />
- 28 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
El debate<br />
Cuando Michael ter<strong>mi</strong>nó de contar el cu<strong>en</strong>to, <strong>mi</strong>ró a su alrededor y vio que<br />
sus antiguos compañeros de cla<strong>se</strong> sonreían.<br />
Algunos le dieron las gracias y le dijeron que les había sido de gran utilidad.<br />
-¿Y si nos <strong>en</strong>contráramos más tarde y lo com<strong>en</strong>táramos? – propuso Nathan.<br />
A todos les pareció bi<strong>en</strong> la idea, y quedaron para tomar algo juntos antes de<br />
c<strong>en</strong>ar.<br />
Esa noche, <strong>se</strong> reunieron <strong>en</strong> el bar de un hotel y empezaron a bromear con la<br />
idea de buscar su y ver<strong>se</strong> metidos <strong>en</strong> el laberinto.<br />
- Entonces, ¿qué personaje del cu<strong>en</strong>to <strong>se</strong>ríais? ¿Oli, Corri, Kif o Kof? –<br />
preguntó Ángela a todo el grupo.<br />
- Bu<strong>en</strong>o, esta tarde he estado p<strong>en</strong>sando <strong>en</strong> ello – respondió Carlos -. Y he<br />
recordado que antes de t<strong>en</strong>er la ti<strong>en</strong>da de artículos deportivos, sufrí un duro<br />
<strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tro con el cambio. No fui Oli, porque no me lo olí y no vi el cambio<br />
desde el principio. Y tampoco fui Corri, porque no empr<strong>en</strong>dí una acción de<br />
inmediato.<br />
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
- Yo también era de las que creían que eso no iba a pasarme a mí – dijo<br />
Jessica -, pero lo cierto es que <strong>mi</strong> queso <strong>se</strong> había movido, y más de una<br />
vez.<br />
Todos rieron excepto Nathan.<br />
Tal vez e<strong>se</strong> <strong>se</strong>a el meollo del asunto – dijo este último -. Todos estamos<br />
expuestos al cambio. Me gustaría que <strong>mi</strong> fa<strong>mi</strong>lia y yo hubiéramos escuchado<br />
antes este cu<strong>en</strong>to. Por desgracia, no quisimos ver los cambios que <strong>se</strong> iban a<br />
producir <strong>en</strong> nuestro negocio, y ahora ya es demasiado tarde. Hemos t<strong>en</strong>ido que<br />
cerrar varias ti<strong>en</strong>das.<br />
Aquello sorpr<strong>en</strong>dió a sus a<strong>mi</strong>gos, ya que creían que Nathan t<strong>en</strong>ía la suerte de<br />
<strong>se</strong>r el propietario de una empresa <strong>se</strong>gura con la que siempre podría contar.<br />
- ¿Qué ocurrió? – quiso saber Jessica.<br />
- De pronto, cuando montaron <strong>en</strong> la ciudad un hipermercado, con sus<br />
<strong>en</strong>ormes exist<strong>en</strong>cias y sus bajos precios, nuestra cad<strong>en</strong>a de pequeñas<br />
ti<strong>en</strong>das quedó obsoleta. No pudimos competir con esa gran superficie.<br />
Ahora veo que, <strong>en</strong> vez de reaccionar como Oli y Corri, reaccionamos como<br />
Kif. Nos quedamos donde estábamos y no cambiamos. Int<strong>en</strong>tamos no hacer<br />
caso de lo que ocurría, y ahora t<strong>en</strong>emos problemas. Kof habría podido<br />
<strong>en</strong><strong>se</strong>ñarnos un par de lecciones.<br />
Laura, que <strong>en</strong> la actualidad era una importante mujer de negocios, había<br />
escuchado con at<strong>en</strong>ción y decidió finalm<strong>en</strong>te interv<strong>en</strong>ir <strong>en</strong> la conversación.<br />
- Esta tarde, yo también he estado p<strong>en</strong>sando <strong>en</strong> el cu<strong>en</strong>to que nos narro<br />
Michael – dijo -. Me he preguntado que t<strong>en</strong>go que hacer para parecerme a<br />
Kof y ver cuáles son <strong>mi</strong>s errores; reírme de mí <strong>mi</strong>sma; cambiar y hacer<br />
mejor las cosas. Me gustaría saber una cosa. ¿A cuántos de vosotros os da<br />
<strong>mi</strong>edo el cambio?<br />
Nadie respondió, por lo que Laura sugirió:<br />
- Que levante la mano quién t<strong>en</strong>ga <strong>mi</strong>edo del cambio.<br />
Solo <strong>se</strong> alzó una.<br />
- Bu<strong>en</strong>o parece que solo hay una persona sincera <strong>en</strong> el grupo – prosiguió<br />
Laura -. Tal vez os guste más la pregunta sigui<strong>en</strong>te: ¿cuántos de los que<br />
estáis aquí p<strong>en</strong>sáis que los demás ti<strong>en</strong><strong>en</strong> <strong>mi</strong>edo del cambio? – todos<br />
levantaron la mano y luego <strong>se</strong> echaron a reír -. Bi<strong>en</strong>, ¿y esto qué significa?<br />
- Significa negación – respondió Nathan.<br />
- A veces ni siquiera somos consci<strong>en</strong>tes de que t<strong>en</strong>emos <strong>mi</strong>edo – ad<strong>mi</strong>tió<br />
Michael -. Yo no sabía que lo t<strong>en</strong>ía. La primera vez que oí el cu<strong>en</strong>to, lo que<br />
más me gustó fue la pregunta: >.<br />
- Lo que yo he sacado <strong>en</strong> claro del cu<strong>en</strong>to – intervino Jessica – es que los<br />
cambios <strong>se</strong> produc<strong>en</strong> tanto si me dan <strong>mi</strong>edo como si me gustan.<br />
- 30 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
- T<strong>en</strong>go que ad<strong>mi</strong>tir – intervino finalm<strong>en</strong>te Nathan – que había visto lo que<br />
estaba ocurri<strong>en</strong>do <strong>en</strong> otras personas del país, pero esperaba que a nosotros<br />
no nos afectaría- supongo que es mucho mejor iniciar el cambio <strong>mi</strong><strong>en</strong>tras<br />
uno todavía puede int<strong>en</strong>tar reaccionar y adaptar<strong>se</strong> a él. Tal vez deberíamos<br />
mover cada uno de nuestro propio queso.<br />
- ¿Qué queréis decir? – preguntó Frank.<br />
- No puedo dejar de preguntarme dónde estaríamos hoy si hubiéramos<br />
construido una gran superficie comercial para competir con las mejores del<br />
<strong>se</strong>ctor – repuso Nathan.<br />
- Tal vez <strong>se</strong>a e<strong>se</strong> el significado de lo que Kof escribió <strong>en</strong> la pared – dijo<br />
Laura -. <br />
- Yo creo que algunas cosa no deberían cambiar – terció Frank -. Por<br />
ejemplo, yo quiero aferrarme a <strong>mi</strong>s valores básicos. Sin embargo, ahora<br />
veo que habría sido mejor para mí si hubie<strong>se</strong> empezado mucho antes a<br />
moverme cuando lo hizo el queso.<br />
- Michael, la historia del queso es muy interesante – com<strong>en</strong>tó Richard, el<br />
escéptico de la cla<strong>se</strong> -, pero ¿cómo la aplicaste <strong>en</strong> el caso concreto de tu<br />
empresa?<br />
El grupo todavía no lo sabía, pero Richard <strong>se</strong> estaba <strong>en</strong>fr<strong>en</strong>tando a algunos<br />
cambios. Hacía poco que <strong>se</strong> había <strong>se</strong>parado de su mujer, y <strong>en</strong> esos mom<strong>en</strong>tos<br />
int<strong>en</strong>taba equilibrar su carrera profesional con la crianza de sus hijos<br />
adolesc<strong>en</strong>tes.<br />
- Veréis, yo p<strong>en</strong>saba que <strong>mi</strong> <strong>mi</strong>sión era ir resolvi<strong>en</strong>do los problemas<br />
cotidianos a medida que surgían, cuando, <strong>en</strong> vez de eso, t<strong>en</strong>dría que haber<br />
<strong>mi</strong>rado hacia el futuro al tiempo que prestaba at<strong>en</strong>ción a la dirección que<br />
estábamos tomando –replicó Michael -. Y sí, claro que me dediqué a<br />
solucionar problemas, las veinticuatro horas del día. La situación no era <strong>en</strong><br />
absoluto divertida. Vivía <strong>en</strong> un mundo de compet<strong>en</strong>cia inexorable y no<br />
podía salirme de él.<br />
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
- Mi jefa no cesa de decirme que la empresa debe cambiar. Creo que lo que<br />
<strong>en</strong> realidad me está dici<strong>en</strong>do es que yo debo cambiar, pero yo me niego a<br />
hacerle caso. Creo que nunca he sabido cuál es el nuevo queso hacia el que<br />
quiere que me mueva. Ni tampoco <strong>en</strong> qué va a b<strong>en</strong>eficiarme e<strong>se</strong> cambio.<br />
T<strong>en</strong>go que ad<strong>mi</strong>tir que me gusta la idea de visualizar un nuevo queso e<br />
imaginar<strong>se</strong> a uno <strong>mi</strong>smo disfrutando de él – dijo Richard con una leve sonrisa<br />
-. Eso lo ilu<strong>mi</strong>na todo. At<strong>en</strong>úa los <strong>mi</strong>edos y hace que te si<strong>en</strong>tas más interesado<br />
<strong>en</strong> contribuir a que <strong>se</strong> produzca el cambio. Tal vez pueda utilizar esta historia<br />
<strong>en</strong> casa – añadió -. Al parecer, <strong>mi</strong>s hijos cre<strong>en</strong> que <strong>en</strong> su vida no debería<br />
cambiar nada. Están <strong>en</strong>fadados. Supongo que ti<strong>en</strong><strong>en</strong> <strong>mi</strong>edo de lo que les<br />
depara el futuro. Tal vez no he hecho un dibujo realista para ellos del nuevo<br />
queso. Probablem<strong>en</strong>te porque ni yo <strong>mi</strong>smo lo he visto todavía.<br />
El grupo permaneció unos instantes <strong>en</strong> sil<strong>en</strong>cio y algunos de sus <strong>mi</strong>embros<br />
p<strong>en</strong>saron <strong>en</strong> su vida fa<strong>mi</strong>liar.<br />
- Bu<strong>en</strong>o – intervino Elaine -, aquí casi todo el mundo ha hablado del trabajo,<br />
pero a <strong>mi</strong> la historia me ha hecho p<strong>en</strong>sar <strong>en</strong> <strong>mi</strong> vida privada. Creo que <strong>mi</strong><br />
relación actual es queso viejo, y está realm<strong>en</strong>te <strong>en</strong>mohecido.<br />
- A mí me pasa lo <strong>mi</strong>smo – dijo Cory ri<strong>en</strong>do -. Supongo que t<strong>en</strong>go que<br />
liberarme de una relación negativa.<br />
- O quizás el queso viejo <strong>se</strong>an las actitudes viejas – replicó Ángela -. De lo<br />
que verdaderam<strong>en</strong>te t<strong>en</strong>emos que liberarnos es de la conducta que sigue<br />
propiciando relaciones negativas. Y a partir de aquí, avanzar hacia una<br />
mejor manera de p<strong>en</strong>sar y actuar.<br />
- ¡Claro! – exclamó Cory -. ¡ti<strong>en</strong>es toda la razón! El nuevo queso es una<br />
relación nueva con la <strong>mi</strong>sma persona.<br />
- Empiezo a p<strong>en</strong>sar que esta historia ti<strong>en</strong>e muchas más lecturas de las que <strong>en</strong><br />
un principio creía – dijo Richard -. Me gusta la idea de liberar<strong>se</strong> de una<br />
conducta vieja <strong>en</strong> vez de hacerlo de la relación. Repetir la <strong>mi</strong>sma conducta<br />
dará siempre los <strong>mi</strong>smos resultados.<br />
En vez de cambiar de trabajo, tal vez yo podría <strong>se</strong>r una de las personas que<br />
ayud<strong>en</strong> a la empresa a cambiar. Si lo hubiera hecho, a bu<strong>en</strong> <strong>se</strong>guro que ahora<br />
t<strong>en</strong>dría un empleo mucho mejor.<br />
Entonces becky, que vivía <strong>en</strong> otra ciudad pero había vuelto a la suya para la<br />
reunión, dijo:<br />
- Mi<strong>en</strong>tras escuchaba el cu<strong>en</strong>to y vuestros com<strong>en</strong>tarios he t<strong>en</strong>ido que reírme<br />
de mí <strong>mi</strong>sma. He sido como Kif durante mucho tiempo, siempre dudando y<br />
vacilando y con <strong>mi</strong>edo a cambiar. No me había dado cu<strong>en</strong>ta de que a casi<br />
todos nos pasa lo <strong>mi</strong>smo. Me temo que he trans<strong>mi</strong>tido a <strong>mi</strong>s hijos esa<br />
manera de actuar sin saberlo siquiera. Si ahora pi<strong>en</strong>so <strong>en</strong> ello, veo que los<br />
- 33 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
cambios te llevan a un lugar nuevo y mejor, aunque cuando <strong>se</strong> produc<strong>en</strong><br />
temes que no <strong>se</strong>a así.<br />
Recuerdo cuando nuestro hijo estaba estudiando el <strong>se</strong>gundo curso de la<br />
universidad. Debido al trabajo de <strong>mi</strong> marido, tuvimos que dejar Illinois y<br />
establecernos <strong>en</strong> Vermont. Nuestro hijo estaba muy triste por t<strong>en</strong>er que dejar a<br />
sus a<strong>mi</strong>gos. Además, era una estrella de la natación y <strong>en</strong> Vermont no había<br />
equipo de e<strong>se</strong> deporte. Se <strong>en</strong>fadó con nosotros y nos culpó del traslado.<br />
Pero, al final, <strong>se</strong> <strong>en</strong>amoró de las montañas de Vermont, apr<strong>en</strong>dió a esquiar,<br />
esquió con el equipo de la universidad y ahora vive feliz <strong>en</strong> Colorado. Si<br />
hubiéramos escuchado todos juntos el cu<strong>en</strong>to del queso, <strong>mi</strong> fa<strong>mi</strong>lia <strong>se</strong> habría<br />
ahorrado muchas t<strong>en</strong>siones.<br />
Cuando llegue a casa – dijo Jessica -, <strong>se</strong> lo contaré a los míos y les preguntaré<br />
a <strong>mi</strong>s hijos si cre<strong>en</strong> que soy Oli, Corri, Kif o Kof, y quién cre<strong>en</strong> que son ellos.<br />
Podríamos hablar de lo que p<strong>en</strong>samos que es el queso viejo <strong>en</strong> nuestra fa<strong>mi</strong>lia<br />
y de cuál podría <strong>se</strong>r el nuevo queso.<br />
- Es una bu<strong>en</strong>a idea - intervino Richard.<br />
- Me parece que voy a <strong>se</strong>r más como Kof: me moveré cuando <strong>se</strong> mueva el<br />
queso y disfrutaré de él - com<strong>en</strong>tó Frank – y voy a contarles esta historia a<br />
<strong>mi</strong>s a<strong>mi</strong>gos, que están preocupados porque ti<strong>en</strong><strong>en</strong> que dejar el Ejército y<br />
por lo que el cambio supondría para ellos. Seguro que provoca interesantes<br />
discusiones.<br />
- Sí, así fue tal como mejoramos la empresa – dijo Michael -. Nos reunimos<br />
varias veces para discutir qué habíamos sacado <strong>en</strong> claro de la historia del<br />
queso y para decidir cómo podríamos aplicarla a nuestra situación<br />
concreta. Estuvo muy bi<strong>en</strong> porque pudimos utilizar un l<strong>en</strong>guaje que<br />
resultaba divertido para hablar del cambio. En realidad, resultó muy<br />
efectivo. Sobre todo cuando lo divulgamos por toda la empresa.<br />
- ¿Y eso? – quiso saber Nathan.<br />
- Cuanto más nos bajábamos <strong>en</strong> la escala jerárquica de la organización,<br />
<strong>en</strong>contrábamos a más personas que <strong>se</strong> <strong>se</strong>ntían con m<strong>en</strong>os poder. Era<br />
compr<strong>en</strong>sible que el cambio les diera mucho <strong>mi</strong>edo, ya que consideraban<br />
que <strong>se</strong> les imponía desde arriba. Por eso <strong>se</strong> resistían a él dicho <strong>en</strong> pocas<br />
palabras: cuando el cambio <strong>se</strong> impone, la g<strong>en</strong>te <strong>se</strong> opone. Lo único que<br />
queda por decir es que ojalá hubiera conocido antes este cu<strong>en</strong>to.<br />
- ¿Por qué? – preguntó Carlos.<br />
- Porque – prosiguió Michael –cuando nos disponemos a cambiar, la<br />
empresa había llegado a un punto tal que tuvimos que prescindir de<br />
muchos empleados, <strong>en</strong>tre ellos algunos a<strong>mi</strong>gos. Fue muy duro para todos.<br />
Sin embargo, prácticam<strong>en</strong>te todo el mundo, los que <strong>se</strong> quedaron y los que<br />
<strong>se</strong> marcharon, dijo que el cu<strong>en</strong>to del queso le había ayudado a ver las cosas<br />
- 34 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
de otro modo y a adaptar<strong>se</strong> mejor a ellas. Los que tuvieron que buscar un<br />
nuevo empleo dijeron que al principio les resultó muy duro, pero que<br />
recordar la historia les fue de gran ayuda.<br />
- ¿Qué fue lo que más les ayudó? – preguntó Ángela.<br />
- Una vez dejaron atrás el <strong>mi</strong>edo – replicó Michael-, me dijeron que lo mejor<br />
fue advertir que el mundo estaba ll<strong>en</strong>o de nuevo queso esperando que<br />
algui<strong>en</strong> lo <strong>en</strong>contrara. Que formar<strong>se</strong> una imag<strong>en</strong> m<strong>en</strong>tal del nuevo queso<br />
hacía que <strong>se</strong> sintiera mejor; <strong>en</strong> las <strong>en</strong>trevistas de trabajo t<strong>en</strong>ían más<br />
confianza <strong>en</strong> sí <strong>mi</strong>smos, y algunos <strong>en</strong>contraron un trabajo mejor.<br />
- ¿Y aquellos que <strong>se</strong> quedaron <strong>en</strong> tu empresa? – preguntó Laura.<br />
- Pues <strong>en</strong> ves de quejar<strong>se</strong> de los cambios que estaban produciéndo<strong>se</strong> –<br />
respondió Michael -, decían: “nos han movido el queso. Vamos a buscar<br />
uno nuevo”. De e<strong>se</strong> modo ahorramos mucho tiempo y redujimos las<br />
t<strong>en</strong>siones.<br />
Al poco, las personas que <strong>se</strong> habían resistido al cambio empezaron a verle las<br />
v<strong>en</strong>tajas a incluso colaboraron <strong>en</strong> la tarea de llevarlo a cabo.<br />
- ¿Por qué crees que ocurrió? – dijo Cory.<br />
- Creo que <strong>en</strong> gran parte <strong>se</strong> debió a la presión que pued<strong>en</strong> ejercer los<br />
compañeros <strong>en</strong> una empresa.<br />
- ¿Qué ocurre <strong>en</strong> casi todas las empresas cuando es la dirección la que<br />
anuncia el cambio? ¿Qué opina la g<strong>en</strong>te del cambio? ¿Qué es una bu<strong>en</strong>a<br />
idea o una mala idea?<br />
- Una mala idea- respondió Michael -. ¿Por qué?<br />
- Porque la g<strong>en</strong>te quiere que las cosas <strong>se</strong>an siempre iguales y cree que el<br />
cambio le perjudicará – dijo Carlos -. Cuando una persona lista dice que<br />
cambiar es mala idea, las demás dic<strong>en</strong> lo <strong>mi</strong>smo.<br />
- Sí tal vez no pi<strong>en</strong><strong>se</strong>n lo <strong>mi</strong>smo – añadió Michael -. Pero <strong>se</strong> muestran de<br />
acuerdo para parecer listas. E<strong>se</strong> es el tipo de presión que <strong>se</strong> da <strong>en</strong>tre<br />
compañeros y que combate los cambios <strong>en</strong> cualquier empresa.<br />
- En las fa<strong>mi</strong>lias puede ocurrir lo <strong>mi</strong>smo <strong>en</strong>tre padres e hijos – intervino<br />
Becky. Y luego preguntó -: ¿Fueron muy distintas las cosas cuando la<br />
g<strong>en</strong>te leyó el cu<strong>en</strong>to del queso?<br />
- Cambiaron de inmediato. Porque nadie quería parecer<strong>se</strong> a Kif – contestó<br />
Michael simplem<strong>en</strong>te.<br />
Todos rieron, incluso Nathan, que dijo:<br />
- E<strong>se</strong> es un punto interesante. En <strong>mi</strong> fa<strong>mi</strong>lia nadie querrá parecer<strong>se</strong> a Kif. Es<br />
posible, incluso que cambi<strong>en</strong>. ¿Por qué no nos contaste esta historia <strong>en</strong> la<br />
reunión anterior? Estoy conv<strong>en</strong>cido que puede funcionar.<br />
- Cuando vimos lo bi<strong>en</strong> que nos había funcionado a nosotros –dijo Michael-,<br />
les pasamos la historia a algunas personas con las que queríamos hacer<br />
- 35 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
negocios porque sabíamos que <strong>en</strong> sus empresas también estaban<br />
produciéndo<strong>se</strong> cambios. Les sugerimos que nosotros podíamos <strong>se</strong>r su<br />
nuevo queso, es decir, unos socios mejores con los que triunfar juntos.<br />
Eso le dio algunas ideas a Jessica y le recordó que t<strong>en</strong>ía que hacer unas<br />
llamadas para unas v<strong>en</strong>tas a primera hora de la mañana. Consultó el reloj y<br />
dijo:<br />
- Bu<strong>en</strong>o, es el mom<strong>en</strong>to de que me vaya de esta C<strong>en</strong>tral Que<strong>se</strong>ra <strong>en</strong> busca de<br />
nuevo queso.<br />
Todos <strong>se</strong> echaron a reír y <strong>se</strong> despidieron. Muchos querían <strong>se</strong>guir conversando,<br />
pero t<strong>en</strong>ían que marchar<strong>se</strong>. Al hacerlo, volvieron a agradecerle a Michael que<br />
le hubiera contado el cu<strong>en</strong>to.<br />
- Me alegro mucho de que lo hayáis <strong>en</strong>contrado tan útil – les dijo él – espero<br />
que pronto t<strong>en</strong>gáis la oportunidad de compartirlo con otros.<br />
- 36 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
NOTA: EL SIGUIENTE CUENTO NO ES DE ESTE LIBRO, ES UN ANEXO QUE NO ES DEL AUTOR PORQUE CREO QUE<br />
TIENE ALGO QUE VER CON EL TEMA.<br />
LA VAQUITA<br />
Un maestro de gran sabiduría pa<strong>se</strong>aba por un bosque con su fiel<br />
discípulo, cuando vio a lo lejos un sitio de apari<strong>en</strong>cia pobre y decidió<br />
hacer una breve visita al lugar. Durante la ca<strong>mi</strong>nata le com<strong>en</strong>to al<br />
apr<strong>en</strong>diz sobre la importancia de las visitas, también de conocer personas<br />
y las oportunidades de apr<strong>en</strong>dizaje que t<strong>en</strong>emos de estas experi<strong>en</strong>cias.<br />
Llegando al lugar constató la pobreza del sitio, los habitantes, una pareja<br />
y tres hijos, la casa de madera, vestidos con ropas sucias y rasgadas, sin<br />
calzado.<br />
Entonces <strong>se</strong> aproximó al padre de fa<strong>mi</strong>lia y le preguntó: - En este lugar no<br />
exist<strong>en</strong> posibilidades de trabajo ni puntos de comercio, ¿cómo hac<strong>en</strong><br />
usted y su fa<strong>mi</strong>lia para sobrevivir aquí?<br />
- A<strong>mi</strong>go mío, nosotros t<strong>en</strong>emos una vaquita que nos da varios litros de<br />
leche cada día. Una parte la v<strong>en</strong>demos o cambiamos por otros<br />
alim<strong>en</strong>tos <strong>en</strong> la ciudad vecina, y con la otra hacemos quesos y cuajada,<br />
de ello nos alim<strong>en</strong>tamos.<br />
El sabio agradeció la información, contemplo el lugar por un mom<strong>en</strong>to, <strong>se</strong><br />
despidió y <strong>se</strong> retiró con su discípulo. Al haber<strong>se</strong> alejado un poco, volteo<br />
hacia su fiel acompañante y le ord<strong>en</strong>ó:<br />
- Busca la vaquita, llévala fr<strong>en</strong>te a aquel precipicio y empújala al<br />
barranco al barranco.<br />
El jov<strong>en</strong> espantado, vio al maestro y le hubiera cuestionado gravem<strong>en</strong>te<br />
aquella ord<strong>en</strong>, de no haber visto su <strong>mi</strong>rada <strong>se</strong>gura y su sil<strong>en</strong>cio<br />
imp<strong>en</strong>etrable. Fue pues y cumplió el mandato, vi<strong>en</strong>do morir al pobre<br />
animal.<br />
Aquella esc<strong>en</strong>a quedó grabada <strong>en</strong> su memoria para siempre. Tanto que<br />
un tiempo después le hizo desistir de sus <strong>en</strong><strong>se</strong>ñanzas y de la compañía de<br />
su maestro, y lo abandonó todo.<br />
Decidió también volver a aquel lugar, contarle todo a la fa<strong>mi</strong>lia, pedirles<br />
perdón y ayudarles <strong>en</strong> cuanto estuviera <strong>en</strong> su mano.<br />
Así lo hizo, y a medida que <strong>se</strong> aproximaba a aquel lugar veía un sitio<br />
hermoso, con árboles floridos, una hermosa casa firme y <strong>se</strong>gura, con<br />
carro <strong>en</strong> el garaje y unos niños felizm<strong>en</strong>te jugando <strong>en</strong> su jardín.<br />
El jov<strong>en</strong> <strong>se</strong> apesadumbró aún más, de<strong>se</strong>sperado por imaginar que aquella<br />
hu<strong>mi</strong>lde fa<strong>mi</strong>lia hubie<strong>se</strong> t<strong>en</strong>ido que v<strong>en</strong>der el lugar para sobrevivir<br />
- 37 -
Autor: SPENCER JOHNSON<br />
después de que él había matado a su vaquita. Aceleró el paso y llegando a<br />
allá fue recibido por un <strong>se</strong>ñor de hablar alegre y simpático.<br />
El jov<strong>en</strong> rápidam<strong>en</strong>te le preguntó por aquella desdichada fa<strong>mi</strong>lia.<br />
No jov<strong>en</strong> aquella fa<strong>mi</strong>lia no <strong>se</strong> ha ido, somos nosotros <strong>mi</strong>smos.<br />
El jov<strong>en</strong> <strong>en</strong>tró rápidam<strong>en</strong>te a la casa, confirmando que eran ellos, esas<br />
personas que unos años atrás vivían <strong>en</strong> la <strong>mi</strong><strong>se</strong>ria. Elogió el lugar y le<br />
preguntó al <strong>se</strong>ñor.<br />
- ¿Y como hizo para mejorar el lugar y cambiar de vida?<br />
El <strong>se</strong>ñor, <strong>en</strong>tusiasmado, le respondió:<br />
- Recordarás que t<strong>en</strong>íamos una vaquita, pero aquella cayó por el<br />
precipicio y murió. De ahí <strong>en</strong> adelante nos vimos <strong>en</strong> la necesidad de<br />
buscar otras cosas y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que<br />
t<strong>en</strong>íamos, así alcanzamos el éxito que sus ojos pued<strong>en</strong> ad<strong>mi</strong>rar ahora.<br />
El jov<strong>en</strong> abrazó fuertem<strong>en</strong>te a aquel hombre, abandonó sus falsas ideas<br />
de justicia y <strong>mi</strong><strong>se</strong>ricordia y volvió <strong>en</strong><strong>se</strong>guida <strong>en</strong> busca de su maestro.<br />
MORALEJA<br />
Todos t<strong>en</strong>emos una vaquita que nos proporciona algunas cosas, muy<br />
básicas para nuestra superviv<strong>en</strong>cia. Pero esa vaquita es una conviv<strong>en</strong>cia<br />
con la rutina y nos hace DEPENDIENTES. Casi todo mundo reduce su<br />
vida a lo que la vaquita nos produce.<br />
Descubre cual es tu vaquita y aprovecha estos tiempos para atreverte a<br />
lanzarla por el precipicio.<br />
Por otro lado t<strong>en</strong>emos la moraleja de NO JUZGAR NI CRITICAR hasta<br />
saber “LA RAZÓN DE LOS HECHOS”.<br />
“LA ACTITUD ES MÁS IMPORTANTE QUE LOS HECHOS”<br />
- 38 -