Texto en pdf - Derecho y Academia
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Sobre la necesidad de los jueces y de las leyes 109<br />
Lutero rechaza categóricam<strong>en</strong>te el movimi<strong>en</strong>to revolucionario. Afirma que la<br />
injusticia o tiranía de la autoridad no justifica <strong>en</strong> caso alguno la rebelión o el<br />
alzami<strong>en</strong>to armado 120 . Los oprimidos deb<strong>en</strong> sufrir la justicia como querida por<br />
Dios; lo más que pued<strong>en</strong> hacer es mudarse de territorio cuando el príncipe con<br />
su poder secular pret<strong>en</strong>de inmiscuirse <strong>en</strong> cuestiones espirituales (por ejemplo, si<br />
prohíbe la posesión y uso de la Biblia luterana). Al dejar al derecho natural <strong>en</strong> el<br />
ámbito de la Sagrada Escritura, que sólo obliga al corazón del crey<strong>en</strong>te, y al<br />
concebir al derecho positivo como una herrami<strong>en</strong>ta coactiva para domeñar el<br />
reino del mundo donde viv<strong>en</strong> personas cuya naturaleza está irremediablem<strong>en</strong>te<br />
corrompida, se elimina toda idea de que el derecho natural pueda operar como<br />
un control de la injusticia o el despotismo de las leyes positivas 121 .<br />
2. Moro después de la Responsio<br />
Tomás Moro siguió su carrera de jurista y consejero real, siempre preocupado<br />
de las ideas heréticas luteranas que comi<strong>en</strong>zan a cundir, aunque clandestinam<strong>en</strong>te<br />
<strong>en</strong> todo el reino. Sigue p<strong>en</strong>di<strong>en</strong>te también la “great matter” del Rey, o<br />
sea la gestión de conseguir de Roma la declaración de nulidad de su matrimonio<br />
con Catalina de Aragón para casarse con Ana Bol<strong>en</strong>a. El fracaso <strong>en</strong> esta gestión<br />
de la diplomacia del Card<strong>en</strong>al Thomas Wolsey contribuye finalm<strong>en</strong>te a su caída<br />
y su det<strong>en</strong>ción. El Rey necesita un nuevo Canciller, y pi<strong>en</strong>sa que Moro, si<strong>en</strong>do<br />
laico y jurista, es la persona adecuada para desempeñar esa función. En 1529<br />
Moro llega al máximo cargo jurídico y político del Reino, si<strong>en</strong>do tranquilizado<br />
120 Primero redacta un escrito int<strong>en</strong>tando llamar a una conciliación, pero advirti<strong>en</strong>do fuertem<strong>en</strong>te<br />
a los campesinos que deb<strong>en</strong> deponer las armas: Exhortación a la paz <strong>en</strong> contestación a los<br />
doce artículos del campesinado de Suabia (M. LUTERO, Exhortación a la paz <strong>en</strong> contestación a<br />
los doce artículos del campesinado de Suabia, <strong>en</strong> M. LUTERO, Escritos políticos, estudio preliminar<br />
y traducción de J. ABELLÁN, Tecnos, 3ª edic., Madrid, 2008, pp. 67-94). Al ver que la rebelión<br />
iba <strong>en</strong> aum<strong>en</strong>to, Lutero escribe ya directam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> contra de los campesinos un panfleto furibundo<br />
cuyo t<strong>en</strong>or era anunciado desde el título: Contra las bandas ladronas y asesinas de los campesinos<br />
(M. LUTERO, Contra las bandas ladronas y asesinas de los campesinos, <strong>en</strong> M. LUTERO,<br />
Escritos políticos, estudio preliminar y traducción de J. ABELLÁN, Tecnos, 3ª edic., Madrid, 2008,<br />
pp. 95-101). Aquí llega a decir que “un rebelde, de qui<strong>en</strong> se pueda demostrar que lo es, es un<br />
proscrito de Dios y del emperador, de modo que el primero que pueda estrangularlo actúa bi<strong>en</strong> y<br />
rectam<strong>en</strong>te […]. Por eso, qui<strong>en</strong> pueda ha de abatir, degollar o apuñalar al rebelde, <strong>en</strong> público o <strong>en</strong><br />
privado, y ha de p<strong>en</strong>sar que no puede existir nada más v<strong>en</strong><strong>en</strong>oso, nocivo y diabólico que un rebelde;<br />
ha de matarlo igual que hay que matar a un perro rabioso; si tú no lo abates, te abatirá a ti y a<br />
todo el país contigo”.<br />
121 En su tratado sobre el comercio de 1524, Lutero sosti<strong>en</strong>e que “Dios desea que a los impíos<br />
se les gobierne de manera que no cometan injusticias o, al m<strong>en</strong>os, que no las cometan impunem<strong>en</strong>te.<br />
No debe p<strong>en</strong>sar nadie que el mundo puede gobernarse sin que corra la sangre, se necesita<br />
que la espada temporal esté roja y sangrante. Porque el mundo quiere y debe ser malo, y la espada<br />
es la vara de Dios y su v<strong>en</strong>ganza contra él” (M. LUTERO, Sobre el comercio… cit., p. 242).