Texto en pdf - Derecho y Academia
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Sobre la necesidad de los jueces y de las leyes 107<br />
cación de las leyes, tal como ya había hecho su contradictor: “al mundo no hay<br />
que gobernarle según el evangelio y la caridad cristiana, sino conforme a las<br />
leyes severas y a base de la espada y de la fuerza… De otra forma, si se emplease<br />
sólo el amor, todos comerían, beberían, se llevarían la gran vida a costa de<br />
los bi<strong>en</strong>es aj<strong>en</strong>os y nadie querría trabajar. Sí, cada uno robaría lo del otro y de<br />
todo resultaría una situación tal que se haría imposible la conviv<strong>en</strong>cia” 114 .<br />
Concedido por Lutero que el mundo, si<strong>en</strong>do malo, necesita leyes, queda el<br />
problema de que para los cristianos que han aceptado la fe verdadera rige el reino<br />
de Dios donde las leyes son superfluas. Sin embargo, el fiel cristiano desarrolla<br />
su vida <strong>en</strong> el mundo. ¿Cómo soluciona el reformador esta dicotomía? Su<br />
solución es sost<strong>en</strong>er que los cristianos, si bi<strong>en</strong> no están vinculados por las leyes,<br />
deb<strong>en</strong> cumplirlas impelidos por el amor al prójimo. Los cristianos, <strong>en</strong> rigor, no<br />
están sujetos a las leyes, pero como estas son necesarias para mant<strong>en</strong>er el ord<strong>en</strong><br />
y la tranquilidad de todos, por amor a los demás acatarán y respetarán la autoridad<br />
del derecho, siempre mirando la utilidad de los otros y no su propio interés<br />
(si es <strong>en</strong> interés propio Lutero dice que el cristiano preferirá sufrir la injusticia<br />
que hacer valer <strong>en</strong> su provecho los b<strong>en</strong>eficios de las leyes) 115 . Bajo el mismo<br />
principio, admite que un crey<strong>en</strong>te pueda ejercer cargos públicos y jurídicos,<br />
como reyes, jueces, alguaciles y verdugos 116 . Por la misma razón, a la pregunta<br />
de si los esbirros, verdugos, juristas, abogados y demás personas de esta profesión,<br />
pued<strong>en</strong> ser cristianos y estar <strong>en</strong> gracia, responde que sí pero siempre que<br />
ejerzan su oficio con la idea de no buscar su propio interés sino de ayudar y utilizar<br />
el poder y el derecho para dominio de los malos 117 .<br />
Al ejercer estos cargos, deb<strong>en</strong> ejecutar las leyes de los príncipes, pero Lutero<br />
sigue mostrando retic<strong>en</strong>cia a la adjudicación propiam<strong>en</strong>te jurídica de acuerdo a<br />
reglas g<strong>en</strong>erales preestablecidas. Por eso aboga por la prefer<strong>en</strong>cia del juez de<br />
aplicar por sobre los mandatos legales, la equidad. Pero se trata de un concepto<br />
de equidad distinto al del derecho romano y al del movimi<strong>en</strong>to humanista. Lute-<br />
114 M. LUTERO, Sobre el comercio… cit., p. 245.<br />
115 M. LUTERO, Sobre la autoridad secular… cit., p. 33: “los cristianos <strong>en</strong>tre sí, <strong>en</strong> sí mismos,<br />
y por sí mismos, no necesitan ni el derecho ni la espada, pues no le son necesarios ni útiles. Pero<br />
como un verdadero cristiano no vive <strong>en</strong> la tierra para sí mismo ni para su propio servicio sino que<br />
vive y sirve a su prójimo, hace, por su espíritu, algo que él no necesita, pero que es necesario y<br />
útil a su prójimo. Y como la espada es de una necesaria utilidad a todo el mundo para mant<strong>en</strong>er la<br />
paz, castigar los pecados y resistir a los malos, el cristiano se somete gustosam<strong>en</strong>te al gobierno de<br />
la espada, paga los impuestos, respeta la autoridad, a fin de que esta se mant<strong>en</strong>ga y se mant<strong>en</strong>ga<br />
con honor y temor; él, sin embargo, por sí mismo no ti<strong>en</strong>e necesidad de nada de esto ni le<br />
hace falta, pero toma <strong>en</strong> consideración lo que es bu<strong>en</strong>o y útil para los demás, como <strong>en</strong>seña Pablo<br />
<strong>en</strong> Efesios 5, 21. – Esto lo hace el cristiano como también hace otras obras de amor que no<br />
necesita…”.<br />
116 M. LUTERO, Sobre la autoridad secular… cit., p. 35.<br />
117 M. LUTERO, Sobre la autoridad secular… cit., p. 42.