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Texto en pdf - Derecho y Academia

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Sobre la necesidad de los jueces y de las leyes 71<br />

Estas dos circunstancias: el género de diatriba <strong>en</strong> el que Lutero había situado<br />

la disputa, así como la necesidad de elevarse a temas de naturaleza eclesiológica<br />

y herm<strong>en</strong>éutica, recom<strong>en</strong>daban que no fuera el mismo Rey qui<strong>en</strong> replicara al<br />

Contra H<strong>en</strong>ricum. Se necesitaba a algui<strong>en</strong> que, por una parte, no tuviera que<br />

sujetarse a las formas del estado clerical y pudiera responder con el mismo tono<br />

agresivo, burlesco e incluso procaz de Lutero. Por otra, era necesario que conociera<br />

<strong>en</strong> profundidad la escritura sagrada y se manejara con soltura <strong>en</strong> la teología<br />

y <strong>en</strong> el derecho canónico. Si a ello podía unirse una habilidad especial para<br />

la controversia y para d<strong>en</strong>unciar la falsedad de los argum<strong>en</strong>tos contrarios por<br />

medio del absurdo y la ironía, tanto mejor. Todas estas condiciones estaban reunidas<br />

<strong>en</strong> una sola persona, <strong>en</strong>tre los <strong>en</strong>tonces consejeros de Enrique VIII: Tomás<br />

Moro. Era laico, humanista, con estudios de teología, gran def<strong>en</strong>sor de la doctrina<br />

de la Iglesia, abogado de gran trayectoria y reconocida habilidad, y poseedor<br />

de un humor a veces sarcástico e irónico, como lo había demostrado <strong>en</strong> su<br />

Utopía que, por <strong>en</strong>tonces, ya era un libro famoso 5 .<br />

Aunque no hay anteced<strong>en</strong>tes claros sobre si Moro actuó por <strong>en</strong>cargo del Rey<br />

o por iniciativa propia, parece que <strong>en</strong> el <strong>en</strong>torno de la corte hubo cons<strong>en</strong>so <strong>en</strong><br />

que la tarea de refutar el Contra H<strong>en</strong>ricum debía ser asumida por algui<strong>en</strong> con<br />

sus cualidades y conocimi<strong>en</strong>tos. No obstante, no era prud<strong>en</strong>te que el libro fuera<br />

firmado oficialm<strong>en</strong>te por qui<strong>en</strong> ejercía como consejero real. Se convino así que<br />

la obra apareciera escrita por un personaje ficticio. La respuesta de Moro es redactada<br />

<strong>en</strong> una primera versión restringida, <strong>en</strong> la que adopta el seudónimo de<br />

Ferdinandus Baravellus (un estudiante <strong>en</strong> una Universidad española), para luego<br />

publicar la versión definitiva con el título de Responsio ad Lutherum, <strong>en</strong> el que<br />

asume la personalidad de Guilielmus Rosseus (un diplomático, humanista y<br />

teólogo inglés pero bi<strong>en</strong> informado de lo que ocurre <strong>en</strong> Europa contin<strong>en</strong>tal). El<br />

libro fue escrito <strong>en</strong> latín para que tuviera mayor difusión e impacto. Salió de<br />

pr<strong>en</strong>sas <strong>en</strong> diciembre de 1523 y, aunque el seudónimo se mantuvo, ya <strong>en</strong>tre sus<br />

contemporáneos fue manifiesto que tras el nombre de Rosseus estaba la pluma<br />

de Moro 6 . No hay discusión actual sobre su autoría 7 .<br />

5 Se sabe que Martín Lutero, el 19 de febrero de 1518, al saber que la Utopía estaba <strong>en</strong> pr<strong>en</strong>sa<br />

<strong>en</strong> Basilea, pidió que se la compraran <strong>en</strong> la feria de Frankfurt, dici<strong>en</strong>do: “T<strong>en</strong>go sed de la Utopía<br />

de Moro”. Cfr. M. ALCALÁ, Tomás Moro <strong>en</strong> el tiempo, <strong>en</strong> T. MORO, Utopía, Porrúa, México,<br />

2006, p. xliii.<br />

6 A. PRÉVOST, Tomás Moro y la crisis del p<strong>en</strong>sami<strong>en</strong>to europeo, trad. M. MORERA, Palabra,<br />

Madrid, 1972, p. 167, conjetura que el seudónimo puede haber estado relacionado con la palabra<br />

alemana Ross, que significa caballo, y que ya <strong>en</strong> el siglo XVI t<strong>en</strong>ía el s<strong>en</strong>tido familiar que se evoca<br />

<strong>en</strong> la palabra francesa “rosser”, que significa vapulear. De esta manera, supone Prévost, “el<br />

seudónimo manifestaba la int<strong>en</strong>ción de Moro: estaba dispuesto a zurrar a Lutero” (p. 167).<br />

7 Al respecto véase el estudio introductorio de la edición de la Responsio, cont<strong>en</strong>ido <strong>en</strong> el volum<strong>en</strong><br />

2 del tomo 5 de la edición de la Universidad de Yale de las Obras completas de Moro,<br />

efectuado por John M. Headley: J.M. HEADLEY, Introduction… cit., pp. 823 y ss. Headley hace

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