Texto en pdf - Derecho y Academia
Texto en pdf - Derecho y Academia
Texto en pdf - Derecho y Academia
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Sobre la necesidad de los jueces y de las leyes 97<br />
Uno de sus biógrafos modernos, com<strong>en</strong>ta al respecto: “Tomás Moro, que había<br />
sido juez durante largos años y que por su rectitud personal, su respeto a las<br />
personas y su s<strong>en</strong>tido natural de la justicia hubiese sido capaz de juzgar con el<br />
solo criterio de una conci<strong>en</strong>cia y un corazón con s<strong>en</strong>tido cristiano, veía <strong>en</strong> las<br />
leyes, ya fues<strong>en</strong> de derecho canónico, romano o consuetudinario, la protección<br />
imprescindible contra la arbitrariedad, el esqueleto que ofrecía ayuda a la humana<br />
defici<strong>en</strong>cia de cada uno. No quería saber nada de ‘jueces de paz’ que administraran<br />
justicia basándose solam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> sus conocimi<strong>en</strong>tos bíblicos o <strong>en</strong> su<br />
vida e ideas religiosas” 87 .<br />
El problema del derecho es materia del capitulo 18 de la Responsio, que lleva<br />
por título: “Taxat, Lutheri improbam stultitiam: qui leges omnes c<strong>en</strong>seat<br />
abrogandas”, es decir, se anuncia que el autor c<strong>en</strong>sura la malvada estulticia de<br />
Lutero que opina que todas las leyes deb<strong>en</strong> ser derogadas.<br />
Varios puntos desarrolla Tomás Moro para explicar su oposición a la idea<br />
luterana de que las leyes deb<strong>en</strong> ser consideradas inútiles habi<strong>en</strong>do jueces bu<strong>en</strong>os<br />
y rectos que juzgu<strong>en</strong> según el Evangelio.<br />
1. La obligatoriedad de las leyes y el cons<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to del súbdito<br />
Para Moro la tajante afirmación de Lutero de que “Ni un papa, ni un obispo,<br />
ni hombre alguno ti<strong>en</strong>e el derecho a imponer una sola sílaba sobre un hombre<br />
cristiano sin su cons<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to”, resulta incompr<strong>en</strong>sible y car<strong>en</strong>te de todo s<strong>en</strong>tido<br />
práctico. Para demostrarlo recurre a la simple consideración de las leyes seculares:<br />
“Yo no digo nada por ahora acerca del papa y de aquellos a los que<br />
Dios ha dado poder para imponer muchas sílabas mediante las cuales pued<strong>en</strong><br />
dirigir al pueblo <strong>en</strong> el culto divino; consideremos <strong>en</strong> cambio las leyes civiles. Si<br />
nadie ti<strong>en</strong>e el poder para establecer una sola sílaba sobre el hombre cristiano sin<br />
su cons<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to, <strong>en</strong>tonces ni el rey ni el pueblo <strong>en</strong>tero pued<strong>en</strong> establecer ley<br />
alguna que sea válida contra cualquiera que se oponga a ella al tiempo <strong>en</strong> que<br />
sea propuesta” 88 . Y, con la ironía que le caracteriza, añade: “Felices, <strong>en</strong>tonces,<br />
los ladrones y homicidas, que nunca serán tan locos como para dar su as<strong>en</strong>timi<strong>en</strong>to<br />
a una ley conforme a la cual se les impondrán p<strong>en</strong>as”. Agrega, además,<br />
que si fuera necesario que todos consintieran <strong>en</strong> la ley ésta sólo podría t<strong>en</strong>er<br />
fuerza hasta que un nuevo ciudadano naciera o fuera incorporado como ciudadano:<br />
“En efecto, este clarivid<strong>en</strong>te padre [Lutero] no ve que de acuerdo con este<br />
razonami<strong>en</strong>to, <strong>en</strong> el caso de que todos consi<strong>en</strong>tan [<strong>en</strong> la ley], de todos modos la<br />
87<br />
P. BERGLAR, La hora de Tomás Moro. Solo fr<strong>en</strong>te al poder, trad. E. BANÚS, Palabra, 1993,<br />
p. 112.<br />
88<br />
T. MORO, Responsio ad Lutherum, <strong>en</strong> The Yale Edition of the Complete Works of St. Thomas<br />
More, t. 5, vol. 1, texto latino e inglés traducido por S. MANDEVILLE, editado por J.M.<br />
HEADLEY, Yale University Press, New Hav<strong>en</strong> y London, 1969, p. 279.