Texto en pdf - Derecho y Academia
Texto en pdf - Derecho y Academia
Texto en pdf - Derecho y Academia
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
80 HERNÁN CORRAL TALCIANI<br />
retrato que de él hizo Holbein con un elegante gorro, y con un traje de piel sobre<br />
el cual luce un espléndido collar 32 , y no cuesta imaginarlo ni tampoco sorpr<strong>en</strong>derse<br />
con el dato histórico de que bajo esas ropas, no lujosas pero adecuadas a<br />
su posición, usaba una camisa de pelo áspero que le ayudaba a mortificar su<br />
cuerpo y acordarse de que el mundo terr<strong>en</strong>al es un tránsito hacia la verdadera<br />
vida <strong>en</strong> Cristo 33 .<br />
La confianza <strong>en</strong> que un bu<strong>en</strong> príncipe puede hacer mucho para reformar las<br />
malas costumbres del pueblo lo llevaron a aceptar el cargo de consejero real, a<br />
pesar de los peligros que sabía implicaba su discordancia con el gran asunto que<br />
Enrique VIII llevaba <strong>en</strong>tre manos (la obt<strong>en</strong>ción de la nulidad canónica de su<br />
matrimonio con Isabel de Aragón para contraer nupcias con Ana Bol<strong>en</strong>a) 34 . Es-<br />
La aplicación a Moro del adagio es explicada <strong>en</strong> varias cartas por el mismo Erasmo. En Carta<br />
a Guillaume Budé, 1521, dice que “No hay viaje ni negocio, por difícil y prolijo que sea, que<br />
pueda arrancar los libros de las manos de Moro; y sin embargo, sería difícil <strong>en</strong>contrar a algui<strong>en</strong><br />
que fuera de manera más auténtica un hombre para todas las horas y para todos los hombres, a un<br />
hombre que estuviera más dispuesto a hacer un favor, más fácilm<strong>en</strong>te disponible para reunirse con<br />
él, más ll<strong>en</strong>o de vida <strong>en</strong> la conversación, o que combinara tanta auténtica sabiduría con tanto<br />
atractivo <strong>en</strong> su personalidad” (<strong>en</strong> T. MORO, cartas reunidas <strong>en</strong> Un hombre para todas las horas…<br />
cit., p. 208). Ya antes <strong>en</strong> carta dirigida al mismo Moro, Erasmo le decía: “eres tan afable y amable<br />
que puedes desempeñar con todos, y te <strong>en</strong>canta hacerlo, el papel de un hombre para todas las<br />
horas” (Carta de 9 de junio de 1511, <strong>en</strong> T. MORO, cartas reunidas <strong>en</strong> Un hombre para todas las<br />
horas… cit., p. 53).<br />
La expresión latina se tradujo al inglés (no del todo rigurosam<strong>en</strong>te) como “A man for all seasons”.<br />
Aparece tempranam<strong>en</strong>te <strong>en</strong> 1520 <strong>en</strong> una obra de Robert Whittinton, llamada Vulgaria, que<br />
pret<strong>en</strong>día <strong>en</strong>señar a traducir frases del latín al inglés (con seguridad su fu<strong>en</strong>te fue el prefacio de<br />
Erasmo al Elogio de la Locura). Modernam<strong>en</strong>te, ha cobrado fama con la obra de teatro inspirada<br />
<strong>en</strong> la figura de Tomás Moro escrita por el dramaturgo inglés Robert Bolt, publicada <strong>en</strong> 1960 (R.<br />
BOLT, A man for all seasons. A Play of Sir Thomas More, Methu<strong>en</strong> Drama, London, 1960), y<br />
luego llevada al cine <strong>en</strong> 1966, justam<strong>en</strong>te con el título “A man of all seasons” (lam<strong>en</strong>tablem<strong>en</strong>te<br />
traducida al español como “Un hombre para la eternidad”), bajo la dirección de Fred Zinnemann<br />
y con las actuaciones de Orson Welles, Paul Scofield y Robert Shaw.<br />
32<br />
El famoso retrato fue pintado por Hans Holbein, el jov<strong>en</strong>, <strong>en</strong> 1527, y se exhibe actualm<strong>en</strong>te<br />
<strong>en</strong> el museo de The Frick Collection de Nueva York.<br />
33<br />
Así lo describe Erasmo: “No descuida la práctica de la piedad verdadera, pero está lejísimo<br />
de toda superstición. Ti<strong>en</strong>e sus horas <strong>en</strong> las que dice a Dios sus oraciones, y no por mero hábito<br />
sino como salidas desde d<strong>en</strong>tro. Habla con amigos sobre la vida del mundo que ha de v<strong>en</strong>ir y lo<br />
hace de tal manera que reconoces que está hablando con convicción y con bu<strong>en</strong>a esperanza. Y<br />
Moro es así hasta <strong>en</strong> la Corte. ¡Y hay qui<strong>en</strong>es pi<strong>en</strong>san que sólo se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tran cristianos <strong>en</strong> los<br />
monasterios!” (Carta a Ulrich von Hutt<strong>en</strong>, 1519, <strong>en</strong> T. MORO, cartas reunidas <strong>en</strong> Un hombre para<br />
todas las horas… cit., p. 151).<br />
34<br />
Erasmo <strong>en</strong> carta a Ulrich von Hutt<strong>en</strong>, de 23 de julio de 1519, <strong>en</strong> la que hace un completo<br />
retrato de Moro, expresa: “su ser<strong>en</strong>a Majestad el rey Enrique VIII no paró hasta que le arrastró a<br />
su Corte. ¿Por qué no usar esta palabra, ‘arrastró’? Nadie ha ambicionado tanto ir a la Corte como<br />
él se empeñó <strong>en</strong> escapar de ella. Pero como ese rey excel<strong>en</strong>te había dispuesto ll<strong>en</strong>ar su casa con<br />
hombres cultos, sabios, intelig<strong>en</strong>tes y honrados, mandó llamar a muchos otros, y <strong>en</strong> especial a