mas en h cárcel ele. su cama, y redimamos de la vejación que ra-decen con su indigencia y enfermedades. Creíble es , que para convencernos de esto nos propusiese nuestro amabilísimo Salvador; toda la idea de la verdadera caridad, y Christiana misericordia con el próximo en la asistencia y consuelo de un pobre enfermo , quai lo era el casi agonizante Samaritano; loque no admite duda es, decía el P. S. Gregorio Nazianzeho , (i) que si hemos de acreditar la excelencia y santidad del nombre de Christianos, por el qual somos denominados gente santa , real Sacerdocio , pueblo esco o-ido, singular, y de adquisición, observador de quantas obras, y prácticos anunciadores de las virtudes de aquel que de las tinieblas déla ignorancia se dignó: traernos à la.luz admirable de su noticia y conocimiento, no solo para que admiremos su humillación*, y su pobreza, mas también, para que imitemos su caritativa .ex ampiar misericordia , es necesario que nos compadezcamos del pobre enfermo, y tratemos de subvenir á su indigencia, conformándonos con lo que él mismo sobre esto con sus obras nos enseña. Porque si él ya como Padre amoroso , ya como Medico Sapientísimo, y ya como buen Pastor buscala ovejuela perdida , reduce á la errante y cura á la que halla enferma , ¿ qué impropio no sería , que n o s o t r o s sus siervos y discípulos practicásemos con nuestros consiervos , y hermanos lo contrario, solo porque ios vemos enfermos? j Y quanta no sería esta disonancia, y la inhumanidad de nuestro coraíon , si abundando en bienes de fortuna , sobrándonos no poco para el juego , para la vanidad , y aun para el fomento de nuestras pasiones, fuésemos escasos , y detenidos en gastar lo que verdaderamente es suyo con esos miserables? ¿Que os parece de esto, Hermanos mios ? ¿Será bien que mientras el pobre enfermo experimenta las grandes angustias de su penosa enfermedad , y la continua oenuria de su moietta escasez, haya entre nosotros quien atesore crecidas cantidades, y sumas considerables, no para sus hijos, hermanos , Ò amigos , porque no los tiene, si para que los herede un estraño , Ò los disfrute el mayor de sus enemigos ? en la ocasiou misma en que aquel infeliz g.me postrado en una cama, ó tal vez tirado por el suelo , molestado de un agudo dolor que le atormenta , fatigado con el calor de una ardiente fiebre (i) S. Gregor. Nadan, ub. sup.
que le abrasa, ò afligido con las penalidades de un accidente que îe va acabando por instantes la vida, halla quien, abundando en las delicias de una mesa espléndida , de una cama blanda, y regalada, y de una casa espaciosa, poblada de criados, y de gentes que le sirvan, se olvide de él,
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