doctrina social cristiana - Ordo Socialis
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c) En las sociedades capitalistas algunos empleados directivos ejercen funciones<br />
empresariales en calidad de directores e incluso de directores generales. Es asombroso que los<br />
conflictos <strong>social</strong>es se hayan mantenido durante largo tiempo como si no hubiera más<br />
funciones que las del capital y del trabajo. El descuido de la función empresarial, que une<br />
capacidad creativa, fantasía real, audacia para apostar por planes plenos de futuro, talento de<br />
coordinación y tacto personal, se debe en buena parte a que la lucha de clases de índole<br />
marxista se inclinó por el dualismo capital-trabajo, poniendo entre paréntesis la función<br />
empresarial. Aunque tampoco la clásica economía nacional, que situaba en el centro al<br />
“mercado libre”, dio su merecida importancia a la función empresarial. Así aconteció que<br />
incluso la <strong>doctrina</strong> <strong>social</strong> <strong>cristiana</strong> apenas se ocupó del tema. Cuando se hablaba de<br />
empresarios se hacía con evidente desconfianza. Entre tanto se ha producido un cambio que<br />
ha sido reconocido por el Vaticano II (GS 64). La función empresarial no consiste tan sólo en<br />
producir "más y mejor" (PP 48), "más y más racionalmente" (MM 168), sino que le<br />
corresponde también el cuidado de las relaciones humanas, de modo que las empresas no<br />
queden reducidas a ser lugares para dirimir conflictos de autoridad.<br />
4. La seguridad del puesto de trabajo<br />
Juan Pablo II asegura en su encíclica "sobre el trabajo humano", que "muy probablemente" se<br />
producirá una disminución o crecimiento menos rápido del bienestar material en los países<br />
desarrollados, mientras que millones de seres que viven hoy en condiciones de indigna<br />
miseria en el Tercer Mundo podrían esperar alivio a su situación" (LE 1).<br />
Hay señales de que en los estados industrializados se viene operando un cambio histórico<br />
desde 1975. El Estado de bienestar, convertido cada vez más en Estado fiscal endeudado, ha<br />
topado con sus límites. El paro amenaza con convertirse en un estado permanente, en el<br />
destino de las próximas décadas.<br />
El estar sin trabajo implica una doble penuria. Por un lado, las personas en paro experimentan<br />
una notable disminución de sus ingresos, lo cual las limita en muchos sentidos. A esto se<br />
añade una segunda necesidad, la falta de ocupación. Esto disminuye la autoestima,<br />
particularmente si el paro dura mucho tiempo. No es para asombrarse el que muchos<br />
desempleados se vuelvan infelices y malhumorados.<br />
El desempleo, al cual el Papa Juan Pablo II denomina una "plaga", afecta especialmente a los<br />
jóvenes, quienes "después de haberse preparado mediante una adecuada formación cultural,<br />
técnica y profesional, no logran encontrar un puesto de trabajo y ven así frustradas con pena<br />
su sincera voluntad de trabajar y su disponibilidad a asumir responsabilidad propia". Un duro<br />
problema ve el Papa también en "el desempleo de los intelectuales" o de los minusválidos, los<br />
cuales no deben quedar "al margen del mundo laboral" (LE 18, 8, 22).<br />
a) La superación del desempleo presupone el conocimiento de sus causas. Recordemos aquí la<br />
dependencia de la economía alemana de exportación de los mercados extranjeros. En este<br />
terreno se han llevado a cabo cambios de graves consecuencias: han aumentado<br />
considerablemente los precios de la energía y de las materias primas; nuevos estados<br />
industrializados pondrán en aprietos, con su dinámico desarrollo, a la exportación alemana en<br />
numerosas ramas de la economía: el mercado del automóvil, de los textiles, de los aparatos<br />
ópticos, de las máquinas de fotos, de la electrónica, de la construcción naval, etc. También los<br />
países del Tercer Mundo construyen poco a poco su propia industria. [...]<br />
Aunque también en el interior de nuestra sociedad se pueden mostrar datos que repercuten<br />
desfavorablemente en el desempleo: los altos impuestos, los desajustes entre el sistema<br />
salarial y el sistema de prestaciones <strong>social</strong>es, la falta de confianza de muchas empresas en un<br />
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