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doctrina social cristiana - Ordo Socialis

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dirección hasta ahora y de diversos modos para común ventaja de obreros y propietarios"173.<br />

Juan XXIII ha recogido de nuevo en la encíclica Mater et Magistra el deseo defendido desde<br />

hace más de cien años por el movimiento <strong>social</strong> cristiano de que capital y trabajo vuelvan a<br />

unirse, y exige que se haga posible a los trabajadores acceder "de modo conveniente a la<br />

copropiedad de sus empresas" (MM 77). Las condiciones económicas de muchos países han<br />

permitido "a las grandes y medianas empresas un adelanto especialmente rápido en el camino<br />

de la autofinanciación". Donde eso suceda "se podría reconocer a los obreros un legítimo<br />

derecho a esas empresas" (MM 75). La aproximación del contrato de trabajo al contrato<br />

colectivo de sociedad hará más fácil para el trabajador de hoy vivir el sentido cristiano del<br />

trabajo y desarrollarse personalmente en el trabajo y en la profesión.<br />

Se ha dicho que el Papa Juan Pablo II rinde homenaje, en su encíclica "Laborem exercens", al<br />

laborismo, es decir, a aquel sistema en el que no es el capital el que coloca a los trabajadores<br />

mediante un contrato asalariado, sino más bien al revés, los trabajadores ”arriendan” la<br />

empresa a los propietarios y la dirigen bajo su propia responsabilidad. Esta tesis no se<br />

corresponde con lo que dice la encíclica, la cual presupone la propiedad privada de los medios<br />

de producción, así como sindicatos y asociaciones laborales. Por lo demás no ha sido hallado<br />

hasta hoy ningún camino por el que el laborismo pueda llegar a tener éxito.<br />

2. Frente a los reproches a la tecnificación de la vida moderna laboral, la <strong>doctrina</strong> <strong>social</strong><br />

<strong>cristiana</strong> indica, en primer lugar, que es insostenible llamar demoniaca a la técnica en cuanto<br />

tal. En el precepto de dominar la tierra que Dios hizo a los seres humanos, está incluida más<br />

bien la tarea de la técnica. La persona puede y debe investigar -con las fuerzas superiores de<br />

su espíritu- las leyes recónditas de la naturaleza y poner las fuerzas de la materia a su servicio,<br />

es decir, mediante la técnica y la civilización técnica reinar sobre la tierra y el cosmos, sobre<br />

el presente y el futuro (a base de cálculos de probabilidad y previsora planificación).<br />

Cualquier conquista en el reino de la materia es una victoria del espíritu sobre ella. El Papa<br />

Juan Pablo II llama a la técnica una "aliada del trabajo humano". El hace referencia a las<br />

"máquinas y mecanismos", a la "electrónica" y a los "microprocesadores", a la<br />

"miniaturización", a la "informática" y a la "telemática", y sin embargo previene de los<br />

peligros de un desarrollo técnico incontrolado, que convierte a la técnica "de aliada, en<br />

adversaria de la persona " (LE 5).<br />

En la economía moderna son sin duda necesarias la racionalización y el progreso técnico en<br />

interés de la capacidad de competencia -y, por tanto, en interés también de los trabajadores.<br />

Aquí no hay que olvidar, sin embargo, que las empresas, oficinas y administraciones son<br />

lugares donde trabajan personas. Incluso para la racionalización de la técnica, la persona es<br />

"la pupila de Dios" que tiene "dignidad intangible", y no un factor de producción caro y,<br />

además, rebelde. Una organización de los puestos de trabajo que tome en cuenta a la persona<br />

se esforzará, por tanto, en adaptar, de modo adecuado a ella, el espacio, el tiempo y los útiles<br />

de trabajo (máquinas, herramientas, materias primas, etc.). El Papa Pablo VI advierte: "La<br />

tecnocracia del mañana puede engendrar males no menos temibles que los del liberalismo de<br />

ayer" (PP 34). Esta advertencia vale igualmente respecto de la polución del medio ambiente.<br />

Con razón calificó el Sínodo Episcopal de Roma en 1971, de pretensión exagerada de los<br />

países ricos, "aumentar los bienes materiales en tal medida ..., que se destruyan las bases<br />

físicas de la vida en el mundo "174. Según una visión <strong>cristiana</strong> del mundo, el ser humano<br />

debe someter la tierra, pero con sabiduría, medida y disciplina, y conservando la jerarquía de<br />

173 Pío XII, 3. 6. 1950 (UG 3266)<br />

174 Documento del Sínodo "Justicia en el mundo", III. 5.<br />

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