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doctrina social cristiana - Ordo Socialis

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2. La natural evidencia con que los hombres modernos consideran el trabajo y la profesión no<br />

debe hacernos olvidar que el mundo laboral y profesional de la era industrial está lleno de<br />

fuertes tensiones, para las que pueden aducirse tres razones.<br />

a) En la sociedad industrial desarrollada, el ochenta por ciento de los trabajadores practican su<br />

profesión en puestos dependientes y subordinados -a sueldo o a salario. La encíclica<br />

”Quadragesimo anno” llama a este sistema "el modo de economía capitalista", es decir,<br />

existen "en general unos que aportan los medios de producción y otros que aportan el trabajo<br />

para procesos económicos comunes" (QA 100). Aunque el sistema salarial no abarca<br />

totalmente al hombre, ni afecta a su libertad de conciencia, a su libertad política, a su libertad<br />

económica, es decir, a la libre elección de profesión y de puesto de trabajo, ni a su uso de los<br />

ingresos, amenazan en él ciertas crisis como enseña la experiencia. ¿No podría desconfiar el<br />

trabajador de que el salario recibido no corresponde a su prestación? ¿no estará<br />

continuamente conmovida la economía por graves tensiones en torno a los salarios? ¿puede<br />

mantenerse el sistema salarial ante la conciencia <strong>cristiana</strong>? Es digno de atención que el<br />

movimiento <strong>social</strong> cristiano se haya planteado estas cuestiones hace más de cien años. El<br />

obrero, explicaba, por ejemplo, Ketteler (1811-1877), pone "su carne y sangre" y consume en<br />

cierto modo "diariamente una parte de su vida"; es pues justo convertirle en "partícipe" y<br />

"copropietario", y de este modo superar el sistema salarial163. También el barón de<br />

Vogelsang (1818-1890) abogó por conceder a los obreros "toda una escala de derechos de<br />

participación", de forma que al final, "apenas pudiera distinguirse quién era el propietario del<br />

establecimiento, si el empresario o el obrero"164. El Francia, el dominico Antonin Gilbert<br />

Sertillanges contaba todavía en 1945 -cierto que a mucha distancia- el salario fijo "entre los<br />

sistemas de servidumbre y esclavitud"; pues lo que tienen en común es que en todos los casos<br />

"se compra más o menos a la persona"; si bien el sistema salarial "ocurre con su asentimiento<br />

más o menos libre (...) pero sin ninguna participación en la dirección ni en la ganancia"165.<br />

Conocida es la tesis de Marx sobre la "autoalienación" del obrero: "De ahí que el obrero sólo<br />

se sienta en sí fuera del trabajo, y en el trabajo se sienta fuera de sí. Está en casa cuando no<br />

trabaja, y cuando no trabaja, no está en casa. Su trabajo no es voluntario, sino obligado,<br />

trabajo forzado ...; su enajenación se manifiesta en que tan pronto como no existe ninguna<br />

coacción física o de otro tipo, se huye del trabajo como de una peste ... Pertenece a otro, es la<br />

pérdida de uno mismo” (Marx, 1845)166.<br />

b) El proceso del trabajo en la empresa moderna lo determinan motores y máquinas<br />

herramienta de muchos tipos racionalmente acopladas unas a otras. La multiplicación de tales<br />

máquinas y el proceso de producción racionalizado al máximo llevan, por una parte, a una<br />

amplia fragmentación del trabajo humano en cada manipulación individual y, por otra, a la<br />

reunión y ordenación de las acciones particulares en el proceso unitario de la producción. A<br />

esta tecnificación del trabajo se oponen graves reservas. La persona es considerada como<br />

mera función y factor de producción en el marco impersonal del aparato técnico. Se trata de<br />

"hacerla resistente al trabajo" por medio de una instrucción y disciplina de tipo militar, para<br />

163 Kettelers Schriften, edit. por J. Mumbauer, III, 1911, 56 y ss. Ver J. Höffner , "Die deutschen Katholiken und<br />

die soziale Frage im 19. Jahrhundert", en: J. Höffner, Gesellschaftspolitik aus christlicher Weltverantwortung,<br />

Münster, 1966, 159-182.<br />

164 W. von Klopp, Die sozialen Lehren des Frh v. Vogelsang, St. Pölten, 1894, 463, 469.<br />

165 En: Economie et Humanisme, septiembre-octubre 1945.<br />

166 K. Marx, Die Frühschriften, Stuttgart, 1953, 289.<br />

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