doctrina social cristiana - Ordo Socialis
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glorificación de Dios por los seres humanos. La historia de las religiones enseña que el<br />
descanso tuvo originariamente carácter religioso. En todos los tiempos, los seres humanos han<br />
separado del espacio en que vivían, una zona santa como templo o casa de Dios, para que<br />
desde allí fluyera la bendición sobre los hogares, campos y lugares de trabajo. De modo<br />
semejante los humanos destacaron del tiempo que les era regalado determinados días para<br />
devolvérselos, en cierto modo, a Dios, honrando esos días de culto a Dios y rogando por su<br />
bendición para el resto del tiempo con su trabajo y fatiga. En la antigua Babilonia se<br />
celebraban cultualmente el 7, 14 y 21 de cada mes lunar; los romanos tenían a su vez 132 días<br />
sagrados.<br />
Tanto en la Antigua Alianza como en el nuevo pueblo de Dios, el ritmo de la semana está<br />
determinado por el día del Señor. El trabajo diario, la vida familiar y la vida <strong>social</strong> en general<br />
reciben, en cierto modo, del día del Señor su pulso ordenador. El descanso dominical sitúa al<br />
trabajo en dirección vertical y lo presenta ante el rostro de Dios. Del descanso y silencio ante<br />
Dios recibe el trabajo su última interpretación. Ora et labora significa: trabaja desde el orante<br />
silencio ante Dios.<br />
De estas consideraciones se sigue que en el ritmo de la semana hay que fijar un día<br />
determinado como día de descanso para toda la sociedad. Sería expresión de un pensar<br />
individualista el que cada individuo pudiera elegir un día de la semana como su día privado de<br />
ocio. Sin el domingo no es posible el común culto a Dios en la liturgia solemne, ni la<br />
predicación de la palabra a la comunidad. También para la vida familiar, para el cultivo de las<br />
relaciones con los parientes y amigos y para la participación en la vida cultural del pueblo es<br />
ineludible el domingo libre para todos.<br />
El momento central del domingo cristiano es el sacrificio eucarístico. Desde la Cruz y el altar<br />
fluye la gracia de Cristo a nuestra vida y al mundo. Cruz y altar son prenda de la resurrección<br />
y de la vida eterna; de ellos recibe el domingo su carácter escatológico161.<br />
El descanso dominical no es fin en sí, sino que está ordenado al servicio de los valores<br />
superiores. Los dos preceptos dominicales de la celebración del Santo Sacrificio y del<br />
descanso no están, por tanto, yuxtapuestos al mismo nivel. Como descanso ritual, la pausa del<br />
trabajo debe crear, más bien, la adecuada atmósfera para la adoración ritual de Dios. Así se<br />
entiende que las primeras leyes estatales y eclesiásticas promulgadas para proteger al<br />
domingo, inmediatamente después de terminar las persecuciones de los cristianos, prohibieron<br />
con especial insistencia los espectáculos estrepitosos y públicamente molestos: los juegos del<br />
circo, las luchas de animales y los mercados ruidosos. También está prohibido hacer en<br />
domingo un opus servile, el llamado "trabajo servil". Se ha indicado que la expresión "trabajo<br />
servil", proveniente de la legislación veterotestamentaria sobre los días de fiesta (no del<br />
sábado), es actualmente equívoca y difícil de interpretar. Se alude al penoso trabajo<br />
profesional de la vida diaria, tal como se desarrolla en la fábrica, negocio, oficina y<br />
administración. Cierto que hay que tener en cuenta que en el sentido de la libertad de los hijos<br />
de Dios el precepto cristiano del domingo carece de todo formalismo y rigorismo, cosa que<br />
actualmente se manifiesta de modo especial en el juicio del llamado "descanso por contraste".<br />
Al principio se era en esto mucho más estricto. Hoy se dice con razón que, por ejemplo, un<br />
ligero "trabajo de jardinería en domingo (después de cumplido el precepto de oír misa) está<br />
permitido a un empleado o minero, mientras pueda hacerse sin escándalo, como descanso por<br />
contraste; pero no a un jardinero de profesión"162. En todos los tiempos ha habido ciertas<br />
161 Ver J. Höffner, Der Tag des Herrn. Colonia, 1874 (Sonderdrucke 19)<br />
162 F. Pettirsch, "Das Verbot der opera servilia in der Heiligen Schrift und in der altkirchlichen Exegese", en:<br />
Zeitschrift für katholische Theologie 69 (1947), 257-327, 417-444.<br />
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