doctrina social cristiana - Ordo Socialis
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) El asistencial, que está al servicio de la salud corporal y espiritual de los demás (médicos,<br />
enfermeras y enfermeros, hermanas de la caridad). En la sociedad moderna las profesiones<br />
que se preocupan de cuidar a las personas, por ejemplo, el servicio doméstico y el servicio a<br />
los enfermos, son poco atractivas. Este hecho puede estar condicionado por la opinión pública<br />
que influye a los jóvenes y que suele asociar al servicio doméstico y al servicio a los enfermos<br />
la idea de un "exceso de trabajo", "falta de tiempo libre", "continuo control <strong>social</strong>" y cosas<br />
similares. Pero en ello se ocultan también razones más profundas. Mientras que -<br />
especialmente en la juventud- hay gran interés por las profesiones dirigidas a los objetos y<br />
cosas y claramente delimitadas en sus funciones, por ejemplo el trabajo en una oficina, no está<br />
muy bien visto el trabajo que supone un servicio personal. Es éste un fenómeno lamentable.<br />
Sería funesto que los hospitales estuvieran dotados de los medios más modernos y de las<br />
mejores técnicas, y sin embargo faltaran personas a quienes encomendar el cuidado de los<br />
enfermos o que vieran en su actividad una mera profesión lucrativa como cualquier otra.<br />
c) El organizador, que actúa profesionalmente en el terreno de la política en el sentido más<br />
clásico de la palabra. Está al servicio del orden <strong>social</strong> en el gobierno, administración, justicia,<br />
ejército, policía, etc.<br />
d) El productor, que pone a disposición los bienes materiales. Aunque la economía constituye<br />
en el orden de los valores el grado en cierto modo más bajo, la mayoría de las personas<br />
practican su profesión en este terreno en que se pueden distinguir tres sectores. Se suele<br />
llamar sector primario a la laboriosa producción originaria de la agricultura y la minería.<br />
Mientras que en la era preindustrial encontraban sus ingresos en el sector primario más de las<br />
cuatro quintas partes de la población, los agricultores constituyen hoy una minoría en la<br />
sociedad industrial desarrollada. El número de ocupados en la minería aumentó<br />
considerablemente a comienzos de la era industrial, pero en los modernos países industriales<br />
constituye un pequeño porcentaje de los trabajadores. Característico del sector secundario -<br />
sector de la producción artesana e industrial- es el admirable aumento de la productividad por<br />
obra de la mecanización, racionalización y mecanización. Aunque casi la mitad de los<br />
trabajadores están ocupados en el sector secundario, el punto de gravedad de la economía en<br />
la sociedad industrial desarrollada se desplaza cada vez más al sector terciario de las<br />
prestaciones de servicios. Se trata aquí de los servicios que se refieren a la planificación,<br />
montaje y distribución de los bienes materiales, producidos en los sectores primario y<br />
secundario, y que son prestados en las oficinas, en las secciones de ventas, en las tiendas y<br />
comercios, en los transportes, en los bancos y seguros, etc. De estas prestaciones de servicios<br />
hay que distinguir las que no pertenecen al sector del grupo de los "productores", sino al de<br />
los "intelectuales", de los "asistenciales” y de los "organizadores".<br />
5. El trabajo como penitencia. Todos los tiempos y pueblos han conocido la fatiga del trabajo,<br />
la del intelectual y la del corporal, y la han conocido tanto el directivo empresarial como el<br />
obrero. Un antiguo refrán ruso dice: "El trabajo no hace rico, pero sí jiboso". Por eso el<br />
cristiano no se entrega a utopías como la que proclamaba Lenin, quien el 11 de mayo de 1920<br />
profetizaba que en la sociedad comunista futura prestarían su trabajo gente feliz "sin norma,<br />
sin contar con un salario, sin acordarlo, desinteresadamente del todo y por amor a la sociedad,<br />
por la necesidad de un organismo sano"158 Frente a este mesianismo secularizado subrayó<br />
León XIII ya en 1981: "Ni siquiera en el estado de inocencia habría estado la persona<br />
158 W. I. Lenin, Augewählte Werke. II. Moscú 1947, 667.<br />
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