doctrina social cristiana - Ordo Socialis
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SECCIÓN SEGUNDA: TRABAJO Y PROFESIÓN<br />
La convivencia humana está determinada decisivamente por las respectivas condiciones<br />
laborales y profesionales. La historia <strong>social</strong> enseña que los sistemas de poder y de sociedad,<br />
por ejemplo la esclavitud en la Antigüedad, el orden feudal en la Edad Media (con la<br />
servidumbre y las prestaciones personales) y el sistema salarial en la era industrial,<br />
representan en lo esencial formas de organización del trabajo humano y, con ello, también de<br />
la distribución del producto económico de ese trabajo. No es de extrañar que las revoluciones<br />
<strong>social</strong>es se originen la mayoría de las veces por la sensación de ser objeto de explotación en<br />
las condiciones de trabajo.<br />
Tarea de esta sección es, en primer lugar, interpretar el sentido cristiano del trabajo y de la<br />
profesión, y aplicar después los conocimientos logrados a las condiciones laborales y<br />
profesionales de la era industrial.<br />
CAPITULO 1: INTERPRETACIÓN CRISTIANA DEL TRABAJO Y DE<br />
LA PROFESIÓN<br />
§ 1. Concepción y delimitación<br />
1. Trabajo es el ejercicio consciente, serio y referido a un objeto, de las capacidades<br />
espirituales y corporales de la persona, para la realización adecuada de aquellos valores con<br />
los que el ser humano cumple los fines que Dios quiere de él (en cuanto imagen suya) y con<br />
los que presta un servicio a la sociedad humana y, en definitiva, al honor de Dios. En cuanto<br />
actividad consciente, el trabajo es un privilegio del ser humano; la actividad de los animales<br />
es acción instintiva y sólo se puede hablar del "trabajo" de los animales y de las máquinas en<br />
sentido figurado, a saber, en la medida en que el ser humano pone animales y máquinas a su<br />
servicio. La referencia a un valor tomado en serio y que no consiste en algo intrínseco a la<br />
actividad misma, sino que debe ser alcanzado o realizado objetiva y transitivamente, más allá<br />
de la actividad, distingue al trabajo del juego, del deporte y del "pasatiempo". La referencia a<br />
la obra o transitividad del trabajo se expresa en el griego ergon y en el latino opus, mientras<br />
que ponos, kopos y labor -lo mismo que el francés travailler, el ruso robotat y el alemán<br />
arbeiten- tienen el resabio de lo penoso y fatigoso o pesado. Sin embargo, lo penoso y pesado<br />
no pertenece al concepto del trabajo, ya que, ni siquiera para el hombre caído, tiene que ser<br />
todo trabajo algo amargo y fatigoso, por más que la mayoría de los trabajos estén bajo la ley<br />
de la fatiga. La distinción usual entre trabajo corporal e intelectual no debe ser exagerada, ya<br />
que el ser humano, como ser compuesto de alma y cuerpo, actúa siempre, y en todo lo que<br />
hace, a la vez corporal y espiritualmente; se alude en tal caso a un trabajo en el que predomina<br />
lo espiritual o en el que predomina lo corporal.<br />
El Papa Juan Pablo II entiende el trabajo de modo muy amplio: como trabajo agrícola, en la<br />
mina, en los altos hornos, en la construcción; pero también como actividad en "el taller de<br />
trabajo intelectual", como cuidado prestado por médicos y enfermeros, como servicio de la<br />
mujer y madre, y también como "investigación" y "dirección" (LE 9, 14, 19).<br />
2. Con la actividad que llena más o menos la vida del hombre se da una tarea y se adquiere<br />
una posición en la vida, que solemos llamar profesión, a la que normalmente va unida una<br />
retribución que sirve para el sustento (profesiones lucrativas). Por su sentido propio, la<br />
profesión no es asunto privado, sino servicio <strong>social</strong>, aunque, por supuesto, tenga que ser<br />
considerada por el ser humano como tarea personal de la vida.<br />
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