doctrina social cristiana - Ordo Socialis
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con la vida, lo cual conduce a que haya más féretros que cunas. El índice de natalidad, que en<br />
Alemania era en 1900 del 35,6 por mil, descendió en 1953, al 15,5; en 1970, al 13,4 y, en<br />
1972, al 11,3. El exceso de defunciones, que en 1972 era ya de 30.000, ha aumentado en 1973<br />
a 100.000. La época del crecimiento de la natalidad terminó en 1972. El índice de mortalidad<br />
es quien domina ahora el panorama -y no existen signos que hagan prever un cambio. Ya en<br />
el año 1975 el índice de mortalidad alcanzaba, con 148.748 defunciones, el nivel más alto de<br />
la época de postguerra con un índice de mortalidad del 12,1 por cada mil habitantes, y con un<br />
9,7 por mil de nacimientos. En el año 1981 mueren en la República Federal de Alemania<br />
97.635 personas más que nacen. Y en esa misma época dejan de nacer 87.535 a causa de<br />
abortos. En 65.466 casos, es decir, en el 74, 8 % de los abortos registrados, sus ejecutores<br />
fueron exculpados a causa de la situación <strong>social</strong> de necesidad en que se encontraban las<br />
mujeres embarazadas.<br />
3. Dos consecuencias:<br />
a) La situación actual conduce a la desclasificación <strong>social</strong> de la familia numerosa. El actual<br />
standard <strong>social</strong> de vida, tal como es usual entre estratos de población de posición igual, es<br />
determinado por los hogares y familias que, o no tienen hijos, o tienen a lo sumo uno o dos,<br />
menores de dieciocho años. Son el 85,3 % de los hogares de la República Federal de<br />
Alemania. Las consecuencias para la familia con varios hijos son manifiestas: peores<br />
condiciones de vivienda cuando precisamente la familia numerosa necesitaría una casa más<br />
grande y bien preparada (con baño, etc); peores vestidos; peor alimentación; menos<br />
posibilidades de educación, etc. No se puede objetar que los niños, aunque supongan una<br />
carga económica para los padres en los primeros años, se hacen, sin embargo,<br />
económicamente rentables al crecer en edad. Esto tal vez sea cierto, en parte, para la hacienda<br />
de los agricultores y para ciertas familias artesanas y de comerciantes. Para las familias de<br />
trabajadores y empleados, los hijos se han convertido, sin embargo, en meros "elementos de<br />
gasto", ya que el trabajo de los niños en las fábricas está, con razón, prohibido y ya que los<br />
hijos, tan pronto como ganan por sí mismos una cantidad considerable, suelen fundar su<br />
propia familia. Puesto que los niños por lo general nacen en los diez primeros años de<br />
matrimonio, la familia joven se ve afectada sobre todo en esos años por un descenso en su<br />
nivel de vida. En la República Federal de Alemania, un 36,9 % de las mujeres casadas sin<br />
hijos trabajan a fin de disponer de un sueldo doble. Sin embargo, en las familias que cuentan<br />
con dos o más niños, deben generalmente dejar su trabajo fuera de casa. A pesar de que la<br />
familia se hace más grande con los nuevos hijos, los ingresos disminuyen. Gastos e ingresos<br />
no cuadran.<br />
b) Por lo que respecta al proceso de disminución de la familia, amenaza el peligro de que<br />
dentro de pocos decenios no pueda reunirse el necesario producto <strong>social</strong> para mantener un<br />
nivel de vida digno. Las familias con tres o más hijos representan todavía más de los dos<br />
tercios de la próxima generación, y las familias con dos o más hijos, hasta el 90% de la<br />
próxima generación. Algunos objetan que el decreciente número de nacimientos es<br />
equilibrado por las crecientes inversiones y la progresiva mecanización. Es cierto que la<br />
racionalización y mecanización pueden hacer posible -dentro de un relativo descenso del<br />
número de los ocupados- un creciente abastecimiento de bienes industriales en serie, cosa que,<br />
sin embargo, no afecta a las prestaciones de servicios.<br />
Aunque la política familiar no se limita a medidas económicas y, por ejemplo, debería<br />
rechazar cautelosamente las influencias externas enemigas a la familia, tendrá que ver, sin<br />
embargo, su principal tarea en la seguridad económica de la familia. Sólo entonces la familia<br />
quedará integrada dentro de la sociedad industrial. Evidentemente el equilibrio de las cargas<br />
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