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doctrina social cristiana - Ordo Socialis

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familiar como el medio del tiempo libre, y tal vez menos el tiempo escolar- es heterogéneo<br />

desde el punto de vista de la concepción del mundo, de forma que el joven está situado ante<br />

dificultades insolubles. En vista de esta situación, los padres tienen dos derechos y dos<br />

deberes: no sólo tienen el "derecho natural" y apremiante deber (Art. 6 § 2 GG) de educar a<br />

los hijos y dar a la educación una orientación religiosa, sino que los padres tienen derecho,<br />

además, de elegir fuera de la familia las instituciones de la sociedad pluralista en que sus hijos<br />

reciban la educación y formación extrafamiliar. Los padres preferirán naturalmente las<br />

instituciones que estén de acuerdo con su fe y ofrezcan la garantía de que la educación<br />

iniciada en la casa paterna será continuada en el mismo espíritu. Sería una falta manifiesta<br />

contra la ley en la que se funda la sociedad pluralista pretender establecer instituciones únicas<br />

y obligatorias para todos los niños y jóvenes en el terreno de la educación, pues no hay<br />

educación religiosamente neutra.<br />

Cuando se habla de los padres como educadores no se debe pasar por alto que también los<br />

hijos tienen una función educadora y rejuvenecedora respecto a los padres. Se crea un nuevo<br />

lazo en torno a los esposos; su referencia no es sólo la de varón y mujer, sino también la de<br />

padre y madre. Expresión de esta nueva situación es, no pocas veces, el nombre nuevo con el<br />

que el esposo se refiere a su mujer. Suele llamarla "madre", sin que este nombre signifique<br />

una inmadura vinculación a la esposa. Los hijos anhelan el amor de sus padres hacia ellos,<br />

pero también el de sus padres entre sí.<br />

La mejor educación consiste en una vida familiar alegre y armónica: en la común alegría ante<br />

lo bello, en la mutua consideración llena de amor, en la fiel ayuda, en el común soportar la<br />

alegría y el dolor, en la íntima y viva religiosidad. "Cuando volvéis a casa -decía San Juan<br />

Crisóstomo hacia finales del siglo IV en un sermón- , no sólo ponéis los manteles de la mesa<br />

terrena, sino también de la espiritual ..., y vuestra casa se convierte así en una iglesia". Días<br />

después retomaba el mismo tema: "Cuando ayer dije que cada uno debe convertir su casa en<br />

una iglesia, me aclamasteis en voz alta y me manifestasteis vuestra alegría por estas palabras.<br />

Pero quien recibe con tanta alegría una invitación, muestra con ello que está dispuesto a<br />

cumplirla. Por eso he venido hoy a predicar con mucho más gusto"135<br />

b) También los hermanos se educan unos a otros. A pesar de su diferencia de edad, sexo y<br />

temperamento, los hermanos constituyen una comunidad viva en la que se educan unos a<br />

otros de la forma más eficaz. Puede prestar un valioso enriquecimiento la educación de<br />

hermano a hermano, de hermana a hermana y, muy especialmente, de hermano a hermana.<br />

"Lo mejor que puede ser concedido a un joven es tener una hermana próxima a él en edad y<br />

mentalidad (...) Hasta se puede preguntar si la convivencia de hermanos y hermanas en el<br />

círculo familiar no es la más perfecta escuela para el amor matrimonial. No es natural cultivar<br />

exclusivamente relaciones eróticas respecto al otro sexo. En el círculo familiar se manifiesta<br />

de una manera íntima, constante y pura, la femineidad en forma de fraternidad"136.<br />

c) Aunque la convivencia con los abuelos no es esencial a la estructura de la familia, significa<br />

sin duda un enriquecimiento único de la vida familiar. Según la <strong>doctrina</strong> <strong>cristiana</strong>, la vejez no<br />

es la decadencia de la vida, sino su culmen y consumación. El anciano tiene sus raíces, en<br />

cierto modo, en la historia de la familia, del municipio y del pueblo. Es más sereno, más<br />

reflexivo y más íntimamente próximo a lo religioso y eterno que el joven y el que está en su<br />

135 In Gen. , Sermo 6, 2 y 7, 1. Ver, J. Höffner, Die Familie als Hauskirche. Colonia, 1977. Idem, "Familie-<br />

Chance für Kirche und Gesellschaft", en: Zivilisation der Liebe-Perspektiven der Moral. Colonia, 1981 (Sinn<br />

und Sendung 12), 55-98.<br />

136 J. Guitton, "Die Familienbeziehungen", en: J. Viollet, Vom Wesen und Geheimnis der Familie, op. cit., 188.<br />

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